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Tiempo de Crisis
En el último año de la tercera década del presente siglo, la burguesía internacional
fue conmovida por una intensa sacudida que alcanzó todas las esferas de la vida económica, social
y política. El mundo de la propiedad privada se vio afectado con una elevación de las luchas sociales
y políticas de las masas trabajadoras.
La crisis mundial del capitalismo obliga a romper con las formas de la democracia burguesa en Alemania e Italia;
el fascismo se instala con su política de terror y violencia sobre los trabajadores y amenaza con extenderse
por toda Europa. La oligarquía monopolista propaga por el mundo la ideología belicista, anticomunista,
racista y antidemocrática de los sectores más reaccionarios de la gran burguesía. La crisis
mundial del capitalismo afectó en mayor proporción a los países dependientes y coloniales.
En México, la crisis interna había comenzado a manifestarse desde tres años antes; por
consiguiente, la crisis de 1929 vino a agudizar la situación social de los trabajadores; el petróleo
y la minería sufrieron los más duros embates. Ambos renglones de la economía representaban
el mayor rubro de exportaciones del país. El pueblo trabajador cargaba con el mayor peso de la crisis La
reducción incesante del salario, el paro forzoso, la desocupación total o parcial, y la reducción
del poder adquisitivo, afectaban también a sectores de las capas medias como pequeños industriales,
campesinos, artesanos y empleados públicos, que vieron reducidos sus medios de subsistencia.
Cuando Pascual Ortiz Rubio asume la presidencia de la Nación, en febrero de 1930, la crisis se ha desatado
con toda su violencia. El país se encuentra en pleno colapso económico y la lucha de masas se extiende
a todo el territorio. El movimiento obrero se muestra dividido; el Estado desata una fuerte ofensiva represiva
contra los trabajadores y grupos de la izquierda. En el campo se intensifica la actividad campesina que apela a
la violencia y demanda la reanudación del reparto agrario. Esta situación de crisis social y económica
se reflejará en la superestructura política, y el Partido Nacional Revolucionario que aglutinaba
al grupo gobernante no podía quedar ajeno a esta crisis.
Era urgente tranquilizar el ambiente social, dar garantías a la burguesía e instrumentar un plan
de sustitución de importaciones mediante el desarrollo de la industria nacional de bienes de consumo. Las
luchas obreras y campesinas y las afectaciones en la producción, originadas por la crisis, incidieron en
la confección del Plan Sexenal; ésta era la respuesta a la situación reinante: la crisis había
puesto en bancarrota las relaciones de dependencia agro-minera exportadora, y a los grupos políticos que
los representaban en el Estado. El Plan Sexenal sería el programa de gobierno del Gral. Lázaro Cárdenas
del Río, candidato oficial del PNR para las elecciones de 1934. En este Plan se plasmaron todos los pasos
a dar para alcanzar el desarrollo del país, y las reivindicaciones por las cuales el pueblo había
venido luchando de acuerdo con los postulados constitucionales: Los aspectos más radicales del mismo fueron
elaborados por los cardenistas.
Dicho plan consideraba una política de sustitución de importaciones como medio para enfrentar
la crisis económica, y la reactivación de un programa de reformas iniciado durante la Revolución.
Esta reactivación implicaba mejorar las condiciones de los trabajadores, así como estimular la producción
de la burguesía nacional industrial y afianzar las relaciones capitalistas de producción.(1)
(1) Proyecto del Plan Sexenal, México, PNR, pp. 14-15.
Para dar cumplimiento a esto, se dio prioridad a la enseñanza técnica tendente a capacitar a los
mexicanos para transformar las materias primas de la naturaleza, con el fin de mejorar las condiciones de vida
y coadyuvar a la industrialización del país.(2)
(2) Ibid, pp. 37-39 Y 40
Ideario Educativo del Presidente Cárdenas
Las ideas del Presidente Lázaro Cárdenas en materia educativa se inscriben en lo más avanzado
del pensamiento de la Revolución Mexicana. La escuela cardenista logra conjugar posiciones vanguardistas
y revolucionarias y sintetizar, además, lo mejor del talento de los grandes educadores de nuestra historia
con un sentido plenamente popular, democrático y nacionalista. Para Cárdenas la educación
tenía que ser reflejo y factor de transformación de la sociedad de tu tiempo.
La política educativa de Cárdenas fue radical. Las circunstancias y el proyecto así lo
exigían. Su batalla frontal contra el laicisismo individualista y la "libertad de enseñanza",
se fundamentaban en la necesidad de la unidad revolucionaria de la Nación y, en consecuencia, en la necesidad
del desarrollo de una conciencia solidaria, humana y de clase entre las masas populares. La escuela no se justificaba
a sí misma si no era transformadora de los aspectos fundamentales de la sociedad; y para ello, los aspectos
metodológico, administrativo, docente e ideológico jugaban papeles centrales. Y no podía ser
de otra manera, pues se buscaba -decía Cárdenas-, acabar con " ... la escuela anodina, que sólo
enseña a leer, a escribir, a clasificar las plantas, que desarrolla, en fin, una habilidad manual e intelectual
en cada individuo y que lo deja entregado a sus propios impulsos. La escuela es un arma de combate, un instrumento
de precisión que hace conocer la vida social, que la critica y la sujeta a la influencia de las normas transformadoras".(3)
(3) Memoria de la Secretaría de Educación Pública. 1° de diciembre
de 1934-30 de noviembre de 1940. México, vol. I., p. 465.
Dentro de la política de Cárdenas, el desarrollo y la enseñanza de la ciencia y de la técnica
tenía para el país un valor estratégico. En consecuencia, orientó sus mejores esfuerzos
para que la enseñanza técnica y científica promovida por el Estado no siguiera el mismo derrotero
de desarraigo social y nacional tan propio de las profesiones liberales. Los técnicos formados por el Estado
deberían apoyar al campo y a la industria, sustituir a los técnicos y a la tecnología extranjera,
y no caer en esa ". . .plétora de profesionistas liberales, ligados a la burguesía, que no son
sino materia prima para la formación de clases parasitarias...".(4)
(4) Ibid., p. 473.
