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La discusión que se desarrolla actualmente con tanto apasionamiento en las escuelas de la República
Federal de Alemania sobre nuevos modelos de cogestión, ha llegado a un punto en que parece indicado hacer
un balance de lo conseguido. Así lo expresa Wolf Scheller en una nota aparecida en Kulturbrief (Crónica
Cultural, Bonn, 1972), que reseñamos a continuación.
Existen en varios Länder -por ejemplo en Renania del Norte- Westfalia, Hamburgo, Berlín y Baja Sajonia-
amplios proyectos de leyes sobre la congestión en las escuelas. Durante meses, políticos, padres,
maestros y escolares han discutido sobre propuestas siempre nuevas y sobre deseos de cambios, sobre la bi y la
triparidad. Y también en los mismos Länder donde los gobiernos aún no han presentado ningún
proyecto propio, las discusiones no han sido menos vivas. Los ministros de educación intentan realizar un
balance a partir de las diversas tomas de posición, críticas y juicios de los diferentes grupos afectados.
Es verdad que apenas si se encontrarán así ideas fundamentales nuevas. Y tampoco hay por qué
suponer que los proyectos de leyes preparados vayan a experimentar correcciones demasiado grandes.
En Renania del Norte-Westafalia, el ministro de educación, Jürgen Girgensohn, ha puesto por ahora un
punto final al debate iniciado en su ministerio. Hay que valorar más de 3 000 tomas de posición y
más de 300 "Hearings" -en la ciudad y en el campo. El proyecto de su ministerio para la "Ley
sobre la codeterminación en el sistema escolar" no se distingue demasiado de las iniciativas de los
otros Länder regidos por los socialdemócratas. La conferencia escolar -compuesta en su mitad por maestros
y en su otra mitad por padres y alumnos- deberá ser en el futuro el centro de todas las decisiones en la
vida escolar. Deberá terminar sobre el trabajo de organización y educación, sobre el empleo
de fondos públicos, sobre cuestiones internas de la escuela, así como sobre la aplicación
unificada de principios justos para el enjuiciamiento de rendimientos. Sin embargo, hasta ahora no está
claro qué margen de acción efectivo poseen estas conferencias, es decir, en qué medida deben
codeterminar con responsabilidad la marcha de la vida escolar. Hasta la fecha se ha hablado en este punto de un
derecho a presentar propuestas, que parece demasiado vago a padres y alumnos. Es cierto que Girgensohn ha dejado
traslucir que aquí queda aún campo para mejoras, pero ya hay muchos críticos que temen que
la ley no pueda satisfacer finalmente a los tres grupos directamente participantes -maestros, padres y escolares.
El proyecto de Hamburgo -que prevé la triparidad en la conferencia escolar- es considerado por grupos de
escolares entusiastas con las reformas como el "non plus ultra" de una progresiva reglamentación
de la cogestión. Aquí -análogamente a lo propuesto en Hesse y en Berlín-, las conferencias
escolares deberán poder elegir los directores de escuela por diez años y revisar decisiones de los
otros gremios - conferencia de maestros, consejo de padres y consejo de alumnos. Los cristiano demócratas
de la oposición en Hamburgo ven en este modelo el intento de los socialdemócratas para traspasar
"acríticamente a la escuela los gremios triparitarios de las universidades". Hay por lo menos
una objeción contra la pretendida elección del director de la escuela por la conferencia escolar,
que ha encontrado hasta hoy poca atención en la opinión pública : el digno de lástima
llamado a desempeñar tal cargo se vería preso también en el futuro en el puesto de un funcionario
ligado a indicaciones. El dualismo necesariamente resultante entre autoridad superior y conferencia escolar autónoma
haría titubear a los mismos candidatos más dispuestos a esta labor.
En el estira y afloje del actual proceso de formación de opinión sobre un derecho de cogestión
en la escuela con base legal se marcan de forma cada vez más clara los puntos de vista de los distintos
grupos. Muchos maestros temen una limitación de un campo de acción, un cercenamiento de sus anteriores
derechos. Los padres ven amenazada de muchas formas la garantía de su misión educadora. Los alumnos
-reflexionando sus malas experiencias con la coadministración escolar- desconfían de todo futuro
desarrollo en esta línea, porque sólo muy difícilmente pueden imaginar que las leyes de codeterminación
se practiquen en este sentido. Los tres grupos exigen une comisión para casos de conflicto que en caso necesario
pueda asumir también una función de árbitro. Con todo, aún parece más esencial
el deseo de delimitaciones más claras de las competencias que no permitan interpretaciones equívocas
en el uso de las leyes de cogestión. De lo contrario, la situación seguiría tal como la he
descrito recientemente el escritor Paul Schallück : "La responsabilidad queda estrechada por el derecho
de los padres, por la misión social de la escuela, por el estatuto de funcionarios de los maestros, por
reservas jurídicas, como el derecho de soberanía interna y otras muchas cosas... Lo que queda de
posibililades reales de congestión no es mucho."
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