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Ciencia
y Tecnología
e Ingeniería
Enseñanza
Centrada En El Desarrollo De Estudiantes Universitarios.
Jorge
Dettmer G.
Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM.
Resumen
Desde la segunda mitad del siglo XIX, la
ingeniería y los
ingenieros han desempeñado un papel fundamental en la configuración
de las sociedades industriales modernas. Sus servicios resultan indispensables
para el desarrollo industrial, lo cual ha elevado el carácter
científico y el prestigio social de la ingeniería a lo
largo del siglo XX, pero al mismo tiempo, ha suscitado importantes interrogantes
relacionadas con la identidad de la profesión, su reclutamiento,
educación y la formación profesional, la diversificación
de sus opciones de trabajo, la función de sus asociaciones profesionales
y la responsabilidad ética y social que deben asumir frente a
los impactos sociales y ambientales provocados por la tecnología.
Se establece la relación entre ciencia, tecnología e ingeniería
para aclarar en qué consiste la específicidad de la ingeniería
y sus implicaciones para una mejor comprensión del ser y el qué hacer
de los ingenieros.
Palabras clave: Ingenierías, formación
profesional, ciencia,
tecnología.
Abstract
Since the second half of the 19th century, engineering and engineers
have played a key role in the configuration of modern industrial societies.
Services rendered by them are essential for industrial development, therefore
stressing the scientific nature and social prestige of engineering all
through the 20th century. Nevertheless, at the same time, great questions
have arisen regarding the identity of the activity, enrolment, education
and professional training, diversification of professional opportunities,
role of professional associations and the ethical and social responsibility
to be undertaken before social and environmental impact derived from
technology. A clear relationship among science, technology and engineering
is set in order to better clarify the specificity of engineering and
its implication in the better understanding of the work of engineers.
Key words: Engineering, professional training, science, technology.
Introducción
Desde la segunda mitad del siglo XIX, la Ingeniería y los ingenieros
han desempeñado un papel fundamental en la configuración
de las sociedades industriales modernas. La creciente vinculación
de la tecnología con la ciencia y el reconocimiento de los ingenieros
como uno de los grupos profesionales más extensos, cuyos servicios
resultan indispensables para el desarrollo industrial, han elevado considerablemente
el carácter científico y el prestigio social de la Ingeniería
a lo largo del siglo XX, pero también, han suscitado importantes
interrogantes relacionadas con la identidad de los ingenieros, el reclutamiento
de nuevos miembros, la educación y la formación profesional
de los mismos, la diversificación de sus opciones de trabajo,
la función de sus asociaciones profesionales y la responsabilidad ética
y social que deben asumir frente a los impactos sociales y ambientales
provocados por la tecnología.
De este amplio espectro de problemáticas, una que ha atraído
la atención en las últimas años es aquella que tiene
que ver con la casi simbiótica relación que se ha establecido
entre la ciencia, la tecnología y la Ingeniería. El análisis
de esta relación es importante por que si bien, a partir de la
formulación del Informe Grinter (Grinter Report) a finales de
los años cincuenta, la educación en Ingeniería adquirió una
orientación cada vez más científica (o académica)
y menos pragmática; hoy día parece haber una tendencia
contraria.
En las páginas que siguen, discuto las interrelaciones entre los
tres campos de conocimiento mencionados, tratando de aclarar en qué consiste
la especificidad de la Ingeniería y sus implicaciones para una
mejor comprensión del ser y el qué hacer de los ingenieros.
El trabajo se organiza en cinco secciones o apartados. En el primero,
busco establecer la distinción entre ciencia y tecnología;
en el segundo describo brevemente la historia de la Ingeniería
haciendo énfasis en los aspectos sociales de la profesión.
En la tercera, cuarta y quinta secciones, trato de establecer el deslinde
entre ciencia e Ingeniería y de distinguir a los ingenieros por
sus características socio-profesionales y educativas. Finalmente,
en el sexto y último apartado, reflexiono sobre las implicaciones
que tendría situar nuevamente el diseño en el centro de
la formación de los futuros ingenieros.
Distinguiendo la ciencia
de la tecnología
La importancia crucial de las profesiones científicas y tecnológicas
parece estar, hoy en día, fuera de toda discusión. El carácter
cada vez más científico de la tecnología y las importantes
contribuciones de esta última al desarrollo de las ciencias, han
afinado notablemente nuestro conocimiento y nuestra capacidad de manipular
la naturaleza, pero también, han propiciado una confusión
acerca de las interrelaciones que subyacen entre estos campos de conocimiento
y sobre las actividades específicas que desarrollan científicos
e ingenieros y tecnólogos.
