MODERNIDAD Y POSTMODERNIDAD EN LA EDUCACION SUPERIOR:
LOS LIMITES DE LA EVALUACION
Documento preparado para el Foro de Directores de Planeación de la Educación Superior. Cuernavaca,
Mor. Mayo de 1991.
Marco Aurelio Navarro
Director de Planeación de la Universidad Autónoma de Tamaulipas.
Nuestra hipótesis es que el saber cambia de estatuto al mismo tiempo que las sociedades entran en la edad llamada postindustrial y las culturas en la edad llamado postmodernidad. J-F Lyotard.
Contenido del Artículo:
INTRODUCCION.
1.- LA MODERNIZACION.
2.- LA CONDICION POSMODERNA.
3.- EL PROCESO DE EVALUACION EN LA UAT.
4.- PERSPECTIVAS Y LIMITES DE LA EVALUACION.
NOTAS.
INTRODUCCION Contenido La evaluación, en el sentido con que actualmente se está impulsando en las instituciones mexicanas de educación superior, es también una aplicación de aquel modelo clásico de la planeación cuyas limitaciones se encuentran en el terreno mismo de su propia racionalidad, la cual, al igual que las políticas de desarrollo de las últimas décadas, tiene una incubación ideológica en el concepto de modernidad. El propósito de este trabajo, es el de explorar los límites de los procesos de evaluación que actualmente se desarrollan en las universidades públicas del país. Para ello se recurre primero a la estructuración de un entarimado conceptual y enseguida se procede al análisis del caso de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, para comentar sobre la necesidad de complementar la perspectiva y los instrumentos diseñados por las dependencias de la SEP. 1.- LA MODERNIZACION Contenido Diversos tratados sobre sociología y política del desarrollo le han dedicado amplios capítulos a la modernización(2), baste recordar en estas páginas aquella noción rostowniana(3) mediante la cual las sociedades parecían transitar desde etapas con estructuras primitivas o simples, hasta etapas de máximo desarrollo con estructuras complejas o modernas. Los países menos desarrollados debían mirar hacia los más industrializados y ricos, con mayores desarrollos científicos y tecnológicos, para tomarlos como modelo y emprender el camino hacia la modernización. O también aquella noción dualista que argumentaba que en las sociedades (incluso en las más avanzadas), coexistían formaciones tradicionales y formaciones modernas, y que las tareas del desarrollo consistían en expander, mediante el suficiente apoyo, las áreas industrializadas y reducir las áreas tradicionales. La educación en ambas nociones tenía papeles importantes que desempeñar, tanto en el ámbito económico, como en el cultural: preparar a la mano de obra y las actitudes favorables para la expansión del capitalismo industrial. La modernización mexicana de la segunda mitad del siglo ha consistido en impulsar los sectores industrial y de servicios, tanto por la vía de la iniciativa privada como paraestatal, y tanto adoptando patrones económicos y culturales extranjeros como nacionales. Como efecto, se han agudizado las desigualdades intersectoriales, interregionales y entre los grupos sociales. Se han favorecido sectores de la economía, pero también ciertas áreas geográficas y especialmente ciertos estratos sociales. Se han creado oasis de modernidad, polos de desarrollo industrial y urbano, centros de concentración de las distintas manifestaciones de la cultura occidental, moderna, de la que tiene valor simbólico y financiero en los mercados culturales del capitalismo internacional. Se ha intentado hacer que las instituciones sociales, como las educativas, se modernicen, y esto quiere decir que se vinculen mayormente con las demandas de los sectores de mayor desarrollo capitalista y que al mismo tiempo ayuden a combatir las formas tradicionales de la producción de bienes materiales y culturales que sean disfuncionales al modelo de sociedad moderna que se impulsa(4). Para impulsar la modernización de las sociedades, el Estado moderniza la administración publica y con ella también la administración educativa. Esto lo hace en el marco de la adaptación de las instituciones al paulatino desarrollo de un capitalismo corporativo en gran escala, en el que la administración escolar es pensada como una corporación empresarial, y el carácter de la educación adquiere forma a la luz de la imagen de la producción industrial(5). En esta racionalidad actúa el poder del Estado sobre la educación, especialmente en el nivel superior hacerla producir los "recursos humanos" requeridos por la producción moderna de bienes y servicios, a través de procesos de reforma que la hagan más "eficaz y eficiente": promesa del modelo "ortodoxo", o racional-formal de la planeación educativa, y sus derivados "técnicos". Este es el concepto de planeación que la CONPES desde sus inicios ha