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INTRODUCCIÓN
Pasado y Presente.
Nuestro interés en este artículo se ubica en el propósito de destacar algunas ideas educativas
del pensamiento de Antonio Gramsci. Específicamente nos concretaremos al análisis de una cuestión
que el filósofo italiano estudió a fondo: La formación de los intelectuales, en el proceso
de la historia y la praxis política.(1)
(1) "Me he centrado en tres o cuatro temas principales, uno de los cuales es la función
cosmopolita de los intelectuales italianos...". A. Gramsci. Citado por LASO, PRIETO: Introducción al
pensamiento de Gramsci, p. 31.
Pensamos que la teoría sobre la formación de los intelectuales y su función social, así
como el compromiso político y moral que éstos suponen, contribuye en -gran medida- a enriquecer el
pensamiento educativo actual en lo que se refiere a la relación entre educación y política.
Dado que las ideas gramscianas acerca de la educación se desprenden en gran medida de su concepción
de la filosofía, es por ello que también haremos referencia a esta cuestión así como
a su concepto de "hegemonía", el cual constituye un eslabón indispensable para un primer
acercamiento al pensamiento educativo de Gramsci.
Sin desconocer el hecho de que Gramsci no es propiamente un pedagogo sino un revolucionario profesional, cuya
intención primordial es el cambio de las estructuras sociopolíticas italianas fascistas de su tiempo
y la formación de un estado proletario, es evidente que su reflexión arroja luz sobre la formación
de los intelectuales, en cualquier contexto histórico político de que se trate: El "intelectual
orgánico" que nos describe Gramsci, con colores tan distintivos, señala el compromiso político
y moral que toda persona educada posee, frente a la colectividad que propició su desarrollo, y a la cual
se halla vinculado por razones políticas y morales. Por otra parte, su visión de la filosofía,
que se inicia con esa idea original de que "Todos los hombres son filósofos", de una filosofía
espontánea, es otra de las contribuciones importantes de Gramsci a la teoría educativa actual. En
efecto, la filosofía ya no se concibe como la tarea de unos cuantos profesionales, es también una
actividad social en la cual todos los hombres están comprometidos. La Filosofía de la Praxis, que
sostiene Gramsci, es la labor colectiva producto de la unión de la teoría y la práctica. Bajo
esta luz, la educación no se concibe como la difusión de ideas "desde arriba", sino que
constituye una actividad crítica intelectual en estrecha relación con la práctica política
de la masa. Así, los intelectuales y la masa se educan mutuamente en una acción conjunta, que traerá
como consecuencia la creación de una nueva cultura. En virtud de la idea gramsciana de que toda relación
pedagógica es una relación hegemónica, y las implicaciones que se desprenden de esto -para
el análisis de la relación entre la educación y la política-, se complementa el esquema
de nuestra problemática a tratar en el presente trabajo.
Por último, deseamos destacar el hecho de que la creación de los intelectuales de la clase obrera,
lo cual constituye una de las preocupaciones del pensamiento de Gramsci, no es más que la historia de su
propio desarrollo intelectual. En efecto, la nueva educación que propone este pensador es factible porque
él mismo ha recorrido todo el camino que se requiere para superar una concepción del mundo más
limitada, y alcanzar el progreso intelectual que lo constituye en uno de los intelectuales orgánicos más
lúcidos de la clase trabajadora. Es por ello que con Gramsci, al igual que sucede con los grandes maestros,
su enseñanza está garantizada por el testimonio de su propia vida.
El orden que seguimos en este trabajo es el siguiente:
En primer término, nos referiremos a la biografía intelectual del pensador marxista destacando,
en líneas generales, su proceso formativo que culmina en los años de prisión. En seguida comentamos
su concepción de la filosofía, a partir de su teoría acerca de que "Todos los hombres
son filósofos...", para entrar después en el tema de "la formación de los intelectuales".
Terminamos matizando algunos rasgos generales del pensamiento educativo gramsciano, útiles para ilustrar
la relación entre la educación y la política, en el proceso de la historia.
I. SU BIOGRAFIA INTELECTUAL(2)
(2) DAVIDSON, ALASTAIR. Antonio Gramsci: Toward an Intellectual Biography. Las citas bibliográficas
que consignamos son del texto de Davidson, éste -a su vez- nos refiere a los textos de Gramsci, que no consignamos.
a) Su Infancia (1891-1911)
Nace Gramsci en Ales, Cerdeña, el 22 de enero de 1891, en un mundo salvaje, cruel y brutal, donde los
hombres mandan con puño de hierro en sus hogares y las madres enseñan a sus hijos el ethos de la
violencia. Esta es una sociedad donde "debilidad significa destrucción". Su primera infancia,
según nos cuenta su biógrafo, fue el aprendizaje del cristianismo y la violencia. Sus padres provenían
de familias terratenientes de la pequeña burguesía. La madre de Antonio es sarda, pero habla italiano
y sabe leer. En una sociedad ignorante como la de Cerdeña, saber leer y ser ávida lectora de la literatura
italiana, como es su caso, constituye una excepción, y para Antonio una influencia perenne y admirada.
No sucede así respecto de su padre, a quien lo rechaza por sus valores y culpa de sus males: Primero
por la apatía respecto de la salud física del joven y las consecuencias que ésta tuvo para
él; en segundo lugar, por su mentalidad pequeño-burguesa: Su padre es un funcionario del gobierno
que, por algún problema legal, es encarcelado durante algunos años, hecho que afecta mucho al joven,
tanto económica como moralmente. El accidente que sufre Antonio de niño, el daño - en la columna
vertebral- que se agrava por el descuido y la ignorancia, así como la pobreza provocada por el encarcelamiento
de su padre, son las circunstancias que tal vez dan razón del carácter retraído que lo caracterizó
y de su afición al estudio. Sus Cartas desde la prisión, están llenas de referencias a estas
calamidades de su vida temprana. Estas cartas evidencian sus ideas acerca de los pobres. No cree en su nobleza,
los visualiza como crueles y vengativos; esto es debido a que sufrió un enfrentamiento con la sociedad sarda,
insensible al sufrimiento físico, intolerante respecto de lo anormal e intransigente frente a la pérdida
del estatus económico. Sin embargo, la simpatía de Gramsci está siempre con los que sufren,
si hemos de creer el testimonio de sus Cartas.(3)
(3) Ibidem, pág. 45.
