DISCURSO

VICTOR L. URQUIDI
PRESIDENTE DE EL COLEGIO DE MEXICO

El día 23 de septiembre de 1976 se celebró la inauguración del nuevo edificio de El Colegio de México y el inicio del año lectivo. Incluimos a continuación los discursos que se pronunciaron en la ceremonia.

 

Señor Presidente de la República, Lic. Luis Echeverría Alvarez, Señor Secretario de Educación Pública, Ing. Víctor Bravo Ahuja, Señores representantes de los asociados fundadores de El Colegio de México, Señores miembros de la Junta de Gobierno de El Colegio de México, Señores profesores, investigadores y estudiantes de El Colegio, Señoras y señores :

Al iniciarse esta semana el año lectivo, El Colegio de México se encuentra instalado en un edificio nuevo, que por su sola belleza arquitectónica otorga una dimensión adicional a esta comunidad de profesores, investigadores y estudiantes de las ciencias sociales y las humanidades. El espíritu, para desenvolverse, requiere con frecuencia de condiciones ambientales propicias. El quehacer de quienes componen El Colegio de México se verá sin duda estimulado por esta nueva morada que, a la vez que funcional, ha sido diseñada para crear comunicación física y científica, personal y espiritual.

La historia de este edificio es sencilla y clara. El Colegio de México, fundado en 1940, laboró al principio, en pequeña escala, en diversos locales provisionales. Al adquirir su mayoría de edad en 1961, y reconocérsele oficialmente como institución universitaria libre, pudo instalarse en un edificio moderno y modesto, adecuado a sus necesidades de entonces. Pocos años después se efectuó una ampliación que, al poco tiempo, resultó insuficiente, y El Colegio empezó a desbordarse a diversos lugares de trabajo aledaños, lo que ocasionó dispersión e incomunicación entre sus colaboradores. En 1971, usted, señor Presidente, nos planteó la conveniencia de trasladarnos a un nuevo lugar, persuadido de la importancia de nuestra institución. Con el apoyo de las autoridades correspondientes, se localizó el terreno que hoy ocupamos, de 27 000 metros cuadrados, emplazado en hermoso y tranquilo pedregal con bosque de encinos. En julio de 1974 pudo usted comprobar en nuestro viejo edificio de las calles de Guanajuato que nuestras instalaciones, entre ellas nuestra creciente Biblioteca, resultaban ya sumamente estrechas. En esa oportunidad conoció usted los anteproyectos elaborados para la nueva obra, y poco después nuestra Junta de Gobierno seleccionó el proyecto arquitectónico idóneo para iniciar los trabajos de formulación detallada del programa y el proyecto de construcción. En septiembre de 1975, con el apoyo del señor Secretario de Educación Pública y el acuerdo de las Secretarías de Hacienda y Crédito Público y de la Presidencia, se dio comienzo, bajo la supervisión del Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas, a la obra de nivelación y excavación, y en escasos doce meses se ha concluido la mayor parte del proyecto original, de tal manera que hemos podido instalarnos para el presente año académico en condiciones muy satisfactorias, quedando pendientes sólo algunos aspectos que, sin dejar de ser importantes, se consideraron aplazables en función de la disponibilidad de financiamiento y del plazo apremiante de entrega de la obra. La superficie construida abarca 24000 metros cuadrados, de los cuales 8000 corresponden a la Biblioteca, y el resto a oficinas de profesores e investigadores, salones para seminarios y cursos, área de conferencias, área de cómputo, oficinas generales y zonas de esparcimiento.

En la plantación del edificio hubo una constante interacción entre los autores del proyecto y la comunidad académica de El Colegio. Los arquitectos Teodoro González de León y Abraham Zabludowsky demostraron una perfecta comprensión de los objetivos, funcionamiento y modalidades de nuestra institución. Por su parte, los ingenieros constructores y el director de la obra establecieron y cumplieron con éxito un programa apretado de construcción. A los arquitectos, a los constructores, y no menos a los técnicos y a los trabajadores que laboraron en la edificación, deseo expresar, a nombre de la Junta de Gobierno de El Colegio, el más profundo agradecimiento por su esfuerzo y su dedicación que hoy culminan en esta ceremonia.

