EL POLITÉCNICO, PRODUCTO DE RECIAS
VOLUNTADES QUE AYUDARON A MÉXICO
Entrevista realizada por P. Ruiz y Leticia Robles de la Rosa
EUSEBIO MENDOZA ÁVILA
Presidente del Decanato del IPN
Tiene una memoria prodigiosa y, con ella, Eusebio Mendoza Ávila, médico, diputado, protagonista y conocedor de la hazaña educativa cardenista, relata con detalle los sucesos más significativos de una institución en la que ha permanecido algo más de tres décadas. Fue secretario general del Instituto Politécnico Nacional y hoy, a sus "setenta y seis y algo de años", como presidente del Decanato politécnico, sigue mirando muy de cerca la era moderna de este centro educativo que fundó el general Lázaro Cárdenas hace ya 60 años y que él conoció en su infancia y se acercó, admirándolo, durante su juventud. En sus oficinas de la sede politécnica tiene muy presente al general más querido en México. Muchas fotografías del hombre de Jiquilpan se exhiben ahí y, a su alrededor hay varios volúmenes que forman parte de los 41 libros que don Eusebio Mendoza ha escrito en su vida dedicada a la medicina, a la educación, a la historia. Entre ellos, el valioso recuento de lo que fue y es el Politécnico y las hazañas de sus creadores. Por supuesto, hablamos del general Cárdenas, del ingeniero militar Wilfrido Massieu Pérez y de quien fuera coronel de la División del Norte, Juan de Dios Bátiz. Los tres pilares, en esencia, de la educación técnica de este país, que pasados los años se concretó con el nacimietno de este instituto que para don Eusebio no tuvo origen socialista pero sí socializante, muy de acuerdo con el pensamiento cardenista. Nuestro personaje, el doctor Eusebio, que ya por el tercer año de la carrera de medicina comenzó a operar yu a los 40 años se convirtió en secretario del IPN, habla de esta entrevista de todos los temas educativos que se le plantean pero, eso sí su trayectoria profesional la trata con timidez. A nada se niega: contesta sobre el porrismo, sobre el pase automático, para él un instrumento de lucha política, mas no académica; refiere el paso de numerosos directivos de la institución y de algunos estudiantes que como Ernesto Zedillo Ponce de León optaron por los exámenes a título de suficiencia en tiempos de escenarios académicos difíciles. El doctor Mendoza acepta que él fue mal estudiante cuando andaba del colegial por Toluca, pero que pronto rectificó: justo al ingresar al IPN. Evoca con gran respeto al general Cárdenas y en el mismo tono menciona el nombre del actual director del IPN, Diódoro Guerra. Este personaje anduvo por ñuna de las regiones de mayor miseria y atraso: la montaña guerrerense, y ahí hizo obra de servicio social. Estuvo también en el Hospital Rubén Leñero, prestó labores no sólo de médico, sino como maestro de enfermeras en el Vicente Guerrero, en la entidad del mismo nombre. Vital, mirando el pasado como si apenas fuera ayer, el doctor Eusebio Mendoza Ávila lanza una frase que alguna vez pronunción Luis Echeverría para definir con exacta precisiónlo que sucede entre la "muchachada" ansiosa de los títulos profesionales que han sustituido a los grandes nobiliarios que los españoles impusieron como moda en la Nueva España. Sí, "en México hemos cambiado los títulos nobiliarios por los títulos profesionales". Hombre con sentido del humor, inquieto, sencillo, don Eusebio Mendoza Ávila, en su juventud interno y becariodel Instituto Científico y Literario de Toluca, que alguna vez gozó de gran fama, y luego alumno de la Escuela Preparatoria para Hijos de Trabajadores, repasa los episodios de una hazaña educativa que él también vivió. Por ser profesional politécnico, tiene ese "derecho moral" al que él alude en alguno de sus