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INTRODUCCIÓN Contenido
El propósito de este trabajo es analizar alguna información sobre las características socioeconómicas
de los alumnos de la Universidad Autónoma Metropolitana, específicamente de la Unidad Azcapotzalco,
tratando de mostrar la evolución que han tenido algunos indicadores en estos diez años de funcionamiento
de la Universidad y en particular en los últimos, en los que el país está viviendo una inusual
crisis económica.
En general todas las instituciones de educación superior se interesan en conocer qué sectores sociales
son los que hacen uso de su oferta educativa más allá del lugar común de "clases o sectores
medios", que por obvio resulta poco explicativo. En el caso de la UAM el interés es grande ya que en
un principio hubo cierta inquietud en el sentido de que esta Universidad atendería a sectores de ingresos
relativamente altos.
El hecho de que en la Metropolitana se pagara una colegiatura que en su momento fue significativa, ya que era de
$ 4,700.00 y que ha permanecido igual hasta la actualidad, que se contara con un esquema organizativo más
moderno, y el ofrecimiento de algunas licenciaturas originales, ocasionó que se supusiera y difundiera la
idea de que la población estudiantil de nuestra Universidad pertenecería a sectores sociales más
privilegiados que los de la Universidad Nacional Autónoma de México o del Instituto Politécnico
Nacional, por ejemplo.
En México, el tema de educación y clases sociales, y educación y movilidad social han sido
abundante y profundamente estudiados.(1) Existen diversos trabajos teóricos y estudios concretos sobre estos
temas, motivados - entre otras razones- en que la expectativa del ascenso social a través de la educación
ha sido muy difundida, así como la inquietud de verificarla. Hoy podemos afirmar que en términos
generales se trata de una ilusión más que de una posibilidad social.
(1) Una buena compilación bibliográfica se encuentra en las memorias del 1er. Congreso Nacional de
Investigación Educativa, en particular en la Comisión de Educación y Sociedad.
La subcomisión de procesos educativos y estructura de clases integrada por Milena Covo, María de
Ibarrola, Dolores Muñozcano y Rodolfo Rodríguez trabajó el tema de profundidad y M. de Ibarrola
elaboró el documento Investigaciones sobre procesos educativos y estructura de clases reflexiones sobre
su aportación al conocimiento de la problemática socioeducativa en México. Documento Base,
Vol. 1, 1981, pp. 87-120.
En lo relativo a la UAM sólo tenemos noticias de un estudio de tipo descriptivo realizado por nosotros mismos
hace ya un tiempo(2) por lo que nos interesó analizar, a la vuelta de los años, las eventuales modificaciones
de las características socioeconómicas del estudiantado de la institución, como dijimos, particularmente
a la luz de la actual situación económica del país.
(2) MARQUIS, Carlos y RIVERA, T. M. D., Primeros resultados de la investigación sobre características
socioeconómicas y académicas de los alumnos. Reporte de Investigación Nº 5 de temas educativos,
UAM, Rectoría General, 55 pp., abril de 1980.
La inquietud central era la de conocer si la crisis influía en la composición social de los estudiantes
de la Unidad, suponiendo que, efectivamente, lo hacía limitando el ingreso a la institución de alumnos
provenientes de sectores sociales de origen más popular, provocándose así una relativa "elitización",
particularmente en los alumnos de nuevo ingreso.
La hipótesis central en este trabajo es que desde los inicios de las actividades de la Universidad hasta
1980-1982, debió haberse producido una relativa "popularización" de nuestra clientela estudiantil
coincidiendo con el sostenido crecimiento económico de esos años; mientras que, comparando esos datos
con los que se obtuvieron en 1983, el resultado sería el inverso. Es decir, que debía haberse "elitizado"
en términos relativos, sobre todo por las particularidades que rodearon al primer ingreso de otoño
de 1983, según mostraremos.
Para realizar este estudio hemos organizado los datos en dos grupos: uno, en el que presentamos información
estadística sobre aspectos significativos de la evolución económica de los últimos
años, tales como el producto interno bruto, la tasa de inflación, etcétera; y el otro, con
datos sobre las características socioeconómicas de los estudiantes, tales como ingreso familiar,
alumnos que trabajan, medio de transporte que utilizan.