Las ideas de Cárdenas sobre la educación fueron congruentes con la ideología de la Revolución
Mexicana que en aquellos años había alcanzado su madurez plena. Lázaro Cárdenas combatió
a los enemigos de su proyecto, puso coto a las embestidas de la reacción, para lo cual se apoyó en
una amplia base social que legitimó, en todo momento, las políticas impulsadas por su gobierno.
La Reforma Educativa Cardenista
La imposición durante el maximato de una política educativa, sobrecargada de anticlericalismo,
sumergió a la escuela mexicana en una profunda crisis. La propaganda antirreligiosa exacerbada hizo que
se descuidara la calidad de la educación. El enfrentamiento burdo contra los sentimientos religiosos del
pueblo genetó descontento y boicot a las escuelas del Estado. La reacción aprovechó estas
circunstancias e instrumentó múltiples agresiones a los maestros en varias regiones del país.
En pocas palabras, la escuela se separó del pueblo, convirtiéndose en un instrumento casi ajeno a
la educación.
El régimen cardenista salió al paso de esta situación instrumentando una reforma capaz
de apoyar su proyecto de gobierno y nulificando la herencia recibida en materia educativa. El plan de desarrollo
económico y social del país requería la preparación de cuadros calificados en todos
los aspectos de la vida de la nación.
Por todo esto, la reforma educativa cardenista adquirió un carácter radical. En ella se involucraron,
además de las autoridades educativas, numerosas organizaciones políticas, sociales y culturales;
se reivindicó la educación científica; se declaró en contra del individualismo laico
buscando el acercamiento de las masas. De este modo Cárdenas ligaba el concepto de escuela socialista con
las transformaciones en la estructura de la sociedad. La situación del país demandaba la formación
de una conciencia nacional entre las masas trabajadoras ante los embates del imperialismo.
En 1934 se llevó a cabo la reforma al Artículo 3° constitucional: la educación impartida
por el Estado, con apego a la ideología de la Revolución Mexicana, tendría el carácter
de socialista, excluyendo de ella todo tipo de doctrinas religiosas y buscando la formación en los alumnos
de "un concepto racional y exacto del universo y de la vida social"; el Estado se reservó el derecho
de impartir la educación primaria, secundaria y normal; asimismo, se reservó el derecho de autorizar
y controlar a los planteles particulares que impartieran la enseñanza en esos niveles. Ello significaba
que la formación de planes, programas y métodos de enseñanza, únicamente competía
al Estado. La reforma al Artículo 3° contemplaba además la revocación de las autorizaciones
concebidas a los planteles y el retiro discrecional en cualquier tiempo del reconocimiento de validez oficial a
los estudios hechos en escuelas particulares; y, desde luego, el que la educación primaria tenía
carácter obligatorio y se mantenía gratuita en los planteles oficiales de todo el país.
Las reformas al Artículo 3°, junto con el ascenso al poder de los cardenistas, crearon condiciones
favorables para la realización de la reforma educativa. El término de educación socialista
se mantuvo, pero con un sentido definido muy distinto a la manida acepción que tuvo durante el callismo.
Los objetivos de la educación cardenista se pueden resumir en las siguientes líneas: educación
orientada hacia la vinculación de la escuela con los sectores mayoritarios de la población y los
problemas concretos de la sociedad, como cimiento para la construcción de una sólida unidad nacional;
educación para formar y capacitar los cuadros calificados técnicos y profesionales, requeridos para
el desarrollo de la industria, el agro y los servicios; educación para contribuir al mejoramiento de las
condiciones materiales de vida de los trabajadores, logrando una distribución más equitativa de la
riqueza; y, educación para garantizar la independencia y soberanía del país, a partir de un
mayor desarrollo de las fuerzas productivas y del fortalecimiento de la cultura y de los sentimientos nacionales.
La justeza de estos planteamientos radicaba en que no se tenía la ingenua pretensión de resolver
todos los problemas del país tomando a la educación como único instrumento. De aquí
que se hayan creado diversos tipos de escuelas acordes con las necesidades especificas de algunos sectores de la
sociedad, quienes, por razones de índole diversa, requerían de planteles que se adaptaran a las condiciones
en que vivían los alumnos. Así, surgieron las escuelas rurales, las Escuelas Artículo 123,
las Escuelas para Hijos del Ejército, para Hijos de los Trabajadores, y para indígenas.
Educación Superior e Investigación Científica
El 21 de octubre de 1935 se creó, por decreto presidencial, el Consejo Nacional de Educación Superior
e Investigación Científica, que constituyó el primer paso firme del Presidente Cárdenas
encaminado a desarrollar el programa general de su gobierno en la materia.
En las consideraciones presentadas al Congreso de La Unión para la creación del CNESIC, Cárdenas
reconoció que: "...en todo el país está planteada, con rasgos de urgencia, la necesidad
de llevar a cabo una reorganización completa de la educación profesional, que la ponga en armonía
con las necesidades sociales del presente en materia de trabajo técnico, y que suprima graves males... que
estorban seriamente el progreso armónico de la nación".(5)
(5) Ibid., p. 581.
Cárdenas encuentra en el pasado colonial del país, y en la filosofía individualista del
liberalismo, las causas generadoras de los vicios y anacronismos prevalecientes en la organización social
mexicana de aquellos años; por ello, plantea: "Los nuevos sistemas de educación técnica
y profesional que deberán implantarse en la República conforme a los propósitos del Gobierno,
desde el punto de vista de sus relaciones con las necesidades sociales, habrán de diferir fundamentalmente
de los lineamientos que presentan hasta hoy los cuadros de enseñanza profesional existente. En vez de encuadrar
las enseñanzas dentro de los tipos tradicionales de las viejas carreras que son clásicas en nuestro
país, es menester -planteando correctamente la cuestión, en sus términos naturales-, que la
organización de los estudios se derive de un examen cuidadoso de las necesidades de la colectividad en materia
de trabajo técnico, lo mismo respecto a las diversas clases de profesiones que hayan de crearse...".
