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Introducción
El 25 de enero de 1980 fue una fecha importante para la Universidad Autónoma "Benito Juárez"
de Oaxaca. En esa oportunidad, y como una continuación del Centro para la Formación de Profesores
e Investigadores en Ciencias Sociales de la UABJO, se declararon inauguradas las labores del Instituto de Investigaciones
Sociológicas de la misma universidad. Lo significativo de estos hechos consiste en que, a través
del referido Centro y a partir del 19 de septiembre de 1979, se desarrolló en la UABJO un programa intenso
de formación docente y de capacitación en la investigación social con el patrocinio de esa
institución, la Universidad Nacional Autónoma de México, el Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología, la Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Enseñanza Superior, y
la Subsecretaría de Educación Superior e Investigación Científica de la SEP.
El ex-Centro mencionado cumplió un calendario para la sustentación de tesis y la recepción
de exámenes, con el fin de otorgar grados académicos a los nuevos científicos sociales que
dedicarán sus conocimientos y experiencias al análisis de la compleja realidad oaxaqueña,
dentro de las perspectivas del desarrollo urbano, regional y nacional. Los nuevos graduados y las tesis que ellos
presentaron (el título va encerrado entre paréntesis) son los que siguen: Esther Rebeca Soriano Pérez
(Organización y funcionamiento de las empresas periodísticas en la ciudad de Oaxaca y análisis
de los contenidos que publican); Hugo Eloy Sánchez Silva (Universidad y sociedad); Mario Ortiz Gabriel (Factores
que provocan la migración y sus repercusiones en una comunidad mixteca: el caso de San Juan Mixtepec); María
Guadalupe Musalem Mehry (Mujeres oaxaqueñas: su visión de sí mismas y de su realidad en el
hogar y el trabajo); Héctor Arsenio Vázquez Hernández (Migración, unidad doméstica
y sector agrario en la comunidad de San Juan Guelavia); Gonzalo Piñón Jiménez (Las formas
de integración de la economía campesina a la economía capitalista: estudio del caso de una
comunidad); Néstor Montes García (El proceso de asentamiento de los sectores urbanos pobres de la
ciudad de Oaxaca: análisis de caso); José Luz Ornelas López (Historia ocupacional y migratoria
zapoteca: el caso de Sto. Domingo del Valle, Tlacolula); Ruhama Juana Ortiz Maldonado (Los maestros oaxaqueños:
la imagen de sí mismos y su misión docente); Porfirio Cutberto Santibáñez Orozco (Gobierno
y política en Oaxaca: 1974-1978. Ascenso y caída de un gobernador); Hermenegildo Velázquez
Ayala (Análisis de una empresa capitalista y las relaciones de explotación que se dan en su interior,
1978, San Carlos Yautepec); Felipe Martínez López (Economía y política en Oaxaca: la
crisis de 1952); Héctor Gerardo Martínez Medina (La política educativa del estado en el medio
rural; 1970-1976: el caso de las escuelas técnicas agropecuarias, ETAS); Gloria Zafra (El movimiento campesino
en Oaxaca: invasiones de tierra en el valle de Zimatlán: 1972-1974); Jesús Jaime Francisco Segura
(Vinculación, estado y sistemas de cargos en una comunidad: Teotitlán del Valle); Fausto Díaz
Montes (Impacto de la agroindustria del mezcal en la estructura social de la comunidad); Carlos Javier Sorroza
Polo (La sociología en Oaxaca: consideraciones sobre su institucionalización); Moisés Jaime
Bailón Corres (Articulación de modos de producción, mercantil simple y sistema comercial en
los valles centrales de Oaxaca); Horacio Tomás González Rivera (Historia de una provocación:
la dinámica de las corrientes políticas en el movimiento estudiantil de Oaxaca, 1976-1978); Jorge
Hernández Díaz (La agricultura comercial y los chatinos); Isidoro Yescas Martínez (El movimiento
popular de Oaxaca, 1968-1974: antecedentes, génesis y desarrollo de la coalición obrero-campesino-estudiantil
de Oaxaca) y, por último con la indicación de pendiente, Bertha Rosalba Montiel Angeles (Condiciones
estructurales y motivaciones de la migración en una comunidad de la sierra norte del estado de Oaxaca).
