9 Reunión CUPIA

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Señores rectores, estimados miembros del presidium:

Estoy seguro que con el desahogo de los importantes temas que se han programado en la agenda de esta XIV Reunión Ordinaria del CUPIA y los acuerdos que en ella se alcancen, la ANUIES dará una muestra más de su compromiso con sus fines y propósitos renovados, en el marco de una nueva Misión. Pretendemos iniciar un conjunto de proyectos y acciones, así como aportar nuevas iniciativas que coadyuven a la transformación de nuestro sistema actual de educación superior, cerrado y en ocasiones conservador, en otro abierto, altamente innovador y dinámico que responda con oportunidad y mayor calidad a la demanda creciente de formación de profesionales, científicos y humanistas, así como a los retos que le impone una sociedad del conocimiento cada vez más compleja.

Finalmente, a nombre de la Asociación, agradezco al Sr. Rector de la Universidad de Colima, la hospitalidad que nos brinda para la celebración de esta XIV Reunión del CUPIA, así como la presencia, en esta ceremonia, del Sr. Gobernador del Estado, del Sr. Secretario de Educación Pública, y de los distinguidos funcionarios que nos acompañan en el presidium.

La Universidad del nuevo milenio requiere, más que nunca, de estabilidad: Carlos Salazar Silva

(Texto íntegro de su discurso)

Señoras y señores:

Me complace darles la más cordial bienvenida a esta Casa de los universitarios colimenses, orgullosamente pública y popular.

Hace seis meses tuve el alto honor de asumir la presidencia del Consejo de Universidades Públicas e Instituciones Afines, que hoy se reunirá para discutir y evaluar los principales avances de la universidad pública en los últimos años.

En esta reunión del CUPIA daremos seguimiento a los acuerdos tomados en la reunión de trabajo celebrada en marzo de 1992, en nuestras instalaciones del puerto de Manzanillo, y que fuera dirigida por el Presidente de la República, Ernesto Zedillo Ponce de León, cuando fungía como Secretario de Educación Pública.

Los retos del año 2000 ya no son los de 1990; aquellos eran todavía los problemas de la improvisación, del populismo y hasta del rezago tecnológico. Estos, los de hoy, son los problemas de la excelencia, de la expansión y la pertinencia. Así de intensas han sido las acciones de transformación de las universidades públicas durante la última década.

Aquí, deseo enfatizar, las universidades públicas están trabajando en un proyecto común de transformación, sustentada en la filosofía del esfuerzo y la superación. Tal vez el cambio más profundo que se está desarrollando en ellas, sea la formación de profesores en programas de especialización, maestría y doctorado.

Sabemos que no basta con esto. Para lograr la calidad de la docencia a la que aspiramos todos, aportamos nuevos perfiles profesionales al mercado laboral; ofrecemos las más altas expresiones de la cultura a nuestros estudiantes y libertad en la cátedra. en la investigación y en la prácticas cotidianas de la universidad pública.

| Por eso, la Universidad del nuevo milenio requiere más que nunca de estabilidad, pues lo que más daña a una institución educativa es la ausencia de condiciones adecuadas de estudio y de trabajo.

Reitero: al formarse los jóvenes en los valores de la universidad pública, nuestras instituciones cumplen con la misión de la Universidad, al tiempo que realizan una contribución significativa en el desarrollo de una mejor vida social.

La construcción del mundo vital de la academia está sustentada en la razón y en el conocimiento, en su crítica y síntesis constantes, en el interés por el perfeccionamiento humano, y en un horizonte de expectativas de civilización que hace posible constituir formas superiores de convivencia y establecer una mejor calidad en la vida de la sociedad.

En síntesis, en la medida en que la formación del espíritu científico de los jóvenes, o las virtudes del humanista, ocurren dentro de una universidad activa, éstos tendrán la alternativa de considerar la construcción del futuro como un compromiso personal con la sociedad en su dimensión más amplia, desde una perspectiva más ética y con una culta visión de su entorno.

En este sentido, los invito a trabajar unidos en torno a los grandes objetivos que deben guiar a las acciones de transformación de la universidad pública en el nuevo milenio, para que enfrente con éxito los desafíos del futuro en un clima de respeto, estabilidad y unidad.

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