La obtención de la información macroeconómica procede de las fuentes obvias: Banco de México,
Secretaría de Programación y Presupuesto; la correspondiente a los alumnos fue un poco más
compleja y proviene de 1978, 1980 y 1983 como se explica en el punto siguiente.
2. Información sobre los alumnos Contenido
En la Universidad Autónoma Metropolitana se ha obtenido información acerca de las características
socioeconómicas de los alumnos desde el inicio de las actividades académicas en 1974; sin embargo,
a partir de 1978 se ha realizado en forma sistemática, aplicándose desde entonces una cédula
más o menos semejante que permite algunos análisis y comparaciones como las que se intentan realizar
en este trabajo.
A diferencia de la mayoría de las universidades mexicanas, en la UAM hay dos periodos de inscripción
por año: uno se verifica en el mes de septiembre, corresponde al periodo de otoño y es semejante
al de la UNAM y otras instituciones; el otro es el periodo de primavera que se realiza en los meses de abril o
mayo. En cada uno de ellos se aplica un cuestionario a los inscritos en el primer ingreso llamado Hoja de Datos
Estadísticos y, en algunos de los casos que mencionaremos, se llevó a cabo con la totalidad de la
población estudiantil activa.
La información con la que trabajamos fue obtenida en cuatro momentos distintos, según se detalla:
Primero: El correspondiente a la inscripción y reinscripción de alumnos del trimestre de otoño
de 1978. En ese momento se reformuló la Hoja de Datos Estadísticos que se utilizaba y pasó
a ser administrada centralmente por la Dirección de Planeación de la UAM, aplicándose el cuestionario
a la totalidad de alumnos que entonces había en la institución, los que ascendían a 4,400
aproximadamente.
Una de las características de ese momento era que aún no había egresado la primera generación,
lo que nos permitía contar con un panorama de la totalidad de alumnos que había ingresado a la Universidad
exceptuando -naturalmente- a quienes desertaron en el curso de esos primeros años. Lamentablemente la información
de esa porción de la población estudiantil es inexistente, por lo que las investigaciones deben partir
necesariamente del censo de 1978 y no antes.
En 1980 publicamos el trabajo que ya mencionamos, en que dimos cuenta de los hallazgos obtenidos en el análisis
de la información, y es ése el estudio del cual estamos tomando los primeros datos a los que nos
referimos en las próximas páginas.
Segundo: La otra fuente de información es el Anuario Estadístico que la UAM publicó en 1981
como un anexo del Informe General de Actividades que el Rector General Dr. Fernando Salmerón, presentara
ante el Colegio Académico dando cuenta de las principales tareas llevadas a cabo por la Universidad en el
año de 1980.
En ese momento se encuestó sólo a los alumnos de primer ingreso de 1980, tanto a los de la inscripción
de otoño como de primavera, y la información que nosotros consideramos es la suma de ambas.
Tercero: En la primavera de 1983 se volvió a requerir información sobre estos temas a la totalidad
de alumnos que había en la institución, ya que en ese momento se modificó el sistema de captación
de datos utilizándose desde entonces hojas susceptibles de ser tratadas por un lector óptico, lo
cual facilitó el tratamiento de la información obtenida.(3)
(3) La información utilizada en este punto fue elaborada por la Dirección de Planeación de
la Rectoría General de la Universidad Autónoma Metropolitana.
Cuarto: Finalmente, en el otoño de 1983 en la Unidad Azcapotzalco aplicamos el cuestionario a los alumnos
de primer ingreso.
Durante 1983 se realizaron dos interrupciones de actividades académicas por sendas huelgas que declaró
el Sindicato de Trabajadores de la UAM; una de ellas particularmente extensa, lo que motivó a que el Colegio
Académico resolviera la suspensión de las clases durante el trimestre de primavera de 1983 (83 P),
y el reinicio de las mismas en el siguiente periodo, con lo cual la admisión de alumnos que se llevó
a cabo en otoño de 1983 fue muy limitada, porque debieron coexistir dos primeras generaciones.
