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Ciencia y Tecnología en el Instituto Politécnico Nacional
Trabajo presentado por el Instituto Politécnico Nacional
a la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados el pasado mes de diciembre
El contexto actual. La sociedad del conocimiento
Se vive hoy un mundo cada día mas gobernado por
la sociedad del conocimiento y sus aplicaciones; el ascenso permanente de la tecnología en el desarrollo
de los países es también un hecho indiscutible.
La sociedad se encuentra inmersa en un nuevo contexto
de innovación científica y tecnológica, que incide en la producción mundial de bienes
y servicios, al incorporar recursos técnicos, humanos y materiales; dentro de éstos, las innovaciones
tecnológicas tienen efectos sinérgicos que se transmiten a lo largo del entramado social, cambiando,
a veces radicalmente, las formas culturales de grandes colectividades humanas.
Esta era tecnoglobal plantea, como nunca antes, la necesidad
de impulsar la productividad y competitividad como condición para mejorar el nivel de vida de la población
de modo sostenido y duradero. Participar en una competitividad como la que determinan las actuales condiciones
mundiales, implica competencia integrada de sectores económicos, condiciones sociales, sistemas educativos
y políticas de desarrollo científico y tecnológico, es decir; que compitan las sociedades
y los países, no sólo las empresas.
Integración entre Investigación Científica y Desarrollo
Tecnológico
En la medida en que se ha ido acelerando el avance de
la ciencia, sobre todo en el siglo XX, en el que ésta ha alcanzado un ritmo vertiginoso, se ha establecido
una mayor integración entre investigación científica y desarrollo tecnológico en los
países avanzados, propiciando una estrecha vinculación entre la creación de conocimientos
y sus aplicaciones, cuya expresión más representativa se encuentra en las nuevas tecnologías,
tales como: microelectrónica, comunicaciones satelitales, la biotecnología, la robótica y
la automatización, cómputo e informática, el conocimiento de la materia, nuevas energías
y nuevos materiales, entre otras, que se diferencian de las tradicionales, precisamente por el grado de intensidad
con el que hacen uso de los conocimientos científicos.
Como consecuencia de esta vinculación, también
se genera la exigencia de profesionales actualizados y capaces no sólo de aplicar los nuevos conocimientos,
sino de multiplicarlos y desarrollarlos.
La dinámica científica y tecnológica
nos sigue planteando nuevos desafíos. Los países altamente industrializados con los que México
está compitiendo, como consecuencia de su inserción en los procesos mundiales de globalización,
han realizado inversiones considerables en la investigación y desarrollo de estas nuevas tecnologías,
cuyos efectos multiplicadores inciden ya en forma sustantiva en los sistemas de producción mundial, pero
también en la formación y mejoramiento permanente de los profesionales de alto nivel.
Algunos Indicadores en Ciencia y Tecnología
A través de los años se ha ido creando
en México una infraestructura institucional dirigida a fortalecer la base científica y tecnológica.
Sin embargo en la actualidad se invierte poco más del 0.4% del producto interno bruto en actividades de
investigación y desarrollo tecnológico, cuando los países industrializados destinan de 1.5
a 2.9% de su producto a esos fines, e incluso países como Turquía y la India superan a México
en este rubro.
Este nivel de gasto necesariamente repercute en las actividades
y resultados de la ciencia y la tecnología. Al respecto se pueden señalar algunos indicadores de
acuerdo con la información disponible de organismos internacionales; por ejemplo, el número de científicos
e ingenieros dedicados a la investigación y el desarrollo por cada millón de personas. Los países
miembros de la OCDE tienen en promedio 2,139 científicos por cada millón de personas; de los 26 países
registrados, el 50% supera ese promedio; Japón está por arriba en un 165% con más de 5,670
científicos; Estados Unidos, Suecia, Finlandia, Noruega y Alemania registran más de 3 mil, y Canadá
está un 8% por arriba del promedio.
En el extremo contrario, Portugal, Turquía y México
son los que menos científicos registran. Particularmente nuestro país, de 1985 a 1995, solamente
alcanzó 95 científicos por cada millón de habitantes, lo que representa un 95.6% por debajo
de la media y el último lugar en esta lista de 26 países.
El número de solicitudes de patentes presentadas
durante 1995, indicador que de acuerdo con el Banco Mundial muestra la velocidad en la que se están generando
los conocimientos técnicos, como consecuencia de la innovación permanente, es uno de los renglones
en donde las diferencias entre los países de la OCDE son enormes.
Durante el año en cuestión, los miembros
de esta organización de la que forma parte México, presentaron en promedio 24, 659 patentes de residentes.
Solamente Japón con 355 mil, Estados Unidos con 127 mil, Corea con 59 mil, Alemania con 51 mil y Reino Unido
con 25 mil, superaron este promedio. En contraparte, seis países no llegaron a las 1000 solicitudes de patentes:
Irlanda registró 927, República Checa 628, Grecia 452, México 436, Turquía 206 y Portugal
96.
Por otra parte, según datos proporcionados por
el Banco Mundial, los países miembros de la OCDE cuentan, en promedio, con 166 computadoras personales por
cada mil habitantes, pero menos de la mitad (44%) logran superar esa media. En la parte superior del registro,
Suiza cuenta con 409 computadoras por cada mil personas, Estados Unidos con 362, Australia con 311, Dinamarca con
304, Noruega con 273, Nueva Zelandia con 266, Alemania con 233, los Países Bajos con 232 y Suecia con 215.
En la parte inferior, existen nueve países con
menos de 100 computadoras; los últimos cinco de la lista son, en orden descendente, Hungría con 44,
Polonia con 36, Grecia con 33, México con 29 y Turquía con 14. Es decir, por señalar a los
principales socios comerciales del país, por cada computadora que existe en México, en Estados Unidos
hay 12 y en Canadá 7.
Específicamente, pensando sólo en Estados
Unidos y México, la población del primero es tres veces mayor, y su número de universidades
es también tres veces mayor; el de profesores, científicos y técnicos es 100 veces mayor,
el de graduados de maestría 10 y de doctorado 30 veces mayor. Lo que se explica, entre otros factores, porqué
el gasto gubernamental en ciencia y tecnología es 100 veces mayor y el privado es 750 veces superior al
de nuestra nación.
Es indiscutible que no puede haber investigación
científica desligada del contexto económico y social en el cual se produce. Los países que
no llevan la ciencia a usos prácticos no pueden financiar la investigación y el desarrollo, no obstante
lo mucho que valoren la ciencia.
El gobierno mexicano ha expresado con claridad y convencimiento
que educación, ciencia y tecnología constituyen factores estratégicos para el desarrollo,
que hacen posible asumir modos de vida superiores y permiten el aprovechamiento de nuevas oportunidades para el
progreso cultural y el desarrollo humano.
En ese sentido, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
y el sistema educativo en su conjunto, particularmente las instituciones de educación superior, han venido
trabajando para impulsar y consolidar las actividades científicas y tecnológicas del país.
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