Renate Marsiske (Ed.),
La Universidad de México. Un recorrido histórico de la época
colonial al presente
, México, Centro de Estudios
sobre la Universidad, UNAM, 2001.
Haber realizado un recorrido integral por la historia de la Universidad Nacional para dar cuenta de sus principales momentos y circunstancias es algo que se necesitaba y esperaba. El recuento que se hace en este libro pone a la UNAM en una perspectiva de tiempo que brinda al lector la posibilidad de entender mejor lo qué es y ha sido esta institución para México. La ubica en un campo de historicidad que va más allá de cualquier coyuntura y muestra la capacidad que ha tenido de construir opciones para cambiar, desarrollarse y servir al país.
Lo que se enseña a lo largo de este texto es que la Universidad Nacional ha salido adelante por la fuerza que le otorga su historia. Y que ésta última no ha llegado a su fin porque no está terminada. Por el contrario, que se encuentra en espera de las acciones que puedan llevar a cabo los universitarios para darle un rumbo promisorio a su futuro. El libro, además, pone al día la tesis de que el proyecto nacional ha estado indisolublemente vinculado a la UNAM y que hoy no puede concebirse de otra manera porque la institución sigue siendo síntesis, reflejo y espíritu del acontecer mexicano.
La obra, se dice en la introducción, está estructurada en dos partes: antes y durante el siglo XX. Los periodos históricos, de corto y largo plazo, pudieron haberse establecido con más detalle porque saltan a la vista los avatares que ha enfrentado la universidad, las rupturas y crisis que ha tenido que sortear. Esto, sin embargo, no le resta al trabajo valía y riqueza intelectual, porque al final de cuentas aclara que al igual que en la sociedad los conflictos siempre estuvieron y dieron vida a la universidad. Haberlos resuelto ha sido prueba de su vitalidad y permanencia.
El análisis deja ver que no hay nada más político que la historia y cómo en su transcurso la Universidad se vuelve un símbolo de lo que es el ser mexicano que, en acuerdo con los saberes universales, refuerza la cultura propia. Se descubre que es una conciencia crítica y que no puede estar callada, porque es el espacio intelectual donde se pregunta qué sigue. Así, no se le puede desconocer, y menos amenazar, sin poner en riesgo la viabilidad que se tiene como nación, la presencia de lo público en el transitar a un régimen democrático en el que la legitimidad se gana por la creación y respeto a la voluntad ciudadana.
El libro que se comenta es de tal amplitud histórica que resulta imposible hacer una reseña breve de todo lo que trata. En este escrito se pone de relieve lo que va de 1945 a la fecha, lapso en el cual la UNAM es a la vez un proyecto cultural, un medio instrumental para apoyar el desarrollo económico y un punto en el país donde se ejerce la crítica al Estado, a los procesos políticos y a la desigualdad social. Cubre aproximadamente la mitad de la obra.
El periodo que se trata aquí surge del éxito que tuvo la fundación de la universidad en 1910, de las identidades que buscaban trascender el centralismo (de ahí lo nacional), del rector Vasconcelos, actor que incitó a que la raza hablara por el espíritu, de los conflictos con el Estado por el movimiento de la autonomía, de los esfuerzos de Gómez Morín por darle estatutos, de las relaciones complejas de la institución con el gobierno del general Cárdenas, de la extraordinaria polémica entre Caso y Lombardo. También de la creación y consolidación de instituciones en los años cuarenta, que se proyectarían en el país hasta hoy en día.
En 1945, con la promulgación de la Ley Orgánica vigente se estableció un pacto, un modelo de relaciones entre la Universidad y el Estado. Desde entonces hasta muy recientemente la institución tuvo un trato preferente del gobierno y fue designada cabeza del sistema de educación superior. Por la importancia que el gobierno atribuyó a la construcción de la ciudad Universitaria se creó un lazo cercano entre el rector y el presidente de la República, que duró por mucho tiempo. El primero, figura representativa del saber, pasó a ser un mediador entre la crítica legítima del conocimiento y los intereses del gobierno a medida que la Universidad se convertía en un agente catalizador de la problemática del país capaz de ofrecer soluciones diferentes a las planteadas por el sector oficial.
Se destaca que las relaciones entre la UNAM y el gobierno en unas ocasiones han sido buenas y en otras tensas. Por ejemplo, el rector Carrillo Flores consiguió que el gobierno federal financiara prácticamente todas las tareas de la UNAM. Pero el rector Chávez, en su segundo periodo, fue prácticamente forzado a renunciar por lo que el Presidente sintió como una insubordinación de su parte al no querer abrir indiscriminadamente la matrícula.
