SOBRE LA EXTENSION UNIVERSITARIA

F. Javier Palencia
Profesor de la UNAM en la Facultad de Filosofía y Letras y del Colegio de Ciencias y Humanidades.

Contenido del Artículo:

INTRODUCCION.
ACERCA DE EXTENSION Y PERMANENCIA.
AMPLITUD, UNIVERSALIDAD, POPULARIDAD Y DEMOCRACIA.
EXTENSION Y DIFUSION DE LA CULTURA.
EXTENSION Y COMPRENSION DE LA EXTENSION.
EXTENSION Y COMPRENSION DE LO UNIVERSITARIO.
INVESTIGACION Y DOCENCIA COMO EXTENSION DE LA CULTURA.
LA EXTENSION Y DIFUSION DE LA CULTURA.
LA EXTENSION DE LOS SERVICIOS.
LA CRISIS DE LAS FUNCIONES Y LA PERMANENTE TAREA DE EXTENSION.

 

INTRODUCCION Contenido

Este trabajo es una adaptación de la conferencia que se preparó para la clausura de la Segunda Feria Nacional Universitaria de las Ciencias y las Artes, organizada por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, en la cual se contó con el apoyo de 28 instituciones de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) durante mayo y junio de 1990. Consta de una disertación acerca de lo que significa extensión y de una nota sobre cuál es el sentido de la labor de extensión de la cultura y los servicios que realizan las universidades.

ACERCA DE EXTENSION Y PERMANENCIA Contenido

Si no estuviesemos condicionados por el uso más o menos técnico o regional del lenguaje, esto es, si no estuvieramos acostumbrados a él, porque en el ámbito universitario a la palabra extensión se le vincula con una tarea o función que tiende a distinguirse de la docencia y de la investigación (aunque esa distinción no sea muy clara), si en lenguaje vulgar o sencillo hablaramos de la extensión universitaria, estaríamos hablando de hasta dónde se extiende la universidad, qué tan grande es o hasta dónde llega.

Abordar el tema por esta ruta o por este rumbo del sentido 'vulgar' de la palabra es un acto totalmente intencional. La extensión universitaria, que entre universitarios se le da a esa "tercera función", es uno de los puntos o las líneas en que un universitario está menos ajeno o lejano al pueblo en general y a lo que es el 'pueblo en general'-ese que no hace uso de lenguajes selectivos, privativos o tecnificados, ese que les dice a las cosas por su nombre, o que se refiere a ellas de manera común o vulgar'- hace, dice, cree o necesita.

En su sentido más extendido, es decir, el que se usaría indiscriminadamente en cualquier medio, el que usaría la gente normal, por no llamarla común y corriente, en su sentido primario, hablar de 'extensión' es hablar de qué tan grande o tan amplio es algo, una cosa, un proceso, un fenómeno. En este sentido de tal manera primario, que más de un diccionario de calidad reconocida y uso 'extendido', cae aquí en la pobre homología de expresar que: "Extensión es la acción o efecto de extender" y cuatro artículos más arriba precisa que: "extender es dar mayor extensión a una cosa".

Por 'extensión' de este primer sentido en otras acepciones, otros diccionarios nos dicen que: "Extender es desenvolver, desarrollar, desdoblar, ampliar. . .", o esparcir, desplegar, difundir. . . Algún diccionario de sinónimos nos ofrecerá la siguiente lista: desarrollar, desenvolver, desplegar, difundir, expandir, ampliar, ramificar, espaciar, prolongar.

La extensión es la referencia a las tres dimensiones espaciales, la propiedad fundamental de la materia; y, por "extensión gramatical", la 'restringimos muchas veces a la extensión de la materia sólo cuando esta extensión es grande (o 'extensa).

En este ejercicio de restricción por extensión gramatical, hablamos de "extensión" particularmente cuando nos referimos a un espacio de terreno: "hemos comprado o vendido tales o cuales extensiones", "zutano de tal se hizo de una gran extensión, donde cosecha fresa o aguacate", etcétera. Dejamos ver con este uso nuestra percepción del espacio como medida de la extensión; y, al contraponerlo a la otra dimensión, el tiempo, medida del movimiento o del cambio, connotamos a la extensión con el sentido de la permanencia, de la estabilidad o la inmutabilidad.

Hemos de volver a esta idea posteriormente.