(6)
(6) Ibid., p. 583
El carácter profundamente popular y democrático de la reforma educativa propuesta por el presidente
Cárdenas se expresó así: "...La reforma educativa que es indispensable realizar ha de
singularizarse por suprimir radicalmente el carácter de monopolio y privilegio de las clases acomodadas
que la educación superior ha tenido hasta hoy, como consecuencia de la organización económica
y social de nuestro país, y de la subordinación de los gobiernos a las exigencias de las minorías
poseedoras de la riqueza y el saber.
"Al llevarse a cabo la reorganización de la educación técnica profesional -si ha de
ser fecunda la obra educativa en el futuro y si no se quiere faltar a uno de los más grandes deberes del
Gobierno revolucionario-, deberá estructurarse el sistema educativo en forma de que todas las oportunidades
de educación superior y los beneficios que de ella se deriven queden para provecho exclusivo, inmediata
y constante de la clase trabajadora del país.(7) Por lo que, para lograr los propósitos de
la reforma educativa en el ámbito de la educación superior, la atención tendría que
centrarse en los sectores tradicionalmente olvidados por la "alta cultura". En este sentido, los alumnos
deberían ser seleccionados de acuerdo con sus capacidades y vinculación con organismos sindicales;
el Estado se encargaría del sostenimiento íntegro de los educandos durante sus estudios; se fomentaría
en los alumnos el amor al trabajo, para lo cual se les prepararía técnicamente para el ejercicio
de su función productiva desde la escuela; se combatirían los disolventes de enriquecimiento personal;
el nuevo profesional debería comprender que su lugar en la lucha estaba al lado de las clases trabajadoras;
se le formaría una conciencia de clase que le permitiera comprender el lugar del proletariado en la sociedad
capitalista, los procesos económicos y las luchas políticas en la sociedad y"...cómo
los trabajadores deben intervenir para lograr la implantación de un régimen social basado en la distribución
justa del trabajo y la riqueza...".(8)
(7) Ibid., pp. 585-586.
(8) Ibid., pp. 587-588.
En lo que se refiere a la investigación científica, Cárdenas traza orientaciones para que
el CNESIC establezca, sobre bases firmes y duraderas, institutos, centros de investigación, laboratorios,
museos, etcétera.
La gran sensibilidad política del revolucionario michoacano lo mantuvo siempre en contacto con su pueblo.
Conocía, como pocos, los sufrimientos y anhelos del pueblo y estaba consciente de la enorme obra que tendría
que realizarse para sacar al país de su atraso milenario. La ciencia tenía que cambiar de manos,
de aquí que considerara la investigación científica como una urgencia nacional.
"La investigación científica es antecedente y soporte ineludible de toda enseñanza
superior, hasta el punto de que resulta muy difícil separar las cuestiones concernientes a la investigación,
de las que se refieren a la enseñanza. Por ello el plan de conjunto que ahora someto a la aprobación
de ese H. Congreso de la Unión, abarca simultáneamente las dos fases de la obra cultural. La naturaleza
social del saber humano y su vinculación con los intereses y necesidades de la colectividad, serán
apreciados mejor por los educandos cuando ellos mismos participen en la obra de búsqueda y selección
de los datos en que se apoya el conocimiento." (9)
(9) Ibid., p. 589.
El CNESIC se instala el 4 de enero de 1936. Se crea como un cuerpo técnico de consulta, pero que podía
desplegar iniciativas propias en todo lo concerniente a la cultura superior, pero sin asumir funciones administrativas
de planteles o instituciones docentes. Su misión era estudiar las formas de organizar de manera eficaz la
educación superior y la investigación científica, elaborar los proyectos respectivos y presentarlos
a la consideración del Gobierno Federal. De su campo de acción sólo se excluyó la educación
primaria, secundaria, normal y militar.
La existencia del CNESIC fue efímera (tres años; sin embargo, su obra organizativa rindió
frutos que beneficiaron a miles de hijos de trabajadores, además de su relevante papel en la organización
del IPN. A su iniciativa se debió la creación del Instituto Nacional de Educación Superior
para Trabajadores, el Museo de la Industria, el Instituto de Preparación y Perfeccionamiento para Maestros
de Escuelas Secundarias, la Escuela de Salubridad, así como los proyectos para echar a andar el Instituto
de Salubridad y Enfermedades Tropicales, los Centros Universitarios, el Instituto de Exploraciones del Territorio
Nacional, así como un sinnúmero de investigaciones científicas con planteamientos opcionales
de solución a grandes problemas nacionales.
La Influencia Externa
Impulsar reformas de fondo en el sistema educativo del país y particularmente en la enseñanza
técnica, se convirtió en un reto para las autoridades educativas y personalidades vinculadas con
la educación, así como para las organizaciones sociales y políticas de corte democrático.
En 1935 se crean una serie de comisiones especiales con la misión de resolver los problemas que la crisis
del sistema educativo planteaba. Además del estudio de la experiencia acumulada en materia de enseñanza
técnica se acudió a experiencias de otros países.
A petición del titular de la SEP en 1935, Lic. Gonzalo Vázquez Vela, la Secretaría de Relaciones
Exteriores instruye a todas las legaciones de nuestro país en el extranjero para que recaben, con carácter
de urgente, todo lo relacionado con escuelas y enseñanza técnica. De esta manera, las comisiones
creadas pudieron recibir informes detallados procedentes de Argentina, España, Estados Unidos, Inglaterra,
Francia, Alemania, Suiza, Italia, Austria, URSS, Chile, Brasil, Japón y Ecuador, entre otros.
México se convierte en un puntual asistente a los eventos internacionales que promueven en esos años
la Oficina Internacional de Enseñanza Técnica, la Sociedad Internacional de Enseñanza Comercial,
la Federación Mundial de Asociaciones Educativas. De esta manera, México estuvo presente en los congresos
internacionales de Enseñanza Técnica verificados los días 17-19 de mayo de 1935 y 25-29 de
julio de 1938 en España y Alemania, respectivamente; y en los que organiza la Conferencia Mundial de Asociaciones
de Educación los días 2-7 de agosto de 1937 y 6-11 de agosto de 1939, en Japón y Brasil, respectivamente.
