RESEÑAS

Los 1001 años de la lengua española. Textos de Antonio Alatorre; diseño de Beatrice Trueblood. México, ed. Bancomer 1979, 374 pp.

  Con el fin de celebrar el primer milenio de la lengua española, Bancomer patrocinó la realización del libro Los 1001 años de la lengua española, publicado en noviembre de 1979. La impresión se hizo en los talleres de Litógrafos Unidos, S.A. de la ciudad de México.

Es pertinente señalar que el auspicio de Bancorner es importante en la creación del libro, ya que seria dificil producir un texto así, sin un amplio financiamiento. Ojalá que las instituciones dieran siempre un franco apoyo económico a la difusión de la cultura, y que editaran obras corno la presente, pero no sólo para hacerse publicidad. Aunque en el libro sólo aparece un pequeño anuncio de Bancorner al pie de la primera página, si se convierte en un vehículo publicitario, puesto que la obra se regala a personajes del sector público y del sector privado, así como a algunas instituciones educativas. Si se desea colaborar en la difusión de la cultura, sería recomendable que se tiraran ejemplares más modestos que conservaran el mismo texto y las mismas láminas, porque la presente edición, si circulara a la venta, costaría algunos miles de pesos, lo cual limitaría el desarrollo de la cultra, propósito explicitado por Bancomer en la hoja de presentación.

Al reseñar el libro hay que tener en cuenta lo que es y lo que pretende ser. Por ello, a pesar de que el rasgo publicitario es discreto, es oportuno eludirlo, para concentrarse en la obra.

La realización y diseño del libro son de Beatrice Trueblood, auxiliada por un excelente equipo de colaboradores. Detrás de cada página se descubre el cuidado riguroso dela edición. La impresión es fina y de muy buen gusto. El color está bien elegido en cada hoja. La composición y el diseño son óptimos, as! como la formación y la limpieza y elección de la familia de tipos. Es un libro lleno de movimiento con balance exacto, que denota un claro conocimiento de la distribución por parte de los diseñadores. Hay técnica y arte en la realización de la obra. Pocas veces se han hecho libros del nivel artístico de éste. Los creadores arriesgan en la composición y nunca caen, como se ve en los textos de las ilustraciones, en donde aparecen líneas irregulares que pretenden evitar la división silábica. La camisa, las pastas y las guardas son de muy buen gusto.

A nivel de la imagen el libro ofrece una secuencia histórica y una secuencia artística hispanoamericana bien fusionadas. El pie de las láminas está entresacado del discurso del texto de Antonio Alatorre, de suerte que la imagen se convierte en una graficación de la historia de la lengua, desde la lámina que muestra el tronco de la lengua, hasta el logrado collage en que se perciben los lenguajes y la lengua del hombre hispanoamericano en el mundo moderno.

El libro ofrece algo más que una visión general de la historia de la lengua, porque además de ser objeto de lectura y de estudio, es imagen artística que invita a la contemplación.

El prólogo, escrito por Jorge Guilién, poeta de la generación del 27, celebra la unidad lingüística hispanoamericana: una lengua, la española, que ha perdurado a través del tiempo y ha pasado de boca en boca, hasta la presencia en presente de la literatura del pasado y del momento actual que engendrará las nuevas producciones.

Unidad de lengua que en cada objeto recién hecho, reinterpreta la literatura y su entorno, el conocimiento de la verdad, de la aproximación a la realidad.

El texto, creado por Antonio Alatorre, es una historia concebida de una manera no académica; no hay notas al pie de página, no hay más tecnicismos que los indispensables. Está dirigida al lector no especializado en historia de la lengua, filología o lingüística, aunque ocurre también como instrumento útil aun para el lector enterado.

En el texto, Antonio Alatorre señala su amor por "nuestra lengua", como lo manifestó tiempo atrás Cristóbal de Vilialón, y redacta la historia como un cuento que produce placer y cultura en el receptor. La lengua aparece como el actante del cuento, de la enumeración, como sujeto de variadas actancias dentro del eje diacrónico. Cada actancia del actante está encuadrada en el tiempo y el espacio, para que el lector descubra la historia de la cultura, en la cual se inscribe la lengua española con todos sus detalles significativos. Así por la lengua se aprende la cultura. El movimiento que se da entre la primera y la última hoja de la obra, señala la correspondencia de las artes como plasmación de la cultura. El libro muestra la presencia de la arquitectura, la música, la pintura, a través de láminas que se connotan con textos literarios que señalan el entorno de la lengua en la cultura, como signos de su presencia en el tiempo. Así la historia marca las relaciones entre pintura y literatura en múltiples ocasiones como la de La Rendición de Breda, comedia de Calderón y pintura de Velázquez.

El prestigio y el desarrollo de la lengua española se trabajan en el texto, en íntima relación con la Producción literaria. Uno de los múltiples aportes de la literatura es la presencia del léxico de una época, la del entorno de la emisión de la obra. El escritor emplea la lengua de su comunidad linguistica en la creación. Así lo indica, entre otros, Leopoldo Alas, Clarin: "La mucha costumbre de haber sido gacetillero, dificulta en mi, cuando no imposibilita, el empleo del estilo completamente noble; y las frases familiares muy españolas y gráficas, pero al fin familiares, y ciertas formas alegres, de confianza, antiacadémicas, por decirlo más claro, acuden a mi pluma sin que pueda yo evitarlo".

Por otra parte, Antonio Alatorre también señala con breves pero acertados juicios, los rasgos característicos de la producción literaria hispanoamericana. Anota cómo José Hernández con el Martín Fierro, Darío y una infinidad de poetas americanos, han cuajado nuevos modos, nuevas expresiones, que nos han enseñado a emplear la riqueza de la lengua española, más allá de las normas de la academia. El poeta, como el mejor conocedor y plasmador de lenguajes en lengua, nos enseña a nombrar las palabras, signos del ser y de la vida. El narrador latinoamericano, sea por el boom, el blurb, el best-seller, o la actualidad del presente, es factor esencial en la expansión de la lengua-cultura, a través de la lengua plasmada en literatura.

En las últimas páginas del libro, el autor del texto apunta la necesidad de realizar estudios dialectológicos y de registro de neologismos: políticos, económicos y especialmente lingüisticos, en particular los que provienen de la lengua inglesa, para tener un claro conocimiento del estado de la lengua española en los paises latinoamericanos. Al respecto es oportuno indicar que organizaciones como ALFAL y PILEI, han abordado estos y otros problemas lingüísticos con seriedad y han producido numerosos textos ya publicados. De esos estudios se podría codificar lo que ha afirmado Angel Rosenblat respecto a la lengua española, según cita Antonio Alatorre: "La lengua española goza de buena salud". Todo lo que ocurre en las 374 páginas del libro es de alta calidad. Todo lo que señala el texto es pertinente; sin embargo carece de algo importante: el estudio de la realidad de la lengua española en los países de América. Aunque indica algunos rasgos y marca la necesidad de un trabajo científico en el plano lingüístico, no cuenta las actancias del actante, la lengua española, en el espacio y en el tiempo de América Latina.

Luis Fernando Brehm C.