textos al referirse a los miembros de esa comunidad para hablar de Cárdenas y de toda su obra educativa técnica. P. ¿Cómo conoció usted al general Lázaro Cárdenas? R. En Los Pinos. Al poco tiempo de la expropiación, siendo estudiantes de la preparatoria de Coyoacán, a nuestro líder estudiantil José Robespierre Macías se le ocurrió que fuéramos a ver al señor presidente de la República a la residencia oficial e invitó a otros dos compañeros: "El Hidrógeno". "el Compadre Coyote" y yo. Llegamos caminando, al alba. Iignoro lo que dijo Robespierre a la entrada de Los Pinos, pero cuando menos pensamos ya esábamos a la orilla de una alberca. Alguien nadaba vueltas y vueltas; salióo y se dirigió a saludarnos. Era el presidente Cárdenas . con gran amabilidad nos saludó y nos preguntó cómo estábamos en la Escuela para Hijos de Trabajadores. Al despedirnos, muy sonriente, pidió a su ayudante que nos regalara 100 pesos. A cada uno nos tocaron 25 pesos, una cantidad superior a la que recibíamos en la preparatoria: sesenta centavos cada sábado. P. ¿Pero ustedes como jóvenes qué sintieron al estar frente a él? R. El general Cárdenas era muy accesible para la muchachada; provocaba la conversación. Nuestro líder Robespierre tenía más facilidad para la retórica, más que nosotros, modestamente,,pero éramos muchachos provenientes de la Escuela Preparatoria para Hijos de Trabajadores que fundó el general Cárdenas. Era una de las escuelas que él quería mucho. Al saber que éramos alumnos de ahí nos dio acceso y platicó. P. Sabemos que el Instituto Politécnico Nacional surge en plena reconstrucción del país, es decir, después de la Revolución, de Calles y del ingreso de México a la etapa moderna, pero ¿por qué habrá sido que el general Cárdenas tomó la decisión de crearlos? ¿Cómo andarían las cuestiones educativas y técnicas en ese tiempo? R. Aquí hay antecedentes muy curiosos. Cuando el general Cárdenas fue gobernador militar de Michoacán, funda una escuela en Pátzcuaro; Juan de Dios Bátiz, desde 1931, tenía inquietudes, y no digamos Wilfrido Massieu, quien fundó el Instituto Técnico Industrial (ITI) en 1923, pues pensó que debía ser de mayor altura la preparación d elementos en oficios. Él, además, fue el cuarto director de la Escuela de Ferrocalrrileros. Y aquí el doctor Eusebio Mendoza hace un paréntesis para mencionar tres nombres relevantes en la historia de este país: don Narciso Bassols, don Enrique Erro y don Crlos Vallejo, que en los años treinta había concebido la creación de una Escuela Politécnica; la diseñan, pero no la culminan "por las razones que hayan sido". Luego -sigue relatando el decano con esa memoria prodigiosa- en 1935, cuando el general Cárdenas invita a Juan de Dios Bátiz para ser subsecretario, éste le dice: "No". Le pide que mejor lo vuelva a nombrar jefe del Departamento de Educación Técnica y que lo ayude a fundar el Politécnico. Entonces se juntan esas recias voluntades y fundan el politécnico. Su creación era una necesidad, pues desde el tiempo de José Vasconcelos ya se estaba avisorando en el ITI la conveniencia de crear cuadros para la posible industria que se desarrollaba. Tan fue así que en 1938, cuando viene la expropiación petrolera, ua estaba en Petróleos gente del ITI y del Politécnico, por lo que no decayó la industria. Los extranjeros, exdueños de la industria, se llevaron a sus jefes y pensaron que los mexicanos íbamos a fracasar. Pues no. Hubo mexicanos formados en la ESIME, sobre todo, y en el ITI. P. ¿Qué tan difícil fue levantar el Politécnico? ¿Cuántas barreras se tuvieron que salvar? R. En México toda cosa nueva es difícil y, si es buena, más difícil. ¿Qué hubo barreras? Sí, pero a cambio hubieron voluntades