Sin embargo, mejores resultados reportaron los observadores personales que envió Cárdenas a los
países que registraban mayor avance en materia educativa, social y económica.
Es el caso, por ejemplo, del coronel Adalberto Tejeda, quien a petición del Presidente Cárdenas
realiza un viaje a Europa en 1935 con el fin de adquirir maquinaria para el IPN y estudiar las experiencias pedagógicas
de Inglaterra, Francia, Alemania, Checoslovaquia y la Unión Soviética.
Tejeda realizó con éxito sus gestiones de adquisición de maquinaria para el IPN. La mayor
parte de las operaciones se cerraron finalmente con el acuerdo de pagar con crudo mexicano.
De los informes de Tejeda trascienden sus apreciaciones sobre la Escuela Francesa, a la que juzgó estancada
y sin interés para México. En el caso alemán, lo que impresionó a Tejeda fue el desarrollo
alcanzado en la enseñanza técnica y la conexión de ésta con el desarrollo industrial
que Alemania registra en el periodo en cuestión. Sin embargo, las múltiples atenciones e informes
de los funcionarios del Tercer Reich no lograron convencer al representante de Cárdenas sobre el supuesto
carácter "socialista" de la Escuela Nazi.
La experiencia soviética es una de las que más atraen a Tejeda y es, sin duda, una de las que
con mayor profusión se divulgan y estudian en aquellos años. De particular interés para los
estudiosos mexicanos resultaron las reformas y aprobación de los nuevos programas para la Politécnica
soviética aprobados en 1933.
Solidaridad Internacional con el IPN
Echar a caminar un proyecto como el IPN no fue fácil. Un problema lo constituyó la falta de personal
técnico calificado para cubrir las actividades docentes del proyectado Instituto. Ante esta situación,
la Secretaría de Educación Pública (SEP) solicitó a la Secretaría de Economía
llevar a cabo un censo de técnicos mexicanos y extranjeros existentes en el país, revisando los antecedentes
profesionales y de formación académica de éstos con el objeto de reforzar la planta de profesores
del IPN. En este sentido la Casa de España en México, creada a instancias de Cárdenas, proporcionó
científicos e investigadores que ayudaron a cubrir algunos aspectos de la investigación y la docencia
en el IPN. Ellos impartieron cursos en universidades de provincia, retribuyendo de esta manera al país por
su política de asilo. Pero esto no fue suficiente; hacía falta todavía un número mayor
de científicos e investigadores para trabajar campos en los que México carecía de especialistas,
de modo que el gobierno hizo un llamado a la comunidad científica internacional solicitando la colaboración
de expertos de primera línea en ramas específicas que simpatizaran con las tendencias y políticas
sociales del régimen. Esta propuesta fue acogida con entusiasmo por un buen número de técnicos
y científicos, en especial españoles, alemanes y austriacos, desplazados por los acontecimientos
políticos. Ellos participaron en investigaciones sobre problemas nacionales para la administración
pública y en investigaciones fundamentales, además de preparar personal mexicano para darle continuidad
aquí a su trabajo cuando elles regresaran a sus respectivos países.
En entrevista concedida por el presidente Cárdenas a la periodista Anita Brenner, el mandatario mexicano
declaró, en relación con la necesidad del país de contar con el apoyo desinteresado de técnicos
extranjeros: "México necesita técnicos, no solamente en la industria petrolera, sino en toda
nuestra industria y cultura... Tanto los necesitamos que ya estamos tomando las medidas para dejar abiertas las
puertas de inmigración a ellos. Estamos invitando a técnicos, catedráticos y hombres de ciencia
de Alemania, Austria y España. Les vamos a dar facilidades para venir al país y residir en él
permanentemente, y también, porque nuestras leyes requieren que los que ocupan puestos sean ciudadanos mexicanos,
les vamos a conceder rápidamente la ciudadanía. Deseamos que permanezcan entre nosotros y nos ayuden
a reconstruir. El primer grupo de hombres de letras, compuesto de 21 personas viene ya en camino. Traeremos más
elementos tan pronto como nuestras condiciones o las de ellos lo permitan. Estamos seguros que México sabrá
apreciar sus méritos y les dará buena acogida." (10) El concurso de un buen número
de especialistas extranjeros en el proyecto politécnico cardenista fue de gran importancia. México
supo ser la segunda patria de decenas de hombres de ciencia y técnicos altamente calificados que sembraron
semillas que fructificaron en el tiempo.
(10) The Evening Star, Washington, 12 de julio de 1938.
La Fundación del IPN
El sábado 20 de febrero de 1937, a las 10:00 a.m., en un marco de gran solemnidad, dio inicio en el Palacio
de las Bellas Artes la ceremonia inaugural del Instituto Politécnico Nacional. Por fin se ponía en
marcha un proyecto largamente acariciado por la juventud trabajadora del país. En efecto, ya en el programa
de educación pública, formulado de acuerdo con los lineamientos del Plan Sexenal, el 28 de diciembre
de 1934 el Secretario de la SEP, Lic. Ignacio García Téllez, anuncia en el renglón relativo
a la enseñanza técnica-industrial la creación de escuelas politécnicas locales y del
Instituto Politécnico Nacional. En esta fecha podríamos ubicar la decisión política
de crear el IPN.
El año de 1935, por disposición del Presidente Cárdenas, la SEP, a través del Departamento
de Enseñanza Superior Técnica Industrial y Comercial (DESTIC), al frente del cual se encontraba el
Ing. Juan de Dios Bátiz, así como los directivos de las escuelas técnicas que dependían
de este Departamento, integran comisiones que se dedican a trabajar intensamente en el diseño de la nueva
institución. Así lo hace saber el propio Presidente el 1° de septiembre de 1935 en su informe
de gobierno: "La Secretaría de Educación Pública está por terminar durante el
presente año, con el propósito de que funcione el próximo, el estudio que organiza el establecimiento
de la escuela politécnica cumpliéndose así el Plan Sexenal en lo relativo a que debe darse
preferencia a las enseñanzas técnicas que tiendan a capacitar al hombre para utilizar y transformar
los productos de la naturaleza, a fin de mejorar las condiciones materiales de la vida humana." (11)
(11) Palabras y documentos públicos de Lázaro Cárdenas, México,
vol.11, Siglo XXI, pp. 60-61.
