DEMANDA SOCIAL DE EDUCACION A LAS UNIVERSIDADES DE AMERICA LATINA
Trabajo presentado en la II Conferencia de Directores y Secretarios Generales de las Organizaciones Nacionales y Regionales de Universidades de América Latina, organizada en la Universidad de Belgrano bajo el patrocinio de la Unión de Universidades de América Latina (UDUAL), en Buenos Aires, Argentina, noviembre de 1977.
PABLO LATAPI
Director de Prospectiva Universitaria, A. C. (México).
El objeto de este trabajo es analizar los datos disponibles sobre la demanda de educación superior en la
región latinoamericana y su proyección al año 2000. Con base en estos datos se sugerirán
algunas reflexiones, particularmente respecto a las alternativas que pueden seguir las instituciones universitarias
para regular el acceso de estudiantes en el futuro.
1. EVOLUCION HISTORICA DE LA MATRICULA(1)
2. ESTIMACION DE LA DEMANDA AL AÑO 2000
3. FACTORES QUE CONDICIONAN LAS POLITICAS DE ACCESO
4. SUGERENCIAS PARA LA REFLEXION ULTERIOR
NOTAS
1. EVOLUCION HISTORICA DE LA MATRICULA(1) Contenido Esta demanda está constituida por los estudiantes que han terminado la enseñanza media-superior y solicitan efectivamente el ingreso a la educación superior; es la llamada "demanda real", en contraposición a la "potencial", que es el grupo de edad 18-23 años cuyo porcentaje de población escolarizada suele utilizarse para comparaciones entre varios países o entre varios momentos. Conviene notar que el porcentaje del grupo de la enseñanza media que llega a la superior es bastante alto -el 85 por ciento en promedio para la región-, debido a la estructura poco diferenciada del sistema educativo y al exagerado prestigio social del título universitario en nuestras sociedades. No se conocen las causas por las que el porcentaje restante no llega a inscribirse en el nivel terciario, pero puede suponerse que sólo una mínima parte de esos jóvenes dejan de estudiar a causa de los requisitos de admisión de las instituciones de educación superior; éste sería el margen en que la demanda real excede a las cifras de matrícula. Es, pues, a través de la matrícula como podemos, de hecho, examinar el comportamiento de la demanda. El cuadro 1 presenta la evolución de la matrícula de 1962 a 1971 por países. Puede observarse que en la década la matrícula más que se duplicó. Sólo cinco de los veintiún países (Haití, Uruguay, Argentina, Cuba y Paraguay) no alcanzaron a duplicarla, y varios llegaron a quintuplicarla. El cuadro 2 muestra la manera como ha evolucionado la distribución de los estudiantes por áreas de conocimiento, de 1960 a 1970: se observa un creciente predominio de las ramas humanísticas (Humanidades, Pedagogía y Bellas Artes) y derecho y ciencias sociales, en tanto que las ciencias médicas decrecieron fuertemente (de 21.3 por ciento a 14.7 por ciento). Las ingenierías se mantuvieron prácticamente igual; la agricultura aumentó ligeramente, lo mismo que las ciencias exactas y naturales. Es importante observar el aumento de la matrícula femenina, la cual se incrementó en un 235 por ciento, contra un 162 por ciento de los alumnos varones. Si en 1960 había 29 mujeres por cada cien estudiantes, en 1970 llegaron a ser 34. Las tendencias anuncian que aumentarán a 40 por ciento para el año 2000. Hay, sin embargo, importantes variaciones por países; así, si en Panamá la matrícula femenina ya pasa del 45 por ciento, en Haití, El Salvador, Guatemala y México representa todavía menos del 20 por ciento.(2) 2. ESTIMACION DE LA DEMANDA AL AÑO 2000 Contenido Según estas proyecciones, los tres niveles escolares evolucionarán en América Latina hasta 1985 conforme a las siguientes tasas promedio de crecimiento: Irá, pues, disminuyendo el ritmo de expansión de la enseñanza primaria y aun de la enseñanza media en los años siguientes. La enseñanza superior, después de la alta tasa de crecimiento de 1965 a 1975, atenuará también su incremento, como consecuencia de la disminución de la tasa de crecimiento de la enseñanza media y de las restricciones de financiamiento y, quizá también, debido a otros fenómenos previsibles en la estructura del empleo y los salarios y las aspiraciones sociales de los demandantes. No obstante esta baja en la tasa de crecimiento, la expansión en números absolutos será extraordinariamente fuerte: (en miles) 1960 572.1 1965 914.0 1970 1,637.1 1975 3,451.4 1980 5,599.1 1985 7,363.7 200013,228.2 FUENTE: UNESCO, op. cit. Anexo I. O sea que en la presente década, de 1970 a 80, la matrícula más que se triplicará; y de 1970 a 2000 llegará a multiplicarse por 8. A medida que se extienda más la enseñanza media, aumentará también la tasa de escolarización de la educación terciaria. El porcentaje de jóvenes de 20-24 años que actualmente (1975) alcanzan educación terciaria es de 9.4 en la región; en 1980 subirá a 13.2, en 1985 a 15.2 y en el año 2000 a 18.8 (UNESCO, op. cit., Anexo I). Esto acarreará también cambios en la estructura del sistema educativo. Si en 1960 la educación superior representaba sólo el 1.8 por ciento de la matrícula total y actualmente representa un 4.7 por ciento de ella, en 1985 llegará a ser un 6.8 por ciento y en 2000 un 7.9 por ciento de la matrícula total.