AMPLITUD, UNIVERSALIDAD, POPULARIDAD Y DEMOCRACIA Contenido

Por ahora, lo primero que habrá que dejar claro es que la extensión, antes de que entremos en sofisticaciones o esquisiteces, es qué tan grande o qué tan amplio es algo. En este sentido, el más común, más natural y más popular de la extensión, la extensión universitaria es hasta dónde llega la universidad o lo universitario.

Lo segundo es una afirmación que provisionalmente pediría se aceptara como hipótesis explorable, al menos por el uso y el juego de palabras implicado en ese uso. La extensión es -de entre las funciones universitarias- la que hace a lo universitario más natural, más común, más accesible, más universal, más popular.

Lo tercero es la afirmación de que el mejoramiento del pueblo es precisamente el sentido de toda acción educativa, y que -en letra del artículo tercero, dedicado al tema y garantías de la educación- ese constante mejoramiento económico, social y cultural como sistema de vida, y no sólo como estructura política y régimen jurídico, es la 'Democracia", fin y tendencia del modelo constitucional mexicano.

La Constitución no hace excepción entre los mexicanos en el capítulo que hace a las garantías individuales y sociales, y trata de llevar todos los beneficios de su idealismo: La democracia, como sistema de vida sin fanatismos, oscurantismos, etcétera... la democracia social que implica el mejoramiento del pueblo por el disfrute de una cultura del bienestar, del bienhacer, del bienholgar, del bienentender...; se plantea como escopo nacional de la obra educativa, por lo que extender la democracia se plantea como idea y tarea nacional, y extender los beneficios de la cultura -de esa cultura democrática- se convierte en tarea primaria de las instituciones de educación superior y en cumplimiento democrático de esa tarea democrática y democratizadora nacional.

EXTENSION Y DIFUSION DE LA CULTURA Contenido

No abundo aquí en la idea de cultura en la que me muevo, voy simplemente a enunciarla para que este divertimento pueda tener algún contenido. Por cultura entiendo el sistema estructurado de conocimientos, conductas y valores por los que puede identificarse a un grupo humano y por los que se contradistingue de otros grupos (1). En este sentido, planteamientos acerca de alta o baja cultura, de cultura de masas o de élite, etcétera, no hacen sentido. Todo es que identifiquemos una manera de ser, de actuar, de padecer o reaccionar común a un grupo humano o a una categoría social dada; que identifiquemos cuáles son los valores o motivaciones que llevan a que se produzca esa manera de actuar, ser padecer o reaccionar, sus raíces y fundamentos conscientes e inconscientes, sus esperanzas, sus añoranzas, sus expectativas; la red tensorial y multidimensional de valores y motivos que tienen como resultante la conducta o el comportamiento a que nos referimos, y que identifiquemos cuáles son los saberes -de cualquier tipo: saberes teóricos, prácticos, legendarios, folclóricos, técnicos, consejas, ideologías, creencias, secretos, recetas, atajos, concepciones, conceptos, léxicos, efemérides,...- comúnmente compartidos, para que estemos identificando una cultura.

Hasta qué punto se 'extiende una cultura' será variable y dependerá mucho de nuestra propia posición cultural ante este fenómeno de estructuras sistematizadas de comportamientos, conocimientos y valores el que establezcamos o reconozcamos un horizonte más o menos limitado. Muy legítimamente podremos, en su momento, hablar de la cultura de Santa Fe de la Laguna, la de Tzintzuntzan o la de la cuenca del Lago de Pátzcuaro; que hablemos de la cultura de la capital, la de Morelia, la cultura purhépecha o la de la Tierra Caliente, la cultura universitaria o la michoacana o la mexicana o la latinoamericana o la latina por citar sólo algunos ejemplos.

Obvio es que las expresiones que anteceden tienen una extensión muy diferente. Mientras algunas se refieren a grupos humanos que hoy se cuentan a lo sumo por millares, y en el tiempo por decenas de millares, otras, a millares de millones. En lógica, la idea de extensión, "la amplitud de objetos abarcados por un concepto" se opone a la de comprensión "el conjunto de notas comprendidas por un concepto", y se establece con toda claridad que a mayor comprensión menor extensión, y viceversa.