Un mes más tarde surge el Consejo Nacional de la Educación Superior e Investigación Científica
que, entre otras cosas, como hemos ya señalado, pasa a reforzar los trabajos en el diseño del nuevo
sistema de enseñanza politécnica. En lo fundamental, el proyecto del IPN madura durante el año
1935. Al despuntar el año 1936, el DESTIC lanza una gran campaña publicitaria anunciando el inicio
de clases en los primeros peldaños del nuevo sistema: prevocacional y vocacional, así como de algunas
escuelas profesionales del sistema de enseñanza técnica.
El 1° de enero de 1936 se da a conocer el proyecto del IPN aprobado por la SEP, pero sujeto aún a
la revisión del CNESIC. Días más tarde, la prensa nacional da cabida a una serie de notas
informativas y a publicidad dirigida a los hijos de los trabajadores convocándoles al estudio de las profesiones
del "futuro". En las escuelas del naciente Instituto Politécnico Nacional (prometía la
propaganda), el joven proletario encontraría la solución a sus problemas. Las radiodifusoras XEXW,
XEXM, y la XE del PNR, se sumaron con una serie de transmisiones especiales en las cuales se reforzaba la publicidad
que realizaba la prensa nacional. otro recurso empleado fue la movilización de propagandistas seleccionados
entre los maestros más diestros e identificados con la escuela socialista. Estos maestros visitaban escuelas,
fábricas y talleres e improvisaban conferencias llamando a la juventud trabajadora a incorporarse a las
escuelas del naciente IPN. En una sociedad que hasta entonces había restringido a la juventud proletaria
el acceso a la cultura y que padecía graves problemas de desempleo, la propaganda resultó de un gran
atractivo. En este mismo año cinco escuelas prevocacionales abrieron sus puertas en el Distrito Federal
y diez en la provincia.
"El Instituto Politécnico Nacional -declaró el titular de la SEP-, tiene por horizonte el
territorio del país y franquea la entrada a los aspirantes del saber en donde quiera que éstos se
manifiesten." (12) Durante este año de 1936 se continúa con los trabajos de construcción
de las dependencias del IPN iniciadas en 1935. En los terrenos denominados Santo Tomás, con la participación
de alumnos y profesores, se construyeron febrilmente los edificios en los que habrían de alojarse las escuelas
profesionales del IPN. 1936 fue un año de transición hacia la constitución definitiva del
Politécnico; fue el paso entre las preparatorias técnicas y las escuelas prevocacionales y vocacionales.
El estudiantado que venía haciendo sus cursos con base en los programas anteriores, debería resentir
lo mínimo el cambio de sistema.(13) Sin embargo, el eslabonamiento necesario para causar los menores
trastornos a los derechos adquiridos por los estudiantes, significó una tarea laboriosa que se realizó
con prudencia y rebasó el año de 1936, pues todavía en 1937 (o sea, después de la inauguración
oficial del IPN) hubo necesidad de impartir cursos de transición y adaptación para no perjudicar
a la masa estudiantil.
(12) Excelsior, 8 de enero de 1936.
(13) Memorias. SEP. 1935-1936, México, 1937, p. 113.
Para 1937 el IPN queda oficialmente instalado. En su último informe presidencial, el Gral. Lázaro
Cárdenas expuso: "Para cumplir con una de las tareas imperativas de la revolución, fue creado
en 1937 el Instituto Politécnico Nacional, donde el alumnado, además de aprender artes y oficios,
estudia carreras profesionales y subprofesionales, se capacita técnica y biológicamente para intervenir
en el proceso de producción y se forman especialistas en distintas ramas de investigaciones científicas
y técnicas, llamadas a impulsar la economía del país, mediante una explotación metódica
de nuestra riqueza potencial ... ".(14) Al culminar este histórico sexenio, el IPN era una realidad
fuertemente enraizada en la juventud proletaria del país como resultado de un largo proceso cuyo punto inmediato
de arranque debe situarse en la Politécnica Nacional creada en 1933 por Narciso Bassols y Luis Enrique Erro.
(14) VI Informe de Gobierno del Presidente Lázaro Cárdenas, correspondiente
al ejercicio comprendido entre 1° de septiembre de 1939 al 31 de agosto de 1940, México, D. F., 1°
de septiembre de 1940.
Durante muchos años, estudiosos de la historia del IPN han buscado con ahínco el decreto fundacional.
El decreto no ha sido encontrado por la sencilla razón de que no existe. La explicación a este problema
hay que buscarla precisamente en las características del largo proceso de asentamiento que antecedió
a su instalación; proceso que incluso le va a trascender. Conscientes de esta anomalía, los directivos
del IPN quisieron subsanarla durante los primeros años de la gestión del Gral. Manuel Avila Camacho.
En 1942 la Comisión Reorganizadora del IPN (integrada por Gustavo Alvarado Pier, Ing. Carlos Russeau Jr.,
Ing. Enrique Chávez, Tec. Mec. Manuel Heysen Jiménez, Rodrigo Gómez B., Abel Domínguez
P.) preparó y presentó a la consideración del Ejecutivo un proyecto de ley constitutiva del
TPN. Sin embargo, el intento resultó infructuoso; el IPN se vio envuelto en una maraña jurídico-burocrática.
El proyecto de se rechazó y el IPN no contó con su documento fundacional.
Las Escuelas Profesionales del IPN
El periodo de gobierno del Presidente Lázaro Cárdenas significó un ascenso en todos los
órdenes de la educación técnica del país. La dinámica social operada por las
importantes reformas y acciones de este régimen crearon nuevas condiciones en la sociedad. La concepción
de la Escuela Politécnica sufrió cambios y transformaciones sustanciales que dieron paso a la creación
del Instituto Politécnico Nacional, como la unidad de enseñanza técnica y el centro de la
cultura superior del país puesto a disposición de las masas proletarias, a través del cual
tendrían que operarse las transformaciones en los sistemas de la producción, del cambio de la salubridad
en México.(15)
(15) Memorias. SEP, 1936-1940. T.II, p.435.