La inauguración del Instituto de Investigaciones Sociales se desarrolló de acuerdo a un programa
en el cual participaron diversas personalidades tanto de la universidad oaxaqueña como de las instituciones
patrocinantes, entre las cuales estuvo presente el Dr. Rafael Velasco Fernández, Secretario General Ejecutivo
de la ANUIES.
LIC. RAUL BENITEZ CENTENO
(Ex-director del Centro para la Formación de
Profesores e Investigadores en Ciencias Sociológicas).
Nos sentimos satisfechos del trabajo realizado. Constituye una tarea cumplida, en donde participaron conjuntamente
muy diversos académicos e instituciones. La participación plural, podría considerarse como
la característica más significativa del programa.
Una búsqueda fue la de mostrar, hacer presente que en cualquier circunstancia es posible el desarrollo
de un proyecto académico, que enfrente mitos, presupuestos y estereotipos, respecto a la capacidad de las
universidades para generar investigación y buena docencia. La lección, si puede hablarse de esta
manera, es que el desarrollo científico y tecnológico debe hacerse de abajo hacia arriba, desde la
base y no a la inversa, si queremos crear instituciones perdurables.
El tercer aspecto que surge como consideración en este momento, es que la universidad constituye el ámbito
más importante, el potencial mayor en la formación de recursos humanos y en el desarrollo de la investigación
científica y tecnológica, que requiere nuestro país. Sin duda alguna debe apoyarse mucho más.
La experiencia del Centro de Sociología hace evidente, también, que un proyecto académico
debe ser radical en la observación y cumplimiento de los principios de su propio ámbito. En este
caso el ámbito universitario, en donde es posible la confrontación necesaria del conocimiento científico,
que implica, sin duda, ideología, teoría y práctica, pero no ideologización, dogmatismo
y encubrimiento de lo objetivo, de lo concreto.
De aquí un requerimiento de la investigación científica, contenida en el método
y uso consecuente de técnicas de investigación, en donde la orientación teórica como
coto cerrado, elimina su potencial creativo y en donde la confrontación de las teorías implica su
presencia plural y la necesidad de mantenimiento de esta pluralidad como política académica básica,
lo que significa en lo fundamental, el reconocimiento de la diversidad y de la oposición como bases del
conocimiento científico.
Al mismo tiempo, saber que no es la suma de enfoques teóricos lo que nos va a permitir el conocimiento;
será la profundidad en un paradigma teórico.
La tarea de investigación se ha iniciado ya con la tesis de grado de los señores licenciados en
Sociología egresados del Programa para la Formación de Profesores e Investigadores en Ciencias Sociales.
Consideramos que constituye ya, una aportación de importancia para el conocimiento de los problemas sociales
del Estado de Oaxaca. Que los méritos del Instituto de Investigaciones Sociológicas que ahora va
a inaugurarse, se reconozcan, si los logra, con base en su propio trabajo, el que pido que se haga con firmeza,
tranquilidad de espíritu y modestia, por parte de todos sus miembros, investigadores y directivos.
La diversidad en Oaxaca se expresa en términos de elementos de identidad con estructuras familiares,
comunitarias, étnicas y regionales, en el país, en buena medida planteadas así por la propia
geografía y la negación sistemática en la historia oaxaqueña y nacional del indio.
Lo urbano en Oaxaca parece acumular energía para enfrentarse al exterior sin ser destruido y sin negar
sus relaciones con lo rural que lo sustenta.
¿Cómo es posible respetar esta diversidad y eliminar la pobreza?; ¿cómo incorporar
los avances de la humanidad y no destruir lo indígena?; ¿es fatal su destrucción o lo fatal
hoy y a mediano plazo es mantenerlo en los más bajos niveles de subsistencia y de no valoración de
su trabajo en el desarrollo del país?; la contradicción se hace evidente y para mi aún no
hay respuestas en los planteamientos teóricos y de práctica política. Sólo hay generalizaciones
y formas de organización muy pobres. Lo que si sé, y esto ha sido una de las bases del Centro de
Sociología, es que hay que acercarse a la respuesta, hoy y aquí y por los oaxaqueños. Esta
es la tarea de los egresados del Centro de Sociología de la UABJO.
