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INTRODUCCIÓN Contenido
El presente trabajo tiene un eje vertebrador a través de lo que denominamos la calidad social y la necesaria
articulación entre cultura organizacional y la calidad de los actores y los procesos. Para tal fin se ha
estructurado en tres partes.
En la primera, se presentan los principales acontecimientos de los últimos 15 años en México,
que apuntan a la conformación de un sistema de evaluación de la calidad de la educación superior
y que hoy se plantea como una exigencia.
En la segunda, se puntualizan un conjunto de conceptos y factores que inciden en la necesidad del aseguramiento
de la calidad.
Finalmente, se presentan las consideraciones esenciales de la propuesta.
I. EL TRÁNSITO HACIA UN SISTEMA DE EVALUACIÓN DE LA CALIDAD EN LA EDUCACIÓN
SUPERIOR EN MÉXICO Contenido
Desde los primeros años de la década de los ochenta, la evaluación pasó a ser un concepto
central del sistema de educación superior en México.
En 1984, en la VII Reunión Extraordinaria de la Asamblea General de la Asociación Nacional de Universidades
e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), se aprobó el documento La Evaluación de la
Educación Superior en México. En éste resaltan dos aspectos relacionados con la necesidad
de evaluar la educación superior:
a) Se plantea que el desarrollo de cualquier sistema o el de una institución, debe ser entendido como un
proceso racional hacia formas de organización y de operación, que permitan mayor eficacia en el cumplimiento
de sus funciones y mayor eficiencia en el uso de recursos.
b) Se plantea que el desarrollo de la educación superior es un proceso orientado por fines, valores y aspiraciones
de la sociedad en que se desarrolla dicho proceso.
Sin duda, si este documento se hubiera implementado, habría ayudado a proteger y mejorar la calidad, racionalidad
y productividad de la educación superior, tal como lo expresa el informe Estrategia para Mejorar la Calidad
de la Educación Superior en México, coordinado por Philip Coombs.
La falta de implementación se debió, entre otras razones, a la severa crisis que vivió el
país y que no fue privativa de México, sino que se observó en toda América Latina y
que, con posterioridad, fue bautizada por la CEPAL, con el nombre de la década perdida.
En 1989, se aprueban las Declaraciones y Aportaciones de la ANUIES para la Modernización de la Educación
Superior. En este documento se señala la existencia de un amplio consenso en la sociedad mexicana, expresada
en la necesidad de mejorar la calidad de la educación en el país, y se indica que es imprescindible:
a) Buscar una mayor relación y coherencia entre las funciones de la educación superior con las necesidades
de la sociedad mexicana y los requerimientos del desarrollo de la nación.
b) Reforzar y consolidar en las Instituciones de Educación Superior, las cualidades que caracterizan su
naturaleza y su razón de ser, esto es, la creatividad, la capacidad de generar conocimientos y de innovarlos,
la actitud analítico-crítica, el compromiso de participación ciudadana, la honestidad intelectual,
la solidaridad social, la previsión y la búsqueda propositiva del futuro, así como la preservación
de los valores nacionales y universales.
En este documento aparece por primera vez un planteamiento con relación a la calidad, superando las propuestas
de evaluación que hasta entonces se habían discutido.
Precisa que la calidad de la educación superior se manifiesta a través de los procesos de generación,
transmisión y preservación del conocimiento, refiriéndose a las actividades docentes, a las
tareas de investigación, y extensión y difusión de la cultura.
En términos comparativos, la calidad de la educación superior se entiende como la relación
entre la eficiencia en los procesos, la eficacia en los resultados y la congruencia y relevancia de estos procesos
y resultados con las expectativas y demandas sociales, es decir, el impacto y el valor de sus contribuciones, con
respecto a las necesidades y problemas de la sociedad.
Este documento establece además, la relación entre evaluación y calidad, cuando expresa que
la evaluación debe ser considerada como un ejercicio de análisis y reflexión sobre las actividades
académicas, que permita apreciar la calidad, conforme al sentido y orientación de los procesos y
resultados institucionales, así como sus grados de eficiencia y eficacia.