De hecho en esa inscripción se admitió sólo a 1,087 alumnos, o sea un 43 por ciento menos
que en el mismo periodo del año anterior. Por esas razones se trató de un trimestre muy accidentado
al punto que no se aplicó la Hoja de Datos Estadísticos en forma centralizada como venía realizándose
desde 1978. En la Unidad Azcapotzalco nos pareció importante contar con los datos de esta generación,
ya que creíamos que podía tener características peculiares por tratarse de un primer ingreso
muy restringido y en el cual suponíamos debía percibirse más claramente el impacto de la crisis.
Por lo tanto llevamos adelante la aplicación de la encuesta con algunas dificultades, obteniendo sin embargo
un 60 por ciento de cobertura como se indica en el cuadro 1.(4)
(4) La tarea de campo así como gran parte del trabajo estadístico fue realizado por Javier Maisterrena,
adscrito a la Rectoría de la Unidad Azcapotzalco, a quien agradecemos su valiosa colaboración.
En síntesis, para el presente estudio contamos con información de cuatro periodos, dos de los cuales
corresponden al total de alumnos activos en la Universidad - 1978 y 1983- y los otros dos corresponden a alumnos
de 1er. ingreso- 1980 Ú y 1983 Ú. En el cuadro mencionado se puede observar para cada uno de los
cuatro momentos, el número de alumnos inscritos y reinscritos así como el número de encuestados
y los porcentajes de cobertura. En los cuadros sucesivos no se repiten los números base sobre los cuales
se expresan los porcentajes por encontrarse en este primer cuadro.
3. Presentación de algunos indicadores económicos Contenido
El indicador más usual y probablemente el más fiel del estado de salud de la economía nacional
lo brinda la evolución del producto interno bruto (PIB), que expresa cuánto más o cuánto
menos se ha producido en un ano respecto al anterior dentro de las fronteras nacionales. En el cuadro 2 se presenta
esta información desagregada por sectores productivos y en la gráfica correspondiente puede verse
más claramente la drástica caída de 1982 y 1983.
En la serie estadística del PIB se perciben tres momentos de la evolución de la economía nacional
en los últimos años:
a) el crecimiento sereno de 1976 y 1977, con signos positivos del orden de 3 por ciento o 4 por ciento anual,
b) el auge de 1978 a 1981, años de crecimiento excepcionales para México, comparados con su historia
económica y con la de muchos otros países también, en los que se presentaron cifras de 8 por
ciento y 9 por ciento de crecimiento anual que produjeron la euforia conocida. Ese fenómeno pudo ser causado
entre otras cosas por el fuerte impulso del sector petrolero, el incremento del gasto público que se utilizó
para generar este crecimiento, y el aumento en el endeudamiento externo que financió la constante alza del
PIB, y, finalmente,
c) la caída de los últimos 2 años, donde el PIB presenta cifras negativas de -0.5 por ciento
y -4.7 por ciento respectivamente, incluyendo en ello la modificación en el mercado petrolero y el vencimiento
de los préstamos que hicieron posible el crecimiento anterior, lo que quitó velos y redescubrió
el problema de la tradicional endeblez de la estructura económica mexicana.
Estos tres momentos coinciden, aproximadamente, con la información que poseemos sobre las características
socioeconómicas de los alumnos de la UAM-Azcapotzalco, lo que nos permite realizar ciertas comparaciones.
Otros aspectos clave para el análisis de la situación que se está viviendo son los aspectos
financieros, tales como el aumento de los precios internos que se verifica en los porcentajes de inflación,
y los incrementos de los salarios mínimos. Ambos indicadores se ofrecen en el cuadro 4 y en la gráfica
correspondiente.
Respecto a la inflación vemos que la que corresponde al periodo 1976-1981 presenta un promedio de 23.8 por
ciento con el porcentaje más alto en 1977 de 30.4 por ciento que, como vimos en el cuadro del PIB, es el
año que presenta el más bajo crecimiento en ese lapso, posiblemente causado por la especulación
contra el peso y la devaluación de la moneda de 1976; valuación que duró poco, ya que para
1977 el peso presentaba una sobrevaluación respecto al dólar de 6.5 por ciento y una de 38 por ciento
en 1982,(5) lo que provocó un egreso constante de divisas que facilitó las importaciones y desalentó
las exportaciones.