Nuestro deseo es que en todos estos esfuerzos y trabajo realizado, sean cabalmente aprovechados por la comunidad
universitaria de la UABJO y se realice esta actividad en beneficio del pueblo de Oaxaca.
DR. OSCAR PINTADO CERVERA
(Director a.i. del Instituto de Investigaciones Sociológicas).
Hablando de la literatura y del oficio de escritor, Paul Valérie señala que: "un libro no
es después de todo más que un extracto del monólogo de su autor..." La decisión
que él hace, añade, depende de su amor de sí: "si se place en tal pensamiento, si se
odia en tal otro; su orgullo o sus intereses toman o dejan todo eso que le viene al espíritu, y eso que
quisiera ser escogido en lo que realmente es". Y concluye que, "ésta es una ley fatal".
Esta reflexión de Valérie nos invita a detenernos un instante para analizar si es éste
el móvil que determinará la tarea del investigador en ciencias sociales, cuyo oficio, algunos lo
consideran así, está de forma alguna emparentado con el del escritor.
Cierto es, el hombre o la mujer de letras se guía en su labor por una serie de estímulos personales
que influyen su pensamiento y que determinan sus apreciaciones así como la orientación de sus intereses,
pero el oficio del científico, como diría Max Weber refiriéndose al estudioso, debe comprender
un rigor más allá de la creatividad propia del literato, un rigor que no puede basarse ni en la intuición
ni en la inspiración que hacen del hombre de letras un ser creativo: un artista.
El investigador en ciencias sociales desde luego que debe poseer una inspiración para desempeñarse,
pero esta inspiración debe venir después de un arduo trabajo. Sin embargo, la intuición, la
intuición científica, depende de factores y de dones que no entran dentro de nuestras posibilidades
el controlarlos.
Pero si la creatividad en el literato lo identifica con el artista, en el científico social ésta
no puede ser descartada. El oficio de cientista comprende también dentro de sus objetivos el ser creativo.
Mas para serlo el camino a recorrer no es fácil. Existe un rigor, una formación, una disciplina,
y se podría decir incluso, una vocación orientada toda hacia la búsqueda del conocimiento.
Sin embargo, el conocimiento no se limita a descubrir la verdad, o más bien, como sucede frecuentemente,
a descubrir una verdad parcial que nos es presentada de acuerdo a intereses que responden a móviles ajenos
a la voluntad general. 1755, es el año en que se imprimía el artículo "Economía
Política" de Jean-Jacques Rousseau, ese ancestro de la sociología; y en él, hablando
de virtudes se indica que la virtud cívica se define en: "la conformidad de la voluntad particular
a la voluntad general".
El pensamiento del enciclopedista Rousseau, quien también es ancestro del socialismo utópico decimonono,
se identifica con aquel investigador que descarta a la llamada objetividad científica que la filosofía
positivista de Augusto Comte pondría en boga desde la primera mitad del siglo XIX.
Hablar pues de conocimiento, del conocimiento que lleva en su búsqueda la concordancia con la voluntad
general, es, en sociología, saber explicar las conductas sociales, pero no por el conocimiento del actor
social o por la situación en la cual se encuentra, sino por las relaciones sociales en las cuales participa.
De esta manera, conocimiento y conciencia se confunden cuando la investigación tiene como propósito
fundamental y así lo señala el reglamento interno del Instituto de Investigaciones Sociológicas
de la Universidad Autónoma "Benito Juárez" de Oaxaca aprobado por el Honorable Consejo
Universitario- "el llevar a cabo estudios científicos para el conocimiento, la explicación y
la crítica de la realidad social y de su proceso histórico", señalando más adelante,
que su finalidad será la de: "desarrollar trabajos utilizables para la transformación de situaciones
sociales concretas; y contribuir a solucionar los problemas de transmisión y adquisición del conocimiento".
Si nosotros aceptamos que la conciencia del hombre está socialmente condicionada, como diría Karl
Marx, hablar en términos de crítica de la realidad social y de su proceso histórico, implica
que el investigador, el sociólogo que indaga y explica, es consciente que su estudio debe estar conformado
a esa voluntad general que mencionamos anteriormente.