férreas en el ánimo de Cárdenas-presidente y de Juan de Dios Bátiz-director del Politécnico. Y Bátiz no se detenía ante nada. Emilio Portes Gil, Plutarco Elías Calles, Pascual Ortiz Rubio, le dedicaban personalmente a Bátiz retratos. Quiere decir que era un hombre que sabía de política, que la sentía, que la sabía manejar, y toda esa influencia la orientó a favor del Politécnico con la base que ya tenía: lo hecho por don Wilfrido Massieu. Por ello fue que nación el Politécnico. P. ¿ Y cómo respondió la muchachada de aquel tiempo? ¿Se entusiasmó por esta nueva institución? ¿O no la consideraron tan impactante? R. La muchachada concurrió a ingresar al Politécnico, lo mismo a las vocacionales que a las prevocacionales o a las superiores. Y concurrió en manada. Mira, cuando una cosa es muy buena,y sobre todo con gran sentido de patria, de patrimonio íntimo de todos, la gente no necesita mucha orientación. Se reorienta sola. Así que la muchachada acudió al Politécnico y mira cuántos han salido brillantísimos de sus alulas. P. ¿Varones? ¿Mujeres? ¿Cuántos? R. Muy pocas mujeres en aquel entonces. Pero en ciencias biológicas, en cambio, empezaron a venir muchas mujeres. Ya después en otras escuelas llegaron más mujeres. Era cosa del medio mismo; no había tanta facilidad para las mujeres ni tanta intención de las mujeres en prepararse. P. ¿Cuál fue el obstáculo más relevante que enfrentó el Politécnico en su arranque? R. Yo no podría decirte cuál fue porque eso aconteció en 1935 y yo estudiaba en el Instituto Científico y Literario de Toluca. Yo ingresé al Poli en 1940. Tuve, sí, la oportunidad de platicar con estos personajes y de ahí nació el libro en siete tomos El Politécnico, las leyes y los hombres. Tomo notas, platicocon ellos, voyintegrando mis libros, pero ellos no se ocupaban de lamentarse de las dificultades. Todo el mundo hablaba de los triunfos alcanzados, de las metas logradas. Entonces no te podría decir en detalles qué dificultades hubo. ¿Qué las hubo? Tengo la seguridad que sí. Aqupi el doctor Eusebio Mendoza recuerda el Congreso de 1933 realizando en la luniversidad, donde, en sus propias palabras, se tomó la decisión de "correr a Lombardo Toledano". Entonces era el hombre vencido, no obstante haber sido uno de los integrantes de "Los siete sabios". Luego crea la Universidad Gabino Barreda y luego la convierte en Universidad Obrera de México, y la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas que sacan de ahí la traen al Politécnico. Y ahora mira qué esucela es la de Ciencias Biológicas. ¡De primera! P. ¿Usted cómo es que se involucra en el Politécnico? Andaba en Toluca, pero ¿quién lo manda llamar? ¿A quién conoce usted? R. A esa edad ¿quién te manda llamar? Tú andas de metiche. Mira, en Toluca yo era un mal estudiante y de pronto me volví un muy buen estudiante. A 32 jóvenes del Instituo de Toluca nos dieron diez días de plazo para regularizar las materias que debíamos. P. ¿Pues cuántas debía usted? R. Yo debía tres y las pagué junto con otro que debía una. De 32, sólo regresamos dos al colegio de Toluca. Eran las vacaciones, en febrero, y resulta que yo ya sabía de un concurso para una beca en la Preparatoria para Hijos de Trabajadores en Coyoacán. Participo en Toluca y la gano. Vengo a dar a la preparatoria y ya me involucro en un ambiente de creación educativa de Lázaro Cárdenas. Consecuentemente, el camino lógico para quienes egresábamos de ahí era el Politécnico. Así que nadie me llamó. Yo vine solo al Politécnico. En 1940 entré a esudiar medicina y fuí un buen estudiante. P. Era tiempo de efervescencia en México. R. Era el dinal del gobierno del general Cárdenas, pero ya estaba la lucha política de Manuel Ávila