La tecnología, como se sabe, es anterior a la ciencia, pero muchos
de los logros alcanzados por una y otra sólo han sido posibles
por la existencia de la Ingeniería, aunque ésta no haya
existido como tal hasta el advenimiento de la primera Revolución
Industrial.
Diversos estudios históricos (Basalla, 1991; Munford, 1987) demuestran
que, durante muchos siglos, la tecnología se desarrolló de
manera independiente y disociada de la ciencia. Hasta principios del
siglo XIX, la mayor parte de los artefactos y dispositivos tecnológicos
creados en Occidente, fueron desarrollados por artesanos experimentados
(no ingenieros), con escasos conocimientos en ciencias. No obstante,
los impresionantes progresos alcanzados en el descubrimiento y la aplicación
de nuevas leyes y principios científicos en lo dos últimos
siglos, han estrechado en tal forma los lazos entre una y otra, que hoy
resulta extremadamente difícil distinguir dónde termina
la "ciencia pura" y dónde comienza "la ciencia
aplicada"1. Desde un punto de vista analítico y conceptual,
sin embargo, ciencia y tecnología comportan importantes diferencias
que es preciso considerar.
Aun cuando existen muchas definiciones de ciencia, dependiendo de diferentes
contextos históricos, sociales y culturales2, en un sentido general
el conocimiento científico alude a un "cuerpo de conocimiento
coherente y sistemático de cualquier objeto o materia formal o
empírica, natural o cultural, logrado por algún método,
con tal que: a) esté basado en un arduo, honesto y serio estudio
e investigación no disponible al hombre lego (...) y; b) esté diseñado
para propósitos intelectuales o pragmáticos generales,
pero no para aplicaciones prácticas inmediatas en un caso o situación
concreta" (Machlup, 1980:19 y 69). En otros términos, el
conocimiento científico es un tipo de conocimiento diferente al
del hombre lego y al conocimiento aplicado de los practicantes.
Por su parte, la tecnología ha sido definida simplemente como "un
cuerpo de conocimiento acerca de técnicas". A menudo, sin
embargo, la noción de tecnología se ha extendido para abarcar "tanto
el conocimiento mismo como la materialización en diseños
y equipo físico utilizado en la producción" (Freeman,
1975: 22). Por consiguiente, como conocimiento, la tecnología
comporta un doble aspecto: el conocimiento de cómo hacer las cosas
("Know How"), y el por qué tales cosas han sido hechas
de cierta forma ("Know Why").
En cuanto a su forma material, puede ser conceptualizada como tecnología
incorporada o desincorporada. La primera se aplica a aquel tipo de conocimiento
que viene incorporado o materializado en máquinas, herramientas,
o bien en personal dotado de ciertos conocimientos, habilidades y destrezas;
la noción de tecnología desincorporada se aplica a aquel
conocimiento utilizado o transferido tanto en forma oral y escrita como
visual (Bhagaran, 1990).
Si bien en la actualidad la ciencia y la tecnología se encuentran
tan estrechamente relacionadas, al punto de que cualquier avance en la
primera repercute significativamente en el desarrollo de la segunda y
viceversa, en rigor, la tecnología constituye un campo de conocimiento
diferente y separado de la ciencia, que posee su propia dinámica
interna de cambio y de progreso7. (Parayil, 1990: 290).
Según W. Faulkner (1998:430), existen "tres áreas
estrechamente relacionadas en las cuales la tecnología se distingue
de la ciencia: 1) en su propósito u orientación; 2) en
su organización sociotécnica, y 3) en sus características
cognoscitivas y epistemológicas".
Respecto a la primera de estas áreas, la autora señala
que mientras la ciencia se aproxima a la comprensión de la naturaleza
mediante la producción de conocimiento, la tecnología pretende
el control de la naturaleza a través de los artefactos. Como Vincenti
(1993:254) destaca al comparar la estructura del conocimiento científico
con la del conocimiento tecnológico: "(...) la diferencia
esencial es entre entendimiento intelectual y utilidad práctica".
En relación con la segunda área, la orientación
práctica ("artifactual") de la tecnología implica
que su forma de organización asuma una estructura mucho más
jerárquica y heterogénea que la de ciencia, porque se basa
en la descomposición del diseño tecnológico en varios
problemas y subproblemas de distinto nivel, cuya solución requiere
del conocimiento, la interacción y la coordinación entre
diversos grupos interdisciplinarios.