Sabemos que la sociología es una ciencia que vive solamente en aquellas sociedades que saben combinar
el crecimiento económico y la crítica social, en aquellas sociedades que combinan un proyecto cultural
con conflictos sociales. Entonces, estudiar, indagar, explicar, adquirir y transmitir el conocimiento, criticar
la realidad social, es para nosotros, investigadores del primer Instituto de Investigaciones Sociológicas
que se crea en la sociedad mexicana fuera de la concentración que hasta en ciencia e investigación
la ciudad de México posee, la primera responsabilidad en tanto que cientistas y en tanto que comprometidos
con una problemática, que en esta región de México presenta rasgos más agudos y complejos,
y que nos involucra de una u otra manera en el desempeño de nuestra labor.
El rechazo de una aceptación ingenua de categorías de la práctica social, se contrapone
a la obligación de hacer surgir la conciencia de los actores, a buscar en otro nivel un principio de explicación
de la práctica y a encontrar los conflictos y las tensiones sociales más allá de las fuerzas
de integración, de institucionalización y de socialización que se imponen y ocupan una posición
privilegiada en la escena social. Es decir, el sociólogo consciente, que tiene como punto de partida el
estudio de las relaciones sociales para llegar al conocimiento de la realidad, no tiene más que explicar,
cuando él transmite su conocimiento, lo social por lo social.
No obstante, si bien es cierto que la realidad de una sociedad y su estudio en un contexto como el que se vive
en Oaxaca, en México, y de una manera más amplia en América Latina, compromete al investigador,
lo hace tomar conciencia y lo induce a tomar un método científico apropiado para la explicación
de sus pesquizas, el Instituto de Investigaciones Sociológicas de la Universidad Autónoma "Benito
Juárez" de Oaxaca, debe ser una casa abierta para la recepción de todas aquellas corrientes
que tratan de encontrar el camino para llegar al conocimiento y explicación de esta realidad social que
nos preocupa. El principio básico de un Instituto de esta naturaleza es la libertad de pensamiento y el
respeto irrestricto a las ideas de los miembros que lo integran. Pues, si el investigador es celoso de la intromisión
de fuerzas externas que traten de imponer una línea de conducta a su labor indagadora y explicativa, celoso
deberá ser también cuando al interior de su propia institución se intente dirigir su labor
investigadora hacia una u otra línea, método, forma de manifestación del pensamiento.
Hoy, 25 de enero de 1980, se inicia una nueva etapa en el programa para la formación de profesores e
investigadores en nuestra universidad. Muchos años han pasado desde que un grupo de oaxaqueños apoyados
por el rector de la época, Lic. Rubén Vasconcelos, le propuso al entonces director del Instituto
de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, Maestro Raúl Benítez
Zenteno, su apoyo para la apertura de una Escuela de Sociología. El proceso en este lapso ya lo conocemos
después de la exposición del Maestro Gilberto Silva y del propio Maestro Benítez Zenteno.
Para nosotros, la nueva etapa que es la creación de un Instituto de Investigaciones, es un desafío
y una responsabilidad muy grande, ante nosotros mismos investigadores, y ante la sociedad que nos proponemos estudiar.
Responsabilidad que sólo puede ser cumplida con el estudio, la discusión, la seriedad académica
de los trabajos y el compromiso con la tarea a realizar.
Para lograr todo esto, el Instituto abre sus puertas organizado, normado, y con sus áreas de investigación
prioritarias seleccionadas, después de una amplia discusión entre sus miembros y con todo el personal
académico y becarios del Centro de Sociología que hoy se clausura.