Esto es muy claro y muy sencillo: el nombre propio denota y connota todas las notas que se refieren exclusivamente a un individuo; su extensión es mínima y su comprensión máxima. Palabras indefinidas como "cosa", o sobre todo, "algo", están casi desnudas de definición en su contenido y pueden -por lo mismo- aplicarse -literalmente- a cualquier cosa. A menor comprensión, la mayor extensión, y viceversa.

En la medida en que hacemos uso de un término o concepto más abstracto -más abs-tracto, más traído-fuera-o-lejos-de, más lejano- cabrán en él o podrá aplicarse a una diversidad mayor de referentes, aunque en rigurosa razón inversamente proporcional estos referentes estén menos precisa, concreta o claramente referidos. Es el fenómeno de los recuadros en los mapas, donde para mayor utilidad se modifica la escala, y un espacio menor (una 'extensión' menor) -el centro de la ciudad, por ejemplo- se muestra ampliado con mayor detalle.

La idea de ser humano es más extensa que la de mujer, y ésta que la de niña. La de educación lo es más que la de educación formal, y ésta que la de educación superior, y ésta que la de educación universitaria.

EXTENSION Y COMPRENSION DE LA EXTENSION Contenido

Todo este divertimento y algunos otros elementos a que hemos de introducirnos (el sentido de la conciencia, por ejemplo) no es totalmente gratuito. Hemos debido tomar conciencia de la enorme extensión del concepto extensión. Y, si ello, de su limitada comprensión.

EXTENSION Y COMPRENSION DE LO UNIVERSITARIO Contenido

Puesto que el tema es extensión universitaria, habrá que acercarse un poco a cierta forma de comprensión de lo universitario, y habrá que unir la respuesta a la pregunta ¿hasta dónde se 'extiende' o qué tan grande es la universidad? con la toma de conciencia de aquello a que hemos llamado la extensión de la cultura y los servicios.

Convendrá, para ello, alguna referencia a la vieja tesis que homologa a la universidad con la conciencia, o, mejor aún, que descubre y manifiesta el isomorfismo de la relación entre sociedad -universidad-sociedad- y la relación sujeto-conciencia-sujeto, la que ha resultado un modelo válido de intelección y de orientación de lo universitario; y a la tesis que nos ha hecho descubrir a 'la universidad' como una institución de la cultura de la conciencia (3).

Planteamos que la universidad es a la sociedad, como la conciencia es al sujeto, pero aquí mismo la idea de 'sociedad', una vez más, tendrá la extensión que decidamos, o se aplicará a aquel horizonte social, a aquel grupo humano, a aquella categoría social a que corresponda -en términos reales de concreción histórica- una universidad dada.

Desde otro punto de vista, valdría decir que aquí la idea de sociedad pudiera corresponder a ese grupo o categoría concreta que identificamos cuando identificamos una cultura. Será entonces el término o la idea de 'cultura' la que tendrá la extensión que decidamos; si bien es claro que esta 'decisión' no responde a un acto voluntarista e irresponsable, sino a la conjunción de la identificación del fenómeno observado con nuestra propia idealización y compromiso universitario.

En trabajos anteriores, he creído poder fundar con suficiencia que la conciencia es la presencia del racional a sí mismo en aquello que le afecta, que en ella podernos diferenciar al menos los niveles de la conciencia psicológica, la crítica y la ética; y reconocerle cualidades tales como que se desarrolla históricamente; es actual, actuante y presente; es integradora y unificadora; completa e inacabada; dinámica y evolutiva, libre, autónoma y liberadora; necesaria; objetiva y desinteresada; diagonal y benévola; analógica y dialéctica.

En esos mismos trabajos, a partir del isomorfismo de las relaciones sujeto-conciencia-sujeto y sociedad-universidad-sociedad y de las cualidades de la conciencia, he creído poder fundar como fines de la universidad la labor de la investigación, la de la crítica, la de docencia, que no son sino formas -las más diferenciadas e identificables- de la única gran y real tarea social de la universidad: permitir a la sociedad ampliar o "extender" su conciencia, o -si se prefiere- desarrollar su propia cultura; tal es el caso de una vertiente de la cultura de la conciencia.

Desde este punto de vista, la labor propiamente universitaria no tiene otra finalidad que facilitar a la sociedad una toma de conciencia de sí misma en su realidad, sus limitaciones y posibilidades.