Las universidades latinoamericanas hanmantenido tradicionalmente una política de "puertas abiertas" ante la demanda, sin que obste el que en algún país exista la tendencia contraria, o sea de planificar el ingreso conforme a una planeación centralizada de los recursos humanos. Desde hace varios años, sin embargo, se observa la tendencia a restringir el acceso a las escuelas de medicina, a medida que se satura la capacidad de las estructuras hospitalarias e instituciones de salud pública para emplear más médicos y para permitir el entrenamiento de los estudiantes y pasantes. Fenómenos semejantes se advierten fragmentariamente en otras profesiones, pero no alcanzan a alterar la predominancia del acceso abierto. En algunos países (por ejemplo Venezuela) se ha implantado un sistema de preinscripción nacional, para regular el ingreso. Los estudiantes señalan sus preferencias por carrera y/o institución, y con base en las opciones señaladas, un organismo central coordina la demanda social con las capacidades de cupo y las características de las instituciones. Pero este sistema, en cuanto sabemos, no se ha utilizado para dirigir y distribuir el flujo escolar efectivamente, ni se le ha relacionado estrictamente con las disponibilidades y requerimientos del empleo. Los factores que condicionan las políticas de acceso se pueden clasificar en: demográfico-escolares, económicos, sociales, políticos y financieros. a) Demográfico-escolares Las universidades se ven presionadas a ampliar su acceso por la expansión de los niveles escolares anteriores. Su "demanda social" se agrava por la escasa diferenciación del sistema educativo y el excesivo prestigio social del título universitario. Las salidas ocupacionales de la enseñanza media y las carreras cortas de nivel superior, donde existen, influyen sólo ligeramente en suavizar la demanda. Por lo demás, suele decirse que tiene menor costo social el mantener a un joven estudiando que el crearle una plaza de trabajo. b) Económicos De parte de la economía hay dos factores que tomar en consideración: la correspondencia con el empleo y la productividad de la inversión. Es de sobra conocida la disfuncionalidad que existe entre educación y empleo en América Latina. Los sistemas educativos han tratado de ajustarse al acelerado crecimiento demográfico, pero la creación de empleo no ha podido mantener el mismo ritmo. Ello ha tenido por consecuencia una situación general de desempleo y de subempleo de los recursos humanos. El desempleo general que afecta a la población latinoamericana, afecta también a los egresados de la enseñanza superior. Un autor(4) ha calculado las tasas siguientes de desempleo urbano en relación con la escolaridad en los países en desarrollo (asignando un valor de 100 a la tasa de desempleo de las personas con más de 12 años de estudios):
Estudios realizados en un país latinoamericano(5) indican que, de 1960 a 70, el 73 por ciento de los egresados del sistema educativo con 13 o más años de escolaridad lograron ser absorbidos en el mercado de trabajo, en tanto que lo fueron el 36 por ciento de los egresados con escolaridad primaria (uno a cinco grados) y el 43 por ciento de los que contaron con alguna escolaridad secundaria (seis a nueve grados). En otro estudio realizado en México,(6) se indica que en las 70 ciudades mayores del país, el 80.5 por ciento de los desempleados tienen escolaridad nula o inferior a los seis grados; el 12.0 por ciento instrucción media, el 1.2 por ciento instrucción de adiestramiento o capacitación, y el 6.5 por ciento educación profesional. Las proyecciones del crecimiento de la población económicamente activa y del empleo y desempleo en las décadas siguientes dan lugar a seria preocupación. Los desempleados subirán de 4.5 millones en 1970 a 8.1 millones en 1990 según lo muestra el cuadro 4. Los subempleados se calculaban en 1973 en cerca de 20 millones más. Con la misma responsabilidad con que las universidades debieran atender su disfuncionalidad con el empleo, debieran también considerar, como otro factor económico que condiciona su política de acceso, la productividad del gasto educativo. Más que a instituciones aisladas corresponderá al conjunto de las universidades de un país examinar su integración en el progreso económico del mismo, fomentando y utilizando estudios que determinen la productividad del gasto de educación superior en los diversos sectores de la economía y en las diferentes situaciones de empleo. c) Sociales La enseñanza superior es vista como un medio de ascenso -a veces el único- de las clases medias y de conservación de su estatus entre las clases altas. Por otra parte, el proceso de "democratización" de las universidades, entendido como el acceso creciente de estudiantes de estratos sociales más bajos, "atrae" una mayor demanda, por cuanto modifica gradualmente las normas de admisión y promoción, y facilita la difusión de ideologías más favorables a los intereses populares. d) Políticos Políticamente, hay dos factores que agravan el problema: de una parte es alta la capacidad