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INTRODUCCIÓN Contenido
Una de las formas de analizar la eficiencia de la educación superior o, si se prefiere, el grado en que
responde a las necesidades del entorno social en que se encuentran universidades y tecnológicos, consiste
en la consideración de la distribución de la matrícula entre las carreras pertenecientes a
diversos campos del conocimiento. Esto tiene un fundamento muy razonable: además de considerar el volumen
total de la matrícula de la educación superior hay que considerar cómo se distribuye por áreas.
Si dos sistemas tienen un volumen global de matrícula y una cobertura de la demanda semejantes, pero uno
tiene el alumnado concentrado en unas cuantas carreras tradicionales y el otro, en cambio, atiende una gama más
amplia de carreras, probablemente el segundo responda mejor a las necesidades de su sociedad.
Esto, naturalmente, debería afinarse con análisis regionales y locales de necesidades susceptibles
de ser enfrentadas, aunque sea parcialmente, mediante la creación de carreras. Pero a falta de tales análisis
y de estudios confiables sobre "mercados laborales futuros", el análisis que a continuación
se presenta puede resultar de utilidad para la toma de decisiones.
Las estadísticas oficiales que anualmente manejan ANUIES, SEP y SPP, clasifican todas las carreras que se
imparten en las instituciones del Sistema Mexicano de Educación Superior (SMES) en seis grandes áreas:
- Ciencias sociales y administrativas (CSyA);
- Ingenierías y tecnologías (IyT);
- Ciencias de la salud (CS);
- Ciencias agropecuarias (CA);
- Educación y humanidades (EyH);
- Ciencias naturales y exactas (CNyE).
La clasificación es discutible, y la asignación de ciertas carreras a una u otra áreas lo
es más todavía. Por ejemplo, la licenciatura en administración agropecuaria se asigna a CA
en unos casos y a CSA en otros; y sociología, antropología y arqueología se asignan a CSA,
mientras historia cae dentro de EH, etcétera. Sin embargo, el análisis que puede hacerse vale la
pena.
LA MATRICULA POR AREAS EN EL SMES Contenido
Para darnos una idea de la cuestión veamos algunas cifras globales del nivel nacional.

Como puede verse fácilmente, la proporción de la matrícula inscrita en las áreas de
CNyE y en EyH es baja y permaneció idéntica en el periodo considerado. La proporción de las
áreas de CA y CS, disminuyó, mientras el área de IT y, sobre todo, la de CSA, aumentaron su
parte en el conjunto.
Lo anterior, en forma muy gruesa, muestra una tendencia inadecuada. Los únicos aspectos de lo que pasó
en los años 80-86 que podrían considerarse adecuados desde la perspectiva de las necesidades nacionales
son, tal vez, la disminución del área de CS, que refleja las políticas para desalentar la
matrícula de las carreras de medicina que había crecido mucho en los años 70 y el ligero crecimiento
en la proporción del área de ingenierías.
La tendencia de las otras cuatro áreas resulta inadecuada, a la luz de los propósitos declarados
de la educación superior: no está formando más personas en el área humanística,
que se supone necesaria en una concepción integral del desarrollo. Tampoco lo está haciendo en el
área de CNyE, tan importante para salir de la dependencia científica y tecnológica; ni en
el área agropecuaria, tal vez reflejando la crisis económica en esa área. En cambio, hay un
fuerte crecimiento en el área de ciencias sociales y administrativas, que refleja dos tendencias malsanas:
la "terciarización" de la economía; y la tendencia de muchas instituciones, sobre todo
privadas, a crear carreras como contabilidad, administración de empresas y derecho, por su relativa facilidad,
sin tener en cuenta las necesidades reales de la sociedad ni el mercado. Es bastante claro, además, que
la parte de las carreras "sociales" en esta última área es bastante pequeña, correspondiendo
la gran mayoría a las carreras "administrativas".
El Programa Integral para el Desarrollo de la Educación Superior, PROIDES, refleja la preocupación
de las máximas autoridades educativas al respecto, y establece como metas para 1990 cifras muy diferentes
para las áreas mencionadas, según el cuadro 2.
LA MATRICULA POR AREAS EN LOS SUBSISTEMAS DEL SMES Contenido
Para hacer un análisis más fino de la cuestión, a partir de las estadísticas oficiales,
comencemos por formarnos, una imagen precisa de la importancia de los diversos subsistemas que integran el Sistema
Mexicano de Educación Superior.