impulsado, según se puede constatar en la lectura de distintas publicaciones (tanto de circulación amplia como restringida); es aquel que en la jerga de este oficio se ha denominado "ortodoxo" o "racional". En este, se procede ordenadamente: en términos generales, se realiza un diagnóstico (que en ocasiones se acompaña de un pronóstico) para identificar problemáticas, se plantean alternativas para resolverlas, se decide sobre un curso de acción, se programan y presupuestan acciones, se ejecutan acciones y gastos, se evalúa el impacto de las acciones (también de los gastos) y se retroalimenta el proceso(7). En los siguientes apartados se argumenta que este modelo de planeación, y sus aplicaciones en la evaluación que ahora se realiza, le "queda chico" a las universidades, por lo que debe ser complementado con otros procesos que incluyan también el análisis y la discusión sobre las relaciones que ahora guarda con la sociedad y, por supuesto, también sobre sus propios fines. 2.- LA CONDICION POSMODERNA Contenido Las políticas de modernización de la sociedad y de sus instituciones han tenido un cierto impacto, es cierto. Después de todo la sociedad se ha modernizado, pero también es cierto que esta modernidad se ha ido instalando desigual y combinadamente. Como concluye Brurmer, para el caso de las sociedades y las universidades en América Latina: "El desarrollo que se produjo fue ambiguo, heterogéneo y dejó al margen a sectores importantes de la población. Generó economías con sectores informales importantes, sociedades con clivajes que no se conocieron en los países centrales, culturas mezcladas y contradictorias; allí, al medio, las universidades latinoamericanas aparecen también cargadas de esta paradójica modernidad(8). Frente a este panorama hay dos relatos. Desde un punto de vista neoliberal, la modernidad capitalista sigue siendo una utopía que requiere de un impulso renovado. El Estado debe poner en manos de la libre empresa todo aquel aparato productivo que fue generado a partir de sus intervenciones populistas en las fuerzas del mercado. Privatizar al sector público parece ser la principal característica de las políticas de Estado, aunque esta privatización presenta también diversos niveles: en algunas empresas esta aparece de manera completa, como en las que ya han sido compradas por la iniciativa privada, tal es el caso de Cananea, Teléfonos de México, algunas instituciones bancarias y muchas otras de menores dimensiones; en otros casos la privatización es incompleta, como en el caso de las concesiones de algunos procesos relacionados con Pemex. En el caso de las universidades públicas, la privatización no se presenta aún abiertamente, aunque se observa el mismo espíritu al plantear procesos de reconversión curricular que vinculen mayormente a la formación de profesionales con los requerimientos de los sectores productivos, al proponerse que se busquen patrocinios y clientes para la investigación, que la difusión y extensión se conviertan en canales de oferta de las otras dos funciones sustantivas y que se busquen nuevas fuentes de financiamiento. Esto es, que las empresas públicas desarrollen mayores capacidades para la libre competencia en los nuevos mercados internacionales que se articulan por los reacomodos de la economía global. En otra lectura de la realidad actual, la modernidad capitalista es un proyecto caduco, continuar en esta línea solo llevaría hacia la ampliación de las mismas desigualdades que ya aparecen en los países "centrales". El legado de la modernización es una serie de mutaciones económicas y culturales que encuentran expresión de diversas formas; a estos efectos de la modernización es a lo que autores como Lyotard, se refieren como condición posmoderna, la cual presenta características diferenciales tanto entre países como entre regiones dentro de los mismos y aún más, también en de instituciones sociales como las universidades. Como explica Follari: Lo posmoderno nunca podría darse entre nosotros "en estado puro", no puede incorporarse sin modulaciones, porque no nos tocan las situaciones sociales que lo han originado. No estamos en el paraíso fatuo del consumo inútil, no hemos llegado a hartamos de los excesos de la productividad y el industrialismo... Lejos estamos de que así sea, en todo su desarrollo y para toda la población. La condición posmoderna es una realidad imposible por dejar de ver, aunque no se esté de acuerdo ni con esta, ni con las expresiones doctrinales de sus apologistas neoconservadores. Tanto por las inercias de la historia, como por la resistencia cultural, las mezclas de lo "moderno" con lo "tradicional" encuentran expresiones tanto en la producción de la vida material, como en las formas de organización y de producción