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INTRODUCCIÓN Contenido
Las reflexiones presentadas a continuación se gestaron durante el desarrollo de uno de los proyectos nacionales
del Programa Integral de Desarrollo de la Educación Superior (PROIDES): el correspondiente a los Procedimientos
de Admisión y Acreditación de la Educación Superior, que tenía entre sus objetivos
analizar dichas etapas escolares con el fin de elaborar propuestas orientadas a su mejoramiento en las instituciones
de educación superior.(1)
(1) CONPES, Programa Integral para el Desarrollo de la Educación Superior. ANUIES, México, 1987,
p. 161.
En tal sentido, el presente artículo no se encamina en lo principal a encuadrar o explicar teóricamente
el problema, ni a documentar con exhaustivo recuento las diversas experiencias que existen en el país al
respecto, sino a pensar sistemáticamente en los criterios y procedimientos con que opera la acreditación
educativa, así como en los diferentes entornos sociales e institucionales en que ésta se ubica, a
fin de poder plantear algunas acciones capaces de impulsarla, tanto en los sujetos como en las instituciones que
conforman el nivel de educación superior.(2)
(2) La selección de conceptos que utilizamos en el trabajo, la hicimos con base en el razonamiento de tipo
diagnóstico, mismo que al separar los conceptos de sus corpus teóricos "suspende las relaciones
teóricas o de jerarquía de determinación, y hace vincular los conceptos, a través de
relaciones posibles, esto es, un juego de vinculaciones que responda al supuesto de articulación de los
procesos, aunque sin proporcionar a la articulación una estructura definida". Ver ZEMELMAN II., Conocimiento
y Sujetos Sociales. El Colegio de México. México, 1987. p. 40-41.
Esta intencionalidad "práctica" del trabajo no dispensa, sin embargo, de acudir a los referentes
conceptuales, con vías a problematizar el objeto de indagación; por eso se examina, aunque sea sucintamente,
el conocimiento acumulado sobre el tema, a fin de detectar conceptos que permitan adentrarse con fecundidad en
el campo de la acreditación.
La construcción de estos conceptos "ordenadores" del análisis, posibilita organizar campos
de intervención y de observación de la realidad, suficientemente abiertos, que permiten reconstruir
la especificidad de los procesos de acreditación en diferentes niveles y abrirse a relaciones posibles entre
ellos.(3)
(3) ZEMELMAN II., Op. cit., pp. 43-44.
Los referentes que consigna la literatura acerca del tema, apuntan a conceptualizar la acreditación en tres
sectores o niveles de realidad:
- la sociedad,
- la institución, y
- el proceso educativo.
Puesto que las soluciones planteadas a los diferentes problemas de la acreditación se mueven en estas "escalas"
de realidad, perece pertinente abordar la exposición, tratando de desarrollar cada una de las tres para
después articularlas.
A este último propósito, es conveniente explicitar la firme convicción de que la problemática
de la acreditación sólo podrá aliviarse si se atacan simultánea y articuladamente los
diferentes niveles de realidad por los que está constituida.
Por lo que toca a las relaciones entre acreditación y sociedad, el artículo establecerá en
primer lugar cuál es el nexo básico entre las mismas, examinando enseguida algunos conceptos centrales
que relacionan a la acreditación con elementos económicos, políticos, ideológicos y
culturales y psicosociales.
Acto seguido, se analizará la relación básica entre la acreditación y la institución
educativa, es decir, la legitimidad del saber obtenido en dicha institución; establecida la misma, se pasará
a desarrollar la normatividad a la que la institución somete a un sujeto para considerar legítimo
su saber y los procedimientos con los que esa misma institución lo registra y lo certifica.
En tercer término, se intentará acercarse a la relación fundamental de la acreditación
con el proceso educativo, es decir, a la evaluación; establecido este vínculo, se pasará a
revisar los momentos o cortes de acreditación en el proceso educativo, para considerar luego los instrumentos
de evaluación y acreditación.
