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A 50 años de su fundación, la ANUIES cuenta con la
madurez para responder con calidad y oportunidad a los retos del futuro inmediato: Julio Rubio Oca
Hace cincuenta años, cuando México se preparaba
para enfrentar los grandes retos de la modernidad y se hacían esfuerzos notables para impulsar su desarrollo
como nación, un grupo de 26 titulares de universidades públicas e instituciones de educación
media superior, de las 39 que existían en aquél entonces, decidieron constituir la Asociación
Nacional de Universidades e Institutos de Enseñanza Superior, A. C., con el propósito de impulsar
la colaboración interinstitucional, compartir experiencias, propiciar la complementariedad de esfuerzos,
contribuir al desarrollo homogéneo de las instituciones afiliadas, proponer políticas y programas
que coadyuvaran a la expansión y desarrollo de la educación superior, y contar con un organismo que
representara los intereses institucionales ante los gobiernos federal y estatales.
México contaba en aquél entonces con una
población cercana a los 26 millones de personas, de los cuales un poco más de dos millones eran jóvenes
en el grupo de edad de 20 a 24 años; de ellos sólo uno de cada cien eran atendidos por el sistema
de educación superior. El número total de alumnos ascendía a 33 mil; 88% eran hombres y 12%
mujeres. La matrícula de licenciatura representaba el 99% del total y la del posgrado apenas el 1%.
Una feliz coincidencia marcó el nacimiento de
la Asociación. En aquellos años presidía la Organización de las Naciones Unidas para
la Educación, la Ciencia y la Cultura, el ilustre mexicano Don Jaime Torres Bodet quien desde ese lugar
coordinaba, en el ámbito internacional de la educación y la cultura, los esfuerzos de reconstrucción
de un mundo devastado por la Segunda Guerra Mundial, con la convicción de que la educación de los
pueblos debería constituirse en el soporte de una sociedad que desterrara para siempre la amenaza de la
guerra.
Primeras asambleas de rectores
La fundación de la ANUIES estuvo precedida por
cinco reuniones que asumieron el carácter de Asambleas Nacionales de Rectores; la primera se celebró
en la Universidad Nacional Autónoma de México en 1940; la segunda tuvo como sede la Universidad de
Guadalajara en 1941, la tercera se celebró en la Universidad de Nuevo León en 1943, la cuarta en
la Universidad Autónoma de San Luis Potosí en 1944, y la quinta en el Instituto Autónomo de
Ciencias y Artes de Oaxaca en 1948, hoy Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca. En las primeras
cuatro reuniones se delinearon el perfil y los propósitos de la futura organización, y en la quinta
se acordó crearla. Fue el 25 de marzo de 1950, después de una semana de intensos trabajos y deliberaciones,
aquí en la Universidad de Sonora, cuando el Lic. Luis Garrido, Rector de la UNAM y primer Presidente de
la Asociación, pronunció ante el pleno de la Asamblea las siguientes palabras:
"En vista de la aprobación que esta honorable
Asamblea ha dado al Estatuto Constitutivo de la Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Enseñanza
Superior, hoy, 25 de marzo de 1950, declaro solemnemente inaugurados los trabajos de esta institución, formulando
votos por su buen éxito en beneficio de la cultura superior del país".
Entre las preocupaciones particulares que hacia mediados
del siglo llevaron a los titulares de las instituciones de educación media superior y superior a formar
la ANUIES destaca la de impulsar, desde un organismo integrador y en forma articulada, la vinculación de
la universidad con la solución de los problemas nacionales y regionales. Poco después de la fundación
de la Asociación, en el mes de octubre de 1950, en su discurso para inaugurar la conferencia sobre el bachillerato
realizada en la Universidad de Guadalajara en su Vigésimo Quinto Aniversario, el Rector Luis Garrido señalaba
al respecto:
"La Patria impone entre otras obligaciones a sus
universidades la de cooperar en la solución de sus problemas. Una universidad no es un centro de cultura
abstracta. Su mismo origen, de universal, de universalidad, indica ... que su tarea no tiene límite, pero
en esta tarea hay lo general y lo entrañable, lo íntimo, lo que nos tiene vinculados a una tierra,
a una historia, a una familia, a un grupo humano, a una esperanza y a una fe. La pequeña ciudad y la gran
ciudad son elementos cooperantes de una labor común y de un destino común. Quiere esto decir que
los problemas mexicanos alcanzan prioridad y que la obra de la universidad no queda bien cumplida si no se les
atiende con preferencia. Pensar que con la explicación de cátedra o con la dirección de una
tesis o con la enseñanza profunda de una materia queda cumplida la obra del universitario, es limitar su
noble y elevada función. Es también mexicano el que debe prestar su ciencia y su experiencia al progreso
de la Patria".
Otro tema que fue objeto de atención y que refleja
la influencia de la UNESCO en tiempos de Torres Bodet fue el de impulsar una formación integral del estudiante
de bachillerato que incluyera elementos técnicos y humanistas. Así, la Comisión que examinó
la problemática del bachillerato en la reunión mencionada expresó en su informe que:
"... por ningún concepto a los jóvenes
se les circunscriba a la preparación técnica, excluyendo las humanidades; al contrario, se recomienda
la intensificación de los estudios humanísticos como uno de los medios educativos y de enseñanza
para combatir la crisis social; es inútil un técnico si es un hombre al margen de los otros y sin
responsabilidad social; sólo las humanidades vinculan a los hombres y los convierten en sujetos de la normatividad
moral y jurídica".
Con el tiempo podemos apreciar la agudeza de visión
de los fundadores, que sigue vigente en muchas de las acciones que la ANUIES ha desplegado hasta nuestros días.
También vemos lo acertado de la metodología asociativa para la identificación y promoción
de los intereses generales de la educación superior.
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