INVESTIGACION Y DOCENCIA COMO EXTENSION DE LA CULTURA Contenido

En el primer plano (el de la conciencia psicológica) se pretende que la sociedad extienda su propio conocimiento o percepción en todo lo que le afecta por la vía de la investigación social, científica y humanística; y por la recuperación de las 'culturas', los valores, quehaceres, modos y modas, fiestas, efemérides, historia, procederes. A estas actividades se ha llamado investigación comunitaria en el Programa Nacional de Extensión de la Cultura y los Servicios (5), y configuran una de las seis líneas de acción típica de la extensión universitaria identificadas en ese mismo plan.

También se extiende la vida universitaria y, por lo mismo, la vida social en el acto -muchísimas veces sobreponderado- de la enseñanza formal o la labor de gabinete. También ahí, faltaba menos, se extiende la 'cultura'.

En la segunda -en la investigación- se extiende o amplia el acervo mismo del conocimiento, sus datos, sus contenidos, sus hipótesis explicativas, sus métodos teóricos o técnicos. En la primera -en la docencia- se extiende o amplia la cantidad de sujetos que van compartiendo ese conocimiento; se extiende o amplia la sociedad así culturizada. Docencia e investigación, investigación y docencia, no son sino formas naturales de extender los beneficios de la cultura, que por sus características particulares, por su estadio de desarrollo, en las más de las universidades mexicanas -al menos las públicas- se han diferenciado en una diferenciación que no ha dejado de ser nociva al producir divorcios insalvables, al romper la unidad de lo universitario, al fomentar feudos, estamentos o privilegios. Muy pocas veces, y sólo mediante esfuerzos extraordinarios, podemos 'extender' el ámbito de difusión o divulgación de los avances universitarios en el conocimiento de la sociedad y de sus condiciones, lo que debiera ser vida ordinaria de investigadores conscientes y de conciencias investigadoras presentes a sujetos sociales vivos. Muy pocas veces, y éstas nunca sin conflicto con las fuerzas políticas, podemos escuchar el pensamiento crítico de las universidades, incluso, pocas veces, podemos lograr que lleguen oportunamente al público discente los avances de las disciplinas, por la trabazón orquestada de planes, programas disposiciones o segmentaciones de la administración escolar, de la administración académica o de la simple administración.

LA EXTENSION Y DIFUSION DE LA CULTURA Contenido

En el segundo plano de la conciencia, en el plano de la crítica, será de lo universitario pronunciarse racionalmente sobre la situación de la sociedad cuya función de conciencia comparte.

Es importante aquí hacer dos precisiones. Hablar de la racionalidad no es hablar de racionalismo, y la función crítica no es la labor ajena, pretendidamente ascéptica o neutral, con que ha querido fingirse -desde dentro y desde fuera- a la academia. Profundizar sobre las cualidades características de la conciencia, que apenas he enlistado líneas arriba, evitaría de raíz todo simplismo. La racionalidad -sobre esto hay mucho escrito y hay, sobre todo, el testimonio de nuestras propias individuales conciencias- es mucho más que el seguimiento de una lógica lineal o escalar. Es resultante vectorial de dimensiones múltiples, donde la sensibilidad, el placer, la pasión, a memoria histórica, la perspectiva, la añoranza, los miedos, la autocensura, la imaginación, la prospectiva... tienes todas tensionalmente su lugar.

Por otra parte, hablar de función crítica no es ni mucho menos una función destructiva. La crítica es la aplicación - en el complejo a que acabo de referirme- de criterios, de elementos de juicio. Siempre hay necesidad de una distancia crítica, pero no es tal cuando hablamos de nuestra propia conciencia- que sea ajena al compromiso constructor. La conciencia, decíamos, integradora y unificadora, si necesaria y objetiva, es libre, dialogal y benévola; es liberadora.

Forma destructiva de la crítica es el punto en que -exacerbada la conciencia- ésta se torna en inhibente. La conciencia, que se desarrolla históricamente, se extiende cada día y, en ello, extiende al individuo o al colectivo que la engendra. Tal es, en el juego universidad-sociedad, el papel de la llamada extensión de la cultura.

