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Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social

Veinte años de contribuir a la mejor comprensión
de los fenómenos sociales y culturales

Creado en septiembre de 1980 con el fin de contribuir a una mejor comprensión de los fenómenos sociales y culturales de México a través de la investigación antropológica y de la formación de recursos especializados en Antropología y disciplinas afines, el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) ha desarrolado en sus 20 años de existencia, una intensa actividad académica.

El antecedente del CIESAS fue el Centro de Investigaciones Superiores del Instituto Nacional de Antropología e Historia, fundado en 1973 por Gonzalo Aguirre Beltrán, Guillermo Bonfil Batalla y Angel Palerm, quienes estaban convencidos de que “el trabajo conjunto en antropología, historia y geografía humana permitiría estudiar la realidad sociocultural, no sólo en sí misma (a través de la antropología), sino también en sus dimensiones fundamentales: la temporal (a través de la historia) y la espacial (a través de la geografía humana). Sustentado en estos tres pies, ha podido construir un estilo de investigación en ciencias sociales que ofrece magníficas perspectivas y que hasta el momento no ha sido adoptado como proyecto explícito por ninguna otra institución en México”.

Asimismo, lo concibieron como un Centro en el cual la investigación de campo, en estrecha combinación con la docencia en el ámbito de la educación superior, sean los instrumentos básicos para formar a nuevas generaciones de antropólogos capaces de manejar eficiente e inteligentemente la metodología científica, los problemas prácticos de la investigación concreta y la aplicación de los resultados obtenidos.

Al paso de los años, el CIESAS incorporó áreas de estudio como la Lingüística y la Etnohistoria, así como la Sociología y la Ciencia Política, lo cual ha permitido tener un espectro más amplio en las perspectivas de las investigaciones.

Sus fundadores

Los fundadores del Centro se destacaron por su trabajo comprometido con la Antropología y la Historia, así como por su compromiso ante la docencia y la auténtica preocupación de formar estudiosos de esta materia.

Gonzalo Aguirre Beltrán, originario de Tlacotalpan, Veracruz, se interesó por los problemas sociales de la población indígena con relación a las cuestiones agrarias, así como por los antecedentes de la población negra en el país, las circunstancias en las que se desarrollaron y la manera en que este fenómeno influenció la vida cultural y política del país. Asimismo, destaca su trabajo etnohistórico sobre el desarrollo de la comunidad indígena, su integración regional, así como los aspectos educativos y de salud.

Aguirre Beltrán ocupó diversos cargos en instituciones relacionadas con el indigenismo, como son la dirección del Centro Coordinador Tzeltal-Tzotzil, la subdireción y dirección del Instituto Nacional Indigenista y la dirección del Instituto Indigenista Interamericano, entre otros.
Dentro de su obra escrita destacan títulos como La población indígena de la Cuenca del Tepalcatepec (1952), Forma de gobierno indígena (1953), Instituciones indígenas en el México actual (1954), Antropología médica (1983), El negro esclavo en la Nueva España (1994), por sólo mencionar algunas.

Guillermo Bonfil Batalla, oriundo de la ciudad de México y antropólogo de profesión, realizó trabajos de campo vinculados con la nutrición, vivienda, organización religiosa, comercio y desarrollo económico en comunidades rurales y zonas indígenas de Cholula, Cuautla y Amecameca.

Publicó una gran cantidad de textos y obras colectivas en los que se plantea la renovación de la ant ropología mexicana. De entre ellos cabe mencionar Imperialismo y cultura nacional (1967), Del indigenismo de la revolución a la antropología critica (1970) y México profundo (1987).

Bonfil Batalla fue director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia, desde donde impulsó y brindó su apoyo incondicional para la creación del Centro de Investigaciones Superiores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (CISINAH), mismo que más tarde se convertiría en el CIESAS, y del cual fue director de 1976 a 1980. Involucrado directamente con la docencia, durante su gestión promovió la creación de programas de investigación orientados al estudio étnico y por primera vez se contempló el estudio de las minorías indígenas y de los extranjeros en México: comunidades española, judía, norteamericana, alemana y libanesa.

Angel Palerm, español de nacimiento, se refugió en México en 1939, donde se graduó como antropólogo y realizó estudios sobre la civilización urbana mesoamericana. Más tarde, como funcionario de la Unión Panamericana (OEA), dirigió la revista Ciencias Sociales.

A su regreso al país se dedicó a la docencia donde desarrolló un amplio programa para transformar los esquemas de enseñanza y la práctica de la antropología. Esta inquietud lo llevó a recopilar una gran cantidad de datos empíricos que se tradujeron en textos como: Introducción a la teoría etnológica (1967) y tres obras dedicadas a la historia de la etnología, mismos que se han convertido en lectura obligada y plataforma de las nuevas generaciones de antropólogos, y dirigió el seminario de Etnohistoria del Valle de México.

Publicó diversas obras como: Agricultura y sociedad en Mesoamérica (1972), Agricultura y civilización en Mesoamérica (1976), y Antropología y marxismo (1980), por sólo mencionar algunas de ellas.