En cuarta instancia se enunciarán algunas propuestas de solución que tocan puntualmente a los aspectos
anteriores, las cuales fueron formuladas por maestros, alumnos y responsables institucionales de la acreditación,
de algunas instituciones de educación superior (IES).
Por último, se formularán algunas políticas y propuestas globales que incorporan los conceptos
y observaciones desarrollados en los puntos anteriores.
Acreditación y sociedad Contenido
Para los fines de este artículo es fundamental distinguir, antes que nada, la acreditación social
de una profesión o de un profesional de su respectiva acreditación escolar o educativa.(4)
(4) GOMEZ V. M., "Acreditación educativa y reproducción social", en Sociología de
la Educación. CEE, México, 1982, pp. 111-114
La primera ha existido en todas las épocas, teniendo por función evaluar las diferentes capacidades
de los sujetos con el fin de distribuir las diferentes tareas productivas. Dicha evaluación se efectuaba,
hasta antes de la aparición de la escuela, de acuerdo con las capacidades y atributos demostrados en el
ejercicio de la práctica profesional misma o por los productos originados y servicios prestados en el desempeño
de un oficio. Al aparecer la escuela, y suponerse que el dominio de una profesión podría lograrse
antes del ingreso en el mundo del trabajo por medio de la educación escolar, se supuso también que
la acreditación o evaluación profesional podría efectuarse antes de la entrada del sujeto
en la vida laboral. La cadena de suposiciones fue todavía más allá: se postuló que
el aprendizaje profesional socialmente legítimo era precisamente el que las instituciones educativas promovían
y certificaban.
A esta última posibilidad, históricamente determinada, de valorar, aprobar y certificar el aprendizaje
en sí mismo, antes de su comprobación en la práctica, es a lo que se le llama acreditación
educativa de una profesión, mientras que se reserva el término de acreditación social para
aquella evaluación de las capacidades profesionales, que se da en la práctica, a través de
los logros y realizaciones del sujeto.
Acreditación, ingreso y movilidad ocupacional Contenido
El sentido común le atribuye a la acreditación educativa un valor determinante para lograr el ingreso
en una ocupación remunerada y, una vez obtenida ésta, la consecuente promoción en la escala
laboral. Sin embargo, hay elementos(5) que parecen indicar que el mismo nivel de acreditación educativa
recibe diferente retribución económica, ya sea en función de la institución educativa
que la avala, como en función del capital cultural y económico de quien recibe el título.
(5) GOMEZ V. M., op. cit. pp. 115-116.
En este mismo orden de ideas, parece ser que la acreditación educativa tiene valor intrínseco únicamente
dentro del ámbito escolar y que fuera de él no asegura ni la ubicación ocupacional u obtención
de un empleo, ni una percepción económica determinada. Lo que parece posibilitar es la competencia
por un empleo del nuevo profesional en el mercado de trabajo.
Acreditación y grupos de status profesionales Contenido
Algunos estudios(6) revelan que ciertos grupos profesionales limitan la pertenencia a los mismos, mediante la exigencia
de determinados tipos y niveles de escolaridad. Este papel de filtro social que se le da a la acreditación
educativa es con el fin de seleccionar y limitar la membresía, protegiendo el valor económico y el
status social de esa profesión en el mercado de trabajo.
(6) LATAPIP., "Las profesiones en la sociedad capitalista", en Sociología de una Profesión
CEE. Nuevomar México, 1985. pp. 137 y ss.
Profesiones como la medicina, el derecho y la ingeniería muestran evidencias de una estrategia de protección,
a través de la acreditación educativa. El contenido, las relaciones pedagógicas, la duración
de los estudios, etc., son motivo frecuente de opinión y de intervención por parte de los diferentes
grupos de profesionales.
Efecto de certificación y espiral inflacionaria credencialista
Contenido
Aunque estos dos conceptos han sido acuñados en diferentes tradiciones teóricas, ambos remiten a
la ideología de la certificación.
