NOTAS CULTURALES

WILLIAM BLAKE Y LOS PROVERBIOS DEL INFIERNO
JORGE DE LA PAZ

 

Promesa de infinito, la visión en Blake, como la magia en Yeats, es fuerza de poesía. En 1810, afirmaba "Fable or allegory are a totally distinct and inferior kind of poetry. Vision or imagination is a representation of what eternally exists, really and unchangeably. Fable or allegory is form d by the daughters of Memory. Imagination is surrounded by the daughters of Inspiration" (La fábula o la alegoría son un género de poesía totalmente distinto e inferior. La visión o la imaginación es una representación de lo que existe eternamente, de lo que es real e inmutable. La fábula o la alegoría es el quehacer de las hijas de la memoria. La imaginación es el regazo de las hijas de la inspiración).

Blake desdeña la razón porque su lógica inepta nos ata a los sentidos, apartándonos de lo infinito; quiere recuperar el estado del mundo anterior a la Caída y opone a la razón los peldaños simbólicos de la imaginación. Como su palabra no encuentra modelos en este mundo, suprime los vínculos del tiempo y con los hilos oscuros de la visión urde la trama sobrenatural de su estilo. Hecha de aciertos que escapan al análisis y de sutilezas que prolongan sus sentidos en las vueltas del tiempo, su poesía es apego a la verdad y maestría de la expresión artística. Los sesgos contradictorios de su pluma son silencios que le dan a su voz la certeza y la claridad de la visión

Forastero de este mundo, Blake fue un habitante del mundo visionario. Los años de la infancia son el umbral de sus visiones. Un día su corazón se estremece ha visto el rostro de Cristo. Otra vez contempla entre unos árboles los alados alborozos de un concilio de ángeles. Días después habrá de ver la recia figura del profeta Ezequiel en el recodo de un camino.

El tiempo pasa, pero las visiones persisten en la sucesión de sus años terrenales. Una tarde ve a Cristo en la abadía de Westminster; erguidos, los doce apóstoles le acompañan. Otra vez descubre -afanes del pintor- una nueva técnica y más tarde declara que José, el carpintero sagrado, le ha dado el secreto. En 1788 muere Roberto, el hermano íntimo. A la vuelta de unos años, Blake asegura que conversa con él largas horas; oráculo del trasmundo, el hermano le esclarece los arcanos y le dicta las mejores páginas.

Días sobrados de pobreza serán los años del poeta. Trabaja sin descanso y recibe visitas de otros mundos habla con Milton y con Voltaire; objeta a Salomón, cena con los profetas Isaías y Ezequiel y departe en el espíritu con Shakespeare. Sus ojos visionarios tienen la seriedad de lo inspirado, pero a veces le gusta provocar también el asombro de los cándidos con los juegos de ultratumba de sus invenciones sobrenaturales. Son los días de la madurez, los años en que la esperanza es presencia secreta de Dios. Una noche habrá de dialogar con el resplandor misterioso de un ángel. Blake -estímulo de una lectura- se pregunta cómo pintar un ángel. La aparición alada le dice que sólo Miguel Angel sabía pintarlos. Blake, incrédulo, pregunta "¿Cómo lo sabes?" y Gabriel, el arcángel, responde "Lo sé porque he posado para él."

Atareado con las ilustraciones para la Divina Comedia pasa Blake los días arduos de su enfermedad final. Ha terminado las ilustraciones del libro de Job. Trasunto sobrenatural del amor, de Dante nos legará el grabado excepcional de Francesca y Paolo en el infierno. En esos días lentos platica con Crabb Robinson sobre los estados de alma. Le habla de sus visiones y de los conciliábulos de otros mundos y, confesión final, le dice que sólo toma la pluma si los espíritus así lo disponen porque entonces las palabras flotan a su alrededor y le revelan el sentido último de las cosas.

De estas andanzas visionarias, Blake nos trajo los proverbios del infierno. Los rescató -nos cuenta- en medio de las llamas y entre los alaridos de los réprobos. Más tarde, los incluyó en su libro El Matrimonio del Cielo y del Infierno, remedo sarcástico del resumen teológico de Swedenborg De Coelo et de Inferno. Encrucijada de sus cavilaciones religiosas y de sus vastas mitologías personales, los proverbios entrelazan con acentos encendidos de espíritu las más hondas convicciones del poeta y delatan la fuerza y la sugerencia del tratamiento simbólico.

El fuego del pensamiento gnóstico, esencia y traza de sus libros proféticos, arde ya en la noche de los proverbios, pero la luminosa irreverencia de su palabra tiene la forma de la honestidad. Blake no habla del mal; vindica sólo nuestra insignificancia apasionada.

Ofrecemos al lector un intento de traducción que no disimula las dificultades.