La solución de la miseria de los sardos se convierte en una preocupación central. En un principio,
sostiene que la superación de estas condiciones históricas depende de los hombres mismos; piensa
que las circunstancias ingratas pueden ser superadas, a través del análisis de las situaciones políticas
y del esfuerzo voluntario de la élite de hombres que se atreven a cambiar lo que existe: Los intelectuales
que educan a la masa.(4)
(4) Ibidem, pág. 56.
b) La Educación Italiana (1911-1918)
En 1911 el joven sardo parte a Italia para continuar su educación formal. Rápidamente aprende
que los hombres pueden vivir sin el auxilio de la religión, sea ésta la revelada o de cualquier otro
tipo. Sus maestros en Italia, aunque con tendencias distintas, son ardientes moralistas que predican la doctrina
de que los hombres son responsables de sus actos y constructores de sus destinos. Su admiración por los
maestros lo inclina al magisterio: sin embargo, reacciona frente a las soluciones idealistas de estos primeros
maestros italianos y se decide por el socialismo militante, como arma para modificar el mundo. Y así, cuando
termina su vida de estudiante, se inicia su verdadera vocación: La de revolucionario profesional.(5)
(5) Ibidem, pág. 60.
En un artículo de junio de 1916: Socialismo y Cultura, Gramsci expresa ya una de sus líneas educativas
más iluminadoras: El papel del autoconocimiento. Apunta el escritor que éste es el problema supremo
de la cultura. Piensa que esta última no puede ser entendida como un conocimiento enciclopédico.
Los hombres -dice- no deben verse como "receptáculos de datos", pensando que los que poseen más
información son superiores a los más desprovistos de ella. La cultura es algo totalmente distinto,
es organización y disciplina del yo interior que surge de la autoreflexión; y así dice: "Es
la posesión paulatina de la propia personalidad que permite la autopercepción de nuestro valor histórico,
nuestra función en la vida, nuestros derechos y nuestros deberes."(6) Vemos que su concepción
de la cultura, aquí esbozada, se relaciona directamente con su concepción política socialista:
El autoconocimiento que resulta de la propia contemplación conduce a las demandas por la igualdad política
de derechos.
(6) Ibidem, pág. 75.
Para Gramsci el hombre es, "sobre todo, mente, creación histórica y no naturaleza".
Obtiene la percepción de su propia naturaleza, gradualmente, a través de la historia, como resultado
de una "reflexión inteligente". Primero en la mente de algunos hombres, luego por toda una clase
social; así se comprenden las razones de lo existente y la mejor forma de cambiarlo.(7)
(7) Ibidem
A partir de esta época comienza a formular ya, a través de artículos periodísticos
(Nota 1),(*) la idea de una Nueva Educación para las Masas. Esta es la concepción de una educación
simple, humana, adecuada a las clases populares; es decir, un tipo de conocimiento que se desprenda de las necesidades,
de los deseos, de los derechos y los deberes de la gente a la cual va dirigida. Así, el filósofo
sardo afirma:
(*) Las notas aparecen al final del trabajo.
"La historia de la educación muestra que todas las clases que han buscado la toma del poder se han
preparado para el poder, a través de su educación autónoma. El primer paso para emanciparse
a sí mismo de la esclavitud política y social, es el de liberar la mente. Yo propongo esta nueva
idea: La escuela popular debe ser puesta bajo el control de las uniones obreras. El problema de la educación
es el problema de clase más importante." (El subrayado es de la autora.)(8)
(8) Ibidem, pág. 76.
Estas ideas lo llevan a la fundación del Club de Vida Moral, mismo que conforma la primera organización
educativa para los jóvenes socialistas constituida por Gramsci. Las finalidades buscadas por esta institución
son las siguientes: "A través de éste (club) nos proponemos acostumbrar a los jóvenes,
en el movimiento socialista, a una discusión desapasionada acerca de los problemas éticos y sociales.
Queremos que aprendan a investigar, a leer metódicamente y disciplinadamente que expongan sus convicciones
en forma simple y ecuánime."(9)
(9) Ibidem, pág. 79.
Este club es el antecedente de los "Consejos de Fábrica", en cuanto a su función educativa;
asimismo del Partido Comunista, una vez que Gramsci se integra a la praxis política con los obreros. Sólo
entonces podrá descubrir el valor de su teoría ya en la aplicación práctica. Sin embargo,
aun antes de su aprendizaje a través de la praxis concreta, siempre hay en él una crítica
a toda educación que surge "desde arriba", es decir, que proviene de un elitismo improductivo
de los intelectuales que se han separado de la masa.
El papel de los intelectuales dentro de la sociedad es uno de los temas recurrentes en sus escritos. Esto podemos
entenderlo en función de su propio desarrollo intelectual, a partir de su infancia en Cerdeña y de
su educación italiana que le permite la superación de la mentalidad atrasada de un provinciano; unido
esto a su preocupación por las clases desheredadas, lo lleva a investigar acerca del papel del intelectual
en tanto que reformador social. Esta idea desemboca en la problemática relativa a los nexos entre la teoría
y la práctica. Se trata, por una parte, de superar el elitismo de los intelectuales para que su lenguaje
sea el mismo lenguaje que usa la masa, y por otro lado, que expresen la problemática de las masas y- en
cierto sentido- propongan una solución viable a los problemas que los aquejan.