Camacho contra Juan Andréu Almazán, una lucha trágica en esos aspectos, y uno no estaba muy enterado de eso en esos momentos, pero, en fin, ya estudiaba yo en el Politécnico y me metí mucho en el Hospital Rubén Leñero. Por eso no aprendí futbol americano. Mientras mis compañeros estaban pendientes del futbol americano yo me metía todo lo que podía en el hospital. Al tercer año ya operaba. P. ¿Y cómo logró combinar esta dedicación en la escuela con la lucha política? R. Yo no participaba enla lucha política. Era estudiante de medicina y practicaba en el hospital. La parte política ... pues es cierto, he participado en ella: fuí diputado local en Guerrero, miembro del ayuntamiento, diputado federal, así que también pisé esos terrenos. Apenitas. P. ¿Entonces no participó en la "grilla" estudiantil? R. No. Yo era amigo de todos. Algunos me invitaban a tener alguna represetación estudiantil y nunca acepté porque había hecho amistades con todos. Todos los exdirectores generales son mis amigos. Cuando joven tuve amigos viejos y ahora de viejo tengo amigos jóvenes. P. Pero seguramente sí conoció a los dirigentes estudiantiles de aquella época. ¿Cómo eran? R. Creo que había de todo. En términos generales la FNET, que representaba la fuerza estudiantil, fue un organismo extraordinario que participó, y mucho, en el progreso del Instituto, pero la lista es larga y los detzlles son muchos. En concreto, les puedo decir que la FNET representó con dignidad al estudiantoado del politécnico. Su creador fue el ingeniero Jesús Robles Martínez, tembién creador del lema Politécnico. P. ¿Qué pasa ahora con la representación estudiantil? R. No hay. P. ¿Por qué esta ausencia de líderes? R. No creo que haya ausencia de líderes; hay ausencia de organización. Los líderes se dan de manera natural, pero lo que no hay es organización integral, que es distinto. En 1969 desapareció la FNET y no se ha vuelto a reestructurar. P. ¿Cómo vivió el movimiento de 1968? R. Era diputado federal. P. Pero ¿cómo se vió el 68? ¿Cómo se vió al Politécnico? R. Entonces no estaba yo tan cerca del Politécnico como para darte una definición, yo era un diputado "de segunda" o "de tercera", pero, en cambio, era un representante de mi distrito de primera. Es decir, que era un buen diputado representativo, más que "grillero". P. Es usted multifacético: cirujano, escritor, funcionario, pero ¿cómo se involucró con el Politécnico? R. En Guerrero me hago médico de prestigio y en mi escuela se toma la decisión de llamarme para ser subdirector. Al año y medio siguiente me hacen secretario general del Politécnico y desde entonces ya no me han soltado. P. ¿Como directivo usted vive el momento en que el gobierno empieza a cerrarle la puerta al Politécnico y se reconcilia con la Universidad Nacional? R. No, no, en todo caso la crisis más fuerte que vivió el Politécnico fue en 1942, cuando Béjar Vázquez quiso quitar las prevocacionales para que los títulos los extendiera la Universidad y no el Politécnico, se hizo entonces una huelga de muchos politécnicos a la que yo fuí de "colero" y, al llegar al Zócalo, hubo disparos y mataron a un muchacho. Ésa fue la mayor crisis. Después de eso ha habido dificultades, pero cada vez ha sido mayor el entendimiento. P. ¿De dónde surge la rivalidad entre Politécnico y UNAM? R. Es un mito. Es sólo el futbol. P. ¿Es un asunto deportivo nada más? R. Sí, y celo. Es natural. Y si me dices que la Anáhuac y otra universidad no tienen rivalidad, no es cierto; todas la tienen. Pero la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), que conforma a todas, ha orientado mucho. P. ¿Hubo oposición en 1936 para la creación del Politécnico? R. No, más bien la hubo en 