RELACION DE PODER EN LA UNIVERSIDAD(*)

DIRCE MENDES DA FONSECA(**)

(*) Traducción del portugués por F. Javier Palencia G.
(**) Facultad de Educación de la Universidad de Brasilia.

Contenido del Artículo:
INTRODUCCIÓN

 

INTRODUCCIÓN

Repensar la universidad implica, necesariamente, poner en cuestión las relaciones de poder que permean esta institución: mutilando su creatividad, su responsabilidad y, esencialmente, la libertad de profesores y alumnos. La práctica académica fundada en la disciplina, con programas impuestos, en evaluaciones punitivas, en el centralismo y el autoritarismo de quien administra la universidad, han producido en consecuencia la inercia, el inmovilismo y la incompetencia.

Las relaciones de poder en la universidad no pueden ser analizadas y criticadas sin relacionarlas a la realidad política y cultural más amplia de la sociedad. Estas no se manifiestan exclusivamente al nivel de la reproducción de la estructura social más amplia, o solamente en los términos del Estado(1) o de aparato de estado. El poder es más complicado, más denso, difuso y repartido. El estudio del poder procura considerar todas estas instancias, mas no se encuentra únicamente localizado en ellas, existiendo también en los niveles periféricos de poder -los micropoderes, que tienen una existencia concreta y formas específicas en un nivel más elemental -; otra limitación para la comprensión del poder en la universidad consiste en procurar revelarlo a través de instrumentos legales tales como estatutos, reglamentos, legislación, normas; y de órganos externos como el Ministerio de Educación, Consejo Federal de Educación, etc. Se trata, al contrario, de captarlo en sus extremidades, en sus últimas ramificaciones, ahí donde él se vuelve capilar: en el salón de clases, en la relación alumno-maestro, marcada por el control, por el autoritarismo de las imposiciones didáctico-pedagógicas y otras prácticas coercitivas y punitivas que hacen del profesor un controlador del saber; en las relaciones donde prevalece la disputa por los saberes "más legítimos", en la estamentalización del cuerpo docente, en las prácticas jerarquizadas y clasificatorias, relacionadas con una estructura de carreras, confiriendo al saber una dimensión burocrática; en las reglas y formas ocultas y disimuladas que permean la vida en la academia; en el poder de la administración, de la rectoría y de las jefaturas que procuran administrar a las personas, midiendo el tiempo y controlando movimientos, vigilando y castigando aun en el nombre mismo del discurso democrático. Todas estas técnicas y procedimientos por los cuales se ejerce el poder se localizan en niveles sectorizados en los departamentos, en los salones de clase, en las varias divisiones y secciones de los servicios administrativos, y tienen movimientos que se expanden y se en la universidad, consiste en procurar revelarlo a través de ins-modifican logrando poder en los niveles más globales. En todos los niveles existe una expresión de poder que se manifiesta de forma muchas veces simbólica, oculta, velada.

(1) "El Estado no es un punto de partida necesario del foco absoluto que estaría en el origen de todo el tipo de poder social y del cual también se debería partir para explicar la constitución de los saberes capitalistas. Será muchas veces fuera de él que se instituirán las relaciones de poder, esenciales para situar la genealogía de los saberes modernos que, con tecnologías propias y relativamente autónomas, serán investigadas, anexadas, utilizadas y transformadas por formas más generales de dominación concentradas en un aparato de Estado". (Foucault, Michel. Microfísica del poder. Río de Janeiro, Ediciones Graal, 1985. Introducción de Roberto Machado).

La vida académica está marcada por la injerencia interna y externa, por normas burocratizadas, por la división entre teoría y práctica, por un saber taylorista, por el abismo que separa a los "organizadores" de los "organizados", por el saber formalizado e institucionalizado. En cada administración se inicia un nuevo ritual, se cambian las reglas de juego, actitudes, instrucciones, significando una reorganización del poder. Las reuniones en todas las esferas de la universidad se multiplican en rituales formales y burocráticos que procuran desestimular la producción académica, privilegiando el debate improductivo, carente de contenido y sentido, estéril y legalista. La legislación es nuevamente reformulada y readaptada. Esto nos lleva a reflexionar que "cuando la ignorancia está en el seno de la sociedad y el desorden en los espíritus, las leyes se tornan numerosas, los hombres esperan todo de la legislación y, siendo cada ley nueva un nuevo desacuerdo, continúan pidiendo leyes sin cesar aunque nadie puede vivir si no es de lo propio, de su educación, del estado de sus costumbres(2).

(2) Citado por Kropotkin, Peter Alexeyevich. Textos escogidos. Selección de Mauricio Tragtenberg, L. P. M. Editores, Sao Paulo, p. 68.

