RESEÑAS

WATZLAWICK, PAUL. ¿ES real la realidad? Confusión-Desinformación-Comunicación. Editorial Herder. Barcelona, 21 ed., 1981. Traducción: MARCIANO VILLANUEVA, 272 pp. 

  ¿Es real la realidad? del austríaco Watzlawick desarrolla a partir de ejemplos tomados de las diferentes áreas de la comunicación, la idea de que comunicación y percepción de la realidad se hallan estrechamente relacionadas. El enfoque de Watzlawick parte principalmente de la "Teoría General de Sistemas" en conjunción con investigaciones en el campo de la psiquiatría, como él mismo la ha llamado, "existencias". Hace ya tiempo resecamos otra obra del mismo autor y colaboradores (Janet Beavin y otros), Teoría de la Comunicación Humana, y pensamos que la riqueza de sus postulados e interpretaciones se prolonga y amplía en el trabajo que ahora presentamos.

Watzlawick ha realizado estudios de filosofía, lenguas y psicoterapéutica. En el campo profesional, ha sido profesor de psicoterapia en la Universidad de El Salvador, investigador en el Temple University Medical Center de Filadelfia, y conferencista en universidades y clínicas de Europa y América. Actualmente es profesor de psiquiatría en la Universidad de Stanford e investigador en el Mental Research Institute de Palo Alto, California. Es precisamente de los trabajos realizados en este último de donde se desprende gran parte de -sus aportaciones innovadoras en el campo de la comunicación y la psiquiatría. Estas apuntan de manera enfática hacia el papel de las relaciones humanas en la formación de un concepto del mundo, al modo en que a través de la comunicación los seres humanos ejercemos una mutua influencia que repercute en nuestra imagen y concepción de la realidad. En palabras del autor.- "...el estudio de la pragmática de la comunicación humana, es decir, del modo como los hombres se influyen mutuamente mediante la comunicación, de cómo a lo largo y en virtud del proceso de comunicación pueden surgir 'realidades', ideas y concepciones ilusorias totalmente diferentes, este estudio constituye una rama relativamente joven de la investigación". (p. 8). Y la pregunta que el libro trata de contestar es postulada por Watzlawick de la siguiente manera: "¿hasta qué punto es real lo que ingenuamente y sin el menor reparo solemos llamar realidad?" (P. 8).

¿Es real la realidad? es un libro de los llamados "de divulgación", es decir, la forma amena en que ha sido escrito introduce al lector en cuestiones epistemológicas de gran agudeza y profundidad, cuestiones que sin embargo, nos atañen de manera cotidiana. Con las debidas distancias nos recuerda un poco El Nombre de la Rosa de Eco. El método que el autor emplea para exponer su tesis (que la realidad es un muchos sentidos resultado de la comunicación), es el de analizar numerosos ejemplos de diferentes campos en la investigación comunicacional a fin de descubrir en ellos puntos comunes de los que las conclusiones sean extraídas. En este método los ejemplos cumplen una función analógica o metafórico más que estrictamente demostrativa: describen, exponen, traducen, más que demuestran.

Otra función que esta obra pretende cumplir es expuesta por Watzlawich así: "Como ya se ha insinuado, creer que la propia visión de la realidad es la realidad misma, es una peligrosa ilusión, Pero se hace aún más peligrosa si se la vincula a la misión mesiánica de sentirse en la obligación de explicar y organizar el mundo de acuerdo con ella, sin que importe que el mundo lo quiera o no. La negativa a plegarse a una determinada visión de la realidad (a una ideología, por ejemplo), la 'osadía' de pretender atenerse a la propia visión del mundo y de querer ser feliz a su propia manera, es tachada de think crime, de 'crimen del pensamiento', en el sentido de Orwell..." "Tal vez este libro pueda aportar una modesta contribución para agudizar la mirada sobre ciertas formas de violencia psicológica y para dificultar la tarea de los modernos cultivadores del lavado de cerebro y sedicentes salvadores del mundo." (p. 10).

El libro se divide en 3 partes: Confusión, Desinforinación y Comunicación. En la primera se analizan algunas perturbaciones en el proceso de la comunicación, y las vivencias disturbadas de la realidad que de ellas se derivan. En la parte de desinformación se presenta y analiza este concepto, así como las complejidades y alteraciones de la realidad de las interacciones humanas, que pueden aparecer al buscar activamente la información o al retenerla de manera voluntaria. Finalmente la tercera parte, Comunicación, se dedica a las cuestiones involucradas cuando se intenta establecer dicha comunicación donde aún no existe, es decir, a la creación de una realidad que pueda ser entendida y por lo tanto compartida por otros comunicantes. El índice, bastante diversificado y hasta pueril a primera vista, es el siguiente:

Prólogo.

Parte Primera: Confusión.
Traduttore, traditore.
Paradojas.
Las ventajas de la confusión.
El inteligente Hans.
El trauma del inteligente Hans.
Influencias sutiles.
Percepciones extrasensoriales.