Por lo se refiere a sus características cognoscitivas y epistemológicas,
la ciencia y tecnología se diferencian por su forma de relacionarse
con la naturaleza y el contenido específico de sus actividades
(este aspecto lo desarrollo más adelante, al comparar la ciencia
con la ingeniería).
Breve historia de la Ingeniería
Las razones acerca de por qué el conocimiento científico
fue considerado -por lo menos hasta principios del siglo XX- en un plano
superior al conocimiento del artesano o del hombre práctico son
muy complejas para desarrollarlas aquí. En su origen, sin embargo,
se encuentra la idea muy arraigada en las sociedades occidentales de
que el trabajo intelectual es teórica y socialmente superior al
trabajo manual (Haber, 1974:237).
Esta creencia se vio crecientemente reforzada por el sistema cultural
y, específicamente, por las universidades, las cuales desde su
creación en el siglo XII alentaron la formación de grupos
de filósofos naturales, matemáticos, astrónomos,
etc., que a partir de sus contribuciones a sus respectivos campos de
conocimiento, dispusieron de los recursos, el poder y la influencia indispensables
para monopolizar sus disciplinas y legitimar sus modelos y estilos de
conocimiento. Lo anterior dio por resultado no sólo la constitución
de una jerarquía de establecimientos científicos (Academias
y universidades con poder, estatus y prestigio diferentes), sino también,
en el interior de ellos, la conformación de disciplinas poderosas,
de alto rango, cuyos métodos de investigación, categorías
de pensamiento y esquemas de valores, se convirtieron en modelos dominantes
de conocimiento (Elias, 1982).
En contraste con algunas disciplinas científicas, como la Física
y las Matemáticas, o profesiones liberales como el Derecho y la
Medicina, surgidos de una cultura de alto estatus y legitimadas por una
onerosa educación universitaria, la Ingeniería tuvo un
origen modesto.
Históricamente, la profesión de ingeniero se configuró fuera
de las universidades y a partir de diversas ocupaciones. En sus comienzos,
los antecesores del ingeniero moderno fueron artesanos experimentados
que se desempeñaron como constructores de molinos, albañiles,
herreros y relojeros. Más tarde, las necesidades derivadas de
la defensa militar y la protección del territorio, elevaron un
poco la posición social del ingeniero, al integrarlo dentro de
los cuerpos del ejército encargados de la fabricación de
artefactos de guerra y la construcción de fortificaciones, puentes
y caminos.
Durante el Renacimiento, la figura del ingeniero se consolidó todavía
más. Sin embargo, a pesar de poseer los conocimientos técnicos
para actividades de mayor escala, el ingeniero ocupó una posición
social y ocupacional ambigua entre la pequeña aristocracia y el
trabajador manual, realizando trabajos en los que combinaba elementos
del amo y del sirviente.
Hasta finales del siglo XVIII, la Ingeniería fue más un
oficio que una profesión; consistía sobre todo en un conjunto
de destrezas manuales y habilidades mecánicas transmitidas de
padres a hijos y de maestros a aprendices. Sin embargo, a medida que
la Ingeniería se fue convirtiendo en una ocupación permanente,
aparecieron escuelas (no vinculadas a las universidades), se fundaron
asociaciones gremiales locales y nacionales y, con el tiempo, se fueron
introduciendo estudios de Ingeniería en algunas universidades.
La unión de la ciencia con la tecnología que se produjo
en Europa y los Estados Unidos a finales del siglo XIX y principios del
XX, no sólo aumentó el valor de las técnicas a disposición
de los ingenieros, sino que elevó sus aspiraciones y demandas
educativas como un medio para alcanzar el estatus y el prestigio social
similar al de otras profesiones como la medicina y la abogacía.
Aunque efectivamente -mediante su incorporación a las universidades
y la adopción de los principios básicos provenientes de
la Física, la Química y las Matemáticas-, los ingenieros
han conseguido elevar el estatus técnico y científico de
su disciplina, desde un punto de vista social y ocupacional continúan
experimentando una fuerte dualidad: por un lado, dominan las técnicas
versátiles del empresario y del administrador y, por el otro,
disponen de los conocimientos del trabajador hábil (Collins, 1989).