Vemos que Gramsci es un estudioso constante de los escritores de su tiempo. Entre las influencias más
fuertes que tiene se encuentra la de Benedetto Croce, el filósofo italiano más importante de la primera
mitad de este siglo; de este pensador, Gramsci tiene la visión "historicista"(10) de la
filosofía. También Romain Rolland y Péguy son autores muy leídos por él. Estos
últimos tienen en común el hecho de dirigir sus energías a cambiar el mundo a través
de un "voluntarismo" y de un grupo escogido de hombres: Los intelectuales, quienes a través de
su entusiasmo y por la fuerza de las ideas cumplen el compromiso que adquieren por el hecho de ser precisamente
intelectuales; el deber de guiar a la humanidad por la ruta del progreso. Tanto Rollan como Péguy estaban
empeñados en criticar a los intelectuales que no cumplían con ese compromiso. Estas ideas son la
expresión del pensamiento característico del inicio del siglo XX, al cual Gramsci se adhirió.(11)
(10) Historicismo entendido por Gramsci como: "...todo fenómeno histórico
debe ser estudiado en sus características peculiares concretas...". LASO PRIETO, J. M. Introducción...
pág. 43. Cfr. La Bibliografía que se presenta al final de este trabajo.
(11) DAVIDSON, Op. Cit., pág. 103.
Por último, la influencia de Marx es decisiva para la formación intelectual de nuestro filósofo.
La lectura de las tesis de Marx, en su Crítica a Feverbach, harán progresar a Gramsci, del idealismo
inicial, a la problemática materialista. Los comentarios de Gentile y Labriola, este último el teórico
marxista más importante de la época, inician a Gramsci en la Filosofía de la Praxis. En un
marxismo humanista, en el cual se sostiene la idea de que los hombres hacen su propio destino y son los responsables
de sus acciones.
c) El Filósofo de la Praxis (1918-1926)
A partir de 1918 se inicia en Gramsci el proceso de rehacerse a sí mismo a través de lo que los
marxistas llaman la Praxis. Constituye esta etapa el abandono total de la vida "contemplativa" de estudiante
de humanidades, a favor de la vida activa de militante político.(12)
(12) Ibidem, pág. 72.
Con este bagaje intelectual, Gramsci se lanza a fondo en el experimento -ahora tan conocido- de los Consejos
de las Fábricas. Serán los obreros mismos, a través de la toma de sus propias decisiones en
el Consejo, como obtengan la conciencia de su propio valor y la habilidad para controlar su destino; surgirá
así, a juicio de Gramsci, el sentimiento de interdependencia que, como los demás, no puede ser obtenido
de otra forma. Este sistema de democracia obrera es la fuerza educativa decisiva para la transformación
social. Estas organizaciones obreras no sustituían a la organización política obrera; eran
instancias "educadoras", "depositarias de la doctrina", "focos de fe", que de ninguna
manera suplantan o eliminan la labor del Partido Comunista. Por otra parte, los Consejos de las Fábricas
son los núcleos de formación de la "cultura proletaria", donde surge una educación
recíproca que guía la acción concreta de los intelectuales y la masa. Se posibilitará
entonces, piensa Gramsci, la creación del proletariado como un grupo homogéneo, capaz de liderazgo
político y administrativo.(13)
(13) Ibidem, pág. 116.
De hecho, los Consejos tienen gran éxito debido al contacto directo de Gramsci con los trabajadores y
al intercambio mutuo de educación. A través de estos Consejos se da una verdadera relación
horizontal entre los educadores-educandos, la verdadera "Democracia operaria" -democracia laboral(14)
que desemboca, años después, en la Escuela de Cultura y Propaganda Social, verdadero órgano
de la cultura obrera en formación.(15) Constituye esta educación una verdadera educación
práctica donde se aprende "desde abajo", se democratiza, por una parte, la dirección política,
puesto que los dirigentes serán elegidos por los mismos obreros; asimismo se cumple el propósito
de que el intelectual traduzca al lenguaje teórico las preocupaciones, necesidades y problemas de las masas.
Es aquí, entonces, donde se hace patente el nexo teoría-práctica. El intelectual es el hombre
que ha aprendido de las masas, de su lenguaje, de su problemática, y habrá sistematizado y devuelto
este conocimiento a los trabajadores para orientar su acción política. Sólo así ambos
podrán pensar sobre sí mismos como un grupo homogéneo capaz de ser líder político
y administrativo.
(14) Ibidem, pág. 118.
(15) Ibidem, pág. 124.
El sistema pedagógico que propone Gramsci tiene sus raíces en uno de los métodos pedagógicos
más antiguos y de mayor éxito: El método socrático de enseñanza que postula
implícitamente lo que se ha hecho evidente en este siglo: "Nadie aprende lo que no le interesa."(16)
El educador tiene que averiguar con el alumno cuáles son sus problemas y sobre éstos discutir; el
maestro no es otra cosa que un compañero de viaje que posee mayor experiencia, pero tendrá que reflexionar
sobre la problemática del alumno. Así Sócrates implícitamente dice: "Háblame
Menon sobre tus problemas y yo te los traduciré a un lenguaje conceptual y te los sistematizaré de
manera que podamos discutirlos en compañía."(17)
(16) NEILL, A. S Summerhill.
(17) PLATON. Menon.
Creemos que la conclusión pedagógica anterior se desprende de su idea acerca del verdadero punto
de vista democrático de la vida, mismo que expresa con las palabras siguientes :"Para obtener algo
tiene que suceder dentro de ti, tienes que tratar de mejorar tu mente y sentir dentro de ti que es necesario que
todos lleguen al nivel que tú has alcanzado, independientemente de que tú hayas alcanzado o no la
meta que te propusiste. Debes darle la mano -a los atrasados-, rebajarte hasta su nivel si esto es necesario y
elevarlos hasta el tuyo." Continúa afirmando que una mente democrática debe ponerse las más
altas metas para la personalidad humana, porque cuando no existe ese respeto, no hay una idea real de democracia
y la personalidad humana se limita en su desarrollo a "libertad democrática". "No será
la inteligencia sino la voluntad, el amor a la disciplina y al trabajo, la constancia en la opinión y en
el juicio..."(18) lo que verdaderamente hagan surgir la conciencia democrática tal como Gramsci
la piensa.
(18) DAVIDSON, op. cit., pág. 255.
