|
PRESENTACIÓN Contenido
Este documento tiene por objeto examinar la naturaleza y fundamentos de la educación superior, analizar
su situación actual, señalar previsiones y consecuencias y sugerir políticas y estrategias
generales para la solución de los problemas que afectan tanto a las instituciones públicas de educación
superior, como al sistema en su conjunto. Su formulación es el resultado de los antecedentes que se resumen
a continuación:
a) La reunión de rectores celebrada en la ciudad de Monterrey el 11 de febrero del año en curso,
que entre otros, ha tenido por objeto aceptar la invitación que el C. Secretario de Educación Pública,
Lic. Porfirio Muñoz Ledo, formuló a la ANUIES para que participe activamente en la elaboración
y ejecución del Plan Nacional de Educación.
b) El estudio de los problemas fundamentales que deben resolver las instituciones autónomas y estatales.
Los rectores reunidos en el lugar y fecha indicados coincidieron en identificar una problemática que ya
había sido planteada por la ANUIES al C. Presidente de la República, Lic. José López
Portillo.
c) Las aportaciones escritas de varias instituciones y regiones que fueron remitidas a la Secretaría General
Ejecutiva, en respuesta a la solicitud que les hizo este organismo de la ANUIES. Dichas aportaciones fueron reunidas
y agregadas para su discusión al documento de trabajo.
d) El documento de trabajo elaborado por la Comisión Técnica designada por la Secretaría General
Ejecutiva.
e) Las enmiendas, sustituciones y ampliaciones con las que fue aprobado el documento de trabajo en la XVII Asamblea
General Ordinaria de la ANUIES, celebrada en Guadalajara los días 19, 20 y 21 de mayo de 1977.
En consecuencia, el presente documento resume los puntos de vista que tienen las instituciones que integran la
ANUIES sobre los problemas básicos de la educación superior mexicana; expresa, a manera de recomendaciones,
los criterios aprobados para resolver esta problemática y propone una estrategia para que la ANUIES, como
su organismo representativo, y las instituciones que forman parte de ella, participen activamente en la elaboración
y ejecución del Plan Nacional de Educación.
México, D. F., 15 de junio de 1977.
INTRODUCCION Contenido
Los problemas de la educación superior en México surgen como una consecuencia de factores estructurales
de diverso tipo. Por una parte, la explosión demográfica y la diversidad del espacio físico
producen desequilibrios notorios en distintas áreas del desarrollo socioeconómico; por otra, el proceso
de industrialización, la migración rural-urbana y otros factores han generado grandes concentraciones
urbanas y una centralización de la enseñanza superior; por último, el carácter dependiente
de la economía nacional determina que el Estado disponga de recursos limitados para atender las necesidades
crecientes del financiamiento de la educación superior.
Si bien estas consideraciones de orden general constituyen el fondo de la problemática, deben tomarse en
cuenta otros aspectos que son prioritarios. En tal sentido, se hace necesario examinar detenidamente las relaciones
específicas que se dan entre las instituciones de educación superior, el Estado y una sociedad en
desarrollo como la nuestra.
Las instituciones de educación sufren los problemas de la sociedad en que están inmersas. De este
modo el desarrollo desequilibrado y marginativo de nuestro país ha sido factor determinante para la existencia
de limitaciones y problemas en el sistema de educación superior.
También debe mencionarse el hecho social y económico de una desigual e injusta distribución
de la riqueza que impide a grandes sectores de la sociedad su acceso a los bienes culturales. En este sentido,
nuestras instituciones de educación superior han percibido con claridad la necesidad de incorporar nuevos
métodos y nuevas formas de organización, que dentro de la continuidad institucional y la legalidad,
incrementen la proyección social de la actividad universitaria.
En el plano interno, las instituciones de educación superior sienten la urgencia de adecuar sus estructuras
a las necesidades cambiantes de la sociedad. Así, por ejemplo, la estructura docente necesita de nuevos
mecanismos, programas y medios para hacer efectivo el mejoramiento académico, o bien la estructura administrativa
que reclama un nuevo sistema de relaciones para superar su organización y eficacia o, la estructura estudiantil,
que a través de diversos medios exige una mayor participación en las decisiones institucionales y
demanda salidas laterales, nuevas profesiones, nuevas metodologías que contribuyan efectivamente a su formación
profesional dentro de una concepción nacional, social y transformadora.
Las instituciones de nivel superior, ante sus problemas, han alcanzado un claro nivel de conciencia y han establecido
un criterio homogéneo sobre el financiamiento y la asignación de recursos, condiciones esenciales
para el cumplimiento de sus funciones básicas. En este punto el papel del Estado es decisivo, porque a ello
lo compromete su tarea fundamental en el proceso de independencia económica y social.