Al señor Secretario de Educación Pública, la Junta de Gobierno reconoce su espíritu solidario con El Colegio y su infatigable empeño por asignar la prioridad necesaria, dentro del programa de construcciones, a este magno edificio. A los señores Secretarios de Hacienda y Crédito Público -el actual y el antecesor- El Colegio agradece la generosa comprensión que han tenido hacia la importancia de esta obra. Y a otros secretarios de estado y funcionarios del sector público, agradecemos las extensas facilidades que en todo momento nos han brindado para el cumplimiento de nuestros programas. Varias personas amigas de El Colegio han hecho donativos de obras de arte o de fondos con qué adquirirlas que servirán para enriquecer estéticamente nuestras instalaciones; a ellas también nuestro agradecimiento.

Pero el reconocimiento principal, amplio y cálido, de nuestra Junta de Gobierno, y mío propio, en representación a la vez de nuestra comunidad académica, es para usted, señor Presidente, pues ha sido el propulsor de esta nueva gran etapa de la vida de El Colegio de México, a los 36 años de su fundación. Fue usted quien, en 1971, consciente del lugar que ocupa El Colegio en la estructura educativa y científica del país y en el desarrollo futuro de ésta, nos dijo : "Piensen en El Colegio de los próximos cincuenta años." Con visión del futuro, usted ha sabido estimularnos y hemos respondido, con la plena cooperación de su gobierno, llevando a cabo esta obra material que sin duda hará más fructífera la labor docente y de investigación científica en que estamos empeñados desde hace mucho y que seguiremos impulsando con ahínco.

Quisiera ahora referirme, señor Presidente, señoras y señores, a algunos aspectos fundamentales de la labor de El Colegio de México. Dos insignes humanistas, don Alfonso Reyes y don Daniel Cosío Villegas, concibieron la idea de El Colegio : crear una institución capaz de albergar a investigadores y profesores de alto nivel en áreas de las ciencias humanas y sociales, que en aquel entonces-hablo de 1940-se encontraban en estado precario, y formar, con rigor académico, nuevas generaciones de especialistas en estos campos. Entre aquel primer grupo figuraban, por cierto, distinguidos intelectuales transterrados -para emplear el término acuñado por don José Gaos- de la República Española. El Colegio nació, y se ha sostenido, bajo el signo de la libertad académica, del espíritu crítico, de la responsabilidad social, del esfuerzo institucional. Aquellas directrices de 1940 siguen siendo hoy válidas en todos sus alcances. Durante su presidencia de El Colegio entre 1963 y 1966, otro distinguido humanista, el doctor Silvio Zavala, las mantuvo y desarrolló en vigor.

En los últimos años se ha acentuado una característica que merece destacarse : la participación de los integrantes de El Colegio en lo que viene a ser una comunidad académica, con cohesión interna, a la vez dinámica, abierta a nuevas ideas, nuevos métodos y técnicas, nuevos enfoques, capaz lo mismo de respetar la investigación individual que por su propia iniciativa alguien quiera realizar, que de organizar estudios colectivos que respondan a la necesidad de ahondar en el conocimiento de los problemas nacionales e internacionales. El único criterio de autoevaluación -y de receptividad a la crítica externa- es el científico, el académico. Somos en El Colegio lo bastante conscientes de la responsabilidad que pesa sobre una institución como la nuestra, en un país de escasos recursos e inagotables necesidades, para comprender que aquí sólo tiene cabida el rigor, tanto interno, como en las relaciones con otras instituciones y con el poder público-rigor que se ejerce dentro de la libertad y la autonomía académicas, y que no impide colaborar en los empeños sociales y aportar, en cuanto sea necesario, la crítica a los procesos históricos e institucionales de México y otras naciones. Nuestro estilo es acometido y a la vez prudente, austero y al mismo tiempo racional en la asignación de los recursos indispensables para llevar a cabo una tarea determinada.