Bordieu y Passeron desarrollan, en su obra La reproducción(7), el concepto de efecto de certificación,
destacando que existe un mayor status social y económico en la jerarquía ocupacional en quien es
certificado a través de la acreditación educativa, que en quien no tiene ésta. Los autores
ilustran este efecto, mencionando que de otra forma "no se comprendería que tantos puestos profesionales
puedan ser ocupados con títulos distintos y con remuneraciones desiguales, por individuos que (en la hipótesis
más favorable al diploma) sólo se diferencian por el grado en que han sido consagrados por la escuela".(8)
De aquí que los autores sostengan también que asegurar la legitimidad de la jerarquía social
y sus privilegios es la principal función de la acreditación educativa, función que, como
podrá notarse, es predominantemente ideológica.
(7) BOURDIEU P. y PASSERON J. C., La reproducción. Laia, Barcelona, 1979.
(8) BOURDIEU P. y PASSERON J. C., op. cit., p. 222.
Collins(9) llama espiral inflacionaria credencialista al fenómeno por el cual, a partir de concedérsele
socialmente una gran importancia a la acreditación educativa en la competencia por las escasas oportunidades
económicas y de poder, se fomenta la demanda por más oportunidades educativas y de mayor nivel, las
cuales, al verse satisfechas, disminuyen el valor competitivo de los niveles de escolaridad en el mercado de trabajo,
al ser estipulado por los empleadores el requisito educativo más alto, y al ofrecer quienes compiten por
los puestos los mayores niveles educativos.
(9) Mencionado por GOMEZ V. M., op. cit., pp. 121-128.
Conocimientos y habilidades productivas del sujeto acreditado
Contenido
Según ciertas hipótesis,(10) el valor de la acreditación es eminentemente simbólico,
de ahí que, salvo en algunas áreas técnicas centrales en el proceso productivo, el nivel y
la calidad de la escolaridad del sujeto no se utilizan como evidencia de los conocimientos y habilidades directamente
productivas del mismo, sino como un indicador de su grado de socialización ideólogica y de normalización
conductual para el ingreso en el mundo del trabajo. Esto llevaría a concluir que el valor de la escolaridad
se mide preferentemente en términos ideológicos y políticos y en función del tipo "ideal"
requerido por los empleadores.
(10) LATAPI P. op. cit., pp. 28-29. También GOMEZ V. M., op. cit., p. 118.
Acreditación e institución educativa Contenido
En su acepción más general, la noción de acreditación tiene que ver con la credibilidad
educativa, es decir, con los mecanismos y formas mediante las cuales se obtienen evidencias o comprobaciones de
que un sujeto posee un saber en determinada área del conocimiento.
Para ser creíble, legítimo, este saber necesita un reconocimiento, un garante que no sea el sujeto
que lo ostente. La institución educativa cumple esta función, constituyéndose en un espacio
de legitimación, mediante la enseñanza de las disposiciones y valores culturales y económicos
supuestamente compartidos por todos. "El hecho mismo de que determinadas tradiciones y contenidos normativos
se construyan como conocimiento escolar es ya una evidencia primordial de su legitimidad percibida... el problema
del conocimiento educativo, de lo que se enseña en la escuela, ha de ser considerado como una forma de distribución
más amplia de los bienes y servicios de una sociedad. No se trata simplemente de un problema analítico
(¿qué es lo que debe interpretarse como conocimiento?), ni un problema simplemente técnico
(¿cómo organizar y almacenar el conocimiento para acceder a él?), ni finalmente se trata de
un problema meramente psicológico (¿cómo conseguir que el alumno aprenda X?)".(11)
(11) APPLEM., Ideología y currículo. Akal, Madrid, 1986. p. 65.