1993, pero contra Lombardo Toledano, porque cuando surge la figura de Juan de Dios Bátiz ya se tenía la decisión presidencial de crear el Instituto Politécnico Nacional. P. ¿El Politécnico fue una de las escuelas socialistas de Lázaro Cárdenas? R. No, no creo que sea socialista; yo no le daría ese calificativo. En el régimen del general Cárdenas tuvo auge el concepto de la socialización, más que de socialismo. Pero el Politécnico sí tiene en su nacimiento un gran sentido social. Eso sí. P. Para construir el liderazgo de una institución se necesita mucho del apoyo de sus hombres, de sus directivos. Sin mencionar nombres, ¿cuántos buenos directores ha visto pasar usted por la institución y cuántos han sido arribistas o improvisados en los temas educativos? R. Como directores generales yo te diría que ninguno fue arribista. El papel que cada uno de ellos desarrolló fue distinto, de acuerdo con las circunstancias. Algunos tuvieron la oportunidad de hacer cosas brillantes; otros no. Pero, todos, sin duda, dejaron huella de buena voluntad y de cariño a la institución. En ninguna parte del país, en ninguna universidad, hay un cuerpo colegiado como el que existe en el Politécnico; es un Consejo de Exdirectores Generales. P. ¿Cuál es el propósito de este consejo? R. Es un cuerpo colegiado con el que cambian impresiones el director general; todo lo que se hace en la institución se analiza por este grupo que tiene cariño por ella. P. Hay un aspecto del Politécnico que mucha gente resalta por encima de los aspectos positivos, y es esa figura violenta del porrismo. ¿Cómo empezó este problema en el Politécnico? ¿Qué pasaba cuando surgió? R. No hay un conjunto humano juvenil donde no haya, de alguna manera, manifestaciones de porrismo, y su concepto ha tomado carta de naturalización, pero no hay tal. Sí hay abuso de muchachos cuando se juntan, cuando están al calor del juego de futbol, por ejemplo, donde pierden o ganan y salen y hacen tonteras, pero no hay un porrismo organizado. P. ¿Desde cuándo los jóvenes politécnicos o de otras instituciones empiezan a hacer tonteras por los resultdos de los juegos deportivos? R. No lo sé. P. ¿En los años cuarentas existían ya estos problemas? R. No, por lo menos no había tanta pasión, tantos problemas. Ahora ya ni hablemos de juegos de futbol, hablemos de las pandillas en los barrios. El fenómeno del porrismo radica más en los barrios y en el desquiciamiento familiar y, por razón natural, en la poca seriedad y buena orientación de los muchachos. P. Hablando del pasado, doctor, seguramente usted recuerda que cuando se levantó el Politécnico sus terrenos pertenecían a la parte más rural de la ciudad. R. Sí, totalmente. Pasaba por aquí el río Consulado. Tengo una fotografía tomada en 1922-1923 donde no hay nada de construcciones, sólo llano. Empezaba el ITI. Pero detengámonos en la siguiente observación: los primeros asentamientos humanos del valle de México fueron en tres lugares: Cuicuilco, Tlatilco y Zacatenco. ¿Qué aconteció ahí a través de los siglos? En Cuicuilco, al sur de la ciudad, se fundó la Universidad y en Zacatenco y Tlatilco se creó el Politécnico. P. ¿Quiere decir que de estos tres lugares emanan la cultura y el desarrollo? R: ¡Claro! P. ¿Cómo fueron las primeras instalaciones politécnicas? R.Muy modestas. P. ¿Qué piensa ahora al ver la modernidad de sus edificios? R: Yo soy el egresado más satisfecho y más orgulloso de ver lo que se ha hecho. Por ejemplo, el Cuadrilátero, por parte de Diódoro Guerra; él dignificó la cuna del Politécnico. Aquí el Decano del Istituto menciona que, gradualmente, el Politécnico se ha colocado como la institución rectora de la educación técnica. Y luego, a la pregunta