Procurar superar las amarras del poder en la universidad la hace más crítica, más creativa, disminuye las dificultades en su papel fundamental de producir lo nuevo, de crear una nueva praxis. En este proceso, conviene enfatizar la importancia del fortalecimiento de los departamentos, facultades e institutos en busca de sus proyectos académicos, políticos y pedagógicos, afectados por el poder y la ingerencia de la administración central. Es desastroso constatar que una universidad en cuanto instancia fin está en la mayoría de las veces a merced de la administración, tendiendo en consecuencia a la legitimación de "una ideología de los medios en perjuicio de una filosofía de los fines". La búsqueda de los fines pasa a ser obstaculizada en la universidad por la negación de su dimensión política y por el creciente proceso de racionalización que penetra todas las dimensiones en el nombre mismo de la objetividad, la eficiencia, la productividad, en suma, de la razón técnica. Esta lógica tiene un eje mayor y procura establecer el control de la producción de la universidad reproduciendo la cultura de la "pedagogía de la fábrica", el modelo gerencial de administración que es utilizado en la administración de educación y, por consecuencia, en la universidad, con base en una pretendida neutralidad.

Cambiar el régimen de verdad y el eje del poder significa constituir una política radical de la universidad. Una inversión de poder. Foucault tiene una contribución importante en este sentido. Para ello, se trata no de cambiar la "conciencia" de las personas, o lo que ellas tienen en su cabeza, sino el régimen político, económico e institucional de producción de la verdad.

No se trata de liberar la verdad de todo sistema de poder -esto sería una quimera ya que la verdad es ella misma poder-, sino de separar el poder de la verdad de las formas de hegemonía (sociales, económicas, culturales), en el interior de las cuales funciona por el momento.(3)

(3) Foucault, Michel. Microfísica del Poder, Madrid, Editorial La Piqueta, p. 189.

Se observa que en nombre de estas "verdades" y de las formas hegemónicas se va dando, en el nivel de la administración, un movimiento de centralización de las decisiones a través de reformas administrativas que implican la creación de órganos complementarios, asesorías, comisiones, coordinaciones, órganos llamados técnicos y de apoyo, que pasan a ser los verdaderos focos gestores de las políticas internas de la universidad. Esos mecanismos tienen como función mantener el poder en nombre de la modernización que aparenta crear estructuras más "ágiles y eficientes". Toda esa parafernalia no pasa de un juego artificioso para escamotear el cuño autoritario implícito en tales medidas. Constituye un imperativo para la universidad, en el nivel de sus instancias finales, cambiar el régimen político, económico e institucional de producción de la verdad, en el esfuerzo permanente de crear y repensar suproyecto político-pedagógico, entendido como revisión de formas de organización y producción de trabajo académico (abarcando las dimensiones de investigación, de enseñanza y extensión) y de las relaciones internas de poder.

Eso implica, por un lado, poner en cuestión las relaciones que se establecen en el seno de la sociedad y se reproducen en la universidad, a través de su organización burocrática y de las estructuras internas de poder, que acaban transformando los medios en fines, vanalizando ,su función primaria de crear conocimiento, y, por otro lado, cuestionar las sucesivas reformas que acontecen dentro de la universidad (entendidas como reformas para no cambiar). Foucault cuestionó la representatividad de las reformas, cuando son elaboradas por personas que se pretenden representativas y que hacen profesión de hablar por los otros, en su nombre, en una reorganización de poder que se acompaña de una represión creciente. Un aspecto importante que es preciso apuntar es el de la necesidad de pensar en nuevas formas de organización institucional, en que se pase a "una reforma reclamada, exigida por aquellos a quienes concierne, y entonces deja de ser una reforma, es una acción revolucionaria que desde el fondo de su carácter parcial está determinada a poner en entredicho la totalidad del poder y de su jerarquía".(4) Una de las formas de enfrentamiento de poder es poner en cuestión la totalidad de este poder al nivel de la administración central y sectorial, procurando descubrir las formas ocultas e insidiosas con que ella se presenta. Muchas veces se manifiesta por medio de medidas progresistas, democráticas, participativas, descentralizadas y aun representativas, pero en el fondo contienen la dimensión de la dominación.

(4) Ibid., p. 80.