En los últimos seis años, El Colegio ha recibido del poder público los recursos que le han permitido ampliar al doble sus actividades, tanto en la investigación como en la docencia. Ha contado también con generosas aportaciones internacionales sin menoscabo alguno de la autodeterminación de los programas académicos ni limitación de ninguna especie. Además de las taras tradicionales como son la Historia y los Estudios Literarios y Lingüísticos, se han desarrollado considerablemente las Ciencias Sociales. Cabe mencionar la expansión de la docencia y la investigación en Ciencia Política, Relaciones Internacionales, Demografía, Economía y Sociología, a lo que ahora se añade Desarrollo Urbano. Es conocida también nuestra labor en Estudios de Asia y el Medio Oriente, que se reflejó recientemente en la celebración en México, por vez primera en América Latina, del Congreso Internacional de Ciencias Humanas de Asia y Africa del Norte. Dada la estructura de El Colegio, es frecuente el enfoque interdisciplinario, no exento de dificultades. Por otro lado, la creciente incorporación de métodos cuantitativos de análisis y de procesos de computación electrónica no es ajena, por cierto, a las Humanidades, como lo evidencia el trabajo de preparación del Diccionario del Español de México que estamos llevando a cabo. La Historia de la Revolución Mexicana, del México Contemporáneo, que a iniciativa del señor Presidente Echeverría El Colegio se comprometió a redactar y cuya publicación se prevé dentro de pocos meses, ha sido esfuerzo común de historiadores, politólogos, sociólogos y economistas. El Colegio no está en posibilidad de abarcar todos los temas de la problemática nacional, pero ha hecho aportaciones que creemos importantes y útiles en el conocimiento de nuestros problemas Lingüísticos, de nuestra dinámica demográfica, del desarrollo urbano, de la vida política e institucional, de la estructura económica y de las relaciones internacionales, entre otras. Es de señalar que varios investigadores de El Colegio han intervenido, a invitación de la Secretaría de Educación Pública, en la redacción de los textos gratuitos de enseñanza primaria y en los correspondientes para la enseñanza secundaria, normal y preparatoria. Las publicaciones de El Colegio, sus libros y sus revistas, están a la vista y representan la continua labor de sus profesores e investigadores. Los cursos de Maestría y Doctorado, y el único de licenciatura que El Colegio ofrece, han permitido a lo largo de los años la formación de nuevos profesores e investigadores para diversas universidades del país y para el sector público y el privado. En los últimos seis años han egresado de nuestra institución 42 estudiantes a nivel de licenciatura, 130 al de maestría y 66 al de doctorado, en las diversas especialidades de El Colegio. Todos ellos han sido estudiantes de dedicación exclusiva, becados, de alto rendimiento académico.

Finalmente, quiero hacer breve referencia al corazón de El Colegio, sin el cual difícil sería concebir su funcionamiento : su Biblioteca, hoy alojada en instalaciones espléndidamente planeadas por los arquitectos en consulta con nuestro personal especializado. Nuestra Biblioteca, de sus modestos comienzos en la época de don Alfonso Reyes, amorosamente cuidada en un principio por Francisco Giner de los Ríos y más tarde por Susana Uribe de Fernández de Córdoba, se ha convertido hoy en una de las tres más importantes de México, con alrededor de 200 000 volúmenes en las ciencias sociales y las humanidades, a más de documentos y micropelículas. A sus adquisiciones, se añaden los generosos donativos de muchas personas e instituciones. La Biblioteca es el motor impulsor de la mayor parte de la investigación que se lleva a cabo en El Colegio y sirve de apoyo a quienes cursan estudios en nuestra institución y a centenares de lectores e investigadores ajenos. Nos hemos preocupado porque sea una Biblioteca viva, un elemento auxiliar y bibliográfico activo, seguros como estamos de que el desarrollo de la cultura va aunado al desarrollo de la lectura. Nuestra Biblioteca custodia libros sobre las disciplinas que cultivamos, sobre México, sobre América Latina, sobre Asia y el Medio Oriente, sobre otras áreas del mundo, y nuestros servicios de intercambio nos permiten acceder a fondos bibliográficos de otras partes. Por eso hemos destinado a la instalación y al servicio de la Biblioteca el máximo de recursos posibles, con personal altamente capacitado al frente. Nuestra Biblioteca será dedicada hoy a la memoria de uno de sus fundadores, don Daniel Cosío Villegas, fallecido hace seis meses.

Señor Presidente,
Señor Secretario de Educación Pública,
Señoras y señores :


Al recibir del Gobierno de la República este extraordinario edificio, que satisface todas nuestras necesidades materiales por mucho tiempo y contribuye a fortalecer nuestras labores académicas, me cumple, a nombre de la Junta de Gobierno de El Colegio, dar fe pública de nuestro agradecimiento a la administración que tan dignamente preside el ciudadano Luis Echeverría Alvarez, y ofrecer las seguridades de que nuestra comunidad hará lo posible por responder a las esperanzas que la sociedad ha fincado en nosotros.

Muchas gracias.

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