El saber legitimado que un sujeto posee -mismo que es reconocido socialmente mediante un documento- se explica
en el contexto del grupo social, institución y momento específicos en que se expresa. La acreditación
escolar da cuenta de una parte de las raíces, los mecanismos y las formas de como la escuela conserva y
distribuye lo que se percibe como conocimiento legítimo".
Al participar junto con otros mecanismos sociales en la distribución y conservación cultural, las
IES le ofrecen al sujeto en formación un certificado (legítimo) de que posee un determinado saber,
a cambio de someterse a un currículo, una serie de prácticas pedagógicas y un control administrativo
fijado por ellas.
Normatividad institucional sobre la acreditación
Contenido
Los momentos del proceso educativo que las instituciones educativas han normado, son tres: el ingreso, la permanencia
y el egreso o titulación del sujeto en formación.
El ingreso. Las instituciones educativas han reglamentado una serie de criterios y pautas para permitir el ingreso
de los nuevos aspirantes en sus cursos. La normatividad que las instituciones han puesto en marcha incluye desde
condicionar únicamente la certificación de los estudios anteriores al nivel en el que se solicita
ingresar, hasta exigir exámenes médicos y psicológicos(12) que acompañen a la documentación
anterior. En muchos casos se requiere presentar un examen escrito. Las reglamentaciones señalan, en cuanto
a la presentación de la prueba, diversas pautas para su calificación, y la asignación de ciertos
puntajes requeridos para aprobarla.
(12) UASLP, FACULTAD DE MEDICINA "Requisitos e instrucciones para los aspirantes a ingresar a la Facultad
de Medicina de la UASLP", San Luis Potosí, 1988.
En estos casos, el eje sobre el cual se focaliza el criterio de admisión es la calificación obtenida
por el aspirante.(13)
(13) Instituto Tecnológico de Estudios superiores de Monterrey (ITESM), "Admisión de alumnos",
en Políticas y normas académicas generales del sistema ITESM Monterrey, N. L. 1988, p. 22
La permanencia. El proceso académico que sigue un alumno, desde que ingresa hasta que concluye el plan de
estudios, también se encuentra reglamentado por las instituciones. La duración de las unidades organizativas
comprendidas en el plan de estudios (módulos, asignaturas, áreas) determina los momentos o cortes
en los cuales la institución exige al alumno una evidencia de que aprendió satisfactoriamente la
información o el contenido correspondiente, bajo el criterio de que obtuvo una calificación aprobatoria
en determinada escala. Acreditar las asignaturas o módulos, representa la única posibilidad de permanecer
en la institución,(14) es decir, de promoverse al ciclo, unidad, semestre, etc., inmediato superior. Por
otra parte, las instituciones señalan los períodos y fechas en las cuales los alumnos deben presentarse
y someterse a diversas pruebas para acreditar sus conocimientos. En este sentido, cabe distinguir que en algunas
escuelas no siempre se requiere asistir a los llamados exámenes finales, sino que se recurre a otros recursos
de evaluación (trabajos, prácticas de campo, exposiciones, etc.), o bien a los mismos exámenes,
aunque realizados en el transcurso de la asignatura.
(14) ITESM, Ibidem, p. 35. En el reglamento de esta institución existen dos posibilidades para el estudiante
con rendimiento escolar insatisfactorio: o ingresa a un programa de ayuda académica o se separa definitivamente
de la misma.
La titulación. El título representa el crédito global o terminal que otorga la escuela y constituye
en algunas profesiones (área de la salud, arquitectura, ingeniería, etc.) la condición necesaria
para ejercer en el respectivo campo profesional.
La obtención de un título significa, en todos los casos, que se ha acreditado un plan de estudios,
y en algunos otros, que se han acreditado también un examen llamado profesional, una serie de prácticas
denominadas servicio social y un trabajo recepcional, comúnmente llamado tesis. La reglamentación
de las instituciones educativas es muy diversa en este aspecto.
Los mecanismos, formas y criterios de titulación se han diversificado significativamente en los últimos
años; comprenden desde aquellas disposiciones en las que el examen profesional ha sido suprimido hace tiempo,(15)
hasta aquellas instituciones que continúan manteniéndolo en su forma tradicional.