de la vida espiritual. La complejidad del proceso que viven las universidades públicas actualmente, lleva a una situación de convivencia de el cambio y la permanencia, en que la universidad va perdiendo las claves de su organización, sin alcanzar aún a asimilar el nuevo modelo; y en ese marco, ubicar los factores de mejoría y los programas que lleven a ella, resulta complicado(10). Los planteamientos modernizadores que tienden a sobre-enfatizar la función de la educación, a partir de problemas coyunturales, o aún estructurales de los mercados laborales, deben ser puestos al análisis y la crítica. Sería degradante que las generaciones del amanecer el próximo siglo vieran a las universidades convertidas en academias comerciales o en centros de capacitación para el trabajo y que en una economía globalizada, fueran las gerencias regionales de cada una de las fases de la nueva división internacional del trabajo, las que proporcionaran y supervisaran los currículos de los centros educativos del planeta(11). Algo más se debe esperar de la universidad actual, más allá de la medición de su eficiencia y eficacia. Vamos a ver un caso. 3.- EL PROCESO DE EVALUACION EN LA UAT Contenido Para la Universidad de Tamaulipas, la evaluación institucional en estos momentos es importante. Al igual que la sociedad, experimenta un proceso complejo que hace convivir el cambio con la inercia, se van perdiendo las tradicionales formas de organización académico-administrativa y hasta curricular, pero sin cambiar radicalmente. Un nuevo tipo de universidad se está gestando dentro de las mismas estructuras; el viejo modelo napoleónico que separaba la investigación de la docencia y a las facultades por "corpus" de conocimiento o por agrupaciones disciplinarias afines, está entrando en crisis. Las facultades incorporan nuevas formas para atender las demandan de la modernización. Algunas de estas abren sus propios centros de investigación con sus propios profesores de carrera; diseñan y crean (con autorización de los órganos de gobierno universitario) nuevas carreras que respondan a las demandas de la sociedad, como Relaciones Públicas y como Turismo en la Facultad de Derecho de Cd. Victoria, o como Ciencias de la Comunicación o Economía en Derecho de Tampico; o como Ingeniería en Sistemas en la Facultad de Agronomía de Cd. Mante, o como Físico-Matemáticas en la Facultad de Ciencias de la Educación, entre otras. Sin hablar de algunas nuevas formas de organización curricular que recién se experimentan. En esta nueva universidad que se está gestando, aunque de manera desigual, en los siete centros de la entidad, se puede concebir un nuevo tipo de estudiantes que están más vinculados al mundo del trabajo, así como también nuevas tendencias en la distribución de la matrícula. La gestación, casi espontánea, de esta nueva universidad que empieza a florecer de la tradicional, ¿es la adecuada para responder previsoriamente a los nuevos retos de la sociedad? ¿o sólo se están produciendo mutaciones inadecuadas como efecto de los cambios en su medio ambiente? Por motivación intrínseca, a la universidad de Tamaulipas le interesa autoevaluarse, pero los problemas que una evaluación a fondo le plantea, no son solo de orden técnico sino también filosófico, en tanto que la evaluación no implica solamente la acumulación de información sobre la universidad, sino también una apreciación valorativa. ¿Qué tipo de universidad queremos ser? ¿y qué tipo de universidad somos? deben ser las preguntas que guíen un proceso de evaluación que toque incluso sus propios fines. La universidad de Tamaulipas cuenta con algunas experiencias en materia de evaluación institucional. Además de algunos estudios de carácter específico, se ha participado en las acciones del Sistema Nacional para la Planeación de la Educación Superior a través de dos Planes Institucionales de Desarrollo de dos versiones del Programa Estatal Indicativo para el Desarrollo de la Educación Superior en Tamaulipas (PEIDES), trabajos que implicaron diversas medidas de evaluación para la definición de políticas de desarrollo institucional(12). A mediados del año pasado se participó en la primera etapa de Evaluación de la Educación Superior, así como en el Programa de Estímulos a la Productividad del Personal Académico, lo cual implicó también una evaluación del trabajo de los docentes, para decidir quienes formarían parte del 30 % de los que recibirían sus estímulos correspondientes. Es cierto que en estos dos últimos casos hubo un marcado interés extrínseco por la evaluación, en tanto que institución y profesores se dieron a la tarea de reunir todos los requisitos requeridos para hacerse acreedores a recursos financieros extras. Actualmente los procesos de planeación