La educación no formal; la capacitación o actualización de profesores, profesionistas, técnicos, artistas y público en general; la constitución de talleres, lo mismo de computación que de danza folclórica; la difusión científica, artística, y humanística; la exploración tecnológica...; el sostenimiento -al menos supletorio, en tanto otros órganos sociales no asumen concientemente esta labor- de grupos profesionales de artísticas escénicos o plásticos, gráficos o visuales; la promoción de espacios -físicos y sociales (políticos y psicológicos)- para la expresión, el intercambio, la publicitación, la información o la proyección de los productos culturales son formas concretas en que la universidad permite que la sociedad se haga presente a sí misma, precisamente en cuanto sociedad, en cuanto grupo, entorno o categoría concreta; en cuanto historia y futuro, en cuanto logro y reto asumidos.

LA EXTENSION DE LOS SERVICIOS Contenido

En la universidad mexicana, en la universidad surgida o reafirmada en la Revolución Mexicana, en la conciencia mexicana sobre México, el dato lacerante de la miseria y la desigualdad no puede ser cubierto con frases eufemísticas o con circunloquios.

Cuando se habla de la vinculación de la universidad mexicana y su entorno, éste es de pobreza extrema, de atraso, de poblaciones atropelladas, de desigualdades insultantes.

La universidad mexicana -al menos la pública, a fuer de pública, y aquella privada cuya visión de la sociedad alcanza a trascender su muy 'particular' entorno- ha debido hacer presente a la sociedad con esta situación suya; y, hecha la crítica, ha debido hacerla actuar en consecuencia. Al menos otra vez de forma supletoria, la universidad -espejo y síntesis social- ha debido extender servicios concretos, muchas veces de manera asistencial; y, en términos de formar la conciencia de los universitarios y de retribuir a los demás algo del beneficio logrado, ha venido a hacer del servicio social algo más que un trámite engorroso y vacío para la obtención de la licencia.

Las más antiguas profesiones universitarias (la medicina y los cánones que mientras la teología y la filosofía racionalizaban el mundo medioeval se dedicaban a capacitar a quienes habían de preservar la vida individual y colectiva) se expresan en brigadas, clínicas, bufetes y consultores de servicio popular. A ellas se suman las ingenierías desarrolladas en la universidad de las revoluciones francesa e industrial, y cada vez más las diversificadísimas y 'extendidas' profesiones o capacitaciones modernas en los mismos ramos de vivienda, salud, alimentos, tecnologías productivas o administrativas, comunicaciones, ambiente, cálculo contable, comercialización... y las viejas y nuevas racionalizaciones que nos permiten encontrar los referentes a la conducta individual y colectiva, a las ideologías... a la cultura.

El servicio social universitario, la extensión de servicios de comunicación e información por las radios, las estaciones de televisión o las publicaciones universitarias; las labores de orientación profesional y profesiográfica; la labor de divulgación y difusión en museos, galerías, bibliotecas. . ., las actividades de bolsas de trabajo o de becarios son formas todas de la extensión de la universidad.

LA CRISIS DE LAS FUNCIONES Y LA PERMANENTE TAREA DE EXTENSION Contenido

Mencioné más arriba, y guardé para ahora, la forma en que, por extensión gramatical, decimos extensión al espacio; y la vieja percepción de las dimensiones espaciales como las medidas de la inmutabilidad o permanencia en contraposición al tiempo que mide lo mutable. Volvamos a jugar con esta idea:

¿Si nos volvemos a través del tiempo no será que podremos encontrar entre las modificaciones lo que los idealistas llamaron esencias inmutables? ¿Qué hay en común, qué permanece popular o socialmente válido en esta institución si revisamos su labor y trayectoria? ¿Qué han significado los cuatrocientos cincuenta años del Colegio Nicolaíta, o los que van del momento en que Fray Alonso abriera la primera cátedra en la Universidad de México, o los casi ochocientos del momento en que Alfonso X, El Sabio, dio bulas a Palencia para hacer ahí la primera universidad del mundo hispánico? ¿Qué tanto la universidad ha sido una demarcación o una tarea especializada que se extiende restringida al campus, o más bien una manera de ser, de actuar, de padecer, de reaccionar, de comunicarse...; más bien la cultura tal que entre sus componentes cuenta con un principio autodifusivo?