(5) BANAMEX, Examen de la situación económica en México, p. 582, diciembre de 1983.
Esta inflación moderada y el mantenimiento de la sobrevaluación fueron posibles gracias al creciente
endeudamiento externo, que llegó a más del doble en el lapso de 78-82 permitiendo la obtención
de divisas y con ellas ir subsanando el constante déficit fiscal. En el cuadro y gráfica número
3 puede verse con claridad la evolución de la deuda en los últimos años.
En 1982 es cuando la válvula de presión estalla. La especulación contra el tipo de cambio,
junto con las expectativas inflacionarias y otros factores no económicos como el cambio de gobierno y la
incertidumbre ante la siguiente administración provocaron sucesivas devaluaciones del peso; estas pérdidas
de valor de la moneda junto con el aumento del circulante los vencimientos de la deuda externa y la reducción
en el financiamiento dieron lugar a que en 1982 se llegara a una inflación récord de 100 por ciento.
En la gráfica 4 se percibe con claridad la distancia entre inflación y salario, distancia que, aunque
en el futuro tienda a cerrarse, no significará la recuperación del poder adquisitivo anterior salvo
que la relación se invierta.
En 1983 el Estado, en concordancia con las propuestas del Fondo Monetario Internacional, llevó a cabo un
programa de restricción económica disminuyendo su participación en la economía, controlando
las importaciones, reduciendo el poder de compra de los salarios y en general promoviendo la retracción
de los mercados para obtener así una disminución del ritmo inflacionario respecto al año anterior,
el cual -de todos modos- alcanzó un alarmante 80.8 por ciento.
El año de 1984 que estamos cursando promete una inflación aún menor pero también con
niveles de actividad económica relativamente bajos y sin que se recupere la capacidad de compra de los salarios.
A esta situación de crisis nacional se suma la incertidumbre que a nivel mundial, y en particular en América
Latina, provoca el alto endeudamiento externo y el creciente aumento de las tasas de interés de la banca
acreedora, todo lo cual nos llevará a situaciones probablemente inéditas y difíciles para
la experiencia mexicana e internacional.
Este trabajo dista de ser un análisis de los problemas de la crisis económica, más bien nuestra
pretensión es ofrecer una rápida mirada sobre los principales aspectos, sabiendo que descuidamos
otros tan importantes como la reestructuración de las relaciones sociales que seguramente se está
produciendo dada la fuerte sacudida económica.
El aspecto social que más nos interesa seguir de cerca en este momento son las probables modificaciones
en la composición social del estudiantado universitario en el lugar que más conocemos: la UAM-Azcapotzalco,
y aunque prevemos -y deseamos- que los cambios no sean muy espectaculares, entre otras razones dada la inercia
que tienen estos procesos sociales, y porque están lejos de ser miembros de las capas más populares
quienes concurren a la Universidad con crisis o sin ella, sí tememos que el acceso a la educación
se haga cada vez más difícil para los miembros de las familias de menores recursos.
4. Algunas características socioeconómicas de los alumnos de la UAM-Azcapotzalco
Contenido
Del conjunto de la información que obtuvimos de los alumnos en los diferentes momentos a los que nos referimos,
presentamos sólo la que es susceptible de admitir comparaciones entre los distintos periodos, lo cual nos
ha limitado en el uso de algunos datos.
Hemos debido excluir también cierta información que demostró responder a criterios evidentemente
diferentes en el momento de la codificación; el caso más lamentable lo constituye la pregunta sobre
"ocupación del padre", que presenta modificaciones tan bruscas de un año con respecto al
otro que sólo es comprensible por el hecho de que, tratándose de una pregunta abierta y habiéndose
codificado en distintos momentos y por diferentes personas, se hayan seguido criterios disímiles, y esto
explica la brusquedad de los cambios e impide las comparaciones.
Sin embargo creemos que la información que poseemos y que es posible analizar resulta suficiente para los
fines que nos proponemos y la hemos organizado en cuatro grupos:
a) Aspectos demográficos de la población estudiantil, que incluye preguntas sobre estado civil, sexo
y migración reciente.
b) Empleo de los alumnos refiriéndose a aquellos que desarrollan una actividad remunerada y las horas por
semana que le dedican.
c) Educación de los padres, donde les preguntamos por los niveles de educación formal que obtuvieron
tanto su padre como su madre.
d) Niveles de ingresos e indicadores afines. Aquí nos interesa presentar la información de los niveles
de ingresos familiares y el medio de transporte que utilizan para concurrir a la Unidad, suponiendo que muestra
aspectos de diferenciación económica.