Con la finalidad de lograr un mejoramiento de la calidad académica de los procesos y productos de la educación
superior, en julio de 1990, se aprueban los Lineamientos para la Evaluación de la Educación Superior,
en donde se establece a ésta como un medio y no como un fin en sí misma, a la vez, las propias instituciones
han de ser sus principales protagonistas.
Al respecto se expresa una premisa sustentada en la consideración de la naturaleza e identidad particular
de las Instituciones de Educación Superior y en la evidencia empírica de que la evaluación
es un proceso gradual y acumulativo, por tanto, podemos hablar de dos niveles de evaluación: uno a nivel
micro, por lo que hace a cada institución, y otro a nivel macro, por lo que hace al sistema de educación
superior.
Destacan en este acuerdo, como rasgos fundamentales, los siguientes:
a) Reiteración del documento aprobado en 1984, mencionado al inicio de esta exposición.
b) El condicionamiento para financiar a la educación superior, esto es, que habría financiamiento
sólo si se realizaban ejercicios de evaluación en las Instituciones de Educación Superior.
Paralelo a este primer ejercicio de evaluación institucional el Consejo Internacional para el Desarrollo
Educativo llevó a cabo una amplia evaluación del sistema de educación superior de México,
cuya conclusión central fue la necesidad de mejorar la calidad, como la más alta prioridad para la
educación superior en México, tanto en ese tiempo, como en el futuro. Además, caracteriza
a la calidad de la siguiente manera:
La calidad de la educación no sólo incluye las nociones tradicionales de la enseñanza e investigación
de alto nivel y la de un nivel académico superior en los estudiantes, sino también la importancia
de la educación y la investigación en la vida contemporánea y futura de los estudiantes y
para satisfacer las necesidades de desarrollo de la nación en un mundo que se caracteriza por cambios rápidos
e inesperados.
La calidad de la educación no es una cualidad que pueda separarse de otros aspectos de las instituciones
educativas. Más bien, constituye el reflejo y producto de la variedad de componentes y características
que definen a cada institución específica.
Con base en este informe, en 1991, se aprobaron las Diez Tareas Prioritarias para la Educación Superior
en México para el Periodo 1991- 1994, cuyos propósitos fueron:
· Modernizar al conjunto de Instituciones de Educación Superior.
· Condicionar el financiamiento a proyectos relacionados de manera directa con estas tareas, creando para
tal fin el Fondo para la Modernización de la Educación Superior.
Vista en esta perspectiva, la evaluación tuvo un carácter coactivo e inducido por parte de las políticas
gubernamentales.
El contexto de estos 15 años, en que la educación superior en México ha transitado hacia un
sistema de evaluación de la calidad, se caracterizó por:
· La crisis del modelo de desarrollo estabilizador.
· El adelgazamiento del Estado y de su capacidad para financiar las políticas sociales en general
y, en particular, la educativa.
· La transición de una economía cerrada a una economía abierta, en un mundo globalizado,
en donde calidad y competitividad son premisas fundamentales.
Las lecciones que estos años nos dejan, entre otras, son:
· Una injerencia externa a las instituciones, en cuanto a la definición del concepto de calidad,
de sus indicadores y parámetros.
· El predominio de metodologías cuantitativas.
· Manifestaciones de resistencia a estos procesos por sectores de las comunidades de las Instituciones de
Educación Superior.
· Escasa difusión de los resultados de este proceso.
· Formación de cuadros administrativos que se van especializando, en procesos de evaluación
y calidad, al margen de las comunidades.
· Un gradual reconocimiento a la importancia del proceso de evaluación y a la determinación
de parámetros de calidad.
· Una visión comparativa del sistema y de las Instituciones de Educación Superior.
II. EN TORNO AL CONCEPTO DE CALIDAD Contenido
La calidad es un término polémico que tiene una estrecha relación con quienes intervienen
en su definición, a partir de sus posiciones políticas y académicas, así como de los
estratos económicos que representan.
Suele considerarse como interpretaciones de la calidad, entre otros: los atributos del producto, los fines utilitarios
que se persiguen con él, la satisfacción de necesidades, su relación de costo, la existencia
del mercado y la oportunidad del servicio.