(15) Tal es el caso del ITESM, cuyos directivos aseguran que la supresión de la medida no ha traído
consigo ningún demérito de la calidad profesional de sus egresados.
En todos los estudios profesionales la obtención de un título representa la certificación
de mayor nivel y relevancia que otorga la institución educativa, avalando los estudios realizados en ella.
El registro y la certificación. Para los fines de este artículo, más que definir o describir
lo que comprenden estos conceptos, habría que distinguir en los ámbitos de competencia institucional
una actividad de otra.
Por una parte, se debe ubicar aquello referido propiamente a la certificación, que comprende trámites
y procedimientos para la obtención de documentos válidos oficialmente, es decir, que reconocen legitimidad
a un saber, tarea a cargo de las coordinaciones de carrera, las secretarías escolares de las instituciones
e incluso las rectorías. Por otra parte, se encuentran las formas e instrumentos mediante los que se comprueba
y registra "válidamente" que un alumno aprendió determinado conocimiento; estos aspectos
son manejados y diseñados habitualmente por los docentes y en forma eventual por instancias como las jefaturas
de departamento, secciones técnicas, entre otras.
En el primer caso, la obtención de documentos oficiales tiene un carácter marcadamente administrativo
y la problemática que presenta es fundamentalmente de pasos o trámites que deberán cubrirse,
mientras que el segundo presenta una problemática de carácter eminentemente académico, dado
que aborda los resultados de uno de los componentes del proceso educativo: la evaluación.
Un órgano más del aparato educativo, aunque no escolar, concernido en estas funciones, es la Dirección
General de Profesiones, la cual realiza tareas de reconocimiento, registro y cotejo del saber aprendido en una
institución educativa, a fin de autorizar el ejercicio profesional en la República Mexicana de las
personas que han concluido los estudios correspondientes, demostrando tenerlos conocimientos necesarios. A la fecha,
la labor fundamental de esta dependencia es administrativa.
Acreditación y proceso educativo Contenido
Dice Angel Díaz Barriga que "abordar el problema de la evaluación a partir de las diferencias
entre ésta y la medición, es un planteamiento inadecuado... una distinción más pertinente
se podría establecer entre la noción de evaluación y la de acreditación. Así,
la evaluación podría ser referida al estudio de las condiciones que afectaron al aprendizaje, o las
maneras como éste se originó... la acreditación, por su parte, sería referida a la
verificación de ciertos productos (o resultados) del aprendizaje, previstos curricularmente, que reflejen
un manejo mínimo de cierta información por parte del estudiante".(16)
(16) DIAZ BARRIGA A., Didáctica y currículum. Nuevomar. México, 1984, p. 55.
Precisamente porque la acreditación está referida a las evidencias del aprendizaje en los alumnos,
parecería que lo más importante estuviera depositado fuera del estudiante, alejado de su aprendizaje
y, por lo tanto, de la formación que ello implicaría. En este sentido, la acreditación se
ha descentrado de la formación del alumno, para circunscribirse únicamente a ser un ámbito
de constatación, de certificación.
Los cortes o momentos de acreditación en el proceso educativo
Contenido
Por lo que toca al proceso de aprendizaje escolarizado, la acreditación se sitúa en el nivel de los
"avances" o resultados de lo aprendido por un alumno, y tiene que ver con la posibilidad de expresarlo
en términos observables en el nivel escolar, es decir, previo al ejercicio en un campo laboral.
Obtener "... productos o resultados del aprendizaje escolar obedece a una necesidad curricular de establecer
ciertos elementos de acreditación... de esta manera, los productos de aprendizaje son cortes de este proceso
de aprender, la necesidad de realizar estos cortes y de plantear productos o resultados de aprendizaje, tiene como
uno de sus fundamentos dar una respuesta a la problemática de las instituciones educativas en relación
con la certificación de conocimientos".(17)
(17) DIAZ BARRIGA A., Ibidem. pp. 40-42.