4.1. Aspectos demográficos
Considerando la procedencia geográfica de los alumnos de la Unidad en los últimos años, la
distribución por sexos y el estado civil de los mismos, observamos un paulatino avance hacia situaciones
más parecidas al "estudiante tipo" en estos 10 años de funcionamiento de la institución
(soltero del Area Metropolitana de la ciudad de México).
En el caso de la distribución por sexos, las proporciones de hombres y mujeres tienden a equipararse, de
manera que cada vez se reducen más las distancias entre ellos como puede verse en el cuadro y gráfica
correspondiente (NP 5). El caso más llamativo es la evolución habida entre los alumnos y alumnas
de la División de Ciencias y Artes para el Diseño, que de 72 por ciento de hombres se pasó
a un 49 por ciento, siendo el único caso en que las mujeres son mayoría.
En Ciencias Básicas e Ingeniería, donde las mujeres alcanzaban apenas el 7 por ciento en los inicios
de las actividades de la UAM, ahora llegan al 17 por ciento, cifra que -aunque reducida- refleja una tendencia
coherente con el total de la Unidad en la que de una distribución de 80-20 entre hombres y mujeres se pasó
al 65-35, la cual parece mucho más acorde con las modificaciones que vienen produciéndose en la sociedad
mexicana hacia una mayor igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.
En el caso de la División de Ciencias Sociales y Humanidades, el porcentaje de mujeres aumentó del
30 al 42 por ciento siendo evidente -entonces- que es la División de CBI, donde habitualmente la presencia
femenina ha sido muy escasa y el número de estudiantes mayoritario, la que empuja para que el promedio general
de la Unidad sea el mencionado.
En cuanto a los alumnos que migraron para realizar sus estudios universitarios en el Distrito Federal las cifras
son relativamente menores respecto a las iniciales, como se percibe en el cuadro 6. Efectivamente, los primeros
datos que contamos muestran que el 22 por ciento de los alumnos habían concluido la educación media
superior fuera del Area Metropolitana de la ciudad de México, mientras que en la inscripción de 83
Ú el porcentaje se redujo a 18.7 por ciento, lo que resulta halagueño si es el producto de la existencia
de una oferta educativa de calidad en el interior del país, aunque también puede implicar una disminución
de la movilidad geográfica coherente con la retracción general de la economía ya mencionada.
Finalmente queremos destacar que también ha disminuido la proporción de alumnos casados en relación
al inicio de las actividades. El cuadro 7 muestra que ahora el 95 por ciento de los alumnos son solteros, mientras
que en 1978 lo era el 87 por ciento. Esta cifra también podría estar presentando un efecto de la
crisis que los alumnos casados y por ende con mayores responsabilidades económicas, hayan visto disminuidas
sus posibilidades de estudiar.
Un caso muy llamativo lo presenta la División de CBI, ya que de 88 por ciento de solteros en los comienzos
se ha llegado al 98 por ciento, y lo mismo sucede con CSH, que modifica sus porcentajes de solteros de 78 por ciento
a 93 por ciento; siendo excepcional el caso de CyAD que manifiesta una tendencia inversa aunque con diferencias
muy menores ya que de 92.4 por ciento de solteros se pasa al 90.7 por ciento. Esta conducta atípica de CyAD
la vamos a percibir también en otros indicadores.
En definitiva, en este aspecto podemos concluir que en estos años la UAM-Azcapotzalco favoreció al
ingreso de alumnos provenientes del AMCM, de solteros y de mujeres, planteándose el interrogante de si el
aumento de los solteros y los de la zona de influencia de la Universidad está vinculado con las crecientes
dificultades económicas de la sociedad nacional.