Como puede verse, las instituciones públicas, menos numerosas que las privadas, tienen
casi el 85 por ciento de la matrícula, que se concentra ante todo en las 44 universidades autónomas
y estatales, que tienen un promedio de más de 15 mil alumnos cada una. Los tecnológicos federales
constituyen un importante subsistema de 89 instituciones de tamaño relativamente chico; en promedio 1,500
alumnos cada uno.
Las demás instituciones públicas no representan ni siquiera el uno por ciento del total.
En el subsistema de instituciones privadas, en cambio, existe una gran cantidad de instituciones muy pequeñas;
aun en el renglón de universidades; y solo una docena de instituciones tienen una importancia cuantitativa
significativa.
Si analizamos la distribución de la matrícula por áreas, distinguiendo los principales subsistemas,
nos encontramos con una visión interesante.
Las universidades públicas, junto con las no significativas "otras", tienen una distribución
bastante cercana a la del total del sistema, pero hay algunas diferencias interesantes: la proporción de
la matrícula en las áreas EH y CNE bastante mayor que a nivel nacional, lo mismo que el área
de CS. ligeramente, la de C.
En cambio, la proporción del área de IyT es menor que la del conjunto del sistema, en tanto que la
del área de CSyA es prácticamente igual.
Los otros subsistemas muestran las características opuestas, lógicamente, pero en forma muy diferente.
El subsistema de tecnológicos federales (generales y agropecuarios) tiene una proporción muy alta
en el área de IT, y muy baja en las áreas de CS, EyH y CNyE, todo esto es congruente con la naturaleza
del subsistema; lo es menos el que la proporción del área de CSyA sea bastante alta. y el que el
área de CA no lo sea mucho.
El subsistema privado, por su parte, tiene cifras muy bajas en las áreas de CS, CA, EyN y CNyE una proporción
bastante fuerte en IT, análoga a la proporción correspondiente a las universidades públicas;
y una altísima en CSyA.
LA MATRICULA POR AREAS EN ALGUNAS UNIVERSIDADES PUBLICAS
Contenido
Afinando aún más el análisis, veamos la distribución de la matrícula por áreas
en algunas instituciones del Sistema Mexicano de Educación Superior escogidas por su importancia.
Para ubicar dichas instituciones en el conjunto, véase el cuadro siguiente, en el que se enlistan las 50
instituciones más grandes del SMES, según su matrícula en el nivel de licenciatura. De esas
50 instituciones 38 son públicas y 12 privadas; de las públicas, tres pertenecen al subsistema de
instituciones tecnológicas federales (incluyendo el IPN, el IT de Cd. Juárez y el IT de Chihuahua)
dos son universidades agrarias públicas (Chapingo y Narro)? y las otras 33 son universidades públicas:
la UNAM, la UAM, las universidades públicas de 25 estados? y seis instituciones más, que se incluyen
entre las universidades. pero tienen la peculiaridad de ubicarse de dos en dos en tres estados federativos más;
la Universidad y el I. Tecnológico de Sonora, la Universidad Autónoma y la U. de Occidente en Sinaloa,
y las Universidades Autónomas de Cd. Juárez y Chihuahua en este último estado.
Para analizar la distribución de la matrícula por áreas en algunas universidades públicas
se escogieron 14 de estas instituciones: las 8 más grandes, 2 medianas y 4 "chicas". Veamos algunas
de sus características:
Aunque los datos no son del todo exactos, sobre todo por la dificultad de detectar carreras repetidas en los diferentes
campus de una institución, como en las ENEPs de la UNAM, o las unidades de la Metropolitana podemos detectar
varias cosas: que la diferencia de las cifras de la columna tres se debe tanto al tamaño de la institución,
el numerador de la fracción, como al denominador, que representa la variedad de carreras que se ofrecen.
Que la UNAM tenga más de 2 mil alumnos por carrera se explica por su enorme tamaño: pero Puebla con
menos de la mitad de alumnos tiene más alumnos por carrera, manifestando una mayor concentración
o, una menor variedad de carreras no sólo absoluta, sino también relativa.
Con menos alumnos, las universidades de Veracruz, Nuevo León la Metropolitana. Sinaloa, Edo. de México,
Guerrero, y aún la mucho mas pequeña de Aguascalientes, ofrecen más carreras. Para sus tamaños
respectivos, los casos de Nuevo León y Aguascalientes presentan la mayor variedad en la oferta.