de las clases sociales medias y altas para plantear sus demandas ante el Estado y negociar el otorgamiento de sus apoyos; en particular los grupos empresariales presionan a favor del entrenamiento de los cuadros técnicos y directivos calificados que requieren; la mayor oferta de mano de obra repercute para ellos en abatimiento de los niveles salariales. Por otra parte, la creencia común de que el acceso abierto y la gratuidad de la educación contribuyen a la democratización de la sociedad, es utilizada hábilmente por el Estado. De hecho está comprobado que ni el acceso abierto ni la gratuidad contribuyen en forma considerable a contrarrestar la selección previa, efectuada a lo largo de la escolaridad preuniversitaria, en función principalmente de la situación socioeconómica de los estudiantes. e) Financieros Los cambios que van teniendo lugar en la estructura del sistema educativo (cfr. supra 2) se reflejarán fuertemente en sus costos ya que cada plaza de educación terciaria cuesta considerablemente más que las de primaria o media. También se agravará el financiamiento educativo porque, debido a la juventud demográfica de la región, aumentará la proporción de la población escolarizada por población económicamente activa. La UNESCO calcula que para 1985 esta carga en los países menos desarrollados rebasará en un 22 por ciento a la de los países industrializados, no obstante las altas proporciones de población analfabeta en los primeros. Esta rápida enumeración de los factores que condicionan las políticas de acceso de las universidades latinoamericanas hace ver la complejidad de los problemas que plantea a los directivos universitarios el crecimiento de la demanda en el futuro. Añadiremos algunas sugerencias que pueden servir para encauzar una discusión ulterior.
Será útil distinguir tres categorías entre los factores que acaban de enumerarse. Algunos de ellos son inmodificables; así, la evolución de las pautas de empleo que dependen de las pautas de producción y de desarrollo tecnológico, la estructura de los salarios y la dirección de las aspiraciones sociales. En otros, en cambio, parece haber ciertos límites de maniobra: en el plano político el Estado o las instituciones universitarias pueden modificar la gratuidad de la enseñanza o utilizar sistemas de financiamiento educativo (créditos, becas, etc.) como instrumentos de regulación y distribución del flujo escolar; pueden también orientar la demanda a las áreas más requeridas, mediante programas de información vocacional y profesional. La política educativa puede, además, dentro de ciertos límites, frenar el crecimiento de la educación superior a favor de un mayor impulso compensatorio de la educación extraescolar para los grupos de adultos marginados o la primaria rural; y así en otros casos. Esta clasificación de los factores contribuirá a centrar la discusión en lo que las universidades pueden efectivamente hacer, ya sea directa o indirectamente, ante la creciente demanda, y a definir con mayor precisión sus políticas alternativas, con sus respectivos presupuestos, costos y consecuencias. Paralelamente a esta discusión, convendrá esclarecer cuáles son las esferas de acción -o jerarquías de decisión- de las instituciones aisladas, del conjunto de las instituciones o de otros organismos de carácter nacional, que pueden incidir en la evolución y tratamiento de la demanda de educación superior. Por otra parte, habrá que considerar los márgenes de acción que establecen los diversos regímenes políticos existentes en la región, atendiendo a los objetivos nacionales y a las características del desarrollo que cada régimen promueve. En esto, sin embargo, las universidades debieran ejercer su función crítica, examinando los problemas con responsabilidad e independencia y proponiendo alternativas viables. En particular -y finalmente- convendrá discutir qué investigaciones deben realizar las universidades para comprender mejor los problemas planteados por su demanda social y buscar su mejor solución. La complejidad de los problemas no es óbice a que las universidades procuren someterlos a soluciones más racionales y más conscientes. NOTAS Contenido
(2) Evolución reciente de la educación en América Latina: avances, problemas, perspectivas, UNESCO, Oficina Regional de Educación, Santiago 1974, 3 vol., I, p. 120. (3) UNESCO-BIE, Conferencia Internacional de Educación, XXXVI Reunión (1977), Evolución de la matrícula escolar: tendencias y proyecciones estadísticas, regionales y mundiales 1960-2000 (ED/BIE/CONFINTED 36/4/REF 2), Anexo 1, p. 2. (4) BAIROCH, PAUL. El desempleo urbano en los países en desarrollo, OIT, Ginebra, 1973, p. 66. (5) MUÑOZ IZQUIERDO, C. Expansión escolar, mercado de trabajo y distribución del ingreso en México: un análisis longitudinal 1960-1970, en Revista del Centro de Estudios Educativos, vol. IV (1974), 1, pp. 9 y ss. (6) TREJO, SAUL. El desempleo en México: características generales, en El Trimestre Económico, 1973, p. 678. DESCRIPTORES: DEMANDA DE LA EDUCACION-AMERICA LATINA; MATRICULA-AMERICA LATINA. |