En general, podemos afirmar que existen tantas concepciones como intereses de personas y/o consumidores.
No obstante hoy, a partir de la propuesta de calidad total, se considera como elemento determinante la satisfacción
del cliente, así la calidad tiene que ver con el hecho de que los usuarios o Consumidores queden satisfechos
con el servicio o producto, es decir, el concepto de calidad va más allá que el simple cumplimiento
de ciertas especificaciones, puesto que esto no asegura que el cliente esté satisfecho. La calidad no es
un status, sino un proceso de mejora continua.
El concepto de calidad aparece por primera vez en el proceso de producción, como un atributo del producto,
y más tarde en los servicios.
Para asegurar la calidad del producto, la inspección juega un papel relevante en dicho proceso de producción.
Sin embargo, esta propuesta fue insuficiente y se pasó entonces al control del proceso de producción,
medida que, posteriormente, resultó inadecuada, ya que las normas de calidad se establecen a partir de las
expectativas crecientes del cliente. Por lo que se consideró conveniente tomar en cuenta todo el sistema
y sus procesos, mediante el autocontrol para construir la calidad en cada fase de los procesos.
El trasladar el concepto de calidad a la educación, en particular a la educación superior, implica
que nos ubiquemos en las características generales que le dan una imagen propia a las actuales políticas
académicas tanto a nivel del sistema de educación superior como a nivel institucional.
Una de estas características centrales tiene que ver con las ideas fuerza que definen y sustentan la imagen
propia de los programas académicos y que vinculan o interrelacionan conceptos tales como excelencia y calidad
académica, compromiso social, corresponsabilidad social y pertinencia social.
En esta perspectiva encontramos que, a nivel del sistema de educación superior, se habla de que el eje de
la reforma es la excelencia académica y la pertinencia social.
En este marco de referencia, se pueden construir conceptos tangibles que formen parte de la cultura de las Instituciones
de Educación Superior y permiten aclarar un conjunto de aparentes contradicciones, así tenemos dos
interrogantes: ¿Qué es la calidad? ¿Calidad para quién?
Parece imposible llegar a un acuerdo general, o a una definición universal de este concepto.
No obstante, es posible, en una primera aproximación, establecer que la calidad puede caracteirzarse como
una satisfacción de necesidades con la que se debe dar salida a los requerimientos de un conjunto de actores
y sectores involucrados con el quehacer institucional.
En este orden de ideas, la calidad es la búsqueda de un equilibrio dinámico entre necesidades de
los sectores sociales y exigencias de los actores individualmente involucrados con las Instituciones de Educación
Superior, por un lado, y con los objetivos y funciones de éstas, por el otro.
Con este propósito, es conveniente agrupar los fines y objetivos de la educación superior en cuatro
misiones fundamentales que le dan un carácter particular:
· Una misión comprometida con el desarrollo del conocimiento, ya que éste es el aspecto medular
de la educación superior.
· Una misión comprometida con la formación del individuo en una perspectiva humanística.
· Una misión comprometida con la formación de profesionistas que la sociedad necesita.
· Una misión comprometida con ser agente de cambio de la sociedad.
Entendida la calidad como concepto y como realidad, tiene un carácter multidimensional. Por ello, no puede
ser vista únicamente en función de alguna de éstas, sobre todo, aquella tendencia de considerar
tan Sólo la formación de profesionistas que exige el mercado.
Esta caracterización permite desvanecer aparentes contradicciones que se manifiestan en las Instituciones
de Educación Superior: tanto al interior, con la excelencia académica y, al exterior, con el valor
y la utilidad.
Cito el conocido ejemplo de Christopher Ball sobre este asunto:
(...) se podría decir que aquel estudiante que estudió ingeniería y se recibió con
una calificación promedio es valioso para la industria pero no logró la excelencia de sus estudios.
Por el contrario, se podría decir que aquel estudiante que hizo la carrera de letras inglesas y recibió
los más altos honores académicos se desempeñó con excelencia en la universidad pero
es menos valioso para la sociedad.