En la coyuntura actual, el Gobierno Federal ha proyectado una política tendiente a integrar un "sistema
educativo nacional", que logre resultados a corto, a mediano y a largo plazo. Esta iniciativa gubernamental
es apoyada por las instituciones de educación superior y, por ello, su participación es vital para
formular y alcanzar los objetivos del Plan Nacional de Educación.
No obstante, se hace necesario que el Plan considere la extensión de la problemática que afecta a
todas las regiones del país, a todas las entidades federativas y a las localidades que tienen o pueden tener
instituciones que imparten enseñanza superior; estos problemas abarcan, por una parte, aspectos políticos,
jurídicos e institucionales y, por otra, aspectos de integración, organización e innovación
que, en su conjunto, están estrechamente vinculados a los del financiamiento y de la formación de
recursos humanos en y para las instituciones de educación superior.
La solución de estos problemas que son concretos, complejos y profundos no depende de simples decisiones
verticales, sino que requiere de una participación cada vez más dinámica e integrada de las
instituciones; pues ellas, al verse emplazadas a resolverlos, pueden ofrecer soluciones viables, operativas y responsables
en el marco de su autonomía.
El planteamiento de los problemas de la educación superior conlleva la necesidad de aportar soluciones mediante
una programación participativa y operativa que cuente con el apoyo decidido del Estado. A través
de este medio es posible relacionar, por afinidad y complementariedad, los diversos problemas de la educación
superior y encauzarlos adecuadamente con el fin de articular las políticas que se establezcan en el Plan
Nacional de Educación.
Desde estos puntos de vista, se formulan políticas generales que permitan definir una estrategia con el
fin de que la ANUIES participe efectivamente en la elaboración, ejecución y evaluación del
Plan Nacional de Educación.
Por otra parte, la ejecución coordinada y la estructura programática de la Asociación facilitarán
la implementación de proyectos institucionales o interinstitucionales, en que los principios asociativos
y cooperativos tendrán plena vigencia. Por último, una redistribución funcional de tareas
dentro de la ANUIES deberá partir de la institucionalización de las formas de integración
que se presentan en ella.
I. NATURALEZA Y FUNDAMENTOS DE LA EDUCACION SUPERIOR Contenido
En todos los países del mundo, con prescindencia de sus sistemas socioeconómicos, la educación
se ha convertido en el mayor problema de nuestro tiempo, cuando no en el problema más difícil. Los
diversos sistemas educativos plantean, ante todo, la necesidad de incorporar sus sociedades a un proceso vertiginoso
de cambios, para ganar nuevos niveles de desarrollo.
En las circunstancias actuales la educación pasa a ser preocupación dominante y, dentro de ella,
la educación superior constituye la instancia con que culmina todo proceso de planeamiento, organización
y ejecución de sistemas y métodos educativos de alto rendimiento.
Las posibilidades de desarrollo económico y social dependen, en gran parte, de lo que puede hacerse en la
formación de cuadros científicos y técnicos para aprovechar los recursos naturales y mejorar,
o cambiar, determinadas formas de organización social. Desde este punto de vista, la educación superior
juega un papel relevante porque la generación de los cuadros sólo puede darse en esta instancia educativa,
sea cual fuere su modalidad, puesto que ella es un medio de distribución del saber con que se benefician
los hombres, dentro de una estructura social diversificada en la que existen grupos altamente privilegiados frente
a otros que carecen de posibilidades educativas.
La correlación existente entre la estructura económico-social y el proceso educativo ha dado lugar
a que se instauren sistemas educativos diferenciados. De este modo, aunque se reconozcan rasgos comunes en la sociedad
contemporánea, no pueden homologarse los sistemas educativos de países con diferente régimen
político-social; esto quiere decir que se impone la necesidad de distinguir cualitativamente la función
que cumple la educación superior en las diversas sociedades de la época actual.
En la situación presente, y de acuerdo con los niveles del desarrollo histórico-social, pueden identificarse
varias concepciones relativas al proceso educativo y al papel que cumple la educación superior. Una consiste
en indicar que la educación reproduce y debe reproducir relaciones económicas, sociales y políticas,
pasadas y presentes, para reforzar inadecuadas formas sociales de vida. Esta concepción refleja una ideología
conservadora y estática de sectores sociales que rechazan la necesidad de que se operen transformaciones
cualitativas en las estructuras y en la organización de la sociedad y que, al mismo tiempo, pretenden negar
la dinámica incontenible del conocimiento científico y de los procesos tecnológicos. Otra
señala que el proceso educativo, y en particular la educación superior, se organiza a manera de un
aparato ideológico del Estado con el que se pretende encauzar los intereses y objetivos del desarrollo social
dentro de una perspectiva rígida, característica de aquellas sociedades donde se ha obstaculizado
la vida democrática y la práctica de la libertad.