Las dificultades para separar estos componentes internos de su profesión
ha propiciado que los ingenieros experimenten una identidad desgarrada
(manifiesta en el dualismo managers-trabajadores calificados), que les
impide realizar plenamente sus aspiraciones profesionales, sus ambiciones
económicas y su proyecto profesional. No obstante, existen importantes
excepciones, pues mientras en algunos países
-como Francia- la ingeniería ha adquirido un alto estatus, en
otros -como gran Bretaña y los Estados Unidos- muchos la consideran
como una "cuasi profesión", debido a la incapacidad
histórica de este grupo profesional para controlar sus instituciones
de enseñanza a nivel superior. Por lo tanto, dependiendo del país
y de su tradición cultural, se pueden distinguir diferentes concepciones
de lo que es un ingeniero y de los diversos papeles que desempeña
en la sociedad.
Deslindando la Ingeniería
de la ciencia
Si bien la incorporación de principios básicos provenientes
de la Física, la Química y las Matemáticas, han
elevado el nivel científico y el potencial técnico de la
Ingeniería, también han conducido a concepciones erróneas
acerca de su objeto y de sus fines. Más aún, el hecho de
que hoy existan científicos que diseñen e ingenieros que
investiguen para encontrar mejores soluciones técnicas, ha conducido
a una suerte de extrapolación del concepto de ciencia a la Ingeniería,
atribuyéndole a la primera muchos logros de la segunda. No obstante,
como ya se mencionó, la Ingeniería proviene de una tradición
distinta a la de la ciencia, opera bajo formas de organización,
reglas de conducta y objetivos diferentes. Por lo tanto, aunque la Ingeniería
se encuentra inextricablemente ligada a la ciencia, entre una y otra
subsisten marcadas diferencias3.
Una primera distinción importante entre ciencia e Ingeniería,
es que en ésta última el diseño ocupa un lugar central.
Aunque algunos autores sostienen que el énfasis retórico
sobre el diseño por parte de los ingenieros es principalmente
un intento para ganar estatus, es decir, que los ingenieros se han aferrado
al el diseño como una forma de asemejar su actividad a la de los
científicos para demostrar que ellos también son creativos,
los expertos concuerdan en que el diseño constituye la actividad
fundamental para el desarrollo de la tecnología. Como Layton (1988:91)
señala:
Una de las cosas que distingue a las ciencias
de la Ingeniería
de las Ciencias Básicas es precisamente su "propósito" de
ayudar en el diseño de dispositivos o sistemas artificiales. Las
ciencias de la Ingeniería son instrumentos para implementar metas
a través del proceso de diseño.
Por su parte, al caracterizar las "ciencias de lo artificial",
Herbert Simon (1994:7) destaca en relación con la Ingeniería
que:
Hablamos de la Ingeniería como preocupada con la "síntesis" [diseño],
mientras que la ciencia está preocupada con el "análisis".
Objetos sintéticos o artificiales -y más específicamente
objetos artificiales futuros teniendo las propiedades deseadas- son el
objetivo central de la actividad y la habilidadde la Ingeniería.
El ingeniero, y más generalmente el diseñador, está interesado
con cómo las cosas deben ser -como deben ser a fin de alcanzar
los objetivos y funcionar.
La segunda distinción se relaciona con el hecho de que la solución
de problemas en Ingeniería es (como se destacó más
arriba), una actividad más heterogénea y jerárquica
que la ciencia. De acuerdo con Sorensen y Levold, la ciencia es "más
homogénea en términos de disciplinariedad, pericia y agrupamiento
social, con el resultado de que los conocimientos demandados en la ciencia
son bastante menos heterogéneos de lo que son las innovaciones
en tecnología" (W. Faulkner, 1994: 431).
La tercera diferencia importante entre ciencia e Ingeniería, tiene
que ver con la distinción establecida por Polanyi entre conocimiento
local y conocimiento tácito4. En este sentido, aunque el conocimiento
tácito es igualmente importante en la ciencia y la Ingeniería,
las consecuencias económicas y sociales negativas derivadas de
la experimentación fallida con dicho conocimiento son más
desastrosas en el caso de la Ingeniería, ya que el fracaso de
un experimento no se reduce sólo a un debate sobre el conocimiento
o las condiciones de su verificación, sino que pueden incidir
directamente en el deterioro de la calidad de vida de los seres humanos,
producido por el mal funcionamiento de un dispositivo o diseño
tecnológico, cuyos efectos negativos son en muchos casos, difíciles
de predecir y medir.
