EL EXAMEN DE INGRESO A LA EDUCACIÓN SUPERIOR
Diagnosticar y Prevenir. Una opción viable
Por Ragueb Chain R.*
El autor pertenece al Instituto de Investigaciones en
Educación de la Universidad Veracruzana
Correo e: chain@dino.coacade.uv.mx
I
En unos cuantos años el Examen Nacional de Primer
Ingreso a la Educación Superior (EXANI II) se ha consolidado como una importante opción en los procesos
de selección, y se utiliza fundamentalmente para determinar el primer ingreso. Si bien, su utilización
como instrumento para determinar el ingreso es su principal característica, y el Centro Nacional para la
Evaluación de la Educación Superior (CENEVAL) recomienda mucha cautela en la interpretación
y uso de los resultados como diagnóstico para evaluar instituciones, regiones e individuos, es común
que se utilice como referencia para comparar y/o diagnosticar habilidades y dominio de contenidos.
Lo anterior es resultado de la aceptación de la
prueba como punto de referencia, pero también del reconocimiento explícito de su capacidad para identificar
zonas de excelencia o de crisis a partir de los resultados obtenidos por los sustentantes. Si bien los responsables
del examen declaran que éste no ofrece un diagnóstico completo del nivel de conocimientos o las habilidades
del estudiante, implícitamente reconocen que diagnostica parcialmente. Por otro lado, los datos obtenidos
hasta ahora sugieren que el rendimiento académico de los estudiantes que ingresan, se asocia significativamente
a los resultados obtenidos en el examen de admisión.
Sin dejar de reconocer que aún se está
lejos de aceptar o demostrar la capacidad diagnóstica y/o predictiva del EXANI II, es posible y necesario
precisar cómo pueden y deben ser interpretados los resultados, y en consecuencia qué ofrecen como
herramienta para la planificación de tareas académicas que contribuyan a mejorar el rendimiento de
los alumnos de primer ingreso.
La experiencia indica que existe un creciente interés
de las instituciones, personal académico, padres y los propios sustentantes por los resultados del examen
pero también es evidente que estamos frente al riesgo de un uso inadecuado de los resultados. En este sentido,
es de suma importancia precisar sus alcances y limitaciones, así como definir los procesos para interpretar
tales resultados y en consecuencia su uso posible.
II
En la Universidad Veracruzana, aproximadamente 25 de
cada 100 estudiantes que ingresan abandonan sus estudios sin haber promovido las asignaturas correspondientes al
primer semestre. Asimismo, la mayoría de ellos inician una carrera marcada por la reprobación y los
bajos promedios en sus notas, que a lo largo de la carrera determinará en buena medida que en el tercer
semestre la deserción llegue a casi 36%, y se vea incrementada semestre con semestre hasta alcanzar al 46%
de quienes ingresaron.
Para cumplir con el objetivo de responder a las demandas
sociales con más y mejores egresados, una de las metas de cualquier institución consiste en incrementar
el rendimiento de los estudiantes, reducir la reprobación y el abandono para, en consecuencia, lograr índices
de aprovechamiento y de eficiencia terminal satisfactorios. Esta última, unida a la evaluación del
rendimiento de los estudiantes por la vía de los exámenes de egreso y la incorporación exitosa
de los egresados al mercado de trabajo, constituyen indicadores importantes para medir nuestra eficacia como institución.
Para mejorar estos indicadores es indispensable consolidar
una oferta educativa de calidad; en otras palabras, mejorar el servicio que se ofrece a los estudiantes. Por supuesto
que el adecuado desarrollo de la función escolar es un asunto complejo en el que convergen múltiples
aspectos de la organización universitaria en su conjunto, tales como el nivel de formación y profesionalización
de los docentes, la manera en que se organiza el trabajo académico, el curriculum, los apoyos materiales
y administrativos, además de las características de los estudiantes.
En este sentido, a lo largo de estos años se han
desarrollado diversas estrategias para atender estos problemas. Aún sin haber agotado todas las posibilidades,
se avanza en la formación de profesores, cambios en los planes de estudios, equipamiento de laboratorios,
centros de cómputo, bibliotecas, etc. Además se han incorporado procesos de selección que
se caracterizan por su organización, credibilidad y utilización de pruebas adecuadas al nivel superior.
Sin embargo, los asuntos referidos a las características
de los estudiantes no han tenido la suficiente relevancia. En la mayoría de las instituciones se opera desde
el supuesto de una cierta homogeneidad de los estudiantes, tanto en lo correspondiente a sus habilidades básicas
como en los conocimientos que dominan. Las capacidades y conocimientos indispensables para desarrollar una carrera
universitaria se dan por supuestos a pesar de que no es un secreto que la escolaridad elemental y media no necesariamente
los proporcionan.
Frente a esta situación no es difícil aceptar
que muchos de los esfuerzos por mejorar la oferta educativa se ven limitados, sobre todo cuando quienes ingresan
alcanzan un promedio de 63 respuestas correctas, que representan el 42% de los aciertos posibles; más grave
aun es que el 25% de ellos respondió en promedio acertadamente sólo 47 preguntas, es decir, apenas
el 31% de aciertos posibles.
Con relativa suficiencia, y con el cuidado que los responsables
del EXANI II recomiendan, es posible suponer con cierto grado de certeza que estos estudiantes no dominan plenamente
las habilidades, la información y los conocimientos indispensables para utilizar de la mejor manera posible
los recursos que la universidad pone a su disposición. En consecuencia este grupo de estudiantes, puede
representar la mayoría de quienes obtienen bajos rendimientos, mayores índices de reprobación
y abandonan sus estudios.
Por ello, sostenemos que los resultados pueden ofrecer
indicios importantes sobre aquellos alumnos que debido a su bajo rendimiento académico son candidatos a
desarrollar una trayectoria escolar de bajo aprovechamiento y reprobación, que conducen, en la mayoría
de los casos, a la deserción.
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