La lectura de Lenin y la práctica política concreta que ejerce hacen que, alrededor de los años
1919-1920, suceda un cambio cualitativo en el pensamiento de Gramsci; tal como señalamos partió con
la idea de que los hombres debían entender al mundo antes de poder cambiarlo, y que la tarea principal del
líder político es la educación. Se podría llamar esta etapa de su evolución
como pedagogos, la de: enseñar es guiar. Después de esta fecha toma conciencia de que los hombres
tendrán que cambiar el mundo para poderlo entender, es decir, organizar es guiar. Esta última idea
será a partir de aquí y para siempre la piedra de toque de su pensamiento educativo.(19)
(19) Ibidem, pág. 270.
d) La Reflexión Solitaria (1926-1937)
Termina así su práctica política activa, y ahora tendría 4,500 días para
pensar en las implicaciones teóricas de sus ideas para la teoría marxista.
La formación de su pensamiento culmina, a través de las lecturas y la reflexión, en la
cárcel de Mussolini, donde asimismo lo expone en su Cuadernos de la Cárcel. Gramsci inicia
en ellos el análisis marxista de la sociedad italiana de su tiempo, es decir el análisis de sus contradicciones.
Concluye con la idea de que la organización (el Partido) debe unir a los hombres para que controlen sus
destinos, primero en el sitio de la producción y luego en los demás ámbitos sociales. Este
es el núcleo del pensamiento que da origen a la teoría de su segunda época, acerca del papel
de los intelectuales "qua" organizadores, en su papel estructural más que ideológico. Dado
el credo básico que sostiene, en el sentido de que la masa de los hombres sólo se libera a sí
misma en un proceso de acción conciliada, de teoría y praxis revolucionaria, la preocupación
de Gramsci por los intelectuales, manifiesta en sus Cuadernos de la Cárcel, será central; intentará
dilucidar teóricamente por qué, en las sociedades capitalistas, los hombres "que no saben",
no pueden unirse entre sí y salvar la brecha que los separa de los "que sí saben". Y concluirá
con la idea de que los intelectuales "orgánicos" son las fuerzas de cohesión organizadora
de la masa revolucionaria.
El fascismo encarcela a Gramsci para "impedir que esa mente siga funcionando...". La condena es de
20 años, 5 meses y 5 días. Se acaba así su lucha política; sin embargo, lee, piensa
y escribe; aunque los productos de su mente no se hacen públicos, es el trabajo lo que lo salva, tanto del
decaimiento moral como del físico; su voluntad que se ha ido formando desde su infancia derrota todos los
obstáculos: los del confinamiento, de la falta de libros, de contactos intelectuales, de la obligación
de escribir en un lenguaje que burle la vigilancia de sus carceleros.
No obstante lo anterior, continúa su investigación teórica de la relación entre
la masa y los intelectuales, es decir, de los nexos entre la teoría y la práctica para superar las
condiciones históricas. Amén de una gama amplísima de temas que se tocan tanto en sus notas
como en su correspondencia. En suma, "Las 2,848 páginas del original... que corresponden a cerca de
4,000 páginas mecanografiadas. La monumental edición de Einandi las inserta en VI volúmenes".
Laso, Prieto. J. M. Introducción... pág. 30.
e) Epílogo
La existencia de Gramsci sólo duró 46 años, aunque durante este periodo su vida, como la
de todos los hombres, fue multifacética en tanto pensamiento y sufrimiento; el suyo es el ejemplo de un
esfuerzo "continuo de superar una forma de vida y de pensamiento atrasada", como él mismo afirma.
Cuatro días antes de que se cumpla su condena muere, no sin antes derrotar el intento de Mussolini por
liberarlo. El líder fascista italiano exige a Gramsci que pida perdón como requisito para dejarlo
libre, estando ya él gravemente enfermo. El sardo responde al sacerdote que le comunica los deseos de Mussolini
lo siguiente: "El perdón salvaría mi cuerpo, pero mataría mi alma." Y así,
muere en la prisión dejando esas páginas escritas, que han recibido distintos ordenamientos.
SU OBRA
A partir de la publicación de las Cartas de la Prisión, así como de los seis volúmenes
de los Cuadernos de la Cárcel, entre 1947 y 1951 surgió el gran interés por los estudios gramscianos.
A juicio de Norberto Bobbio, esta publicación constituyó un verdadero descubrimiento para ambos,
marxistas y no marxistas, que se dedicaron a estudiar los temas que el filósofo italiano no desarrolló
en las cárceles de Mussolini.(20)
(20) BOBBIO, NORBERTO. Prólogo a la biografía de Gramsci, de DAVIDSON. op.
cit., Cfr. Bibliografía.
II. SU IDEA DE LA FILOSOFIA "TODOS LOS HOMBRES SON FILOSOFOS"
Gramsci visualiza la idea de la filosofía -en sentido amplio- entendida como una reflexión crítica
organizada, que se ejerce sobre las formas existentes del pensamiento, así como su relación con todo
aquello que las produce. Es por ello que, para Gramsci, la filosofía no es únicamente el pensamiento
abstracto de un grupo de intelectuales profesionales, sino también es una actividad social en la cual, por
lo menos en forma implícita, todos los hombres están comprometidos.
Es por ello que Gramsci afirma que "Es preciso destruir el prejuicio muy extendido de que la filosofía
es algo sumamente difícil por tratarse de una actividad propia de determinada categoría especialista
de letrados o caracterizados filósofos profesionales... es necesario demostrar que todos los hombres son
filósofos... de la filosofía espontánea característica de todo el Mundo."(21)
(21) F.I., pág. 61.
Esta primera idea acerca de la filosofía se relaciona directamente con la lucha política, en el
sentido siguiente: Dado que todos los hombres piensan acerca de su mundo y actúan sobre éste en consecuencia,
esto hace que cobre vital importancia el tipo de concepción del mundo que se posea, ya que es el fundamento
de la acción política. La concepción del mundo, o filosofía espontánea, se forma
a través del lenguaje, la religión, el folclore, etcétera, es decir, todo aquello que conforma
la ideología. El papel del filósofo ("qua" educador) en sentido estricto, consiste en hacer
explícita la concepción del mundo acrítica y convertirla en materia de su reflexión.