Las dos últimas diferencias están relacionadas con el papel
de la teoría y el carácter de la metodología en
la ciencia y la ingeniería. Frecuentemente se arguye que la ciencia
está basada más en la teoría y que la Ingeniería
es más "empírica". Sin embargo, como Vincenti
(1993: 214) destaca:
El fin de la Ingeniería esencialmente incluye teoría basada
en principios científicos pero motivada por y limitada a una clase
tecnológicamente importante de fenómenos o incluso a un
dispositivo específico.
Por lo tanto, en Ingeniería el interés en la teoría
está más en función de la utilidad del artefacto
o del dispositivo al cual se aplica, que en su poder explicativo, como
si sucede en la ciencia. Para el ingeniero "no hay necesidad de
leyes o teorías verdaderas", sólo necesita que algunas
de ellas sean "suficientes con respecto a los fines" que persigue.
Como Poser (1998:86) afirma:
Si un ingeniero no quiere tratar de probar la
verdad de lo que él
usa como una teoría, ¿qué es entonces lo que quiere?
La respuesta es bastante clara: busca medios para obtener una meta.
Finalmente, aunque muchos autores ven pocas diferencias
metodológicas
entre ciencia e Ingeniería, otros aceptan que la ciencia ha ejercido
una influencia "sutil" e "indirecta" sobre la Ingeniería,
a través de los métodos teóricos y experimentales
empleados por ingenieros y, sobre todo, en la estructura institucional
y los valores de la profesión de Ingeniería (Layton, 1998:86).
Con todo, la metodología de la Ingeniería que Vincenti
describe en su investigación acerca del conocimiento de los ingenieros
es caracterizada por él como la "metodología por excelencia
para el avance incremental". La metodología es aparentemente
sencilla: se define el problema, se descompone en partes de arriba a
bajo y en forma vertical y horizontal, se subdividen las áreas
por problema y subespecialidad. Se trata de una metodología basada
en la "variación paramétrica", "la prueba
de modelos a escala", el uso de técnicas iteractivas asociadas
con la síntesis de diseño", sistemas totales de conjeturas", "rigurosas
pruebas a gran escala" y "complejos sistemas multinivel".
Todo esto -según este autor-, es lo que contribuye al continuo
esfuerzo en Ingeniería por reemplazar los "actos de perspicacia",
(no enseñables), por "actos de habilidad" (capaces de
ser enseñados). Vincenti (1993:169) destaca que si bien la metodología
de la ingeniería se parece a la metodología científica,
vista como un todo es diferente a la de la ciencia.
En contraste con lo anterior, existen tres importantes aspectos en los
cuales la ciencia y la Ingeniería son bastante similares: 1) ambas
están sometidas a las mismas leyes de la naturaleza; 2) ambas
son acumulativas y se difunden extensamente a través de los mismos
mecanismos (educación, publicaciones y comunicaciones informales),
y 3) ambas se organizan en comunidades profesionales con notable autonomía
disciplinaria.
De todo lo dicho se desprende que el conocimiento del científico
no es superior al conocimiento del tecnólogo o el ingeniero, sino
que se trata, más bien, de dos tipos distintos de conocimiento
caracterizados por lógicas internas de desarrollo, criterios de
validación y fines diversos. Desde otro punto de vista, sin embargo,
se puede afirmar que no existen diferencias substanciales en el papel
que desempeña la creatividad en la ciencia y en la innovación
tecnológica, ya que ambas son producto del ingenio y del ordenamiento
y selección de ideas a través de las cuales científicos
e ingenieros codifican la realidad. Como Poser (1998:84) señala:
Un pretexto muy emocional para diferenciar entre
ciencia e Ingeniería
apunta al genio, el ingenio, que un ingeniero necesita tener o, más
precisamente, a la creatividad de los ingenieros, su capacidad para hacer
invenciones a fin de traer nuevos artefactos. En los tiempos del Renacimiento
uno admiró a inventores tales como Leonardo o Miguel Ángel,
y la bien conocida caracterización de los seres humanos como homo
faber reflejó esta visión.
Aún si esto es de gran importancia para una filosofía cultural
de la tecnología -dado que va mano a mano con la idea de progreso
en contraste a la idea de sociedad estática- la creatividad como
una cualidad no puede ser usada para distinguir a las ciencias de la
Ingeniería (...) Además, no hay diferencia en la creatividad
si uno compara un científico y un ingeniero, para encontrar nuevas
hipótesis (que son mejor que estúpidas generalizaciones
inductivas) o encontrar nuevas soluciones tecnológicas (que son
mejor que estúpidas combinaciones de reglas bien conocidas), no
hace diferencia del todo. Por eso la creatividad como tal no distingue
la cualidad entre ciencia e Ingeniería.
