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Agradezco a todos ustedes el honor que me confieren de pronunciar la declaratoria inaugural de los trabajos
de esta asamblea, que se realiza merced a la hospitalidad de esta progresista Universidad de Guadalajara, del pueblo
y del gobierno de Jalisco y que ha producido ya, tan sólo en este día inicial, reflexiones maduras
y penetrantes. Al hacerlo, transmito a ustedes un saludo cordial del C. Presidente de la República, quien
me ha pedido que los felicite en su nombre porque hayan comprometido su responsabilidad en el análisis de
los problemas que afectan a la educación superior dentro del propósito general de congruencia que
nos reúne en la elaboración del Plan Nacional de Educación.
Recuerda con beneplácito el Jefe del Ejecutivo, las visitas que le hicieron en Palacio Nacional los días
12 y 24 de enero de este año, los señores rectores de las universidades públicas del país
y los señores directores de los institutos tecnológicos regionales; en ambas, fue manifiesta la voluntad
que los anima de plantearse la educación superior como problema; en ambas, presentaron ustedes documentos
iniciales de trabajo que el Presidente López Portillo calificó de históricos por cuanto resumen,
con espíritu crítico y propósito auténtico de superación, las cuestiones que
sobre ese ciclo educativo preocupan a las instituciones que representan, al estado mexicano y a la opinión
pública.
En diversas reuniones posteriores, sean de carácter regional por lo que hace a las universidades de provincia;
sean de carácter nacional por lo que concierne a los institutos tecnológicos; en múltiples
consultas y entrevistas convocadas por la Coordinación General de Educación Superior, Ciencias y
Tecnología, a las que han acudido no sólo dirigentes de instituciones educativas, sino también
funcionarios federales y estatales, personalidades académicas, maestros y estudiantes, se han venido delineando
los planteamientos fundamentales que habrán de integrar el capítulo de educación superior
dentro del Plan Nacional de Educación. A éste habrán de añadirse los estudios próximos
a concluir en la creación de la Universidad Pedagógica Nacional.
Esta asamblea reviste excepcional importancia. En ella culminan los trabajos que la asociación por ustedes
constituida ha emprendido para precisar su aportación al Plan Nacional de Educación. Pero en cierto
modo culmina también un antiguo anhelo de esta organización, en cuanto, por vez primera, de manera
cabal y sistemática, se cumplirá el objetivo esencial que la explica: estudiar los problemas académicos
y administrativos de la educación superior con miras a su planeación integral dentro del sistema
nacional educativo.
El volumen y la calidad de los estudios que serán presentados a esta reunión, acredita la trascendencia
que ustedes le conceden. Acredita, igualmente, rigor en el análisis y preocupación por encontrar
más allá de los apremios de lo urgente, lo que en verdad es importante para el futuro mediato e inmediato
de la educación en México. Sobre el debate superficial y al margen de todo dogmatismo, ustedes plantean
a fondo los problemas de la educación superior, que son, en buena medida, los del país. En ejercicio
de su función primordial, que es el conocimiento de la realidad, se han esmerado en analizar la suya propia.
Habituadas como están las instituciones de alta cultura a dilucidar y proponer los cambios que la sociedad
requiere, se han dispuesto a proponer ahora aquellos que la educación superior exige, así como las
condiciones externas que harán cada vez más fructíferas sus tareas.
En la agenda de trabajo aparecen en primer término, ]as cuestiones que se derivan del acelerado crecimiento
del sistema, fruto del desarrollo social del país, pero que tienen evidentes repercusiones sobre la orientación
misma de las instituciones, su regionalización, el papel que a cada una corresponde desempeñar y
los sistemas de financiamiento y organización que garanticen, a un tiempo, su carácter popular y
el adecuado cumplimiento de las tareas encomendadas.
Les preocupa, igualmente, la calidad de los servicios que imparten y la preservación de un clima propicio
a las tareas de la inteligencia. Ello plantea no sólo la necesidad de redefinir los ciclos, los programas,
los planes y los métodos de estudio, investigación y difusión de la cultura, sino la de encontrar
los mecanismos legales y prácticos que permitan dirimir las controversias internas por vías democráticas
e institucionales y la de contar con proyectos y recursos específicos para asegurar la elevación
efectiva de los niveles académicos de la educación superior.
Conceden ustedes particular relevancia a la vinculación de sus instituciones con el entorno social que las
determina y justifica. La educación es, en todos sus ciclos, columna vertebral de un proyecto nacional de
desarrollo, liberación e independencia. A ella concierne afirmar la solidaridad entre las generaciones;
superar la desigualdad por el acceso a la capacitación y a la cultura; preservar una conciencia crítica
frente a la realidad; formar a los hombres para que sirvan a las causas fundamentales de la nación. Para
ello ha de encontrarse un equilibrio creativo entre las libertades de la inteligencia y las responsabilidades de
la educación; entre la formación de los jóvenes y el empleo de los recursos humanos; entre
el respeto a la razón y los requerimientos de un país que necesita optar, todos los días,
dentro de su contexto histórico, y preparar, al mismo tiempo, un porvenir congruente con su mejor tradición
revolucionaria.
México habrá de salvarse por la auténtica lealtad de sus instituciones y de sus hombres, capaces
todos de encontrar con autonomía responsable, la función que les corresponde en la edificación
del país.
Sabe el gobierno de la República que los dirigentes, los maestros, los estudiantes y los trabajadores que
dan vida a los centros de educación superior, están dispuestos a mantener y a acrecentar la imaginación
y la generosidad de la juventud; de comprometerla con el pueblo al que pertenece y de vincularla a las tareas nacionalistas
y humanas que con singular precisión expresa nuestro mandato constitucional.
Sabe también, que encuentra en cada una de las instituciones que ustedes representan voluntades firmes y
conciencias alertas para emprender una revisión profunda de la educación superior en nuestro país,
de sus objetivos, de su organización y de sus métodos, para encontrar, como lo ha sugerido reiteradamente
el Jefe de la Nación, el modelo de educación superior que conviene a una sociedad en proceso de crecimiento,
conforme a sus necesidades, a sus limitaciones y al porvenir que ambiciona. Por su parte, les reitera que sólo
en el mutuo respeto, en la coincidencia de propósitos y en el análisis lúcido y compartido
de la realidad, podremos vencer los obstáculos de hoy, y asumir un compromiso responsable con el desarrollo
y la plena independencia de la nación.
Al agradecerles cumplidamente sus empeños en colaborar con el Plan Nacional de Educación, que a iniciativa
del Presidente José López Portillo ha emprendido el Gobierno de la República, me es grato
declarar inaugurados los trabajos de la XVII Asamblea de la Asociación Nacional de Universidades e Institutos
de Enseñanza Superior.
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