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Reunión del CUPIA


La educación pública, factor coadyuvante en la tarea de construir el Estado nacional: Víctor E. Beltrán Corona

En nombre de la Universidad Autónoma de Baja California me es muy grato extender la más cordial bienvenida a todos y cada uno de los asistentes a esta XV Sesión Ordinaria del Consejo de Universidades Públicas e Instituciones Afines.

Nuestra casa de estudios se siente honrada con la presencia de las distinguidas autoridades que nos acompañan, así como con la de los representantes de las instituciones miembros del CUPIA, siglas con que familiarmente llamamos a nuestro Consejo. El que se nos haya designado sede de esta trascendente reunión, es un honor que enaltece a Baja California en general y a nuestra Universidad en particular.

La ocasión es propicia para reflexionar sobre lo acertado que fue el acuerdo de construir, dentro del seno de ANUIES, una instancia que permita abordar específicamente lo relativo a las instituciones públicas de educación superior. Esto desde luego no implica soslayar la importancia de las instituciones privadas que desempeñan una relevante función; sólo responde al propósito de contar con un espacio en el que con la debida amplitud se analicen las cuestiones propias del sector público, que presenta rasgos y problemas peculiares.

Durante el discurso del rector Víctor Beltrán

En México la educación pública tiene una larga y prestigiada trayectoria. Surgió precisamente a raíz de la independencia nacional, en la segunda década del siglo XIX.
Relacionada en forma estrecha con la historia general del país, ha sido factor coadyuvante en la tarea de construir el Estado nacional. Al impulso de las corrientes ideológicas progresistas, desde los inicios se ganó un espacio en la vida de la nación y la ha acompañado en todas sus vicisitudes, en un largo proceso que ya se aproxima a las dos centurias.

Así concebimos el papel histórico del sistema de educación pública, en el que el nivel superior es un componente de un todo que incluye los niveles previos.
Generación tras generación, en la conciencia de la sociedad mexicana se acepta y valora el papel del Estado de promover y encausar la educación.

Quizá dos características de esa tarea estatal han influido para que goce de la aceptación de la ciudadanía. Una de ellas es el carácter laico de la educación pública, que respeta las diversidades ideológicas y sin imponer rígidos encasillamientos facilita la convivencia en un clima de libertad. Otra lo es el que permite que amplios sectores de la población tengan acceso a los beneficios de la enseñanza, desde la elemental hasta la superior.

Ello ha constituido a la educación en un valioso instrumento de unidad y de avance en los senderos de la democracia.

Lo anterior nos lleva a advertir que quienes estamos al frente de las instituciones públicas de educación superior, tenemos la alta responsabilidad de custodiar ese valioso legado, fruto del esfuerzo de múltiples generaciones que nos han precedido. En esta virtud sentimos que nuestro momento histórico nos impone el deber de no escatimar esfuerzos para elevar la calidad de la educación. El compromiso ineludible es con la calidad.

Por ello hacemos votos para que en la sesión de CUPIA que hoy inicia, se tomen acuerdos trascendentes, que impacten en el aula, en la investigación y en el extensionismo. Acuerdos que contribuyan a que la educación pública, a la que estamos ligados entrañablemente, alcance los niveles de excelencia que todos deseamos.