sobre el beneficio social de la UNAM y el Politécnico como las dos instituciones más importantes del país y la necesidad de continuar por este mismo camino, el doctor Mendoza Ávila define: La vida de una institución es indetenible. ¿Por qué? Pues porque basta con que vengan generaciones y generaciones que la empujan y, dentro de ellas, hombres brillantes que la acreditan, como los investigadores, los científicos. No tengo la lista a la mano, pero son más de 50 destacados hombres de ciencia, calificados; de ellos, 30 son del Politécnico. Hay quienes entran a la institución, fracasan y se van, pero hay queines se quedan y la acreditan; la convierten en un factor positivo de desarrollo del país, ya sea de las universidades públicas, privadas o del Politécnico. Entre todos hemos hecho el México que tenemos ahora y la educación no es ajena a eso. P. La población ha crecido y, en los últimos años, surgieron los conflictos de cupo en las instituciones públicas. ¿Cuál es su tarea para dar cabida a los muchachos egresados de secundaria? R: Con toda honradez institucional, y estoy hablando de la educación superior, pienso que ninguna institución debiera admitir a más alumnos de los que puede formar bien; de lo contrario, fracasa la institución y los alumnos. Entonces, lo que se hace es crear más escuelas o más instituciones, al grado de que en 20 ó 25 años la educación superior se ha multiplicado indefinidamente; ya son tresw, cuatro, cinco ... creo que fácilmente existen 100 instituciones entre públicas y privadas en los estados, en institutos tecnológicos y otras modalidades. P. Con su experiencia como exsecretario general del IPN, ¿qué piensa del relajamiento académico? Se asegura que el Politécnico es más exigente que la UNAM. ¿Hasta dónde hay que exigir al alumno o relajarse ante ellos? R: La exigencia académica no puede tener variantes. Debe ser única. Sin esa exigencia hay quienes revientan; pues que revienten y se queden los mejores. La educación, se quiera o no, es elitista del intelecto, no de la capacidad económica; consecuentemente, la exigencia no puede variar. Tan sencillo como eso. P. Entonces ¿el consentimiento en términos académicos es perjudicial? R: No, el problema no es ése. El problema es el pase automático. No todos los que alcanzan a pasar llevan el promedio digno para seguir, pero tienen derecho y ahí van. Fracasarán después, pero fuera de eso la exigencia debe estar presente en los exámenes mensuales, anuales, en las tesis, en las maestrías y doctorados. P. ¿Se pronuncia porque el pase automático siga como tal o porque tenga reglamentación, como puede ocurrir en la gestión del nuevo rector de la UNAM? R. Yo creo que el pase automático es un instrumento de lucha política, pero no es un instrumento de lucha académica. ¿Por qué? Yo mismo les acabo de decir que en Instituto de Toluca era un mal estudiante; de no hacer algo por mí mismo hubiera reventado. Pero los jóvenes no quieren hacer nada por sí mismos y seguir adelante. Al rato andan de choferes por no saber ejercerer su profesión. P. ¿Usted qué aconsejaría a los jóvenes que no miran con buenos ojos -y sí con muchos prejuicios- las carreras técnicas porque aspiran a ser licenciados, doctores filósofos? R. Hay una cosa ancestral en el país: los títulos nobiliarios, por los cuales se peleaban primero los españoles y luego los criollos. Luis Echeverría tuvo una vez una frase afortunada: "En México, dijo, hemos cambiado los títulos nobiliarios por los títulos profesionales". Esto quiere decir que todo mundo quiere tener un título profesional, ejerza o no ejerza, sepa o no sepa. Entonces, cuando surge la educación técnica está mal vista porque empieza elementalemente, por