Esto lleva a que -en palabras de Gramsci- el hombre no acepte "pasiva e irreflexivamente la impronta ajena
en nuestra propia personalidad".(22) Este es el primer paso de la acción revolucionaria de la
filosofía - por la educación- que propone Gramsci.
(22) Ibidem, pág. 62.
La crítica del sentido común, así como de la filosofía de los filósofos,
es el aspecto complementario de la misma lucha ideológica para cambiar el mundo. La lucha que, en última
instancia, culmina en el terreno de la "praxis revolucionaria", que a su vez, "determina las formas
del pensamiento de cada época".
Puesto que "Por la concepción peculiar que se tiene del mundo se pertenece siempre a una clase...
se es conformista de cualquier conformismo y siempre se es hombre masa u hombre colectivo. La cuestión es
conocer qué tipo histórico y de qué masa se es miembro."(23)
(23) Ibidem, pág. 62.
El conocimiento que surge a partir de la reflexión permite criticar la concepción del mundo: "Hacerla
utilitaria y coherente, elevarla al punto de unión con el pensamiento universal más avanzado. Significa
también criticar a toda la filosofía existente hasta el momento, por cuanto ha dejado estratificaciones
en la filosofía popular." La crítica persigue el objetivo de la toma de conciencia de "lo
que realmente se es, es decir, el `conócete a ti mismo' es el primer cometido de la filosofía...
el estudio del hombre y de su mundo".(24) Es por ello que la labor del filósofo no consiste
únicamente en hacer descubrimientos individuales, significa también, a juicio de Gramsci: "Difundir
críticamente la verdad descubierta, socializarla... convertirla en fundamento de acción vital, en
elemento de coordinación y de condición intelectual y moral"; por último, expresa el
verdadero papel de la filosofía y de los filósofos profesionales: ser los educadores de la masa.
Dice: "El que una masa de hombres sea inducida a pensar sobre el presente real con cohesión dentro
de una cierta unidad, es un hecho `filosófico' más importante y `original' que la revelación
de una nueva verdad por el `genio' filosófico, revelación que quede como patrimonio de pequeños
grupos de intelectuales."(25)
(24) Ibidem.
(25) Ibidem, pág. 64.
La filosofía -a juicio de Gramsci- es un método intelectual que permite hacer coherente la concepción
del mundo; es la crítica y la superación tanto del sentido común como de la religión,
entendidos en su sentido político. Por lo que se refiere a la religión, la filosofía no va
en contra del dogma como tal, sino de la hegemonía(26) política que la iglesia, como institución,
pretende llevar a cabo. Dado que la filosofía y su historia están íntimamente ligadas, no
es posible ser filósofo -afirma Gramsci- en la cabal acepción del término, sin poseer un concepto
de la vida críticamente coherente y el conocimiento de su historicidad, es decir -sin ser consciente de
la fase de desarrollo que tal concepción representa-.(27) De allí que se imponga el estudio
sistemático y serio de la historia de la filosofía (Nota 2). Por otra parte, se deberá también
relacionar la filosofía en sentido estricto, con la filosofía espontánea de los simples. Sin
embargo, advierte Gramsci, esto no significa la trivialización de la cultura, no se trata de "bajar"
la cultura al nivel de las mentes simples, sino de elevar a las mentes simples a la comprensión del desarrollo
conceptual histórico. Esta acción constituye la culminación del proceso de la formación
de los intelectuales y su denominación de intelectuales orgánicos. Así, y sólo así,
se da la verdadera unión entre la teoría y la práctica; a través de la acción
conjunta por parte de los educadores y educandos, y la posibilidad de la elaboración de los principios y
los problemas que la masa plantea con su actividad práctica, constituyéndose de esta manera, la posibilidad
de crear un todo cultural y social.(28)
(26) Hegemonía entendida como dominio político.
(27) Ibidem, pág. 63.
(28) Ibidem, pág. 70.
En otras palabras, la comprensión crítica de sí mismo, que se inicia con el "conócete
a ti mismo" socrático, culmina en la lucha por la hegemonía política. La concepción
superior del propio entendimiento de lo real, provee de la conciencia hegemónica; es decir, de la conciencia
política. Esto supone que se pertenece a un grupo social ascendente; la hegemonía se entiende en
este caso, como la dirección de la clase trabajadora sobre las otras clases o estratos sociales. La hegemonía,
a juicio de Gramsci, no puede formarse únicamente sobre elementos económicos y políticos,
cuando verdaderamente se realice supondrá también la unidad intelectual y moral del nuevo grupo hegemónico.(29)
(29) Ibidem, pág. 74.
Para concluir este aspecto de la problemática, diremos que los intelectuales son los que organizan y
dirigen a la masa; corresponden al aspecto teórico del nexo teoría-práctica, cuando se trata
de individuos -surgidos de la masa- que se han especializado en la elaboración conceptual, es decir, filosófica.
Cuando se da el divorcio entre los intelectuales y la masa, entonces, a juicio de Gramsci, se contempla a la teoría
como meramente "accesoria", como complementaria y subordinada, y se pierde por tanto, el papel educativo
de la teoría para la reforma social y política.(30)
(30) Ibidem, pág. 75.
Por ejemplo, los intelectuales orgánicos de la clase obrera pertenecen políticamente a los partidos,
y es por ello que estos últimos son los verdaderos creadores de la nueva intelectualidad integral y cabal,
el crisol de la unificación de la teoría y la práctica,(31) según concluye Gramsci,
una vez que el filósofo accede a la que caracterizamos como su segunda etapa de desarrollo intelectual.
(31) Ibidem, pág. 76.
III. LA FORMACION DE LOS INTELECTUALES
Es inadecuada la noción de que los intelectuales son una categoría social distinta de la clase
a la cual pertenecen.(32) Ya vimos que todos los hombres son potencialmente intelectuales, en el sentido
de que tienen y usan su intelecto, pero, sin embargo, no todos son intelectuales por su función social.