y evaluación de la Universidad se están nutriendo de varias fuentes, como son las Líneas de Estrategia del proceso UAT 2000, los planes de desarrollo producidos por las escuelas y facultades, el Plan Estratégico de la presente administración rectoral y la segunda etapa de Evaluación de la Educación Superior. Explicaremos brevemente cada uno de estos aspectos: * Lineas de Estrategia UAT 2000. De la amplia participación en los foros organizados para un proceso de planeación participativa iniciado a partir de 1987, se generaron 17 formulaciones que sintetizan las aspiraciones expresadas por los universitarios, respecto al desarrollo de la institución: cuatro de ellas están relacionadas con aspectos curriculares; dos con aspectos de apoyos y orientaciones a estudiantes; dos se refieren a formación y desarrollo de los profesores; cuatro a impulso de la investigación; dos a la difusión y vinculación y tres a la administración, planeación y evaluación. Estas líneas estratégicas fueron derivadas de la evaluación que los distintos participantes realizaron mediante sus propias ponencias en los foros. * Los planes de Desarrollo de las Escuelas y Facultades. Como resultado de la primera etapa de la Evaluación de la Educación Superior, realizada el año pasado, la UAT produjo, al igual que las demás universidades, su programa de Reordenación y Mejoramiento Institucional en el que se solicitaba financiamiento para varios proyectos, entre estos, uno que recibió apoyo del Fondo para la Modernización: el de la elaboración de estos planes. El proyecto consistió en integrar comisiones de la planeación en cada una de las escuelas y facultades para darles capacitación en métodos y técnicas de planeación institucional, para que fuera el personal de las mismas dependencias quien desarrollara este proceso. A la fecha se cuenta ya con la totalidad de los planes y estos incluyen tanto evaluación del desempeño de las facultades, como políticas, programas y proyectos de desarrollo de las mismas, desglosadas por funciones sustantivas y adjetivas. * Plan Estratégico. Como producto de una nueva consulta a estudiantes y profesores, que en el transcurso de la campaña rectoral analizaron la problemática universitaria, su desarrollo y devenir, surgió un conjunto de programas que, aunque expresadas para el corto plazo, reflejan la presencia de las lineas UAT 2000 al tiempo que definen acciones prioritarias, tanto en materia de políticas de desarrollo, como para cada una de las funciones sustantivas y adjetivas. Las distintas dependencias rectorales se encuentran trabajando actualmente en el desarrollo de los 26 programas que componen el Plan Estratégico, incluyendo la producción de diversos planteamientos de orden evaluativo. * La segunda etapa de la Evaluación de la Educación Superior. Actualmente estamos aplicando los instrumentos diseñados por la Comisión Nacional de Evaluación de la Educación Superior (CONAEVA), los cuales no voy a describir por ser ya del conocimiento de todos; baste decir que en la Universidad Autónoma de Tamaulipas estamos siguiendo con los procesos participativos y desconcentrados, y que alrededor de doscientos universitario han participando en la evaluación desde los distintos niveles de la división del trabajo institucional, no sin los problemas que en buen número de universidades está acarreando el proceso de concentrar información que se maneja de manera desconcentrada, o con la que simplemente no se cuenta. 4.- PERSPECTIVAS Y LIMITES DE LA EVALUACION Contenido Como se podrá observar, la Universidad de Tamaulipas se encuentra inmersa en una dinámica de planeación-evaluación, en la cual la aplicación de los instrumentos de la evaluación que aquí nos ocupa es solo una parte, la cual, rumbo al proceso de estructuración de un Plan Maestro, no es de utilidad, en tanto que la información que arroje puede ser utilizada como insumo para la elaboración del diagnóstico general de la universidad. Decimos que solo una parte del proceso de planeación- evaluación, porque en la Universidad requerimos ahora de procesos de reflexión y discusión evaluatoria de mayor profundidad. Necesitamos aquilatar los efectos de las transformaciones más recientes tanto de la sociedad tamaulipeca, como de la universidad, la condición posmoderna ha sido tanto el reflejo de la condición de la sociedad en la universidad, pero también resultado de una planeación parcial e incompleta de esta última. Con respecto a los propósitos y los instrumentos de evaluación impulsados desde el centro, son limitados; las necesidades de evaluación que ahora tenemos son de una que incorpore no solo el análisis de los procesos internos, sino también de sus fines y sus relaciones con la sociedad, así como también el análisis crítico