En el lapso que se comenta, la UNAM y el gobierno federal han tenido épocas de armonía y conflicto. Han jugado con símbolos, valores y relaciones económicas y políticas que al dañarse o interrumpirse han restado viabilidad a la institución y han dificultado su conducción. Ha sido un vínculo difícil, a pesar de la autonomía. El gobierno ha ejercido influencia en distintos momentos, por ejemplo, para que el Ing. Barros Sierra decidiera no reelegirse, para que González Casanova no concluyera su mandato y para que Rivero no fuera reelecto.
Si algo queda claro de la historia política de la universidad, a de los trabajos de Raúl Domínguez y Hugo Casanova, incluidos en esta compilación, es que el rectorado de la universidad puede llegar a ser vulnerable frente al poder del Estado, particularmente cuando se cruzan presiones externas e internas. En estas circunstancias el gobierno universitario tiene una mayor probabilidad de derrumbarse como ocurrió en noviembre de 1999. Envuelto el rectorado en una crisis de gobernabilidad y en un juego político donde intervenían muchas fuerzas, pero al fin polarizado, el gobierno federal se comportó como un actor temeroso y hasta mal intencionado con la institución.
Pero como es obvio, la política no es tan simple, y será el análisis histórico serio el que devele la realidad para entender mejor los episodios de conflicto que vivió la Universidad en la segunda mitad del siglo pasado. De cualquier forma, para citar a Domínguez una vez más, con todas sus contradicciones, defectos o debilidades esta Universidad no tiene precedente en la historia de la cultura mexicana, es el proyecto cultural más importante del pueblo mexicano en el Siglo XX, como una vez dijera el rector Sarukhán.
Quién quiera hablar del significado histórico de la UNAM habrá de reconocer, como en este libro, que en ella se han encontrado a través del tiempo todas las corrientes ideológicas y políticas, que es un lugar donde se ha organizado permanentemente el debate de la agenda nacional, donde siempre han tenido presencia todas las fuerzas y partidos. No se puede entender a ésta Universidad sin decir que por ella han pasado y pasan la historia, la filosofía, la literatura, la filología, la estética, la retórica, la poética, lo indígena y lo clásico, el psicoanálisis, el arte y la ciencia, lo antiguo, lo medieval y lo moderno. En conjunto, lo que entrega capital cultural y hace conciencia en los jóvenes, que no han leído o escuchado lo que se reseña y estudia en esta obra, que mucho les serviría para hacerse oír.
Fuera de lo político, a lo que se regresará después, es impresionante recordar todo lo que en el libro se cita sobre lo que la UNAM ha realizado para estar a la altura de los tiempos. Al final de los cuarenta apenas tenía unos 22 mil estudiantes. Pasó de la elite a la masa en un abrir y cerrar de ojos. La matrícula creció muy rápido. Algunos años después se había triplicado y apenas entrados los ochenta se le había definido en un máximo de 270 mil alumnos. Aún si se resta el bachillerato, la UNAM es una de las universidades más grandes del mundo. Pero lo satisfactorio no es su tamaño sino lo que se dice en este libro acerca de cómo se renueva continuamente el ethos, la voluntad y el compromiso de avanzar, sin importar las adversidades. Y la perspectiva de que la lucha continué por legitimar el terreno de las ideas, las bondades de la universidad pública y la necesidad de que se comprenda que producir y transmitir conocimiento requiere de autonomía y libertad.
Al mismo tiempo que se construía la ciudad Universitaria se crearon nuevos planteles de bachillerato, después el Colegio de Ciencias y Humanidades, que iba a tener enseñanza media, licenciatura y posgrado y el Sistema de Universidad Abierta. La UNAM se extendió a cinco campus más con las Escuelas Nacionales de Estudios Profesionales, en el norte del área metropolitana, los más dentro del estado de México. En los últimos veinte años se establecieron campus foráneos en Morelos, Michoacán y Querétaro. Y por su vocación nacional, la UNAM se ha extendido, conectado y contribuido al desarrollo de la educación superior en todas las entidades del país.
A lo largo de más de medio siglo, la institución ha refrendado una y otra vez lo siguiente: servir al país creando profesionistas útiles a la sociedad, ser una institución en la que se mezclan en sus aulas estudiantes provenientes de distintas clases sociales y, por tanto, instrumento de movilidad social y productora de legitimidad al régimen político. Finalmente, ha sido una institución vanguardista en la producción de conocimiento, parte fundamental para renovar a México en la era de la globalización.
También, y esto es de suma importancia, la UNAM se consolidó como una universidad de investigación. Se crearon institutos y centros en humanidades y ciencias. La proliferación del conocimiento se impuso y fue estimulada. Tal ha sido la importancia del desarrollo de la investigación y del posgrado que actualmente son su torre de fuerza. A la fecha, no hay ninguna institución de educación superior en la República que cubra tantos campos de conocimiento y que tenga tanta capacidad de combinarlos. Según lo enseña este libro, la UNAM de hoy no es la misma que la de hace cincuenta años porque ha avanzado académicamente con los tiempos, las circunstancias y las necesidades de la sociedad.