4.2. Alumnos que trabajan
En la UAM se ofrecen dos turnos matutino y vespertino, y dos tiempos completo y medio tiempo, este último
previsto especialmente para los alumnos que además de sus tareas académicas desarrollan otras actividades
en forma remunerada. Sin embargo, el número de quienes optan por este turno es muy bajo e implica cubrir
la totalidad de créditos de una licenciatura en 8 años, lo cual es muy poco alentador. En las inscripciones
de 1983 sólo el 10.7 por ciento de los alumnos se inscribieron en esa modalidad, aunque nuestra encuesta
arrojó que un 26.4 por ciento trabajaban.
Los resultados que hemos obtenido en este sentido se muestran en los cuadros 8 y 9 y en la gráfica correspondiente.
En ellos se percibe una conducta muy diferente de los alumnos de CyAD, respecto a los de las otras dos divisiones.
Mientras que el porcentaje de alumnos que trabajan ha disminuido en forma importante en CBI, pasando de un 33 por
ciento a un 14.5 por ciento y en CSH de un 43 por ciento a un 29.5 por ciento, en la División de CyAD el
porcentaje de alumnos que trabajan aumentó del 25 al 43 por ciento. En la gráfica que mencionamos
se percibe con claridad esta disparidad en las curvas.
Diversas interpretaciones pueden arriesgarse para entender la disminución de alumnos que trabajan, por ejemplo
que el efecto de la crisis ha limitado las ofertas de trabajo, particularmente para los jóvenes y por ello
es menos la proporción de los alumnos que trabajan; aunque en el mismo sentido también podría
pensarse que el efecto de la crisis ha dificultado la incorporación de alumnos de orígenes más
populares, o sea aquellos que además de estudiar deben trabajar.
Ambas hipótesis pretenderían explicar la disminución de alumnos que trabajan, y tal es el
caso de las ingenierías y las carreras de ciencias sociales, pero no darían cuenta de los de diseño
y arquitectura, quienes como ya vimos presentan un comportamiento inverso, el cual está reforzado incluso
en que de los alumnos que trabajan 7 de cada 10 de CyAD lo hacen durante más de 20 horas por semana, mientras
que en las otras dos divisiones es un poco menor la proporción de alumnos que ocupa ese tiempo semanal.
Esta situación resulta paradójica, ya que en el estudio que realizamos hace unos años se veía
que los alumnos de diseño se diferenciaban de las otras dos divisiones por tratarse de un sector social
bastante más beneficiado y ahora se está percibiendo una modificación de esa tendencia.
Es un fenómeno que se reitera en otros indicadores y sobre el cual en este trabajo no se ofrece una explicación
satisfactoria.
4.3. Niveles de educación familiar
En el trabajo anterior, en el que analizábamos la población estudiantil de 1978, nos alentaba que
una cuarta parte de los padres de nuestros alumnos tuvieran un alto nivel educativo; efectivamente el 25 por ciento
de ellos habían alcanzado grados universitarios, aunque la distribución en el interior de las divisiones
no era homogénea. En la inscripción de otoño de 1983 un porcentaje similar había cubierto
los estudios universitarios, sin embargo con modificaciones fuertes en la distribución en el interior de
la Unidad, como se ve:
Padres de alumnos con educación superior completa
|
División
|
1978
|
1983
|
|
|
%
|
%
|
|
C.B.I.
|
23.4
|
29.4
|
|
C.S.H.
|
19.0
|
22.2
|
|
C.A.D.
|
34.7
|
28.7
|
|
Unidad
|
25.4
|
26.6
|
Es de observar que los padres de los alumnos de las divisiones de CBI y CSH que tienen el más alto nivel
educativo ha aumentado, mientras disminuyó en el caso de CyAD.
Pero, además de esos cambios debemos destacar que en el análisis de la información global,
que se percibe en el cuadro 10 y en la gráfica correspondiente, sí tiende a verificarse la hipótesis
expuesta al principio de este trabajo, en el sentido de que en los padres de alumnos que ingresaron en 1980 podíamos
reconocer un origen más popular, con niveles educativos más bajos, que los que había en 1978,
mientras que en 1983 -por el contrario- se trata de padres con mayores niveles educativos.