El indicador de la columna cuatro da pie para otras consideraciones: de las 14 instituciones sólo la UAM
se sitúa muy por debajo de la media nacional con sólo 20.8% de su alumnado en las carreras más
saturadas, la UNAM, la U. de G., la Veracruzana, la U.A. de Nuevo León y la U.A. de Aguascalientes tienen
cifras muy cercanas a la media nacional de 33 por ciento.
Las demás instituciones tienen cifras muy superiores -y peores- que la media nacional, desde el 45.8 por
ciento de Zacatecas y el 53.7 por ciento de Puebla, hasta los terribles 74.3 por ciento de Hidalgo, 75.7 por ciento
de Oaxaca y 79.3 por ciento de Querétaro.
Veamos ahora la distribución del estudiantado de esas instituciones por áreas.
Si comparamos la situación de las diversas instituciones con la situación nacional, que se recoge
en el último renglón del cuadro, nuevamente podemos ver, como es natural, que algunas instituciones
se sitúan por debajo de la media, otras coinciden con ella y otras están por encima. Pero la situación
varía mucho por áreas.
Simplificaremos el cuadro agrupando las áreas de dos en dos de la siguiente manera: juntaremos las cifras
relativas a las áreas C.S.yA. y C.S., que tienen en común el que en ambos se considera que la matrícula
actual es demasiado alta y que sería deseable disminuir su importancia.
Agruparemos las áreas de I.T. y C.A., cuya matrícula conjunta se sitúa en niveles medios y
se considera deseable incrementar, pero no mucho.
Por último, las áreas de E.yH. y C.N.yE, que coinciden en matrículas muy bajas y que deben
crecer sustancialmente.
Para facilitar el análisis incluimos en la siguiente tabla los porcentajes actuales de la matrícula
a nivel nacional y las cifras establecidas como deseables en el PROIDES para 1990, para el conjunto del SMES.
Agrupando los datos de esta manera podemos ver, por ejemplo, que de las 14 instituciones consideradas sólo
la UAM tiene un perfil de distribución de la matrícula por áreas que se aproxime a las cifras
consideradas deseables a nivel nacional para 1990. Algunas otras, no están tan cerca de ese perfil, pero
tampoco están muy alejadas de él como la UNAM, la Universidad Veracruzana, la Universidad de Guadalajara,
la U.A.N.L. y la U.A.A.
Las demás se sitúan más y más lejos de dicho perfil, hasta llegar a los casos extremos,
nuevamente, de las universidades de Oaxaca, Hidalgo y Querétaro, con más del 80 por ciento en las
dos primeras áreas, poco menos de 20 por ciento en la tercera y cuarta, y nada en la quinta y sexta.
Estos análisis, por supuesto, son parciales. Es necesario considerar el contexto de cada institución:
la UAM, en la ciudad de México, coexiste con la UNAM, el IPN y decenas de instituciones más, mientras
que en un estado como Aguascalientes no existe a la fecha ninguna universidad privada, y las únicas instituciones
de educación superior en el estado, además de la U.A.A., son el Instituto Tecnológico y el
Instituto Tecnológico Agropecuario, ambos federales y pequeños.
Para una visión más completa se tendrían que hacer análisis por estado, considerando
el conjunto de las IES de cada entidad federativa. También es clara la necesidad de una mejor clasificación
de las carreras, que requerirá de una reformulación de las áreas mismas, teniendo en cuenta
la naturaleza de las carreras y las necesidades del desarrollo económico, social y cultural, para mejorar
la consistencia de los análisis posibles.
A pesar de las limitaciones de este somero análisis, es posible derivar de ellos algunas recomendaciones
muy generales: 1. En cuanto a las instituciones privadas, que no reciben subsidios, fuera de cuidar que tengan
los niveles mínimos de calidad académica, parece adecuado no limitar sus planes de crecimiento en
el área que deseen. De hecho, es previsible que lo hagan sobre todo en las áreas de C.S.yA. e I.T.,
como ha sucedido en el pasado.
2. En cuanto a las instituciones públicas de tipo tecnológico, parecería razonable plantear
que sigan poniendo el énfasis en las áreas I.T. y C.A., pero parece recomendable que crezcan más
en el área de C.N.yE., como apoyo a las dos áreas principales de este subsistema; y reduzcan su participación
en el área de C.S.yA.
3. En cuanto a las universidades públicas, debería enfatizarse el crecimiento controlado y sin descuidar
la calidad de las áreas de E. y H. y C.N.yE.; mantener en proporciones análogas a las actuales el
área de C.S., que los otros subsistemas casi no atienden. Debería tratar de aumentarse el peso de
las áreas de I.T.yC.A.; y reducir el área de C.S.yA.
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