los oficicos,y hasta ahora que hay científicos egresados de la educación técnica y la gente, sorprendida, dice: "Ah, también le saben a la ciencia y a la tecnología". Entonces participan en los avances científicos y tecnológicos que aportan al avance de la nación y del mundo. Esto quiere decir que no se tiene una cultura apropiada y menospreciamos a un técnico, cuando hay veces que ganan más que un profesionista. P. ¿Cómo cambiar esta mentalidad? R. Poco a poco, con la realidad, que es la mejor escuela que impone la verdad. No es ningún anuncio ni decreto. La realidad te dice lo que es y tu te acomodas donde te conviene, pero la lucha personal sigue siendo válida. Es de cada quien. P. Después de vivir tan intensamente el pasado del Politécnico, ¿qué le gustaría para su futuro? R. Yo, a mí edad, no puedo hablar de lo que me gustaría, sino de lo que siento en el presente. En el presente te puedo decir que el Politécnico está avanzando con pasos muy sólidos y el presente y el futuro están en el conocimiento y en la decisión de su director general, Diódoro Guerra. P. Hoy, el presidente de la República es egresado del IPN. Vayamos a la historia: ¿cuándo un mandatario le dio el gran apouyo a la institución? ¿Cuándo le dio la espalda? R. Hablaremos de lo positivo: el presidente de la República que más ha apoyado al Politécnico en su régimen se llamó Adolfo López Mateos. P. Hablemos de lo negativo... R. No porque no hay tal. P. Pero hay un lapso del IPN en que se detuvo su crecimiento. ¿En qué tiempo fue? R. Existieron conflictos institucionales, pero no podemos atribuírselos al presidente y menos decir que el presidente no quería al Politécnico. Uno de los conflictos más publicitados fue cuando ocurrió el cierre del internado por Alejo Peralta, que lo hizo pro convencimiento, por su forma de ser, pero abrió lo que nadie esperábamos: Zacatenco. Sin Alejo Peralta no habría Zacatenco. Así que entre Alejo Peralta y Adolfo Ruiz Cortines nos dieron Zacatenco. Entonces no podemos hablar de que un presidente haya hecho más o menos por la institución. El que más se distinguió hasta ahora, lógicamente fue Lázaro Cárdenas al fundarlo; luego, López Mateos. Ya lo van a ver. P. ¿Cómo considera el apoyo del actual presidente hacia el IPN? R. Creo que el presidente actual está empezando a dejar de vivir una crisis muy fuerte ; ya nos anunció su preocupación por la educación, a la que considera una llave del progreso. Ya lo dijo una vez Solana: "México llegará hasta donde llegue la educación", y es cierto. De manera que no le podemos pedir al presidente que resuelva todos los problemas ancestrales que todavía tenemos. Hay que dejarlo que haga lo que pueda con la mejor voluntad. Ayudémosle, qué nos queda: él es el presidente y la mayoría de los mexicanos lo elegimos. Se ve que está luchando y apenas está pagando lo que pidió prestado. La crisis ha sido fuerte y esperamos que haya un beneficio más tangible y que empiecen a haber satisfactores para la gente más modesta. P. Ernesto Zedillo fue un buen estudiante, según se dice, en su paso por aquí... R. Fue un buen estudiante que no estaba de acuerdo con su escuela en días en que se vivía una época difícil. Tomó la determinación de acabar sus estudios a base de exámentes a título de suficiencia. P. ¿Cuál era la dificultad por la que atravesaba la escuela donde estudió? R. La dificultad fue que entonces la Escuela de Economía era una escuela de mucha confrontación y él prefirió dedicarse a estudiar y a pagar sus exámenes a título de suficiencia y siguió distinguiéndose como muchacho inteligente. Eso no tiene vuelta de hoja: Zedillo es un hombre inteligente...
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