La necesidad de tener evidencias y control sobre lo que el alumno aprende, a través de unidades organizativas
del conocimiento, tales como módulos, áreas, ciclos, líneas curriculares y todo el plan de
estudios, ha llevado a establecer límites temporales en el proceso de aprender, tales como los semestres,
los trimestres, las anualidades, etc. Sin embargo, parecería que se ha desplazado la atención del
"qué" (el aprendizaje) hacia el "cuándo" y "cómo" (las fechas
e instrumentos), focalizando de nuevo el problema en el reconocimiento y certificación.
Asociada a esta problemática de los cortes, algunos de los resultados del proceso, tales como la aprobación
y reprobación, o la promoción y el abandono escolar, remiten, por un lado, a la "autorización"
para continuar los estudios y, por otro, al hecho de que efectivamente el alumno los continúe. Este tipo
de resultados o manifestaciones de la acreditación, en algunos casos bastante desoladores, invitan a replantear
el problema de los cortes, así como el de los instrumentos, que se abordará a continuación.
Los instrumentos de evaluación y acreditación
Contenido
Los elementos básicos en la acreditación tendrían que ser: el conocimiento que se aprende,
la formación del alumno como sujeto del aprendizaje y las posibilidades o no de obtener productos y resultados
previstos curricularmente, con las pautas, criterios e instrumentos que pudieran dar cuenta de dichos resultados.
A la par de esto, se buscaría que la necesidad de cercar el conocimiento no continuara tratándose
como un valoren sí misma, olvidándose de sus referentes fundamentales: el aprendizaje y la formación.
De los elementos que señalamos líneas arriba, es precisamente y a veces de manera exclusiva, en un
instrumento, en el examen, en donde se deposita el mayor peso e importancia tanto del proceso de evaluación,
como de acreditación. "Así, al examen se le asignan un sin número de expectativas, tales
como... a mejor sistema de exámenes, mejor sistema de enseñanza... sin embargo, el examen es un efecto
de las concepciones del aprendizaje y no el motor que transforma a aquella".(18)
(18) DIAZ BARRIGA A., "Una polémica en relación al examen". en el examen: historia y debate.
Antología (en prensa).
Para solucionar los problemas de la acreditación
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Un breve sondeo, llevado a cabo durante el desarrollo de los estudios correspondientes al Proyecto Nacional Sobre
Admisión y Acreditación, mostró las siguientes tendencias, en lo que toca a la manera de concebir
la solución de los problemas de acreditación en las IES del país.(19)
(19) El sondeo se llevó a cabo en siete instituciones: tres del sector universitario, dos del sector tecnológico
y dos del sector de educación normal. Se procuró, asimismo que entre ellas hubiera una institución
del sistema de educación privada y se entrevistó a personal de nivel directivo (secretarios académicos
o su equivalente) a mandos medios (secretarios de servicios escolares y coordinadores de carrera o su equivalente)
y a maestros y alumnos. Las preguntas giraron en torno a tres grandes bloques de información las políticas
de acreditación los sistemas y procedimientos con que se lleva a cabo la misma, y las practicas habituales
a las que recurren maestros y alumnos para acreditar.
1. Respecto a las políticas por seguir,
- Se enfatizó marcadamente en que, además de las tareas de vigilancia, tendrían que existir
políticas de promoción de la acreditación, sobre todo en el proceso educativo.
- Se insistió, en más de una ocasión, en la necesidad de formar a profesores y alumnos respecto
a la acreditación, principalmente en cuanto a las actitudes.
- Se destacó la injerencia que debieran tener los órganos colegiados en la fijación y supervisión
de los criterios y procedimientos de evaluación y acreditación.
- Se propuso el rescate del plan de estudios como referente central de los criterios y procedimientos de acreditación
y de evaluación.