Organizado, pues siendo el Instituto heredero de la organización del Centro de Sociología, y consecuencia
del programa para la formación de profesores e investigadores, recibe un establecimiento con una base sólida
para su operación como institución. Organizado también, pues el Maestro Benítez Zenteno
dio lo mejor de sí mismo y el cúmulo de su experiencia para entregarnos un Instituto en estado de
investigar. inmediatamente; es decir, que tanto la cobertua organizacional como un cuerpo de investigadores asociados,
egresados del programa y que se integran en la nueva etapa, constituyen los elementos de gran valía con
que contamos y que son el resultado de la dirección y de los lineamientos señalados por el Maestro
Benítez. Claro está, ésta no es la obra de un solo hombre, muchos contribuyeron a su realización
y varias instituciones colaboraron para que el programa iniciara su segunda etapa. Y cuando digo esto, pienso en
el apoyo inestimable del señor rector de la Universidad Autónoma "Benito Juárez"
de Oaxaca, Lic. Ildefonso Zorrilla, y en el de instituciones como la Universidad Nacional Autónoma de México
a través de su Instituto de Investigaciones Sociales, del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología,
en la Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Enseñanza Superior y en la Secretaría
de Educación Pública.
Asimismo organizado, pues desde la culminación de las labores académicas del Centro de Sociología
a finales del año pasado, todos los participantes en el programa se avocaron a la difícil tarea de
estructurar una institución de esta naturaleza.
Normado, pues el Instituto de Investigaciones Sociológicas cuenta con un Reglamento Interno inspirado
en reglamentos de instituciones similares, y aprobado, después de amplia discusión, por el Honorable
Consejo Universitario de la UABJO. Normado también, pues se discutieron y aprobaron todas aquellas normas
internas de funcionamiento que complementan al Reglamento Interno, y que tienen como principio el respeto entre
los investigadores y con el personal administrativo, y como finalidad la consecución de una investigación
de alto nivel académico, através de la autodisciplina en el trabajo.
Con sus áreas de investigación prioritarias seleccionadas, pues se aprobaron cuáles son
los temas principales que interesan al sociólogo investigador, conjuntamente seleccionados con los problemas
principales que demandan de urgencia un estudio profundo.
De estas áreas escogimos cuatro: primero, un área de estudio de la estructura productiva que comprende
los siguientes temas generales: El estudio de la población, como estudios demográficos, sus características,
la migración, etc.; el estudio de las economías, sean éstas campesina, forestal, artesanal,
etc.; y por último estudios sobre desarrollo regional y de urbanismo.
Queda claro que en una entidad como Oaxaca, donde existen problemas graves en las aglomeraciones, una migración
que a veces toma características alarmantes dentro de las comunidades, una economía como la campesina
que concentra una fuerte mayoría de la población, y algunos polos de desarrollo que tienden a desatar
un proceso de cambio social, son temas que para el Instituto representan un terrero casi virgen para explorar,
y para la entidad representan estudios serios sobre las distintas problemáticas que la afectan.
Segundo, otra área para el estudio de la cultura y que comprende algunos temas como: ubicación
social de las comunidades indígenas, el indígena y sus problemas, Educación e ideología
en Oaxaca, salud, comunicación, el problema de la mujer en la sociedad, la religión, etc.
Aquí, dada la relevancia del elemento indígena en el Estado, ya que las tres cuartas partes de
los 570 municipios está poblada por indígenas, que la mayor parte de los 95,643 kilómetros
cuadrados de superficie está cubierta por montañas y que en este espacio se aglutina una diversidad
de etnias cada una con características culturales propias, su estudio es sin lugar a dudas de una singular
importancia para un Instituto que tiene como objetivo el análisis de las relaciones sociales y de su dinámica.
Los otros temas- educación e ideología, salud, comunicación, la mujer en la sociedad, la religión-,
son otra fuente inagotable y poco explorada que ameritan también una atención particular y que serán
de gran utilidad para la comprensión de la realidad oaxaqueña.
Una tercera área de investigación dedicada al estudio de las instituciones políticas los
partidos, los sindicatos y las asociaciones, como las instituciones de control social -el Estado, los Municipios
y sus aparatos de administración y dominación-, y como las instituciones educativas- a nivel básico,
medio y superior.
Este conocimiento tendrá que referirse al funcionamiento de las instituciones en su relación -como
aparatos sociales-, con sectores, grupos, clases y demás conglomerados sociales, para que a través
de su estudio se puedan plantear soluciones y/o alternativas a la problemática social del Estado, tanto
en lugares particulares, zonas o regiones más amplias, como del Estado en su conjunto.