El diseño y la concepción general del nuevo Instituto, a diferencia de la mayoría de los
centros de educación superior de la época, no consideraba a las distintas carreras profesionales
como islas o feudos académicos. Muy por el contrario, establecía un vínculo racional entre
las diferentes profesiones sin menoscabo de su individualidad, las cuales sostenían relaciones de apoyo
mutuo en el nivel de investigación. En el mismo sentido, abría las posibilidades para que el alumno
aun después de ingresar a una determinada carrera pudiera realizar reajustes a su educación profesional
y optar por otra carrera. Es decir, se trataba de un sistema muy permeable que evitaba en tales casos la pérdida
de estudios ya realizados y permitía la reafirmación vocacional de la carrera escogida.
Los planes de estudio del IPN incluían la participación racional del estudiante en su propio proceso
educativo, con objeto de apoyar la formación de una conciencia de responsabilidad y una actitud positiva
hacia la investigación. Los planes también contemplaban la estrecha vinculación entre las
enseñanzas meramente teóricas y las prácticas directas sobre problemas reales ligados con
la industria en sus diferentes aspectos. En consecuencia, la formación profesional se entendía como
la suma de los conocimientos teóricos aprendidos en las aulas y las prácticas que compenetraban al
alumno en su propia realidad profesional y social. El objetivo consistía en formar alumnos con un sólido
nivel teórico, amplia capacidad para aplicar sus conocimientos, y una tendencia hacia la investigación
y el autodidactismo.
La planeación del sistema de enseñanza técnica se llevó a cabo integrando los factores
y elementos pedagógicos, filosóficos, técnicos, económicos y sociales alcanzados hasta
la época, con criterios profundamente nacionalistas y populares. En todos y cada uno de los planes de estudio
se tomaron en cuenta tanto las necesidades del ejercicio profesional futuro, como la situación socioeconómica
de los alumnos. El conjunto de todos estos elementos interrelacionados conformaron los planes de estudio, sin cancelar
la posibilidad de ajustes necesarios que impusieran la práctica de los mismos y el avance científico-técnico.
La actividad docente estuvo caracterizada por la permanente preocupación de elevar y actualizar el nivel
del profesorado para garantizar el nivel escolar, igual o superior al de las instituciones profesionales del extranjero.
En forma conjunta se puso especial interés porque la planta docente conociera a fondo el sentido, los principios
y la orientación del Instituto Politécnico Nacional, evitando así una formación profesional
fragmentada y contradictoria.
Otros elementos que constituían parte importante del sistema educativo eran los círculos científicos
o de estudio, los consejos técnicos escolares, los centros de investigación, las bibliotecas especializadas,
los museos tecnológicos, los estímulos y facilidades para la preparación física y deportiva.
Todos ellos, dirigidos a fortalecer, aprovechar y retroalimentar la práctica educativa, incluyendo las experiencias
y realidades extraescolares.
Propiamente, el sistema educativo del IPN estaba comprendido por dos grupos de enseñanzas: la de las
carreras profesionales y la de las carreras de preparación especial.
La educación profesional en el IPN se organizaba en un sistema vertical de dos vertientes. Una, comprendida
por la enseñanza cíclica en tres niveles: prevocacional, vocacional y profesional, cada uno eslabonado
y con fines bien definidos; y, otra organizada en forma distinta por las características especiales de los
planes de estudio de carrera tales como ingeniero técnico textil y trabajo social especializado, dirigidos
principalmente a la educación de individuos con una experiencia previa laboral en cada una de ellas.
La enseñanza de carreras de preparación especial se dirigía hacia la formación de
los alumnos en sub-profesiones o preparaciones técnicas, según el caso, después de cursar
la prevocacional o alguna carrera corta. De esta manera se formaban técnicos medios en diversas actividades
dentro de las ramas de la construcción, minería, metalurgia, petróleo, electricidad, electrónica,
mecánica, herrería, carpintería, textilería, administración e industria de la
confección del vestido.
Prácticamente desde el establecimiento del Politécnico se plantea la creación de cursos
de postgrado con el fin de aprovechar la experiencia adquirida por los técnicos mexicanos y la experiencia
de los especialistas extranjeros. En todas las carreras y actividades del Instituto Politécnico Nacional
se percibía la labor social como un vehículo para difundir las ideas y actividades de la enseñanza
técnica en beneficio de la comunidad. Esta labor se ejercía con la coordinación, vigilancia
y fomento de comités que para el efecto se establecieron en las escuelas. Cabe destacar otro aspecto: el
relativo a los servicios adicionales (que no pocas escuelas suministraban a sus egresados, amén de los puramente
académicos) tales como bolsa de trabajo y orientación laboral. Otra actividad destinada a apoyar
directamente el trabajo docente era la labor editorial. En estrecha relación con el Departamento de Enseñanza
Técnica de la SEP., el Instituto desplegó la publicación de numerosas obras de distinto carácter,
para coadyuvar a la formación del alumnado en todos los niveles de la enseñanza técnica. Para
finales del sexenio del Presidente Cárdenas (1940), el IPN contaba ya con cuarenta escuelas técnicas
en todo el país, diez más que cuando se fundó. Los planteles de enseñanza profesionales
eran: Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica, Escuela Superior de Ingeniería
y Arquitectura, Escuela Federal de Industrias Textiles Núm. 2, Escuela Nacional de Ciencias Biológicas,
Escuela Nacional de Medicina Homeopática, Escuela Superior de Ciencias Económicas, Administrativas
y Sociales, y Escuela de Trabajadores Sociales y de Enseñanza Doméstica.
La naciente institución politécnica no olvidó el desarrollo físico de los jóvenes
que llenaban sus planteles; por ende fomentó las actividades deportivas como parte de una educación
integral. Para cumplir con esta función contaba con una amplia infraestructura para la época, que
incluía al estadio "Salvador Camino Díaz", el cual contaba con un campo de futbol americano,
instalaciones para atletismo, graderías, tribuna monumental, enfermería y biblioteca deportiva.