- Se señaló la necesidad de diferenciar los criterios y procedimientos en las distintas áreas
del conocimiento.
- Se destacólanecesidadderecomponer administrativamente los criterios y procedimientos de registro y certificación.
- Por ausencia, fue muy interesante que no se formulara ninguna política de "acreditación social"
de los estudios ofrecidos por las instituciones.
2. Respecto a los sistemas y procedimientos,
- Fue claro el reclamo general de agilización y simplificación de los trámites de acreditación.
- Hubo una marcada insistencia en la introducción de los sistemas computarizados para el almacenamiento,
procesamiento e incluso la comunicación de los resultados
- Se destacó la necesidad de contar no solamente con documentos normativos, sino también de "dirección
académica", para manejar los problemas de la acreditación.
- Se expresó el deseo de que los servicios proporcionados por los organismos de control escolar sean útiles
a los alumnos para orientar su formación y no sólo para certificarla.
- Se señaló que es necesario capacitar al personal administrativo.
- Se postuló la conveniencia de acercar los procedimientos de acreditación a la naturaleza del plan
de estudios y al tipo de alumno que se quiere formar.
- Se apuntó la necesidad de normar el número de oportunidades de acreditación que debería
tener un alumno.
- Se sugirió suprimir la tesis y el examen profesional y, a cambio de ello, incorporar la investigación
al currículo.
- Se vislumbró como necesaria una instancia de estudio e investigación interinstitucional sobre los
problemas de la acreditación.
3. Respecto a las prácticas,
- Se enfatizó el señalamiento de que no solamente los procedimientos tienen que cambiar, sino la
concepción de maestros y alumnos sobre la acreditación.
- Se hizo notar el número relativamente bajo de maestros que conocen el reglamento por la vía documental,
contrastado con el alto valor que les otorga la institución a esos instrumentos normativos.
- Se subrayó el variado número de elementos que pueden tomar en cuenta los maestros para acreditar
sus asignaturas.
- Se destacó que el maestro tiene prácticamente el monopolio sobre el juicio de evaluación
y la decisión de la acreditación, aunque también se apuntaron formas novedosas de compartir
esa responsabilidad con otros profesionales del ramo y con los futuros usuarios de los servicios profesionales.
- Se contrastó la ausencia de posibilidades, en la práctica, de acreditar sin asistir a clases, con
la posibilidad reglamentaria de presentarse a examen extraordinario o a título de suficiencia, sin haber
cubierto el requisito de la asistencia.
- Se evidenció el variado número de oportunidades para acreditar, que ofrecen las distintas instituciones.
- Por último, fue clara la amplia gama de "recomendaciones" altamente funcionales que son capaces
de gestar los alumnos, respecto a la acreditación y la variada experiencia que en este mismo sentido rescatan
de situaciones anteriores.
Hacia una estrategia global de acreditación Contenido
Tanto el análisis conceptual como las opiniones recogidas en el sondeo brindan múltiples elementos
aprovechables para formular una estrategia global de acreditación. Correlacionando ambos aspectos podrían
formularse algunas políticas y propuestas básicas que estructurarían las acciones por seguir.
Entre las más importantes, se enlistan las siguientes:
1. Respecto al nivel social de acreditación, habría que establecer, dentro de las limitaciones estructurales
planteadas, una política general de
acercamiento entre los mecanismos de la acreditación social y los de acreditación educativa.
Esto sería posible si se ensayaran acciones que vincularan, por ejemplo, a la acreditación con el
mundo del trabajo, estableciendo mecanismos de conexión entre la titulación y el ingreso ocupacional;
o el ejercicio de una práctica profesional socialmente ya acreditada, con la respectiva acreditación
educativa, que por diversas causas no haya podido obtener el sujeto; si se impulsaran acciones que vincularan a
la acreditación educativa con los grupos y asociaciones profesionales, estableciendo, por ejemplo, mecanismos
de promoción y vigilancia de la legitimidad del saber acreditado por las instituciones educativas, por vía
del análisis curricular de la carreras existentes y las que se abrirán en el futuro.