Y, una cuarta y última área de investigación que comprende el estudio de los movimientos
sociales; subdivididos éstos en: movimientos campesinos, movimientos populares, movimientos sindicales,
y de los sectores dominantes.
La historia del pensamiento sociológico y su realidad empírica muestran la estrecha relación
que existe entre la estructura de la sociedad y su movimiento. Se parte del principio fundamental de que la sociedad
es dinámica, y esto se acepta por las distintas corrientes sociológicas que van desde el positivismo
comtiano hasta el marxismo.
En las instituciones de investigación más desarrolladas del país, el tema de movimientos
sociales ha adquirido un status dentro del análisis sociológico. Si este análisis es reciente
en el país, más aún lo es en el Estado de Oaxaca, en donde los pocos trabajos que dan cuenta
de algunos movimientos sociales de envergadura, han sido realizados desde la óptica del cronista y del historiador
empírico, salvo contados casos. De ahí que el Instituto incluya esta temática para su estudio
dedicando un área de investigación que se aboque al análisis de los movimientos sociales que
emergen de la contradicción y del conflicto.
De estas cuatro áreas se seleccionó el tema que tenga una importancia más relevante dentro
de la entidad, y se propuso que para la formación de los investigadores oaxaqueños, el primer trabajo
de investigación sería colectivo, y coordinado por los cuatro investigadores escogidos por su calidad
académica.
Como complemento para desarrollar los primeros proyectos de investigación por áreas, que tienen
además de carácter formativo para los miembros del Instituto, se firmó un acuerdo de colaboración
con el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, la Facultad
de Ciencias Políticas y Sociales de dicha Universidad, el Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio
de México, el Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa,
la Sede México de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, el Consejo Mexicano de Ciencias Sociales
y el Centro de Investigaciones Superiores del Instituto Nacional de Antropología e Historia, con la finalidad
de recibir asesoría respecto al programa de desarrollo institucional y de los proyectos de investigación
del Instituto; y en términos generales, para mantener un contacto muy estrecho y directo con las tareas
de investigación, así como en relación con el avance de sus unidades técnicas de apoyo
a la investigación, como biblioteca, centro de documentación, etc.
En este acuerdo se propone un intercambio permanente de personal académico, asesorar el Plan General
de Investigación, desarrollar programas conjuntos de investigación para reforzar la formación
científica de los investigadores, y otros apoyos académicos y de servicios, que serán de gran
ventaja para el desarrollo de nuestra institución.
Esta es pues la situación en pocas palabras del Instituto que hoy se inaugura. La Universidad Autónoma
"Benito Juárez" de Oaxaca le da su estructura y apoyo para el desarrollo de la investigación
y para elevar el nivel académico de la universidad, tal como lo manifestó el señor Rector
y lo aprobó el Honorable Consejo Universitario. Nosotros, investigadores y universitarios, tenemos una obligación
moral y una deuda para con la universidad que hizo posible nuestra existencia como primer Instituto de Investigaciones
Sociológicas que se funda en la provincia mexicana. Obligación y deuda que no pueden ser cumplidas
más que con los resultados del nivel académico que de nosotros espera la universidad, y con los trabajos
serios y críticos que coadyuven al mejoramiento, a través del conocimiento, de la realidad social
de Oaxaca, y más adelante de la región sur de México.
DR. ILDEFONSO ZORRILLA CUEVAS
(Rector de la UABJO).
El diecinueve de septiembre de mil novecientos setenta y cuatro, el doctor Raúl Benítez Zenteno
inaugura el Centro para la Formación de Profesores e Investigadores en Ciencias Sociológicas en la
Universidad Autónoma "Benito Juárez" de Oaxaca y entre otras cosas dijo lo que me parece
el espíritu del Centro que hoy se extingue: "el programa, parte de la convicción de que en las
economías capitalistas de bajo desarrollo se dan serios desajustes entre las necesidades de educación
y la oferta de personal formado en establecimientos educacionales de nivel superior, y que la solución estriba
tanto en la búsqueda de satisfacción de la demanda, como en la formación que posibilite la
actividad científica independiente, lo que en particular atañe a las ciencias sociales. Se parte
de la convicción también, de que la centralización impide un avance científico mayor,
sin desconocer la necesidad de bases suficientes en un momento y sitio dados para que la descentralización
sea efectiva y se tiene también la convicción de que es posible desarrollar en Oaxaca, en su universidad,
un programa de excelencia que permita el establecimiento posterior en corto plazo, de una escuela y un centro de
sociología".