De lo que se relata en esta obra se desprende que de mediados de los cuarenta hasta el presente todos los rectores han tenido programas para hacer cambios y mejorar la institución. En la historia que se muestra todos y cada uno han tenido un plan o proyecto de desarrollo. Por varias vías hicieron reformas, ajustes o adaptaciones a la academia y al gobierno para que la universidad respondiera a los problemas y necesidades emergentes de la sociedad y al avance del conocimiento. Su impacto en la institución fue variable, pero sin duda acumuló experiencia.
Las páginas que cubren más de medio siglo del siglo pasado, informan extraordinariamente cómo la institución se volvió más compleja, diversa y prolífica a la par que se burocratizó. En el libro hay una espléndida reseña de los cambios en la organización del gobierno universitario que resultan fundamentales para entender cómo se condujo a la institución. Asimismo, creado por los hechos, apareció el requerimiento de planear, evaluar y rendir cuentas a medida que cambió la fisonomía del Estado mexicano.
Desde otro punto de vista, se le debió de haber dedicado más análisis al sistema político interno que se volvió más autoritario, centralizado y excluyente. Su anacronismo y anquilosamiento ante los nuevos retos han sido, a no negarlo, un obstáculo que tiene de nuevo a la universidad ante las puertas de una reforma que requiere ser integral.
Para el presente, el recorrido histórico de la UNAM es un llamamiento a que los universitarios debatan, se movilicen y participen en la reforma, a que no dejen pasar la oportunidad de producir una nueva realidad institucional. El estancamiento sería un retroceso frente a la alternativa de hacer nuevas reglas y acuerdos para gobernar la institución. Es indispensable comunicar hacia dónde va la Universidad, que la comunidad se involucre en el proceso de cambio y no permanezca pasiva viendo el tiempo pasar.
Los cambios no llegan así nada más. En la UNAM y en otras universidades del país y del mundo los conflictos y las crisis han sido palanca de la transformación. Los movimientos estudiantiles, en particular, han jugado un papel espectacular en la política universitaria. El que derrumba al rector Chávez provocó que se otorgara el pase reglamentado, el congelamiento de las cuotas y la supresión del cuerpo de vigilancia. También la emergencia de las preparatorias populares con los rechazados de la UNAM, que consiguen después un cierto número de lugares para ingresar a sus estudiantes.
El 68 marcó al país y a la universidad. Vinieron nuevos modos de hacer política. La salida de este conflicto significó una gran rearticulación de fuerzas políticas internas y externas. Entre 1970 y 1977 la UNAM vivió el periodo de asentamiento del sindicalismo, la construcción y firma de convenios con dos sindicatos, que desde entonces se han hecho presentes en la vida institucional. El STUNAM, por cierto, es el único que ha hecho huelgas prolongadas como en 1977, 1983 y 1988, ésta última justo durante el cambio de rector. Lo cierto, como se advierte en el texto, es que después de 1968 la UNAM comenzó a ser relevada por el gobierno de su función estratégica.
La vida de la UNAM ha estado llena de protestas estudiantiles. La respuesta del Consejo Estudiantil Universitario (CEU) a las medidas del rector Carpizo provocaron una huelga, la suspensión de los reglamentos por el Consejo Universitario y la realización de un congreso resolutivo años después, que por lo que se percibe en este libro no dejó satisfecho a nadie. El rector Sarukhán hizo el Congreso y después siguió una política de academización que le devolvió a la UNAM prestigio en la sociedad. El rector Barnés eliminó los privilegios de las prepas populares, hizo reformas legislativas para normar el ingreso y la permanencia de los estudiantes y un cambio al reglamento general de pagos cuya respuesta fue una huelga de diez meses que dio por concluido el modelo de relaciones que la UNAM tenía con el Estado mexicano desde 1945. Este es uno de sus tantos significados.
Al fin, este libro es de una gran importancia para comprender el pasado y el presente, apreciar con detalle los cambios académicos en cada rectorado. El texto está plagado de datos, análisis e interpretaciones que verdaderamente se disfrutan y leen con el entusiasmo con que se tiene que revisar esta obra, que enriquece, cultiva y da alientos para transitar del presente al futuro, que también es historia.
Este libro es una invitación a desencadenar el Prometeo. A que nadie espere una Universidad Nacional silenciada ante los hechos del país y de la política educativa. Es una obra que ilustra lo humano en la Universidad y que no pudo ser hecha más que por investigadores de un Centro, el CESU, que cultiva las humanidades con rigor y originalidad.
Revista de la Educación Superior en
Línea. Num. 125
Título: La UNAM: historia y porvenir
Autor: Humberto Muñoz García
Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. Seminario de Educación Superior.
Correo e:humberto@servidor.unam.mx
ALMA L.G.P.