Demandas de científicos mexicanos

 

En 1961 se expidió el decreto que fundó el Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional. Desde el inicio de sus labores, bajo la dirección, en ese entonces, del distinguido científico Arturo Rosenblueth, ahí se han formado investigadores que contribuyen a desarrollar la ciencia y la tecnología en nuestro país.

El pasado mes de octubre, el Ing. Víctor Bravo Ahuja, Secretario de Educación Pública, entregó diplomas a 25 investigadores que obtuvieron la maestría en ciencias y a 24 que terminaron el doctorado en el Centro de Estudios Avanzados. En la ceremonia se descubrió, además, un busto hecho en memoria de Arturo Rosenblueth.

En dicha ceremonia, un grupo de egresados del citado centro de estudios opinaron acerca de la situación actual del investigador mexicano, en entrevista concedida a la prensa, que puso de relieve que, a pesar de los esfuerzos que realizan las instituciones mexicanas de estudios e investigación de alto nivel, como es el Centro de Estudios Avanzados, los egresados se encuentran ante el hecho de que el sector empresarial privado no invierte en investigación, y sí, en cambio, prefiere seguir comprando tecnologías extranjeras.

La marginación del científico mexicano fue denunciada por el doctor en bioquímica Guillermo Romero Villaseñor, quien afirmó que no obstante que nuestro país cuenta con todo lo necesario en lo que a recursos naturales se refiere, no elaboramos productos finales, y las patentes, técnicas, especialistas y capital que empleamos, son, en muchos casos, extranjeros. A la industria mexicana expresó Romero Villaseñor, "no le interesa mejorar sus métodos, porque los compra del exterior. No quiere que se haga investigación o se niega a incrementar sus niveles de investigación propia". Consideró el científico que actualmente padecemos una dispersión de recursos y que las inversiones en investigación no son suficientes, restringiendo, por tanto, el trabajo de los investigadores, caso contrario a lo que sucede en las grandes orbes como los Estados Unidos y Rusia, países que dedican el 2.5% de su ingreso nacional bruto a la investigación, mientras que México asigna menos del 1%. Ante tal situación, Romero Villaseñor sugirió planear a corto y largo plazo el incremento en el número de investigadores, quienes deben ser incorporados a las tareas que buscan que nuestro país se independice en el campo de la ciencia y la tecnología, porque, expresó Romero Villaseñor, "En esta época se acabó ya el tipo de científico que trabajaba en el sótano de su casa. El hombre de ciencia actual tiene que investigar en instituciones especializadas, que están ligadas a otras y a las instituciones de enseñanza y a las necesidades del desarrollo del país".

El doctor Homero Hernández Montes y el maestro Francisco Javier Sánchez opinaron que la enseñanza de la ciencia en nuestro país adolece del gran defecto de no motivar a los alumnos hacia la investigación, quienes llegan a carecer de interés por crear, por indagar. Lo anterior señala la necesidad de estructurar una reforma educativa que lleve a los maestros a fomentar en los niños y en los jóvenes un mayor acercamiento a la ciencia.

Por su parte, la doctora Alicia Espinosa Lara pidió una mayor difusión a las investigaciones, considerando que "Los centros donde se practica la ciencia son poco conocidos. Los jóvenes debieran estar más orientados al respecto y los medios de comunicación deberían tener un papel importante en ese sentido".

Las demandas expresadas por este grupo de científicos egresados del Centro de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional confluyen hacia una de las ideas expresadas por uno de sus integrantes, Guillermo Romero Villaseñor, de que "no es el científico quien se ha aislado, sino que ha sido marginado; hay tan pocos científicos, que no tienen ni voz, ni voto ni opinión".

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