En la gráfica relativa a esta variable puede verse con claridad lo que estamos exponiendo, en el sentido
de que en 1980 hubo una baja respecto de los niveles educativos de 1978, y un nuevo repunte de 1983. Lo único
lamentable es que este fenómeno debe estar más influido por la crisis económica a la que nos
venimos refiriendo que por el crecimiento educativo general de la población.
4.4. Los niveles de ingresos
En este punto intentaremos presentar la situación que más directamente muestra los niveles económicos
de los alumnos, como es el monto de los ingresos familiares y el medio de transporte habitual que utilizan para
llegar a la Unidad.
En los años que se están analizando la inflación fue particularmente alta, y como esto dificultaba
las comparaciones de los niveles de ingreso, se decidió dividir los ingresos familiares por los montos de
los salarios mínimos vigentes en el Distrito Federal en los años correspondientes, de manera que
los análisis se hacen sobre el número de veces que se percibe este salario.
Así vemos que en 1978 el 40 por ciento de las familias de los alumnos percibían hasta tres veces
el salario mínimo, mientras que en 1980 este sector -el de más bajos ingresos- se había incrementado
levemente, llegando al 43 por ciento para reducirse bastante en la última inscripción, alcanzando
el 33.6 por ciento. Lo que tendería a ratificar el comportamiento que esperábamos de ampliación
de los sectores sociales de ingresos más bajos hacia los 80 y disminución posterior como efecto de
la crisis, en particular en 83 Ú.
Puede verse en el cuadro 11 que en la Unidad sólo poseemos información desagregada para los años
extremos 1978 y 1983, y entre ellos se percibe una modificación importante en los alumnos de más
bajos ingresos de CBI, que también tendería a confirmar la tendencia de relativa "elitización",
de los estudiantes de esa División que percibíamos en los otros indicadores.
Observando la gráfica se ve con claridad cómo el fenómeno que se preveía tiende a confirmarse,
tanto con los grupos de más bajos ingresos como en aquellos que perciben de 6 a 9 veces el salario mínimo,
ya que presentan comportamientos opuestos. Respecto a los alumnos de más altos ingresos -más de 9
veces el salario mínimo- se ve que son un sector pequeño y estable. Respecto de los alumnos de CyAD
cuyas familias perciben los ingresos más altos, se observa que se mantienen entre los años que comparamos
diferenciándose del resto de las divisiones. Efectivamente, mientras el promedio de alumnos cuyas familias
perciben más de 9 veces el salario mínimo es de 5 o 6 por ciento, en el caso de CyAD el porcentaje
llega al 11 por ciento.
Finalmente, respecto al tema del transporte que utilizan los alumnos para concurrir a la Unidad, descubrimos con
agrado que se ha incrementado el porcentaje de alumnos que utilizan transporte público, lo que podría
sugerirnos tanto una paulatina popularización de nuestros estudiantes -y sería el único indicador
que apuntaría en ese sentido-, o podemos pensar que la incorporación de los servicios del metro hasta
unas pocas cuadras de la institución, así como el mejor servicio general de transporte público
en la zona han actuado desestimulando el uso del automóvil particular. Esta última interpretación
nos parece la más acertada, dada la congruencia hasta ahora percibida en el conjunto de los otros indicadores.
5. Comentarios Finales Contenido
El estilo de este ensayo ha sido el de plantear un problema, proporcionar información diversa sobre las
cuestiones apuntadas y concluir mostrando una tendencia antes que una verdad incontrastable.
Lejos se está de pretender dar una palabra definitiva sobre esta cuestión, más bien la idea
ha sido la de alertar respecto de un fenómeno que mostraría uno de los efectos colaterales de la
crisis económica por la que atraviesa el país, que es la reducción de la oferta educativa
para sectores sociales ubicados en los límites más bajos de aquellos que habitualmente estaban concurriendo
a la UAM. Se ha visto que la información de que disponemos nos permite afirmar que la hipótesis esbozada
en la introducción se ve razonablemente comprobada.
En este sentido se han manifestado diversos indicadores, v. g., el que muestra cómo han disminuido en Azcapotzalco
en estos años los alumnos que trabajan; los hijos de personas con niveles educativos más bajos; y
aquellos cuyas familias tenían ingresos más escasos.
