LAING, R. D. y A. ESTERSON, locura y la familia (Título en inglés: Sanity Madness and the family). Penguin/Pelican Books. England, 1970. 1a publicación: Tavistock Publications 1964, 288 pp.
Acerca de Ronald Laing, a quien conocemos a través de otras obras
-El yo divido, El yo y los otros, La política de la experiencia,
Percepción interpersonal, coautor junto con Phillipson y Lee
-algunas de las cuales hemos reseñado con anterioridad- no diremos
mucho. Es junto con David Cooper uno de los iniciadores de la
corriente denominada "anti-psiquiatría", puesto que
cuestiona muchos de los supuestos fundamentales de la psiquiatría y
a psicología clínica tradicionales. El enfoque planteado por esta
corriente enfatiza el origen social de muchas de las llamadas
"enfermedades mentales", desde un punto de vista fenomenológico-existencial.
Laing nació en Glasgow, Escocia, y trabajó en un principio como
psiquiatra de la Armada Británica, así como en diversos hospitales
y clínicas, incluyendo el Instituto Tavistock de Relaciones
Humanas, en Londres. Sus investigaciones se dirigen principalmente
al estudio de la esquizofrenia y las familias de
"pacientes" denominados "esquizofrénicos", así
como al entendimiento de drogas alucinógenas, es decir, aquellas
que provocan una expansión de la mente. Aaron Esterson nació también
en Glasgow y se graduó en la Universidad de esta misma ciudad como
doctor en medicina, en 1951. En 1954 se inicia en el campo de la
psiquiatría, trabajando en hospitales mentales británicos y
unidades psiquiátricas. Colaboré también en el Instituto
Tavistock de Relaciones Humanas como investigador asociado, y estuvo
dos años en Israel empleado como doctor de un kibbutz. Al no
encontrar cabida en el Servicio Nacional de Salud británica para el
tipo de terapia que planteaba, se dedica desde 1962 a la práctica
privada, como psicoanalista existencias y terapeuta familiar.
El libro que ahora reseñamos trata fundamentalmente de familias de esquizofrénicos. Constituye parte de una investigación que los autores realizaran en el Reino Unido, y que iniciaron en 1958. En esta época Laing trabajaba en el Instituto Tavistock y Esterson era miembro del equipo psiquiátrico de dos hospitales mentales británicos, donde la mayoría de las entrevistas que constituyen esta obra fueron realizadas. Laing sostuvo discusiones con Gregory Bateson acerca de los hallazgos de su trabajo. En el prefacio a esta segunda edición los autores plantean que su investigación no debe ser ubicada entre los múltiples estudios realizados sobre enfermedades mentales, puesto que desde sus postulados iniciales difiere de la diagnosis clínica tradicional. La diagnosis psiquiátrica de esquizofrenia asume que tanto comportamiento como experiencia del paciente se encuentran disturbados porque existe algo en el individuo que causa tal "anormalidad". Este "algo" disturbador es llamado "esquizofrenia" y entonces pretende descubrir qué la causa. Laing y Esterson plantean que afirmar que alguien "padece esquizofrenia" es una hipótesis o teoría, pero nunca un "hecho A pesar de que la mayoría de los psiquiatras han aceptado la aplicación del término esquizofrenia, existe poca certeza y acuerdo sobre el "hecho" que este concepto pretende denotar. Debido a ello, los autores plantean su pregunta inicial de la siguiente manera: "¿Son, el comportamiento y experiencia que los psiquiatras toman como síntomas y signos de esquizofrenia, más inteligibles socialmente de lo que se ha pensado?" (p. 12) A partir de esta pregunta los autores pretenden ilustrar con 11 ejemplos que si observamos ciertos comportamientos y experiencias, sin hacer referencia a las interacciones familiares, pueden parecernos socialmente sin sentido. En cambio, si los vemos a la luz del contexto familiar original, pueden adquirir un sentido insospechado. Es insuficiente para entender este tipo de fenómenos la experiencia clínica aislada a que recurren los más de los psiquiatras, así como los registros médicos que los sociólogos tratan de interpretar. Así pues, este libro contiene 11 casos de familias de "esquizofrénicos", en los que se presentan algunas de las entrevistas realizadas así como datos históricos personales y familiares de los pacientes, con comentarios de los investigadores. Los nombres de las familias y los hospitales mentales han sido cambiados para resguardar el anonimato de los pacientes. La obra es el primer reporte después de 5 años de trabajo con dichas familias; ignoramos si existen reportes posteriores. Los criterios en la selección de las familias son: - familias de mujeres, -entre los 15 y los 40 años, - que hubieran sido diagnosticadas al menos por dos psiquiatras como "esquizofrénicas", diagnóstico confirmado por los demás miembros del cuerpo médico del hospital, - Que no hubieran sufrido trastornos orgánicos tales como epilepsia o daño cerebral, - que no tuvieran una inteligencia obviamente por debajo de la normal, -que no hubieran sido sujetas a cirugía cerebral de ningún tipo, -que no hubieran recibido más de 50 electro-shocks en el año anterior al inicio de la investigación, y no más de 150 en total. Laing y Esterson postulan que su interés son las personas, las relaciones entro las personas, y las características de la familia como un sistema compuesto de varias personas, y definen su posicíón teorético de la manera siguiente: Reseñas bibliográficas "Cada persona es no solamente un objeto en el mundo de otros sino que está en una posición en tiempo y espacio desde la cual el (o ella) experimenta, constituye y actúa en su mundo. Ella es su propio centro con su propio punto de vista, y es precisamente esta perspectiva de cada persona acerca de la situación que comparte con otros la que deseamos descubrir" (p. 19). La persona tiene una identidad, pero también puede cambiar considerablemente desde el momento en que se convierte en un "otro" diferente para otros, sin que esto se considere una alteración de su personalidad. La persona misma puede experimentarse de diferentes maneras. Los autores han tratado de desarrollar un método que les permita estudiar al mismo tiempo a cada persona en la familia, las relaciones entre las personas en la familia y la familia misma como sistema. Al iniciar la redacción de esta obra conocían a las familias entrevistadas por un periodo de tres años. Los hallazgos en cuanto a tales interacciones y su relación con la "esquizofrenia" de los "pacientes" son presentados con muy pocas interpretaciones existenciales o psicoanalíticas, tratando de evitar las atribuciones que el psicoanálisis frecuentemente hace sobre los motivos, experiencias, acciones e intenciones del analizado, de los que él es inconsciente. Aceptando que las fantasías existen tanto a nivel familiar como individual, los autores sin embargo limitan el espectro de su investigación excluyendo el estudio de tales cuestiones y dedicándose al entendimiento fenomenológico de los sucesos. Laing y Esterson pretenden pues mostrar que la experiencia y el comportamiento de los esquizofrénicos, es mucho más inteligible socialmente de lo que los psiquiatras suponen; en sus palabras: "Hemos tratado en cada caso de responder esta pregunta: ¿En qué medida son el comportamiento y experiencia de una persona que ha sido diagnosticada como "esquizofrénica" inteligibles a la luz de la praxis y proceso de su nexo familiar?" (p. 27). Y a lo largo de los capítulos nos encontramos con que muchas de las consideradas "señales" de esquizofrenia resultan al fin y al cabo intentos desesperados de independencia por parte de los pacientes, estrategias de su sobrevivencia que habían llegado a un punto crítico en situaciones familiares cuasi-insostenibles. Una característica común en las familias estudiadas fue su condición de sistemas extremadamente "cerrados" al mundo exterior y capaces por lo tanto de crear y vivir un mundo propio tan aislado y tan poderoso, que algunos de los pacientes fueron incapaces de romper o entender aun con la ayuda de los psicoterapeutas. Otra característica es la "mistificación" de la realidad, es decir, la negación o encubrimiento de lo que verdaderamente sucedía en tales interacciones familiares. Y así vemos que padres se quejaban acerca de comportamientos "extraños" de sus hijos tales como el deseo de estar más tiempo sola (una "paciente"), o el que "ya no me dice todo lo que piensa como cuando era pequeña", etc. Algunas "pacientes" se recuperaron en el sentido planteado por los terapeutas; otras lo hicieron en el sentido requerido por sus padres, es decir, aceptaron sin cuestionar más las reglas del juego familiar y se sometieron a los criterios de normalidad y realidad que este sistema exigía. Una paciente declara: "bueno, acepto esto, de otra manera me pasaría mi vida de un hospital mental a otro". Sanidad, Locura y Familia es un libro interesante y de fácil lectura pues sus hallazgos tienen, según sus autores (y coincidimos en ello) " ... una significancia histórica no menos radical que el giro de una perspectiva demoniaca a una clínica ocurrido hace 300 años" (p. 27). Lo recomendamos amplia e intensamente. ALICIA LOZANO MASCARÚA. |