Es practica legal incluir en las leyes un capítulo o un título acerca de la Extensión de la Norma: el Código de Procedimientos Civiles o Penales del Estado de Michoacán probablemente incluya un apartado acerca del espacio de vigencia de dicho ordenamiento, y ciertamente el de Querétaro o el de Guanajuato no son aplicables en ese estado. ¿Cuánta es, en esa analogía, la vigencia de una universidad? ¿Hasta dónde llega? ¿Qué tanto se extiende?

Pareciera una moda -a la que yo mismo no soy ajeno- la de detractar o criticar muy acervamente hoy a las universidades, y particularmente a las universidades públicas. Sin ahondar todo lo necesario en el punto, pudiéramos pensar que este movimiento tiene al menos varias de estas causas combinadas: una es la sensación de fraudulencia de quienes pudieran llamarse usuarios o beneficiarios potenciales de los productos universitarios; otra es la misma sensación entre los universitarios que -en la vorágine del cambio- hemos perdido la conciencia de nuestra identidad; otra más el inmovilismo defensor de seguridades, ghetos, prestaciones... y otra el inconsciente temor a la conciencia.

En los programas docentes, demandadas de manera indiscriminada las universidades públicas para producir eficientemente productores para un mundo cambiante, exigidas de maquilar empresarios emprendedores y empleados empleables a partir de carreras y programas curriculares, requeridos de competitividad en su función capacitadora para una llamada planta productiva inexistente, estas enormes escuelotas han sido puestas en crisis, sin hacer espacio a la crítica de las condiciones en que esta docencia se imparte, ni menos aún a la crítica general de la práctica escolar capacitadora, forma cultural y culturizadora de una etapa ya en caducidad.

En la investigación, nuestras casas de estudio se han visto orilladas a iniciar cada vez más programas y proyectos que segmentan y dividen más que integrar la conciencia de la realidad en búsqueda de nuevas piedras filosofales o de nuevas fuentes de la juventud, y han destinado a ello cada vez más recursos e investigadores suponiendo, sin bases históricas mostrables, que la academia desinteresada ha producido, de manera automática, el bienestar mediante el cambio tecnológico.

Las tareas de una y otra de estas dos 'funciones universitarias' (funciones en que -por cierto- es más fácil identificar actores, administrar espacios y tiempos, establecer metas y presupuestar insumos; funciones en que es más fácil lograr adehesiones más o menos corporativas) van de manera natural especializándose, restringiéndose, reduciéndose, perdiendo necesariamente en extensión lo que ojalá fueran ganando en comprensión. Por desgracia, han competido con ventaja en reconocimiento y presupuestos institucionales con la labor de extensión.

Desde el reconocimiento y el punto de vista social, cuantas veces se ha querido reducir la universidad a la docencia o -si acaso- a la investigación (y esto parece un simple juego de palabras) se ha reducido su extensión. ¿Cuantas veces se ha sacrificado la obra de extensión, se la ha limitado o mutilado y no en una parte accidental o de ornato? Sin la extensión, que es la presencia social de la universidad, ésta deja de ser lo que debiera. Sin la extensión, la conciencia no actúa.

Habrá que repensar las universidades, desde dentro y de fuera. Repensarlas críticamente y al mismo tiempo comprometidamente. Volver la vista a la función primera de extender la cultura y sus beneficios y a la forma como las universidades lo hacen de manera integral, bien pudiera ayudarnos a revalorar su papel hoy.

Mediando 1986, la visión providente de algunos funcionarios de la SEP y de la ANUIES impulsó un Curso de Administración y Planificación Cultural para Directores de Extensión en que los participantes rechazaron cualquier imposición central y pronto, desde el segundo día, se dedicaron a repensar su función. Efecto de este proceso fue -entre otras cosas- el Programa Nacional de Extensión de la Cultura y los Servicios, a que me he referido más arriba y que en cinco capítulos aborda aspectos conceptuales, diagnósticos, políticas, áreas de actividad y mecanismos de coordinación.

El efecto del programa y de los esfuerzos de coordinación del mismo -que implican por supuesto mucho de sacrificio de la visión particular o aun de la regional- fue la Segunda Feria de las Ciencias y las Artes, como lo han sido otros actos que han hecho manifiesta la obra de extensión. Ahí, y en el quehacer cotidiano de la extensión universitaria está la obra -valiosa mucho más que mil palabras- que me ha dado excusa para jugar y con algunas palabras devaluadas.

Mil gracias.