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La
calidad debe ser la norma en los programas de expansión
del sistema de educación superior: Daniel Resendiz Nuñez
(Texto completo de su discurso)
En primer
lugar, expreso la satisfacción de la Secretaría de
Educación Pública y de su titular, el secretario
Miguel Limón Rojas, por tener nuevamente la oportunidad de
dialogar con este Consejo de Universidades Públicas e
Instituciones Afines de la Asociación Nacional de
Universidades e Instituciones de Educación Superior. También
aprecia la Secretaría la hospitalidad que el Gobierno del
Estado de Sonora y el ITSON brinda a esta reunión tan
importante de instituciones del sector educativo.
A lo largo
de los últimos siete años hemos visto a este órgano
colegiado adoptar importantes iniciativas orientadas a mejorar la
planeación, evaluación, calidad y organización
de los programas y servicios que ofrecen las instituciones afiliadas
a la ANUIES.
Hoy podemos
dar cuenta de avances en nuestro sistema gracias a propuestas
acordadas en el seno de esta organización, y a la respuesta
positiva de las instituciones que la integran, a las políticas
y programas del Gobierno Federal orientadas a diversificar la oferta
de educación superior, hacerla más pertinente y
mejorar su calidad.
Conjuntamente
con las instituciones, la presente administración federal, aún
en el marco restrictivo de las finanzas públicas del país,
ha hecho grandes esfuerzos para que la oferta pública de
educación superior se encuentre en condiciones de sostener
una dinámica favorable: de 1995 a 1998 se pusieron en operación
29 nuevas universidades tecnológicas y 28 institutos tecnológicos,
y se han dado apoyos para que crezcan las instituciones que, de
acuerdo con una planeación responsable, deben hacerlo. Además
de las cuantiosas inversiones públicas, también las ha
habido privadas en el subsector de las instituciones particulares, y
esto es un buen indicador de la importancia que para todos tiene la
educación de este tipo.
Incluso en años
caracterizados por ajustes en la mayoría de los presupuestos
públicos, se ha dado ala educación superior el papel
privilegiado que le corresponde como factor determinante del
desarrollo del país: la inversión en infraestructura e
insumo para la educación terciaria alcanzó montos sin
precedentes en 1998, y en 1999 tendrá, en términos
reales, niveles un poco superiores a aquéllos. En el
subsistema de Universidades Tecnológicas, aunque no se prevé
la creación de nuevas, las 36 ya existentes crecerán y
se desarrollarán conforme a las previsiones originales.
Esto
permitirá conservar el ritmo de crecimiento de la matrícula
observado en años anteriores y alcanzar en el año
lectivo 1999-2000 una cobertura de 18% con 1.9 millones de
estudiantes. Como se recordará, la meta establecida para el año
2000 era de 1.8 millones, o un incremento de 27% con respecto a
1995. En realidad el crecimiento de la matrícula de este
nivel en el periodo 1995-2000 será de al menos 30%.
Diversificación
de la oferta de servicios *
Esta
importante ampliación de la matrícula se ha logrado
con estrategias que responden a las condiciones actuales del país.
Una de éstas ha sido la diversificación de la oferta
de servicios. Para ello hemos alentado la revaloración social
de las alternativas más pertinentes y seguiremos apoyando la
consolidación que busque cada una de las instituciones,
incluyendo las 36 universidades tecnológicas.
También
continuaremos trabajando al lado de las universidades del país
para reordenar el curriculum de algunas licenciaturas, de modo que éstas
se cursen en dos ciclos, y por tanto permitan obtener inicialmente
el grado de profesional asociado en dos años, y el de
licenciatura tras otros dos o tres años de estudio.
Esperamos
que al concluir la actual administración la educación
superior haya crecido más en los dos niveles en los que
nuestro rezago es mayor: el de profesionales asociados y el de
posgrado. Se estima que en el primero el crecimiento llegará
a 1000% y en el segundo a 133%. Ambos parámetros rebasarían,
pues, las metas del Programa de Desarrollo Educativo 1995-2000.
Ahora bien,
además del gran impulso que se ha dado a la educación
superior en magnitud, diversidad y distribución territorial,
es muy clara la necesidad de lograr mayores avances en otro aspecto
fundamental de los servicios: su calidad. Los logros en pro de la
calidad de la educación superior en México todavía
no son tan claros como los avances cuantitativos.
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