Los intelectuales, en su sentido funcional, según Gramsci, caen bajo dos categorías: En primer lugar
están los intelectuales "tradicionales" que son por profesión: Literatos, científicos,
etcétera, que al parecer no pertenecen a ninguna clase social específica. Sin embargo -de hecho-,
sí pertenecen a una clase social cuya hegemonía se ha perdido. Están también los "intelectuales
orgánicos", que son el elemento pensante que organiza una clase social particular. Estos intelectuales
no se distinguen por su profesión, que puede ser un trabajo cualquiera propio de su clase, se caracterizan
por su función de dirigir las ideas y las acciones políticas de la clase a la cual se insertan orgánicamente.
(32) F.I., pág. 21.
Es por ello que para Gramsci los intelectuales orgánicos se definen por su rol en la organización
de trabajo, por una parte, y por su papel político, es decir directivo dentro del grupo político.
A través de la acción dirigente y organizadora de los intelectuales orgánicos, la clase trabajadora
por ejemplo, avanza hacia su posición hegemónica, nos dirá Gramsci, en el análisis
que hace de los intelectuales italianos de su tiempo.
1. La Educación del Nuevo Intelectual
El nuevo intelectual es el que logre hacer la crítica y sistematización de la concepción
del mundo que adquirió a partir de su clase, y -por ello- modificar su relación física y social
con el mundo que lo rodea.(33) El nuevo intelectual es aquel que está insertado activamente en la
vida práctica, como constructor y organizador llevando a cabo una acción "persuasiva permanente";
No es, de ninguna manera, un orador o un profesor que dicta cátedras magistrales; por el contrario, es el
que mantiene la relación dialéctica de teoría y práctica de la que ya hemos hablado
dentro de un grupo homogéneo.(34)
(33) O. C. Tomo II, pág. 15.
(34) Homogéneo entendido como portador de una ideología congruente entre lo que se piensa,
se dice y se hace.
Este intelectual es el que simboliza el propio Gramsci, una vez que se ha ligado -como sucedió en su
historia personal- con la clase obrera, en una trabazón orgánica tanto en su organización
política, como en el conocimiento de los problemas de la producción, técnica, economía
y política. Posee -también como Gramsci- una visión general histórico-humanística
de la realidad que intenta modificar, es decir, es un filósofo-educador en sentido escrito.
2. La Función del Intelectual Orgánico
Si bien es cierto que la relación entre los intelectuales y la producción económica es
una relación mediata, sin embargo, influyen en ésta en forma definitiva. Son los funcionarios de
la superestructura, y como tales, ejercen la hegemonía desde la sociedad civil o desde la sociedad política
o el estado (Nota 3). Constituyen el núcleo del grupo dominante que ejerce su fuerza sobre toda la sociedad,
a través de sus funciones tanto organizativas como directivas.
La teoría gramsciana señala el hecho de que hay jerarquías de intelectuales. Los de mayor
capacidad e influencia son, por ejemplo, los creadores de las ciencias, y de allí desciende su influencia
-progresivamente- hasta llegar a los intelectuales cuya función es sólo administrar; por último,
aquellos a quienes toca divulgar la cultura ya existente. Los análisis de Gramsci distinguen también
entre los intelectuales de tipo urbano y los de tipo rural.(35) Siempre la distinción gramsciana
se refiere a la función que realizan los intelectuales para conservar la hegemonía, y no al tipo
de trabajo que llevan a cabo.
(35) F.I., pág. 18.
Por otra parte, el intelectual, dentro del Partido político, forma parte también del grupo orgánico
y se hace patente su función directiva y organizativa. Este intelectual, a juicio de Gramsci, es un educador,
como ya hemos señalado, por su peculiar inserción en la organización política y social,
y por ello, contrae con el resto de las clases sociales una relación hegemónica, que como tal, se
constituye en una relación educativa; esto nos conduce a la idea gramsciana de que toda relación
política, es decir hegemónica, es una relación educativa.
3. Hegemonía y Educación(36)
(36) BROCCOLI, A. Antonio Gramsci y la Educación como Hegemonía.
A partir de la interpretación de Broccoli de la teoría educativa gramsciana sobre la base del
concepto de hegemonía, el análisis de éste cobra gran importancia para la reflexión
pedagógica actual. Aunque cabe hacer notar que el vocablo posee -en los escritos gramscianos- una gran cantidad
de implicaciones teóricas que van más allá de la educación (Nota 4).
La novedad del pensamiento gramsciano -en este rubro- consiste en sostener que las relaciones pedagógicas
no son estrictamente escolares sino que, para el filósofo italiano, se extienden a la sociedad y a su conjunto;
todas las relaciones hegemónicas -como ya dijimos- son relaciones en cierto sentido pedagógicas.(37)
(37) Ibidem, pág. 13.
Es por ello que Gramsci señala la necesidad de estar consciente de este hecho con el objeto de lograr
el propósito central de la labor educativa que se propone: La creación de la cultura proletaria.
En esta forma se intenta constituir un "nuevo clima cultural". Este último concepto se define
como la homogeneidad del interés común entre las masas y los intelectuales, en una misma concepción
del mundo que es preciso reconstruir con base en la educación. El bloque cultural no sólo es intelectual,
también es moral. Por ello el intelectual debe sostener una relación maestro-alumno, donde: "Cada
maestro es siempre un alumno y cada alumno un maestro." Esta relación debe extenderse a todas las relaciones
sociales convirtiéndose al conjunto social en una gran escuela, por decirlo así, donde pueda surgir
el verdadero progreso de las masas, y no sólo de un escaso grupo de intelectuales, como hasta ahora ha sido
el caso.(38) La revolución educativa que propugna Gramsci se logra en la medida en que se universaliza
el mismo "clima cultural para todos". Entiende claramente Gramsci que el problema pedagógico es
el problema de una estructura social en su conjunto, y sólo considerándolo en sus dimensiones reales,
la educación puede promover el desarrollo efectivo, tanto de la masa como del individuo que la forma.
(38) Ibidem, pág. 14.
