Nuestras
IES asumen su tarea de acrecentar los valores de la identidad
nacional ante la consolidación de una cultura universal: Víctor
Arredondo Alvarez
(Texto íntegro de su
discurso)
Es
para la comunidad de la Universidad Veracruzana un gran honor contar
con su presencia durante estos dos días, en los que celebramos
nuestra Trigésima Sesión Ordinaria. Entre otros aspectos
relevantes, analizaremos la Propuesta de la ANUIES en torno a la
Educación Superior Hacia el Siglo XXI, la actualización
del Programa Nacional de Extensión de la Cultura y los
Servicios, así como las perspectivas de una colaboración
más estrecha con el Consejo Superior Universitario
Centroamericano, con lo que se amplían las redes de colaboración
con instituciones hermanas de esa importante región del
Continente Americano.
La llegada de
un nuevo siglo es ocasión propicia para reflexionar sobre el
papel estratégico que guarda la educación superior
frente a las agendas pendientes del desarrollo nacional y frente a los
retos que significa el horizonte de la posmodernidad y de la
globalización. Sabemos que las instituciones de educación
superior, además de tener frente a sí la altísima
responsabilidad social de formar a las futuras generaciones de
profesionales, abordan día con día la tarea fundamental
de preservar y acrecentar los grandes valores de nuestra identidad
nacional en el contexto de la consolidación de una cultura
universal.
En el
documento de trabajo que presenta nuestra Asociación sobre la
Educación Superior Hacia el Siglo XXI, y que se expresa en lo
particular en un conjunto relevante de líneas estratégicas,
queda claramente definido que la sociedad del conocimiento se basa en
la noción de que las mejores perspectivas de crecimiento económico,
distribución de la riqueza y combate a las desigualdades, se
presentarán en la medida en que los jóvenes, las mujeres
y los hombres de todas las edades y de todas las regiones vean
magnificado su potencial creativo y de participación social con
una mejor educación y un mayor acceso al conocimiento
significativo y de por vida. He aquí uno de los aspectos
fundamentales para la educación superior del siglo XXI.
Educación
superior proactiva
¿Podemos
esperar que las instituciones de nivel superior se constituyan en auténticas
agencias de distribución social del conocimiento? ¿Es
posible que las casas de estudios superiores redefinan sus tareas de
docencia, investigación y extensión para ampliar la
distribución social del conocimiento más allá de
lo históricamente realizado? ¿Es factible delinear
paradigmas educativos alternativos más del aula tradicional? ¿Hasta
qué punto las nuevas tecnologías de la informática
y las telecomunicaciones permitirán extender el aprendizaje a
sectores más amplios de la población, tradicionalmente
marginados del mismo? ¿En qué medida las tareas de
investigación y transferencia tecnológica pueden sortear
las actuales murallas de la vinculación social y acercarse a
las comunidades marginadas, a las pequeñas empresas, al
comercio detallista, a los sectores productivos con un enfoque de
autogestión y sustentabilidad? ¿De qué manera las
tareas de extensión universitaria pueden convertirse en auténticas
experiencias formativas para el desarrollo de la conciencia social
basada en la solidaridad?.
A nuestro
juicio, estas interrogantes son definitivas para una educación
superior proactiva en el combate a la pobreza, la marginación y
la destrucción del medio ambiente. Hemos comentado que la
universidad latinoamericana no puede enfrentar cabalmente los desafíos
de la globalización sin redefinir las tareas y prácticas
educativas que atiendan de manera frontal nuestra realidad, del aquí
y del ahora.
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