Composición Social (*)
(*) La información estadística que a continuación se incluye fue localizada en el Archivo
Histórico de la SEP. Su presentación y análisis detallados aparecen en: MONTEON, H. Raíces
Politécnicas. Voz e imagen documentales (obra próxima a editarse).
La comunidad estudiantil del IPN se caracterizó, desde los primeros años, por una composición
social eminentemente proletaria y popular. La extracción del estudiantado estaba acorde con los objetivos
y perfil del proyecto democrático de enseñanza de la Institución. Durante los años
de 1936 a 1939, la población escolar promedio de cada año fue de 18,253 alumnos. De éstos,
los hijos de obreros, campesinos y artesanos representaron el 24 por ciento de la población escolar total
del IPN. Los alumnos cuyos padres o tutores eran empleados de los sectores público o privado, constituían
el 32 por ciento; un 3 por ciento eran hijos de desempleados y otro 3 por ciento tenían padres que eran
sirvientes, mozos o similares. Un 8 por ciento del estudiantado trabajaba por su cuenta para sostenerse, y un 1
por ciento era de estudiantes que dependían de internados de la beneficencia pública o privada. Los
hijos de amas de casa y de comerciantes, comisionistas, agricultores o ganaderos, representaban un 10 por ciento
y un 16 por ciento, respectivamente, del total de estudiantes inscritos en el IPN.
Lo anterior significa que, en el periodo en que se fincan las raíces politécnicas (1936-1939)
un promedio anual del 71 por ciento del total de estudiantes inscritos en la institución, tenía un
origen económico de clase claramente identificado con los trabajadores y productores directos del campo
y las ciudades, y sólo un 26 por ciento correspondía a las capas medias de la sociedad mexicana de
entonces.
Por nivel de estudios, la situación era todavía más clara. Un promedio anual del 79 por
ciento del total de alumnos inscritos en el nivel superior de estudios del Politécnico, provenía
del proletariado; un 78 por ciento, en el nivel de capacitación para el trabajo; un 74 por ciento, en las
vocacionales; y un 70 por ciento, en las prevocacionales. Los hijos de integrantes de las capas medias representaban,
en promedio, al 19 por ciento de la matrícula total del nivel superior del IPN entre 1936 y 1939; al 22
por ciento del nivel de capacitación para el trabajo; al 23 por ciento de las vocacionales; y al 29 por
ciento de las prevocacionales.
Tal como hemos insistido, este vínculo con el proletariado no era fortuito; era producto tanto de una
política educativa claramente orientada a satisfacer las necesidades técnicas, tecnológicas
y científicas del desarrollo nacional, apoyándose en los trabajadores, cuanto de una respuesta eficaz
por parte de las organizaciones que representaban sus intereses; sindicatos, ligas agrarias, confederaciones, cámaras,
organizaciones de trabajo de todo tipo hicieron valer sus derechos a la educación técnica.
El IPN al Servicio de la Nación y del Pueblo de México
Con la fundación del Instituto Politécnico Nacional, la educación técnica de nuestro
país adquirió un carácter popular, profundamente democrático y nacionalista. La función
social, como ya se ha dicho, normó los criterios de su diseño, su organización y su funcionamiento.
Ello ocasionó que la naciente institución de enseñanza superior enfrentara, desde su fundación,
un sinnúmero de problemas derivados de oposiciones y reacciones provenientes, fundamentalmente, del conservadurismo
y la reacción, que vieron en esta institución una amenaza a sus intereses. Las discriminaciones no
se hicieron esperar. Fueron frecuentes los casos de egresados del IPN que se enfrentaron al rechazo por parte de
los industriales, particularmente de empresas extranjeras, quienes daban preferencia a profesionales de otros países
por considerarlos mejores que los nacionales. Esta actitud de menosprecio a los técnicos del IPN pronto
tuvo que rectificarse, pues ellos demostraron no sólo la misma o mayor capacidad en el trabajo concreto,
sino incluso mayor sensibilidad y actitudes para innovar y sustituir la tecnología más reciente,
resolviendo complejos problemas que redituaron beneficios a la industria.
En momentos cruciales y definitorios para la soberanía nacional, fueron precisamente estos profesionales
de la técnica los que dieron las respuestas que se requerían. Al patriótico llamado del Presidente
Cárdenas, con motivo de la expropiación petrolera -por mencionar el caso más relevante-, el
titular de la SEP, licenciado Vázquez Vela, recogió el sentir politécnico y así lo
hizo llegar al primer mandatario: " (...) No podría menos que llenar de júbilo y exaltarse los
ánimos de todos los que son y han sido elementos ya en el cuerpo del estudiantado o del profesorado de las
escuelas dependientes del Departamento de Enseñanza Superior Técnica, Industrial y Comercial a mi
cargo (. . .) cuenta y pone a sus órdenes los servicios de ingenieros Postgraduados, de ingenieros integrantes
de la Asociación de Ingenieros Mecánicos y Electricistas, de maestros, operarios y estudiantes capaces
para prestar útiles servicios en los distintos oficios que pudieran necesitarse, y alumnos que han hecho
sus prácticas en la Petro Mex, etcétera." (16)
(16) Carta enviada por Gonzalo Vázquez Vela, titular de la SEP, al Gral. Lázaro
Cárdenas. 4 de abril de 1938.
Los Politécnicos
Las reformas educativas abrieron nuevas perspectivas de participación política a nutridos contingentes
de jóvenes que, merced al cultivo de las disciplinas escolares, tuvieron frente a sí un México
cargado de urgencias y estimulado por el ideal revolucionario que se apoya ahora en las radicales medidas tomadas
por el Presidente Lázaro Cárdenas.
Al coincidir con estas medidas, el estudiantado politécnico entendió su papel de vanguardia, no
ya enmarcado por la educación superior tradicionalista efectuada en las aulas, sino definido por un factor
de extracción clasista determinante en la toma de decisiones, en consonancia con la realidad del país.
El estudiantado politécnico entendió que la militancia política era imperativa para crear
posibilidades de confrontación entre los estudios realizados y la práctica de los conocimientos en
los campos científicos y tecnológicos, sin que ello expresara oposición a otras disciplinas
de naturaleza humanística.