Otra concepción identifica el proceso educativo como un factor de cambio y como un componente esencial del
desarrollo integral y compartido. Es la tesis que ha permitido el surgimiento de grandes movimientos educativos
en los que participan maestros y estudiantes, autoridades y trabajadores, que buscan una inserción efectiva
de las instituciones de cultura superior en la vida económica, social y política.
En el marco general de estas concepciones, la educación superior realiza, por su naturaleza, una formación
humanística, científica y tecnológica. El acento que puede darse a uno u otro tipo de formación,
depende del enfoque predominante en el diseño de metas y objetivos que orientan la función educativa.
En esta perspectiva, la naturaleza de la educación superior determina modelos que, al implementarse en las
instituciones que imparten enseñanza superior, integren las humanidades, las ciencias y tecnologías,
de tal modo que los recursos humanos formados en este nivel educativo tengan un perfil interdisciplinario, en función
de los requerimientos del desarrollo integral de la personalidad y de las necesidades de cambio en las estructuras
económicas y sociales. En tal sentido, la educación superior revela en toda su extensión la
riqueza de objetivos y la diversidad de problemas que implica el entrelazamiento de las disciplinas humanísticas,
las ciencias y tecnologías que, como factores combinados e inseparables de toda formación educativa,
influyen decisivamente en el progreso material y espiritual de la sociedad.
La educación superior requiere de nuevos marcos jurídicoinstitucionales y de nuevos mecanismos sociales,
imprescindibles para el cumplimiento efectivo de sus funciones que, al estar determinadas por las necesidades del
presente, deben proyectar soluciones eficaces en los problemas económicos, sociales, ideológicos,
políticos y éticos que se darán en las nuevas formas de organización social; de este
modo el proceso educativo del nivel superior juega un papel histórico que consiste en vincular el tránsito
de la sociedad actual a la sociedad futura. Su función conectiva es indestructible y se refuerza de modo
patente a través de todos los cambios producidos en el desarrollo de la humanidad. Pero en este proceso
de cambio de las instituciones de educación superior, deberán tomarse muy en cuenta la continuidad
institucional, el derecho y la legalidad, como marco indispensable de la actuación universitaria.
Los objetivos de la educación superior se logran a través de las funciones básicas que desarrollan
sus instituciones y, entre ellas, preferentemente las universidades. La función educativa se traduce en
la conservación de la cultura, en la transmisión de conocimientos y en el perfeccionamiento de aptitudes
y habilidades, aspectos que en su conjunto constituyen la formación del hombre en función de su tiempo
y de su sociedad. La investigación permite que en este nivel educativo se descubran y creen nuevos conocimientos
científicos y tecnológicos que se incorporen al desarrollo social. Al cumplir esta función,
las instituciones de educación superior realizan investigación pura o básica e investigación
aplicada que, en sus relaciones recíprocas, demuestran el carácter progresivo y liberador que tiene
el conocimiento humano. Su tercera función se expresa en los servicios que prestan estas instituciones impulsando
la renovación permanente de la sociedad.
Para el logro de sus objetivos y la realización de sus funciones la educación superior ha alcanzado
conquistas de gran importancia. Sería difícil preservar los valores universales de la cultura y estimular
el progreso del conocimiento científico, si las instituciones de enseñanza superior no contaran con
un régimen de autonomía e independencia frente a las diversas formas que adquiere el poder social,
así como también sería insostenible el ejercicio de la crítica si no incorporaran a
su práctica formativa la libertad de cátedra y de investigación como atributo esencial de
la capacidad del pensamiento humano para cuestionar ideas, realidades y proyectos.
El papel de cambio que juega la educación superior se retroalimenta en la sociedad a la cual sirve. Su dinámica
responde a los cambios que se operan o deben efectuarse en el medio en que ella se desenvuelve. Desde este punto
de vista, la educación superior tiene una capacidad innovativa que le permite ponerse a la altura de su
tiempo y requiere de una integración para que sus posibilidades de innovación sean internamente coherentes
y, en lo externo, congruentes con las transformaciones sociales para asimilar las formas imperecederas de la cultura,
favorecer el desarrollo del conocimiento científico e incorporar las tecnologías más eficientes,
dentro de una perspectiva humanista que conjunte el valor del individuo con la totalidad social.
Contenido
|