Vaya pues en primer lugar el reconocimiento de la universidad a la visión clara, al esfuerzo solidario
y a la iniciativa generosa de quienes hicieron posible el nacimiento, el desarrollo y la culminación del
programa. La UNAM, el Conacyt y la Secretaría de Educación Pública, la A N U I E S y la UABJO,
logrando así una experiencia que debe ser modelo para América Latina.
Nuestras universidades sin programas y sin intercomunicación científica aunada a desiciones tomadas
por presiones y por reacciones populistas, exigen con urgencia estos centros que serán pilares de la estructura
académica. Los veo como la forma idónea de asegurar una docencia calificada y una investigación
sistemática, de otra forma el nivel académico, que ha tocado fondo, será difícil elevarlo.
Desde la década de los cincuenta, la academia empezó a desplomarse y muy pocas, poquísimas
instituciones educativas del país, superaron la crisis. Oaxaca fue de las más afectadas; los grandes
maestros del Instituto de Ciencias y Artes han muerto y los renuevos no encontraron el clima propicio. Nuestras
bibliotecas y nuestras aulas sienten esa sensación de nostalgia, cuando no de abandono.
Nace hoy veinticinco de enero de mil novecientos ochenta, el Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad
Autónoma "Benito Juárez" de Oaxaca, quiere decir que la universidad de Oaxaca arriba a
la investigación, que busca con premura su fin específico, su esencia, la única posibilidad
de su supervivencia. México es un país tan formal que salvo una o dos excepciones las universidades
no entendieron el paso cualitativo de institutos de docencia a la universidad: sin investigación no hay
universidad pues aquélla corresponde a la naturaleza de ésta y es la mejor de sus tradiciones.
Las ciencias naturales se han centralizado prácticamente en las dos potencias mundiales y al ensancharse
la brecha se ha instaurado el coloniaje científico. Difícil es pensar que esta situación cambie
a corto plazo cuando las sociedades industriales monopolizan la producción del material paracientífico.
En América Latina solo el avance de la ciencia social podrá afrontar el problema, de otra forma
seguiremos aceptando sin resistencia su tipo de industrialización, su estructura económica, su concepción
del trabajo y del trabajador y, lo más grave, sus valores frente a la sociedad. Urge aprovechar al máximo
la libertad de cátedra que debe darle a la sociología su función crítica e innovadora.
La autonomía ha sido bandera, símbolo y causa, pero a esa categoría jurídica no
le hemos dado el contenido que entraña su espíritu, ni su dimensión histórica, académica
y social. Estéril seguirá siendo la autonomía si no la utilizamos, inútil la libertad
de cátedra si no sabemos para qué sirve. En nuestros países la sociología establecerá
la diferencia entre el statu-quo y el avance social, al darnos la posibilidad de plantear la realidad regional,
que superando análisis demasiado ideologizantes elabore estrategias de desarrollo que opten por el cambio
social. Los jóvenes cientistas egresados de esos centros se abocarán a la búsqueda de datos,
a las síntesis de los resultados y a las teorías explicativas que analicen el desarrollo histórico
de la sociedad.
En su introducción a la sociología Alain Touraine escribe en el prefacio titulado "Ser Sociólogo",
que nuestras sociedades se resignan de mal talante a la inevitable existencia de la sociología. Raras veces
un conocimiento ha sido aceptado con tanto desagrado como éste: algunos lo rechazan por sacrílego,
otros lo exorcizan y aunque no creen demasiado en él, tratan de utilizarlo en beneficio del orden establecido:
los que le son más favorables se sirven del mismo para combatir las tradiciones que les incomoden; pero
sin que ello sea óbice para que los sitúen de nuevo en los aledaños de la universidad.
No es pues difícil saber por qué las universidades elitistas se oponen a suscitar cuestiones sobre
la vida de las sociedades en las que están inmersas y cuya existencia se basa en los privilegios y los prejuicios
de clase y que no sólo no les interesa, sino que desalientan cuando no obstaculizan el avance de una sociología
que haga el estudio crítico de la sociedad.