Administrar implica "ejercer poder sobre las personas y las cosas". La administración de la universidad no constituye una isla separada del sistema global de poder, reproduce la estructura jerárquica y verticalizada de tal forma que la vida académica pasa a ser mediada por la relación burocrática -medida, controlada, vigilada, punida, constituyendo una comunidad de controladosy controladores,de burócratas/profesores, profesores/burócratas -. En este sentido la universidad propicia una alienación en razón de las formas administrativas que provoca y que reproducen, interna y externamente, un determinado comportamiento, una forma de existencia, una determinada cultura. La administración y la propia relación académica no están desvinculadas del poder. Atacar sus formas hegemónicas es una primera lucha contra el poder, haciéndolo aparecer donde es más invisible, insidioso y perspicaz. "Y si designar los núcleos, denunciarlos, hablar públicamente de ellos es una lucha, no se debe a que nadie tuviera conciencia, sino a que hablar de este tema, forzar la red de información institucional, nombrar, decir quien ha hecho, qué, designar el blanco, es una primera inversión del poder, es un primer paso en función de otras luchas contra el poder."(5) La universidad reproduce la estructura de poder de la sociedad más amplia, mas lo que es preciso enfatizar son las formas localizadas de poder: en el salón de clase, en cada departamento, consejos departamentales, agrupaciones de carrera, etc., se producen normas y se dictan reglas sobre la vida de las personas, utilizando técnicas y tácticas de dominación. Los profesores son vistos más como obedientes servidores públicos, desempeñando órdenes dictadas por el Ministerio de Educación, Consejo Federal de Educación, Rectorías, y menos como personas creativas y dotadas de imaginación que pueden trascender la mera ideología de los medios y fines y contribuir para la producción de conocimiento nuevo. La forma alienada que determina las relaciones en la universidad deja espacio para la siguiente reflexión: "Ya estamos de tal manera pervertidos por una educación que desde la crianza procura matar en nosotros el espíritu de revuelta y desarrollar al de sujeción a la autoridad; estamos de tal manera pervertidos por esa existencia bajo la férula de la ley que reglamenta todo: nuestro desenvolvimiento, nuestro amor, nuestras amistades, que si esto continúa, perderemos toda iniciativa, todo hábito de raciocinar por nosotros mismos. Nuestras sociedades parecen no comprender que se puede vivir sino bajo el régimen de la ley, elaborada por un gobierno representativo y aplicada por un grupo de gobernantes; y aun cuando llegan a emanciparse de ese juego, es su primer cuidado retomarlo inmediatamente. "El año uno de la libertad" nunca duró más que un día porque, después de haberlo proclamado, todos los días siguientes se someten al juego de la ley, de la autoridad.(6) La reforma, la modernización institucional, implica una reorganización de poder de tal forma que todos, al día siguiente, se sometan al juego de la nueva reforma.

(5) Ibid., p. 84
(6) Kropotkin, Peter Alexeyevich. Op. cit., p. 69.

La naturaleza del trabajo académico presupone otra relación que traspase los límites de la dominación, de la relación legalista y burocrática -insistir en la mudanza de esas relaciones y de las propias condiciones de trabajo en la universidad y en la sociedad y forzar la democratización en favor de un sistema de poder participativo, perseguir prácticas educacionales igualitarias que reducen el poder de las escuelas de fragmentar la fuerza de trabajo; producir otra cultura social y académica, para que se pueda caminar de forma más libre y menos alienada en la producción de nuevo, el desenvolvimiento de un proyecto político pedagógico que privilegie "una educación fundada en el desarrollo de la dignidad y la independencia personal, suprimida la obediencia pasiva y el servilismo. En fin, una educación libertaria, que consagra el sacrificio progresivo de la autoridad en provecho de la libertad". Una educación creadora de nuevas formas sociales que desafíe y supere las estructuras actuales.

Un paso importante en este sentido consiste en rescatar la capacidad de las personas de enfrentar críticamente al poder, señalando las formas bestializadas y bestializantes que se presentan en sus niveles periféricos y localizados, pero que tienen como lógica central el control de las personas; la forma de estructura y organización de la enseñanza universitaria, La intransigencia y la inflexibilidad de los profesores; el combate a un saber absoluto, cristalizado, pronto y acabado- Los currículos que privilegian la selección del conocimiento dado como lo más legítimo, que en síntesis amplía y da legitimidad a determinados tipos de recursos culturales que están relacionados con las desigualdades económicas; el enfrentamiento de las relaciones de poder que se cristalizan en la universidad, transformándola en una comunidad de vencidos y vencedores, donde vigilar, castigar, controlar, medir, son palabras del orden y de las órdenes.

Al final, afirma Foucault, somos juzgados, condenados, clasificados, obligados a desempeñar tareas y destinados a un cierto modo de vivir o morir en función de las verdaderas disputas que traen consigo efectos específicos de poder. La producción de nuevo implica necesariamente romper con este estado de cosas, combatir las diversas formas de control y coerción que reproducen el mismo poder en todos los lugares, en la familia, en la escuela, en la sociedad.

FOUCAULT, MICHEL, Microfísica del poder. 5a edición, Río de Janeiro Ediciones Graal, 1985. En la traducción se ha seguido la versión española de Madrid, Editorial la Piqueta, 1979.

KROPOTKIN, PETER ALEXEYEVICH. Selección de Mauricio Tragtenberg. Sao Paulo, LPM Editores, S. A., 1987.

MANDEL, ERNEST. Los estudiantes, los intelectuales y la lucha de clases. Lisboa, Ediciones Antídoto, 1979.