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Asamblea General


Todos los actores de la educación debemos rendir cuentas a la sociedad sobre los esfuerzos y resultados de nuestro desempeño: Miguel Limón Rojas

Es muy grato reunirme nuevamente con ustedes, ahora, con motivo del quincuagésimo aniversario de esta Asociación. Al gobierno del estado de Sonora agradezco su amable hospitalidad y en especial al señor gobernador que nos distingue con su presencia.

Texto Integro de su Discurso

Esta conmemoración brinda a la Secretaría de Educación Pública la oportunidad de expresar su aprecio por la visión, la actitud y la obra de quienes se propusieron en 1950 constituir un cuerpo colegiado que pudiera examinar libremente y con sentido de futuro las diversas cuestiones asociadas a la educación superior en México. Eran, entonces, menos de 30,000 los estudiantes matriculados en este tipo educativo en todo el país. Quizá por ello mismo, había una conciencia muy viva de que los integrantes de las instituciones de educación superior eran por muchos motivos miembros privilegiados de la sociedad mexicana y esa situación de privilegio les obligaba con esa sociedad. Un sentido de responsabilidad animaba a los creadores de la ANUIES. La organización que concibieron los fundadores de esta Asociación, era una en la que privaba continuamente el ánimo de preguntarse qué más se podía hacer por los jóvenes mexicanos con los recursos modestos que la sociedad otorgaba a las instituciones de educación superior. La ANUIES debe estar orgullosa de esas raíces, pues hay evidencias numerosas de lo que en ese tenor y con su colaboración, logró México a lo largo de medio siglo; para apreciarlo, bastaría con señalar que en este lapso la matrícula de educación superior en México se multiplicó por 65, para llegar a casi dos millones de estudiantes, una realización difícilmente equiparable con la de cualquier otro país y en cualquier época.

Sigamos cumpliendo el compromiso

Miremos ahora hacia el futuro. La administración federal del presidente Zedillo tiene una responsabilidad con la Nación con vigencia continua hasta el 30 de noviembre próximo. Hay por delante ocho meses y siete días durante los cuales hemos de seguir laborando juntos, ustedes y nosotros, en pro de los objetivos y metas que conjuntamente nos fijamos en el Programa de Desarrollo Educativo 1995-2000. Confirmo la voluntad de quienes laboramos en la Secretaría de Educación Pública para seguir trabajando en esa línea con la máxima intensidad y decisión. Estoy seguro de que ustedes y nosotros seguiremos siendo en este lapso eficaces servidores de nuestra misión educativa.

Por fortuna, está muy claro lo que unos y otros tenemos que hacer para cumplir esa responsabilidad, pues tuvimos temprano cuidado de que tanto los programas que decidimos emprender en la educación superior, como sus criterios y normas, estuvieran oportunamente definidos y fueran transparentes y verificables. En algunos de esos programas hemos logrado lo que nos propusimos al principio, y aún más, como en la cobertura, en la diversificación de la oferta y en algunas líneas dirigidas al mejoramiento de la calidad. En el resto de nuestros objetivos estamos en condiciones de continuar avanzando en los compromisos expresos, pues tenemos aún el tiempo necesario para ello. Incluso, podemos afirmar que hemos tenido, juntos, la capacidad de clarificar y avanzar en la atención de cuestiones importantes que no habían sido suficientemente explícitas. Estos son, los casos de la equidad en el apoyo financiero a los diversos subsistemas de este tipo de educación, el papel creciente de los estados en la definición de las políticas locales de educación superior y la construcción de bases respetuosas para hacer transparentes el proceder y el dar cuenta a la sociedad por parte del gobierno e instituciones.

El Gobierno Federal comparte con todos los mexicanos la convicción de que la educación superior tiene una función determinante para el desarrollo del país y para el bienestar de sus habitantes. Esta función, sin embargo, no se cumple automáticamente, sino con la condición y en la medida en que tanto el gobierno como las instituciones educativas, y dentro de éstas sus directivos, académicos, estudiantes y trabajadores, muestren un compromiso continuo con el mejoramiento objetivo de las tareas en las que cada uno participa. Todos los actores de la educación: gobiernos, instituciones, directivos, académicos y estudiantes debemos rendir cuentas a la sociedad de los modos y resultados de nuestro desempeño. En paralelo con nuestra labor sustantiva, quienes laboramos en la Secretaría de Educación Pública seguiremos aprovechado toda ocasión pertinente, como ésta, para informar del estado de los asuntos que la ley nos manda atender.

Diversificación de la oferta educativa

Hemos querido cuidar durante todo el lapso de nuestra responsabilidad que el apoyo y la atención a los diversos subsistemas públicos de la educación superior sean equilibrados, y los que no lo fueran tiendan a ello progresivamente, para que sea posible el trato equitativo a todos los jóvenes que se educan en ellos, y para que México vaya teniendo la diversidad de modalidades educativas que requiere. La multiplicación y diversificación de la oferta educativa mediante la creación de nuevas instituciones tiene, además de su propio beneficio, el propósito de ayudar a las universidades autónomas a racionalizar el crecimiento para fortalecer las acciones dirigidas al mejoramiento de su calidad.

Por lo que toca a la atención que la ley nos manda prestar a la educación impartida por los particulares, hemos puesto nuestro mayor interés en clarificar criterios y simplificar trámites, e incluso hemos evidenciado nuestra disposición a analizar y convenir con los interesados tales criterios y trámites hasta el límite mismo que las leyes establecen como atribución o responsabilidad de la autoridad educativa.

La sociedad espera que las instituciones públicas y privadas, por su parte, realicen todo el esfuerzo necesario a fin de mantener la continuidad y mejorar la calidad de los servicios que prestan, y den seguridad de la manera como conducen a sus educandos a lograr, a la vez, una formación profunda en un campo del saber y una visión amplia del mundo, del país y de la naturaleza humana. Así podrán decir fundadamente que contribuyen a que México participe de manera digna y provechosa en la comunidad mundial, guardando lealtad a nuestros valores e intereses nacionales.

El Gobierno Federal tiene y busca cumplir, mediante políticas apropiadas, la obligación de cuidar todos los aspectos de la educación superior que de acuerdo con las leyes le competen: la amplitud o suficiencia de oportunidades educativas; la equidad de acceso a las mismas; la diversidad y pertinencia de la oferta de disciplinas y modalidades; la calidad de los factores de la educación, y la de sus productos o resultados.