Aquí, el punto central de la contradicción radica en ver sólo una dimensión de calidad
y no con una visión amplia. En este caso, resulta conveniente incluir el concepto de pertinencia social
que se relaciona con el valor social y humanista que tienen los programas académicos que realizan las Instituciones
de Educación Superior.
Desde esta lógica, la educación superior de calidad es un proceso permanente que busca un equilibrio
dinámico que requiere una perspectiva integral de las cuatro misiones de la educación superior.
Los componentes intrínsecos y extrínsecos deben ser vistos en mutua relación, ya que en educación
puede afirmarse que no hay calidad verdadera sin pertinencia y, consecuentemente, no hay pertinencia sin calidad.
El término pertinencia es entonces un concepto ambivalente, con un significado académico y un significado
político.
En el primer caso, hace referencia a una calidad en el conjunto de los procesos que integran el sistema de educación
superior.
En el segundo caso, hace referencia a una estrecha relación con la equidad, con condiciones de vida y bienestar
social. Llamaremos a esto, calidad social, cuyos indicadores más significativos son ingreso, salud, vivienda,
educación, recreación, información, participación política y legalidad; que
en países de alto desarrollo pueden acrecer, pero que en sociedades en vías de desarrollo no alcanzan
siquiera condiciones mínimas de bienestar.
III. ASEGURAMIENTO DE LA CALIDAD Contenido
Con el propósito de presentar los elementos básicos de aseguramiento de la calidad, nos sirve como
marco de referencia la conferencia magistral presentada por Franz A. Van Vught, durante la XXXIX Conferencia Bianual
del Consejo Permanente de Rectores, Presidentes y Vicecancilleres de las Universidades Europeas, a fines de 1991.
Considerar al conocimiento como el eje principal de la educación superior, relacionado con una imagen institucional.
Las Instituciones de Educación Superior tienen entre sus requisitos de calidad, definir políticas
académicas participativas, creativas, críticas, innovadoras, de cambio y práctica institucional,
con consistencia y en congruencia con los objetivos generales de las instituciones y concepción integral
de sus procesos.
En esta perspectiva, un mecanismo de aseguramiento de la calidad se relaciona con la evaluación de los resultados
y los rendimientos de los procesos, en donde los indicadores son sólo un primer elemento del proceso.
Las Instituciones de Educación Superior son campos de conocimiento, en donde su estructura organizacional
permite la aproximación y construcción de objetos de estudio, su reproducción, transmisión
y explicación. Sin embargo, el aseguramiento de la calidad está relacionado con la gestión,
la dirección, la participación de todos y cada uno de los actores de los distintos procesos: educativo,
administrativo, financiero, de planeación, gestión y dirección, vinculación con el
entorno inmediato y con los ámbitos internacionales, sustentados en una filosofía, valores compartidos,
eticidad, en donde los actores reconozcan en su colectividad, y en sus funciones, al tiempo que una identidad e
interés común,suidentidadeinterésparticular,estoes,unaculturaorganizacional, en donde, calidad,
eficiencia, eficacia, participación de los actores, procesos, servicios y productos se conciben integralmente.
El mecanismo de aseguramiento de la calidad se relaciona con la gestión, la dirección, la participación,
la discusión, la filosofía, los valores, la ética y la cultura organizacional y tienen como
referente la eficiencia y la eficacia de los actores del proceso, de los procesos de los productos y servicios,
y del sistema integral.
También, es necesario que la información sea sociabilizada y donde la toma de decisiones, tengan
un carácter participativo.
Además, el mecanismo de aseguramiento de la calidad, concebida ésta como calidad social, está
relacionada con el reconocimiento, construcción, reproducción y difusión de principios y conocimientos
universales, en donde, las especificidades del contexto inmediato en el que se actúa, son también
esencia del quehacer de las Instituciones de Educación Superior, al cual deben of recer respuesh para modificar
sus condiciones de vida y bienestar.
Concluimos entonces, que el aseguramiento de la calidad sólo será posible sustentarlo, más
allá de la generación de índices y parámetros, cuando se vuelva una actitud y una cultura
colectiva, socialmente reconocida, ejercida y significativamente trascendente.
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