En tiempo de siembra, aprende; durante la cosecha, enseña y en el invierno, disfruta.

Lleva tu carreta y el arado sobre los huesos de los muertos.

El camino del exceso conduce al palacio de la sabiduría.

La prudencia es una solterona fea y rica cortejada por la incapacidad.

Aquel que tiene deseos, pero no actúa, engendra pestilencia.

El gusano trozado perdona el arado.

Al que ame el agua, sumérgelo en el río.

Un tonto y un sabio no ven el mismo árbol.

Aquel cuyo rostro no brilla, nunca será una estrella.

La eternidad está enamorada de los frutos del tiempo.

La abeja laboriosa no tiene tiempo para la tristeza.

El reloj mide las horas de la insensatez, pero ningún reloj puede medir la sabiduría.

Todo alimento saludable se coge sin red y sin trampa.

En un año de escasez, declara el número, el peso y la medida.

Ningún pájaro vuela muy alto, si remonta con sus propias alas.

Un muerto no vindica las injurias.

El acto más sublime es poner a otro primero que tú.

Si el tonto persistiera en su tontería se volvería sabio.

La tontería es el manto de la insensatez.

La vergüenza es el manto del orgullo.

Las prisiones están construidas con las piedras de la ley; los burdeles, con los ladrillos de la religión.

El orgullo del pavo real es la gloria de Dios.

La lujuria de la cabra es la munificencia de Dios.

La ira del león es la sabiduría de Dios.

La desnudez de la mujer es la obra de Dios.

El exceso de tristeza es risa; el exceso de alegría es llanto.

El rugido de los leones, el aullido de los lobos, la furia del mar proceloso y la espada destructora son porciones demasiado grandes de la eternidad para el ojo del hombre.

La zorra no se condena a sí misma; condena lá trampa.

Los júbilos fecundan. Los pesares hacen dar a luz.

Use el hombre la melena del león; la mujer, el vellón del cordero.

El pájaro un nido, la araña una tela, el hombre la amistad.

El tonto egoísta y sonriente y el tonto hosco y ceñudo serán tenidos por sabios para que puedan ser un escarmiento.

Lo que ahora está comprobado fue sólo imaginado alguna vez.

La rata, el ratón, la zorra, el conejo miran las raíces; el león, el tigre, el caballo, el elefante miran los frutos.

La cisterna contiene; la fuente se desborda.

Un pensamiento llena la inmensidad.

Apréstate siempre a que hable tu espíritu y el hombre torvo te evitará.

Todo lo que podamos creer es una imagen de la verdad.

Jamás perdió el águila tanto tiempo como cuando aceptó aprender del cuervo.

La zorra provee para ella misma, pero Dios provee para él león.

Piensa en la mañana. Actúa al mediodía. Come al atardecer. Duerme en la noche.

Aquel que ha sufrido tus imposiciones te conoce.

Como el arado sigue las palabras, así Dios recompensa las plegarias.

Los tigres de la ira son más sabios que los corceles de la enseñanza.

Del agua estancada espera veneno.

Nunca sabrás lo que es suficiente hasta que no sepas lo que es más que suficiente.

¡Escucha el reproche del tonto! ¡Es una corona real!

Los ojos de fuego, la nariz de aire, la boca de agua, la barba de tierra.

Fuerte en astucia es el débil en valentía.

La manzana nunca pregunta a la haya cómo ha de crecer; tampoco el león o el caballo cómo cogerán su presa.

Aquel que reciba con agradecimiento rendirá una cosecha abundante.

Si otros no hubieran sido tontos, entonces lo seríamos nosotros.

El alma dulce del deleite jamás podrá ser profanada.

Cuando ves a un águila, estás viendo una porción de genio; levanta tu cabeza.

Como la oruga elige las hojas mejores para poner sus huevos, así pone su maldición el sacerdote en las mejores alegrías.

Labor de milenios es crear una pequeña flor.

La maldición ata; la bendición desata.

EI mejor vino es el más viejo; el agua mejor, la más fresca.

¡Las oraciones no aran! ¡Las alabanzan no siegan!

¡Las alegrías no ríen! ¡Las penas no lloran!

La cabeza sublime, el corazón pathos, los genitales belleza, las manos y los pies proporción.

Como el aire para un pájaro o el mar para los peces, así es el desprecio para lo despreciable.

El cuervo quisiera que todo fuera negro; el buho, que todo fuera blanco.

La exuberancia es la belleza.

Si la zorra lo aconsejara, el león sería astuto.

Ser mejor hace los caminos estrechos, pero los caminos torcidos son los caminos del genio.

Antes matar al niño en la cuna que cobijar deseos contenido.

Yerma es la naturaleza donde no está el hombre.

La verdad nunca se puede decir de modo que no sea solo creida sino entendida.

 

¡Suficiente! o demasiado.

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