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Es
necesario repensar el Servicio Social como una institución que
puede tener mayores impactos en la mejora de las comunidades menos
desarrolladas
Boca
del Río, Ver.- Con la asistencia de más de
cerca de setecientas personas vinculadas con el tema, y la participación
de expertos de doce países, se realizó en esta ciudad
del 21 al 23 de septiembre, el Coloquio Internacional sobre Servicio
Social Comunitario "Jóvenes, justicia social y
desarrollo", en cuyo marco, la Universidad Veracruzana, al
igual que las universidades autónomas de Chihuahua y del Estado
de Hidalgo, recibieron el Premio al Mejor Proyecto Institucional de
Servicio Social Comunitario, por su significativa contribución
al mejoramiento de las comunidades en regiones prioritarias
marginadas.
El Coloquio
Internacional sobre Servicio Social Comunitario, fue organizado por
las secretarías de Desarrollo Social, y de Educación Pública;
la ANUIES; el Gobierno del estado de Veracruz; la Universidad
Veracruzana, y la Fundación Ford para México y América
Latina. En él participaron expertos de Canadá, Colombia,
Costa Rica, Cuba, Chile, España, Francia, Hungría,
Estados Unidos, Brasil, Japón y Sudáfrica, así
como de instituciones educativas y gubernamentales de Aguascalientes,
Coahuila, Chiapas, Chihuahua, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, México,
Morelos, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana
Roo, Sonora, San Luis Potosí, Yucatán, Zacatecas y
Veracruz.
En presencia
de Víctor Arredondo Alvarez, rector de la Universidad
Veracruzana, anfitriona del Coloquio; de Mario Palma Rojo,
subsecretario de Desarrollo Regional de la Secretaría de
Desarrollo Social; de Pablo Farías Campero, presidente de la
Fundación Ford en México, y de Julio Rubio Oca,
secretario general de la Asociación Nacional de Universidades e
Instituciones de Educación Superior, el gobernador Miguel Alemán
Velazco externó su satisfacción de que la UV, al recibir
el premio, haya mostrado una vez más su compromiso de poner su
alta calidad académica al servicio de la sociedad, y añadió
que para su gobierno la contribución de los jóvenes en
proyectos generadores y productivos es muy valiosa, porque uno de
nuestros principales propósitos para intentar disminuir la
pobreza es brindar los elementos, la capacitación y la educación,
para que las familias sean gestoras de su propio desarrollo e ingreso.
"El
servicio social, como actividad fundamental para la formación
de los jóvenes profesionistas, adquiere especial significado
cuando se realiza en las comunidades marginadas porque permite a los
estudiantes no sólo aplicar sus conocimientos sino ampliar su
sentido humanista, solidario, y comprometerse con la sociedad",
dijo.
Agregó
que es muy alentador constatar el creciente compromiso de las
universidades por orientar el servicio social a la creación de
este tipo de proyectos y por fomentar la participación activa
de los jóvenes en las comunidades, lo que sin duda fortalecerá
la corresponsabilidad de los futuros profesionistas con la sociedad".
Por su parte,
el subsecretario Mario Palma Rojo señaló que para el año
2010, la población entre 15 y 24 años alcanzará
su máximo histórico de 21 millones, "una fuerza
nada desdeñable por el impacto inmediato que sus acciones
pueden significar, pero también de vital importancia por la
experiencia que el contacto social con la realidad conllevará
en su vida futura".
Reconoció
que las universidades mexicanas han respondido de manera entusiasta a
la convocatoria de contribuir en el combate a la pobreza, lo que se
constata dijo con los más de 80 acuerdos de
coordinación firmados para llevar a cabo acciones de
asistencia, capacitación, investigación y desarrollo
tecnológico en el marco del servicio social comunitario,
dirigidas a poblaciones rurales y urbanas marginadas.
Los jóvenes
verdaderos protagonistas
Víctor
A. Arredondo, rector de la Universidad Veracruzana, señaló
que los jóvenes son los verdaderos protagonistas del desarrollo
social, e invitó a reflexionar durante el coloquio, sobre las
posibilidades que abre la educación, la cultura y la comunicación
social para acrecentar el potencial de los jóvenes en su
desarrollo personal y el de sus propias comunidades.
Propuso
debatir en torno a la contribución de la educación
superior para la superación de la pobreza, revisar si son
eficaces y suficientes los actuales enfoques de la educación
superior frente a la pobreza o si es necesario construir paradigmas
alternativos que den respuesta a los retos de la formación
profesional para la distribución social del conocimiento y de
otros beneficios sociales y económicos.
Es necesario
añadió valorar si nuestras instituciones
educativas están propiciando la formación ética y
la conciencia social de los jóvenes universitarios para que se
conviertan en profesionistas comprometidos con la justicia social y
acrecentar el impacto del servicio para que no sólo sea un
instrumento formativo para los universitarios sino que se consolide
como un vehículo eficaz de distribución de conocimiento
y de fortalecimiento de la capacidad autogestiva y autosustentable de
las comunidades marginadas.
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