Oaxaca exige ya el científico social que no subordine los hechos sociales a valores tradicionales, a
mitos, y a otros órdenes de análisis jurídicos, económicos, religiosos, que estudien
lo que somos hoy como región, más que lo que hemos sido como objeto de la historia. Que estudien
con preferencia las luchas sociales recientes, los movimientos estudiantiles, como actores sociales necesitamos
saber quiénes somos, qué es la ciudad, la comunidad campesina, la masa trabajadora, los estudiantes,
el periodismo, el sindicalismo, los cuadros dirigentes, la religión, la política y todos esos tipos
y formas de control de los que hablaba Gurvich.
La universidad, el sindicalismo universitario, la lucha partidista al interior, la intervención del Estado,
son temas que urgen el análisis, el plazo se ha vencido y la universidad reclama soluciones que tengan la
autoridad del científico social: no podemos seguir siendo fábrica de profesionales para el mercado,
ni escuelas que transmitan teorías contundentemente contradichas por la ciencia, la cultura, la ciencia
y la tecnología son medio y no fines. Qué nos importa el parangón entre el imperio romano
y el imperio norteamericano si no se afronta el problema del hombre actual, explicamos la región para explicar
el mundo o nos perdemos en ensayitos de literatos decadentes, literatos de épocas difíciles, que
como decía Ortega y Gasset son superlativamente reaccionarios: "es ineludible, decía, crear
de nuevo en la universidad la enseñanza de la cultura o de las ideas vivas que el tiempo posee, esto tiene
que ser antes y más que ninguna otra cosa, la universidad", a esto se refería cuando decía
que había que vivir a la altura de los tiempos.
Ojalá logremos una concepción universitaria que nos lleve a la autonomía frente al gobierno
y a la independencia frente a partidos y grupos de presión. La práctica política debe ser
actividad lícita en la universidad; pero lo es cuando le sirve a ella, no cuando se sirve de ella.
La definición de esa práctica es urgente; porque si la reforma política logra su objetivo:
legitima el poder y establece las reglas del juego; en el campus universitario los estudiantes se matan y la universidad
convulsa y combatida desde adentro y desde afuera no es lo que debiera ser: conciencia crítica de la sociedad.
La universidad tiene ya su instituto de ciencias sociales, estamos ya en camino de la disciplina y el rigor
científico, sólo la especialización rigurosa hace pueblos vigorosos y organizados, pero cuidado
con una excesiva atomización del saber científico a base de una excesiva y unilateral especialización;
recordemos a aquel profesor de literatura especializado en la figura del gracioso de Lope de Vega, que en plena
guerra no leía el periódico porque estaba seguro de que no encontraría en el mismo ningún
dato de interés para su "especialidad". La sociología moderna no es la de Weber ni la de
Marx ni la de Durkeim si no es una ciencia distinta de las escuelas y sistemas filosóficos en los que nacieron.
Paulatinamente con paso seguro se han independizado al descubrir las relaciones sociales ocultas por la denominación
sin condicionamientos axiológicos o de principios.
Hoy la universidad vive una de sus horas de gala porque se inicia en la investigación, busca con premura
lo que corresponde a su fin, lo que es consustancial a su naturaleza: la verdad y la ciencia para la liberación
humana.
Así el pueblo oaxaqueño obtiene los frutos de su universidad como un instituto de excelencia,
entendida ésta no como jerarquía hueca sino como la búsqueda perenne de la realización
intelectual. Aportación oportuna y magnífica de la Universidad Autónoma "Benito Juárez"
de Oaxaca al desarrollo social de la comunidad y del país.
Por esto, señores, por encima de las distintas escuelas sociológicas, sobre las discusiones de
la identidad del sociólogo y del actor y de la distinción entre compromiso y ciencia como apuntaba
uno de los sustentantes, me quedo con la primera parte de aquella definición de Lavrov, aquel sociólogo
amigo de Marx que hablaba de la sociología subjetiva y que escribió las cartas de la historia.
La sociología puede definirse como la historia de la solidaridad humana.
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