El marco internacional pecaba de grave. México, como se entendió de inmediato, era uno de los
países más ambicionados por los manejos del nazifasismo. En el seno del país pululaban grupos
antinacionales estimulados por la reacción; había triunfado la República en España;
ya se sentía la conjura y, por ser así, México sabía que debía confirmar y estimular
su proceso revolucionario.
Esto animó a los jóvenes a formar organizaciones del tipo de la Federación Nacional Estudiantil
de Escuelas Técnicas y Profesionales no Universitarias, cuyas actividades se dejaron sentir en foros de
congresos nacionales e internacionales donde se discutían y tomaban acuerdos.
Los principios socialistas, sobre todo, regían discursos, programas y acciones de avanzada. Podría
decirse que los jóvenes llevaban adelante sus pasos sin perder de vista la Reforma Agraria, la Industrialización
del País, las Misiones Culturales y, de manera muy especial, la Expropiación Petrolera. Sabían
que, como organización militante que eran, debían integrar grupos opositores a otros grupos patrocinados
por intereses espurios. Esta radicalización política no impidió la incursión en otros
terrenos. Destacan el deporte, los campeonatos literarios, de oratoria y de oficios como la mecanografía
y la taquigrafía. La revista Senda Nueva se encargó de llevar a sus lectores la imagen de una juventud
politécnica que, según lo expresó muchas veces en sus editoriales, era dueña de su
conciencia de clase estudiantil. El periodismo mural floreció como una necesidad insoslayable en todas las
Escuelas del IPN. Debe señalarse que siempre y en todo momento hubo lazos de unión directa, sin intermediaciones
o segundas partes que impidieran el libre diálogo entre estudiantes y altas autoridades de Gobierno; el
propio Presidente de la República podría ser abordado sin trámites retardatorios; se sabía
que el diálogo entre el sector estudiantil y el Gobierno conducía a una mayor claridad en los pasos
hacia la comprensión y solución de los problemas nacionales. Así pues, el compromiso de la
educación con el país no sólo se estableció mediante la participación de técnicos
mexicanos y extranjeros en la creación del Politécnico; no sólo se estableció mediante
la preparación de cuadros nacionales en las escuelas del IPN; no sólo se estableció mediante
la vocación al servicio del pueblo. El compromiso de la educación con el país también
fue asumido por la propia juventud politécnica a través de una vida estudiantil múltiple en
perspectivas y realizaciones.
Reconocimiento Internacional a la Política Educativa Cardenista
La política educativa del Presidente Lázaro Cárdenas pronto trascendió las fronteras
nacionales hacia los más diversos puntos del planeta y, particularmente, hacia América Latina. Las
noticias de los avances en el sistema educativo mexicano, los logros alcanzados y, de manera especial, su novedosa
y avanzada concepción de una educación dirigida a las grandes masas del campo y la ciudad, despertaron
un genuino interés por conocer la experiencia mexicana. Prueba de lo anterior lo constituyen un sinnúmero
de comunicaciones de todo tipo de personas: directores de escuelas e institutos, modestos profesores rurales, funcionarios,
pedagogos, dirigentes políticos, de diversos países. En estas comunicaciones se solicitaban revistas,
libros, programas, memorias y otros materiales diversos. A través de todo esto se reflejaba una verdadera
admiración y un gran respeto por la obra educativa cardenista.
Sin embargo, quizá la muestra más significativa en la trascendencia internacional de la política
educativa del régimen de Cárdenas, la constituyó la III Conferencia Interamericana de Educación
celebrada en la ciudad de México del 22 al 29 de agosto de 1937. En ella México presentó importantes
trabajos, entre los que destaca el informe acerca del Instituto Politécnico Nacional. La expectativa creada
por este trabajo se vio justificada plenamente cuando se expusieron las ideas fundamentales, los propósitos
y alcances, la organización y la estructura, así como los aspectos curriculares más sobresalientes
del nuevo instituto, destacándose asimismo su fundamentación en el artículo tercero de la
Constitución Mexicana y su finalidad orientada hacia la educación de las masas populares y con la
idea clara de impulsar la industrialización del país.
El proyecto educativo revolucionario emprendido por Cárdenas se consideró, en el marco de la III
Conferencia, como el más avanzado de nuestro continente a la luz de sus planteamientos y resultados.
A pesar de las naturales diferencias de criterio por parte de las delegaciones asistentes, la Conferencia llegó
a coincidir en un hecho sustancial, derivado de la influencia de la escuela cardenista: "La necesidad de transformar
los sistemas de educación, poniéndolos al servicio de los intereses de las grandes masas populares
y de los ideales de emancipación cultural, y de los altos fines de armonía y progreso que deben perseguir
todos los pueblos de la tierra." (17)
(17) Revista de Educación, órgano informativo del DAPP-SEP, México,
octubre de 1938, pp. 1-2.
Dentro de las conclusiones a las que llegó la conferencia destacan diversos pronunciamientos en favor
de la escuela del trabajo, la creación de escuelas diurnas, nocturnas e internados para hijos de los trabajadores,
la educación de las masas indígenas en el marco del respeto a sus culturas, la orientación
nacionalista, el fomento a la educación agrícola y rural, el desarrollo de la educación técnica,
la función social de la educación universitaria, la eliminación de la educación religiosa
y el compromiso de la Escuela Latinoamericana con la lucha por la paz mundial.
Así, este evento interamericano se caracterizó por ser la primera de las conferencias educacionales
de Latinoamérica que "... en horas de crisis de los valores de la época, fija rumbos precisos
al magisterio de nuestro continente y adopte una actitud científica, revolucionaria y gallarda frente a
los problemas que más inquietan al pensamiento universal." (18)
(18) Ibid
En resumen, y desde la perspectiva de nuestro país, de la Tercera Conferencia Interamericana de Educación
se desprendieron dos hechos fundamentales: la proyección continental de los principios educativos de la
escuela socialista impulsada por Lázaro Cárdenas, y el logro de un prestigio del sistema educativo
mexicano que nos colocó, en ese tiempo, en la vanguardia de la educación en América Latina.
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