Un párrafo especial merecen los alumnos de las carreras de arquitectura y diseño, ya que se ha percibido
una orientación distinta que en los otros casos, es decir entre ellos sí se ha incrementado el número
de alumnos provenientes de sectores más populares. Sin embargo, si nos referimos al conjunto de la población
estudiantil de la Unidad, la tendencia ha ido en el sentido de nuestra inquietud inicial, la cual abre el interrogante
-angustioso por cierto- de si se trata de una tendencia que se consolidará con el tiempo o si se revertirá
prontamente.
Sobre ello no podemos abrir juicios, salvo el muy general que supone que a la salida de la crisis habrá
nuevas situaciones sociales; es decir que no se volverá a lo conocido, y que es de temer que ello no signifique
una mejoría en la calidad de vida de los sectores populares.
Por otra parte se prevé para los próximos años un fuerte incremento en la demanda de primer
ingreso al sistema universitario, lo que sería contradictorio, o al menos generador de mayores tensiones,
con nuestro pequeño hallazgo que muestra lo difícil que está siendo democratizar más
la oferta educativa.
Por lo tanto habrá que plantearse desde ahora cómo se va a responder a una demanda creciente que
presionará con fuerza ante instituciones que parecen estar quedando estrechas para absorberla, considerando
además que el mercado laboral tampoco ofrecerá generosas alternativas, particularmente para los jóvenes.



CUADRO Nº 3
Deuda externa en millones de dólares corrientes (1978-1983)
| Año |
Deuda externa |
| 1978 |
33,900 |
| 1979 |
40,200 |
| 1980 |
50,700 |
| 1981 |
174,900 |
| 1982 |
80,800 |
| 1983 |
78,600 |
OBSERVACIONES: FUENTE: Sistema de Cuentas Nacionales S.P.P.






CUADRO Nº 7
Alumnos solteros por división y periodos (porcentajes)
|
Periodo
División
|
78 Ú(1)
|
80 P, Ú(2)
|
83 P(1)
|
83 Ú(2)
|
|
C.B.I.
|
88.0
|
88.7
|
90.6
|
97.9
|
|
C.S.H.
|
78.0
|
87.4
|
88.1
|
93.1
|
|
C.A.D.
|
92.4
|
95.9
|
92.0
|
90.7
|
|
TOTAL
|
87.1
|
89.0
|
90.0
|
94.7
|
- OBSERVACIONES
(1) Población estudiantil total a la fecha.
(2) Población estudiantil de primer ingreso.
CUADRO Nº 8
Alumnos que trabajan en forma remunerada por división y periodo (porcentajes)
|
Periodo
División
|
78 Ú(1)
|
80 P, Ú(2)
|
83 P(1)
|
83 Ú(2)
|
|
C.B.I.
|
33.2
|
39.1
|
41.7
|
14.5
|
|
C.S.H.
|
42.8
|
39.0
|
43.0
|
29.5
|
|
C.A.D.
|
25.3
|
32.2
|
41.0
|
43.3
|
|
TOTAL
|
33.3
|
38.3
|
42.0
|
26.4
|
OBSERVACIONES:
(1) Población estudiantil total a la fecha.
(2) Población estudiantil de primer ingreso.







CUADRO Nº 13
Medio de transporte utilizado para concurrir a la Unidad.
Total Unidad UAM-A por periodos (porcentajes)
|
Periodo
Transporte
|
78 Ú(1)
|
80 P, Ú(2)
|
83 P(1)
|
83 Ú(2)
|
| Transporte colectivo |
55.9
|
67.2
|
63.0
|
67.7
|
| Auto propio |
23.1
|
16.8
|
21.0
|
14.9
|
| Auto familiar |
13.2
|
13.0
|
14.7
|
14.6
|
| Otro |
6.7
|
0.7
|
------
|
1.7
|
| n/c |
1.1
|
2.3
|
1.3
|
1.1
|
OBSERVACIONES
(1) Población estudiantil total a la fecha.
(2) Población estudiantil de primer ingreso.
(3) Para facilitar las comparaciones se equipararon los porcentajes de "no contestó", repartiendo
en forma ponderada las diferencias entre las respuestas positivas. En ningún caso la no respuesta excedió
de 32.7 por ciento.
Contenido
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