de las políticas de modernización y sus efectos, tanto en la sociedad como en la educación. Con respecto a los procesos, se nos plantea una doble problemática: por un lado, impulsar los trabajos de planeación y evaluación participativas, es decir, inducir en la dinámica a escuelas, facultades y dependencias de apoyo; y por otro, adecuar, matizar traducir criterios e indicadores cuyo concepto extrapolado (p. ej. costo beneficio, prestado por la ingeniería económica), no se puede aplicar automáticamente. En este sentido, efectivamente el proceso de planeación evaluación implicará un ajuste paulatino en cuyo desarrollo habrá que cuidar de no quedarnos en la superficialidad del discurso (en el objetivo de la evaluación por la negociación exclusivamente), sino permear la organización universitaria sin distorsionar el sentido del trabajo académico; al mismo tiempo, habremos de ir sensibilizando respecto a los ajustes conceptuales y operativos que se vayan requiriendo, pues finalmente tiene que ver con la discusión o replanteamiento sobre los fines y las políticas de la universidad. Con respecto a los resultados, se espera poder plantear proyectos no dispersos, sino de impacto estratégico para la universidad, proyectos que den sustento, y a la vez sean sustentados en el Plan Maestro y que correspondan a la dirección y sentido del proyecto de universidad, que el propio estudio de la misma, por los universitarios, determine como el más válido y viable. Por supuesto que las metas que ésta y las demás universidades se propongan implicarán recursos humanos y económicos con qué darles sustento, y en ese sentido remarcamos la necesidad de comprender y apoyar los requerimientos de las instituciones en este proceso de transformación. Por último, quisiera citar unas palabras de la Conferencia magistral que Víctor Arredondo tuvo a bien mencionar en el Primer Foro Nacional de la Planeación de la Educación Superior, realizado el año pasado en Villa Primavera: Los resultados positivos de la primera etapa de evaluación.., hay que tomarlos con cautela, existen otros factores adicionales a la mera motivación \ por la obtención de financiamiento adicional, que deben considerarse para reforzar el interés y apoyo de las comunidades institucionales hacia los procesos de evaluación(13). NOTAS Contenido (1).- Lyotard, Jean Francois. La Condición Postmoderna. Informe sobre el saber. Ed. Cátedra. Madrid, 1984. (2).- Por ejemplo: Long, Norman: An Introduction to the sociology of rural development. Tavistock Publications, 1977; Hoogvelt, Ankie: The sociology of developing s«ocieties, Macmillan Press, 1978; Goldthrope, J.E. The sociology of the third world. Disparity and involvement. Cambridge University Press, 1975. (3).- Rostow, W. The stages of economic growth, Cambridge University Press. 1960 (4).- Para mayores detalles sobre las políticas de modernización en la educación superior, ver Mendoza Rojas, Javier. "El proyecto ideológico modernizador de las políticas universitarias en México (1965-1980)". Perfiles Educativos. CISE-UNAM, No. 13, 1981, pp. 3-21. (5).- Cohen, David y Lazerson, "Education and the corporate order" en Karabel y Halsey: Power and Ideology in Education. Oxford. University Press, 1979. (6).- McGinn, Noel y C Casanueva "La racionalidad formal en la Coordinación de la Educación Superior". Planeación y regulación en la Educación Superior. UNAM, 1981. (7).- Esto se discute con mayor detalle en Navarro, Marco Aurelio. "Maquilando un concepto ajeno. Ortodoxia y resistencia en la planeación". Ponencia presentada en el 1er. Foro Nacional de Planeación de la Educación Superior. U de G., noviembre de 1990. (8).- Brunner, José Joaquín. Universidad y Sociedad en América Latina. UAM-A-SEP. 1987, p. 133. (9).- Follari, Roberto. Modernidad y posmodernidad: una óptica desde América Latina. Aique-Rei IDEAS, Buenos Aires, 1991, p. 143. (10).- Guy Neave: "La Educación Superior bajo la evaluación estatal. Tendencias en Europa Occidental", en Universidad Futura No. 5, pp. 5-6. (11). Navarro, Marco Aurelio. "Elementos para el análisis de la determinación curricular en la UAT". Ponencia presentada en el Primer Coloquio Internacional El Curriculum universitario ante los retos del Siglo XXI". CESU UNAM, Abril 1991. (12). Esta sección sigue muy de cerca el trabajo de Filizola Haces, Humberto. "LA EVALUACION EN LA UNIVERSIDAD AUTONOMA DE TAMAULIPAS". Documento preparado para la Mesa Redonda sobre Evaluación de la Función Docente. Universidad Autónoma de Nuevo León, 24 de mayo de 1991. (13). Arredondo, Víctor. ¿A dónde debe conducir la evaluación de la Educación Superior? Ponencia presentada en el 1er. Foro Nacional de Planeación de la Educación Superior. U. de G, Zapopan, Jal. Noviembre de 1990. p. 6. |