Por último, también ayudaría si se estimularan acciones que propiciaran efectos contraideológicos
respecto a la acreditación educativa, avalando y legitimando el saber obtenido por la práctica productiva
o el desarrollo de actividades culturales no escolarizadas.
2. Respecto al nivel institucional de la acreditación, habría que establecer una política
general de acercar el saber realmente enseñado por la institución, al saber certificado por la misma
en los sujetos.
Tal línea de trabajo sería posible si se impulsaran, antes que nada, acciones encaminadas a asegurar
la legitimidad profesional de los saberes que se acreditan con un mismo título -y, por lo tanto, con los
mismos derechos profesionales- por instituciones de muy diferente calidad académica.
Para este objetivo se vislumbran dos líneas de acción: por una parte la discusión y el libre
acuerdo entre las instituciones aludidas, acerca de los mínimos académicos exigir en un campo profesional
dado; por otra, la promoción y vigilancia del currículo de las diferentes carreras, a través
de las asociaciones profesionales respectivas.
Un segundo grupo de acciones, en este nivel, podría estar encaminado a adecuar la normatividad y los criterios
de acreditación en las diferentes IES, socializando los avances y experiencias, de tal manera que pudiera
lograrse no precisamente su homogeneidad, pero sí una serie de tendencias que rompieran la obsolescencia
de las disposiciones, tan frecuente en este rubro.
Un tercer ámbito de trabajo sería el de la simplificación de los criterios de registro y certificación,
tanto para el momento de las inscripciones, como para el de titulación o la emisión de documentos.
Esta línea de acción, si bien ya ha sido iniciada, e incluso satisfactoriamente ensayada en algunas
dependencias descentralizadas de la IEP, no ha penetrado aún en las instituciones autónomas, ni en
las unidades de enlace entre éstas y la Dirección General de Profesiones.
3. Respecto al nivel del proceso educativo, habría que impulsar dos políticas fundamentales: la de
recomponer los nexos actuales entre acreditación y evaluación, y la de reintegrar al alumno en el
proceso educativo o separar lo oportunamente.
La primera política sería posible si se impulsaran acciones que tuvieran por objetivo devolverle
su función formativa a la evaluación, no reduciéndola a una intencionalidad de acreditación.
Estas acciones tendrían que estar encaminadas fundamentalmente a la formación de profesores y alumnos
en una nueva mentalidad respecto a la acreditación, a la vez que pudieran desarrollarse nuevas prácticas
y experimentarse instrumentos diferentes a aquellos con los que actualmente se cuenta, sobre todo el examen. Los
seminarios y talleres sobre evaluación y acreditación, conjuntamente desarrollados por maestros y
estudiantes, podrían ser una concreción de esta línea de trabajo.
La segunda política tendría que generar acciones que racionalizaran las oportunidades de acreditación
y los momentos de evaluación, a la vez que pusiera en marcha un programa remedial de apoyo académico
para los alumnos irregulares, antes de que éstos se presentaran de nueva cuenta a ser evaluados y acreditados.
Igualmente sería necesario un sistema que permitiera a los alumnos que abandonaron o interrumpieron sus
estudios, acreditar globalmente los conocimientos necesarios para el ejercicio profesional, en el supuesto caso
de que consideraran haberlos adquirido por la práctica o por estudios no formales posteriores.
La acreditación, viejo problema en las IES mexicanas, reclama en estos momentos examinar una vez más
las soluciones que recurrentemente han sido planteadas y que todavía no han logrado, sin embargo, movilizar
la voluntad política para impulsarlas, a la vez que invita a imaginar los nuevos ámbitos de intervención
que pudieran presentarse y, sobre todo, exige articular las diferentes acciones de los sujetos e instituciones
educativas para atacar conjuntamente los diversos niveles de realidad que la sustentan.
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