Existe en Gramsci la preocupación por la búsqueda de una nueva forma de humanismo que valorice
a la clase obrera, y le permita cumplir su papel histórico; de allí la necesidad de analizar los
procesos educativos en el devenir histórico para descubrir sus constantes y aprovecharlas para su proyecto
político: La formación del nuevo clima cultural y moral (Nota 5). Es decir, la creación de
una nueva cultura que no sea un saber enciclopédico en el cual el hombre es visto como recipiente para colmar
de datos, es la pedagogía que supone organización y disciplina del propio yo interior, es la apropiación
de la propia personalidad y la conquista de la conciencia superior por la cual se llega a comprender el propio
valor histórico, la propia función en la vida, los derechos y los deberes que a cada uno de nosotros
le corresponde.(39) Es por ello que la lucha de Gramsci es por la producción de una nueva escuela
humanista para el proletariado, y no la que hasta ahora ha sido tradicionalmente para el trabajador: La escuela
elemental y profesional. Oigamos sus palabras en un artículo periodístico del "Grito del Pueblo":
"Una escuela humanística... como la entendían los antiguos y los hombres del Renacimiento. Una
escuela que no hipoteque el porvenir del niño y constriña su voluntad, su inteligencia, su conciencia
en formación, a moverse dentro de vías prefijadas."(40)
(39) Ibidem, pág. 41.
(40) Ibidem, pág. 42.
4. El Principio Educativo
En el "Grito del Pueblo", también escribe Gramsci que "El problema de la educación
es el máximo problema de clase, y no puede ser resuelto más que bajo el punto de vista de la clase,
que es el único que permite la valoración proletaria de las instituciones sociales y de las leyes."
Propone Gramsci, poner bajo el control de los grandes sindicatos obreros la escuela popular, sustrayéndola
así al dominio interesado de la burguesía. Continúa afirmando que la necesidad es que el estado
renuncie al monopolio de la escuela o lo reduzca a proporciones mínimas, y así afirma: "Nosotros
debemos hacernos partidarios de la escuela libre, y conquistar la libertad de crear nuestra escuela; los católicos
harán lo mismo donde están en mayoría; quien tenga más hilo tejerá más
tela."(41)
(41) Ibidem, pág. 42.
Esta es la profunda revolución que propone Gramsci, en cuanto a la educación, la lucha en contra
de la imposición de una cultura ajena a las masas, y la apertura a la posibilidad de la creación
de una nueva cultura a partir de la crítica de la cultura existente, por las propias masas y los intelectuales
formados en su seno.
Por otra parte, como ya señalamos, la organización de la cultura para los proletarios no consiste
en trivializarla, tampoco en dogmatizarla, sino en hacerla progresista. En efecto, Gramsci se refiere a la polémica
sobre el funcionamiento de las universidades populares y de la cultura "popular" que pretenden difundir.
Y así dice que estas universidades populares, para los obreros, reducen la cultura a una información
superficial y dogmática del conocimiento, se parecen -dice-, a los ingleses en su intercambio con los nativos
en los territorios conquistados, les dan cuentas de vidrio a cambio de pepitas de oro. Ha sido el contacto entre
los intelectuales burgueses y los simples, la banalización de la cultura burguesa, en el esfuerzo de acercamiento
a las clases populares: "Como en los institutos de beneficencia vulgar, distribuyen en la escuela canastas
de víveres que llenen el estómago y producen acaso indigestiones, pero no dejan huella porque no
vienen acompañadas de nueva vida, de vida diferente"... en la universidad popular, continúa
Gramsci, "...se presenta el conocimiento como algo definitivo, apodícticamente indiscutible".
A esta didáctica debe enfrentarse la escuela progresista que posee, en primer término, la necesidad
de disciplina y de esfuerzo personal, valoriza la investigación tanto personal como de grupo, y no la improvisación
y el dilentantismo.(42)
(42) Ibidem, pág. 46.
En sus escritos juveniles afirma Gramsci los inicios de lo que más tarde constituye el método
pedagógico que defiende: El método activo donde pedagogía significa liberación, y así
dice: "Se está persuadido de que una verdad es fecunda sólo cuando se ha hecho un esfuerzo por
conquistarla, que ella no existe en sí y por sí, sino que ha sido una conquista del espíritu,
que en cada individuo es preciso que se reproduzca aquel estado de ansiedad que ha atravesado el estudioso antes
de alcanzarla... presentar a los oyentes la serie de esfuerzos, los errores y los aciertos a través de los
cuales han pasado los hombres para alcanzar el conocimiento actual, es mucho más educativo que la exposición
esquemática de este mismo conocimiento... la enseñanza, desarrollada de esta manera, se convierte
en un acto de liberación."(43)
(43) Ibidem
Las instituciones pedagógicas que Gramsci propone parten, como vimos, del "Club de vida moral",
los "Consejos" y por último las escuelas del "Partido"; son éstas las organizaciones
político-educativas que permiten la creación de la "nueva cultura". La hegemonía,
por tanto, como ya hemos repetido, es considerada por Gramsci no sólo política, también cultural,
es por ello que la hegemonía se dirige en dos sentidos: Dirección político-cultural.(44)
(44) Ibidem, pág. 71.
La dirección política-cultural abraza no sólo al Partido sino a todas las instituciones
de la sociedad civil que tienen algún nexo con la elaboración y la difusión de la cultura.
En esta perspectiva aparecerá lo que puede considerarse como lo original de la nueva cultura proletaria:
"Existirá una cultura (una civilización) proletaria, totalmente diferente de la burguesa, también
en este campo será destrozado el profesionalismo burgués, existirán una poesía, una
novela, un teatro, una costumbre, una lengua, una pintura, una música, características de la civilización
proletaria, florecimiento y ornamento de la organización social proletaria."(45)
(45) Ibidem, pág. 63.
CONCLUSIONES
A partir de la lectura de dos textos gramscianos: "La formación de los intelectuales" y "Cuestiones
preliminares de filosofía", podemos -ayudados por los comentaristas estudiados (Cfr. Bibliografía)-
señalar ya algunas de las líneas directrices del pensamiento educativo de Antonio Gramsci.