Parte Segunda. Desinformación.
La no-contingencia, o el origen de las concepciones de la realidad.
El caballo neurótico.
La rata supersticiosa.
Cuanto más complicado, tanto mejor.
La máquina tragaperras de múltiples brazos.
Del azar y del orden.
Poderes psíquicos.
Puntuación, o la rata y el experimentador.
Puntuación semántica.
Donde todo es verdad, también lo contrario.
El experimentador metafísico.
Los parabrisas picados.
El rumor de Orleáns.
Desinfonnación artificialmente provocada.
El poder del grupo.
La canción del señor Slessenn Boschen.
Candíd Camera.
Fonnación de reglas.
Interdependencia.
El dilema de los presos.
Lo que yo pienso que él piensa que yo pienso.
Amenazas.
La credibilidad de una amenaza.
La amenaza que no puede alcanzar su objetivo.
La amenaza de imposible ejecución.
La  desinformación de los servicios secretos.
Operación mincemeat.
Operación Neptuno.
Las dos realidades.

Parte Tercera: Comunicación.
El chimpancé.
El lenguaje de los signos.
Proyecto Sarah.
El delfín.
Comunicación extraterrestre.
¿Cómo puede establecerse la comunicación extraterrestre?
Anticriptografía, o el "qué" de la comunicación espacial.
Proyecto Ozma.
Sugerencias para un código cósmico.
Radioglíficos y Lincos.
¿Un mensaje del año 11000 antes de J.C.?
Pioner 10.
Realidades inimaginables.
Comunicación imaginaria.
Paradoja del Newcomb.
Planolandia.
Viaje en el tiempo.
El presente eterno.
Notas.
Bibliografía.
Indice alfabético.

En el último capítulo del libro, "El presente eterno", Watzlawick retoma a manera de epílogo, el problema filosófico y físico del tiempo. "El presente eterno" correspondería, según el autor, a una concepción del tiempo como la cuarta dimensión en la física. Nosotros podemos concebir el tiempo como un fluir. "No podemos concebir la esencia del tiempo como algo 'compacto, uno y todo, en eterno reposo e infinito', al estilo de Parménides, sino en circunstancias sumamente insólitas, y por cortos y relampagueantes instantes. Con razón o sin ella, se les llama instantes místicos. Existen en la literatura universal innumerables descripciones de estas vivencias; y aunque son muy diferentes en cualquier otro aspecto, sus autores parecen estar de acuerdo en un punto: en que son atemporales y más reales que la realidad." (p. 243)

Sin embargo estas percepciones instantáneas difícilmente pueden ser vividas sin la distorsión producida por pasado y expectativas. Las ilusiones, creencias, dogmas, supersticiones pueden llegar a ser para nosotros "más reales que la realidad", es decir, se constituyen en el "maya" de la filosofía hundú, ese tejido ilusorio que nos impide ver y vivir la vida tal cual es, obsesionados por un futuro que nunca experimentamos (a lo único que tenemos realmente acceso es a nuestra vivencia concreta del presente, mismo que en cuanto se le reconoce como tal ya es pasado) y atrapados en un pasado que se niega a abandonarnos. La percepción oriental conduce a la desaparición del "ego" (del yo, del "sí mismo" como afirma Laing) como única manera de poder instalarse en el aquí y ahora. Y para describir la vivencia del "presente eterno" las palabras resultan incapaces. Aquí el autor retoma nuevamente a Wittgenstein en su Tractatus lógico-philosophieuss "De lo que no se puede hablar, se debe callar." (Citado p. 244.)

Y así una vez más Watzlawick nos apunta al silencio después de haber explorado numerosas formas de influencia en nuestra percepción de "lo real". Ya el psicoanálisis a su modo ha demostrado cómo vivencias e imágenes del pasado tienden a perpetuarse y conducen a repetir modelos de percepción, interpretación y acción. Watzlawick enfatiza el aspecto intercomunicativo en estos procesos puesto que cualquier análisis humano se desarrolla en situaciones de interacción, de comunicación. Y las áreas afectadas por estos hechos se inician en lo intra-personal, pasando por lo inter-personal y lo grupal y masivo. ¿Qué versiones de lo real apuntalan la organización y acción a nivel mundial?, ¿qué visión del mundo emanan los medios masivos, las estructuradas formas de trabajo y entretenimiento en nuestras sociedades?, ¿qué "premisas epistemológicas" (en palabras de Bateson) no-cuestionadas están conduciendo a la devastación personal, natural y social en nuestros días?, o para ubicarnos en lo más inmediato, ¿qué paradojas revestidas de   ilusiones nos visten el día cada vez que amanecemos? ¿O es que no nacimos en esta tierra y por ello nos cuesta tanto trabajo convivir con y en ella? Citando nuevamente al autor, quien afirma...

" ... que el desvencijado andamiaje de nuestras cotidianas percepciones de la realidad es,  propiamente hablando, ilusorio, y que no hacemos sino repararlo y apuntalarlo de continuo, incluso al alto precio de tener que distorsionar los hechos para que   no contradigan a nuestro concepto de la realidad, en vez de hacer lo contrario, es decir, en vez de acomodar nuestra concepción del mundo a los hechos incontrovertibles". (p. 7).

ALICIA LOZANO MASCARÚA.