En primer término, el hecho de que los hombres hacen la cultura, supone que son capaces de entender su
mundo y transformarlo. Es por ello que "todos los hombres son filósofos", lo cual trae consigo
la posibilidad- para todos-, y no sólo para una clase elitista de hombres, los intelectuales profesionales,
de ser filósofos, es decir, de poseer una concepción del mundo crítica que los capacite para
la acción política; es ser sujetos de la historia, y no meros objetos de ésta. La concepción
del mundo, explícita o implícita, es crítica, actualiza y se convierte en guía de la
acción revolucionaria, a través de la educación. Sin embargo, dado que la función pedagógica
es una función política -es decir, de dominio- está ésta celosamente guardada por el
grupo que posee el poder político. Surge más la necesidad de elaborar una pedagogía revolucionaria
que permita el acceso de la masa a una conciencia crítica, y la elaboración de su propia concepción
del mundo. Esto significa que la masa puede y debe acceder a la filosofía, en sentido estricto, a una concepción
del mundo rigurosamente criticada con base en la historia de la filosofía y el conocimiento científico.
La Filosofía es entendida como cultura;(46) en ese sentido, la clase social crea su propia cultura
que supone la conciencia de lo que se es, así como de su papel histórico. Es por ello que se concluye
con la idea de que el problema de la educación constituye el máximo problema de clase, pues lo que
en una nueva cultura se podrían visualizar las relaciones educativas, no como relaciones de dominio, como
hasta ahora ha sido, sino como verdaderas relaciones educativas, donde "nadie educa (para dominar) a nadie".
Es ésta la educación democrática donde todos se educan para crear un mundo mejor y ésta
es la tarea de los intelectuales: Ser los organizadores de la acción de los conglomerados sociales. Así
y sólo así, se dará el nexo entre la teoría y la práctica que abre la posibilidad
de la emergencia de una nueva cultura. Esta es la tarea del filósofo en sentido estricto, lo cual constituye
el hecho filosófico más importante y original: La posibilidad de una reforma intelectual y moral.
(46) VALDIVIA, T. "Gramsci y la Cultura", pág. 1.
Hasta aquí Gramsci. Ahora bien, cuando a partir de las líneas de su pensamiento se intenta pasar
a la acción educativa concreta, surgen dificultades que -al parecer- no están suficientemente aclaradas
en los textos a los que hemos hecho referencia en el presente análisis. Señalaremos algunas dudas
que nos han quedado: ¿Cuáles son los fundamentos y los fines de esta nueva cultura proletaria? ¿Acaso
son radicalmente distintos de los de la cultura burguesa? Para dar respuesta a estas interrogantes, sería
necesario hacer explícito -desde el punto de vista de la cultura proletaria- lo que en verdad connota este
concepto tan vago: Cultura proletaria.
NOTAS
- Nota 1
- Durante su vida -tan breve- Gramsci descolló como publicista, a través de la revista "L'Ordine
Nuevo", fundada en 1919, llevando a cabo con especial rigor intelectual una gran labor de esclarecimiento
y crítica de la cultura italiana
LASO PRIETO, J. M. Introducción... Pág. 28. Cfr. Bibliografía.
- Nota 2
- Puede hablarse -en cierto sentido- de que: Filosofía: Cultura: Ideología, se corresponden en
sentido amplio.
- Nota 3
- La superestructura del bloque histórico forma una totalidad compleja donde Gramsci distingue dos esferas
esenciales: La de la sociedad política que agrupa el aparato de estado y la sociedad civil: El resto de
la superestructura. En esta "sociedad civil" se localiza la "dirección intelectual moral"
de un "sistema social".
PORTELLI, H. Gramsci y el bloque histórico. Pág. 13.
- Nota 4
- El término gramsciano de "hegemonía" conlleva dos direcciones diferentes: La cultural
y la política. Es decir, entendido como dirección política y como dirección cultural.
BROCCOLI, A. Antonio Gramsci y la educación como Negemonía Pág. 88.
- Nota 5
- El "clima cultural" que se intenta formar con base en la educación nueva, se plantea como
previo a la formación del nuevo "bloque histórico"; este último constituye la culminación
del proceso hegemónico-educativo. El clima cultural supone tres componentes: Los intelectuales, las masas
y la concepción del mundo.
BROCCOLI, op. cit., pág. 14.
BIBLIOGRAFIA
GRAMSCI, ANTONIO. Ecrits politiques (E. P.) Editions Gallimard. París, 1974.
-. Obras de Antonio Gramsci (OAG). Cuadernos de la Cárcel. Tomo II. Juan Pablos, Editor.
México, 1975.
-. La Formación de los Intelectuales (F.I.) Editorial Grijalbo, S. A. México, 1967.
-. Pasado y Presente (P.P.) Garnica, Editor, S. A. Argentina, 1974.
-. Selections from (S). Prison Notebooks.
-. Lawrence and Wishart, London, 1971. Edited and translated. Quintin Hoare. Goffrey Nowell-Smith.
BROCCOLI, ANGELO. Antonio Gramsci y la Educación como Hegemonía. Editorial Nueva Imagen,
S. A. México, 1977.
DAVIDSON, ALASTAIR. Antonio Gramsci: Towards an Intellectual Biography. Merlin Press: London.
Humanities Press: New Jersey, 1977.
LASO PRIETO, JOSE MARIA. Introducción al Pensamiento de Gramsci. Editorial Ayuso. Madrid. S/F.
NEILL, A. S. Summerhill. Hart Publishing Co. U.S.A. 1963. NOWELL-SMITH, et. al. Selections... "Prólogo".
PORTELLI, HUGUES. Gramsci y el bloque histórico. Siglo XXI, Editores. México, 1972.
VALDIVIA, TOMAS. "Gramsci y la Cultura". En Mensaje, Revista de Diciembre 1979, Nº 285:
Santiago de Chile.
Recomendamos la revista e + a de la Escuela de Graduados de la Normal Superior de Nuevo León,
Nº 2 de noviembre de 1980 para una excelente bibliografía de Antonio Gramsci, preparada por el Prof.
Arturo Delgado Maya, Coordinador de esa Escuela de Graduados.
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