Definiendo la Ingeniería
y a los ingenieros
La palabra ingeniería ha sido definida de múltiples formas.
Así, mientras que algunos autores la han concebido como un arte5,
otros6 la definen como una "profesión", basada en el
dominio y la aplicación de las ciencias físicas y matemáticas,
a los recursos naturales, económicos, materiales y humanos, para
beneficio del hombre y de la sociedad.
Como arte, la Ingeniería se caracteriza por su instinto creador,
por su manera flexible de combinar métodos y teorías y
(sin importar el estado de desarrollo en el que encuentren), y por su
orientación hacia la belleza o la producción de bienes
y servicios útiles para el hombre.
Como profesión, se caracteriza, entre otros aspectos, por poseer:
a) un cuerpo de conocimientos especializados que guían la práctica
profesional; b) una orientación de servicio a la sociedad; c)
una autonomía en la prestación de servicios profesionales,
y d) la sanción social del ejercicio profesional7.
Como disciplina académica, la Ingeniería está basada
y validada por la llamada "ciencia de la ingeniería".
De acuerdo con Layton (1988),
Las ciencias de la Ingeniería consisten principalmente de exposiciones
acerca de artefactos humanos. Ellas son confeccionadas para satisfacer
las necesidades de los diseñadores prácticos, y la forma
que sigue funciona aquí como en Biología.
En otras palabras, las ciencias de la Ingeniería pueden ser entendidas
como un modo intermedio de conocimiento entre el conocimiento científico
y el conocimiento puramente práctico. Ellas operan como una especie
de "traductor" entre el nuevo conocimiento y/o información
generado por la ciencia y su aplicación a un dispositivo o diseño
(Channell, 1998:102).
Cabe precisar que las ciencias de la ingeniería no se confunden
con las ciencias básicas, pues como Layton (1988) sostiene:
Una de las cosas que distingue a las ciencias de la Ingeniería
de las ciencias básicas es precisamente su "propósito" de
ayudar en el diseño de dispositivos o sistemas artificiales. Las
ciencias de la Ingeniería son instrumentos para implementar metas
a través de procesos de diseño. En particular, las preguntas
de propósito y metas son una parte integral de las discusiones
de ciencias de la Ingeniería y de tecnología, generalmente.
Friedrich Rapp ha argumentado que "las ciencias de la Ingeniería
poseen un carácter prescriptivo, y "las ciencias de la ingeniería
suministran meros imperativos hipotéticos; ellos explican cómo
proceder hacia el logro de ciertas metas. Sin embargo, por su propia
naturaleza, ellos no pueden suministrar ninguna información como
para que debiera ser alcanzado. Hacer el paso de la teoría a la
práctica es proceder de un bajo entendimiento de las consecuencias
previstas... Este paso es racional sólo si, además del
conocimiento teórico, la meta que se busca alcanzar está también
estipulada.
En cuanto a la Ingeniería, una definición
particularmente interesante es aquella formulada por G. F. Rogers y
complementada por
Vincenti (1993), quien afirma:
Ingeniería se refiere a la práctica de organizar el diseño
y la construcción [y yo debería añadir operación]
de cualquier artificio que transforme el mundo físico a nuestro
alrededor para satisfacer alguna necesidad reconocida.
Dos aspectos sobresalen de esta definición. Por una parte, su
caracterización de la Ingeniería como una actividad práctica
destinada -al igual que la ciencia- a alcanzar objetivos específicos.
Por la otra, el énfasis que (como ya vimos), se hace en el diseño
-concebido como proceso-, como uno de los rasgos característicos
del quehacer del ingeniero. El diseño, según Vincenti (1993):
(...) denota el contenido de un conjunto de planes
(como en "el
diseño para un nuevo aeroplano") y el proceso por el cual
aquellos planes son producidos. En el último sentido él
típicamente implica disposición (o disposiciones) tentativas
de los arreglos y dimensiones del artificio, verificando el dispositivo
candidato mediante análisis matemático o prueba experimental
para ver si hace el trabajo requerido, y modificación cuando (como
comúnmente sucede al principio) no lo hace.
Al igual que sucede con el término Ingeniería, los ingenieros
han sido definidos de muchas maneras, dependiendo de las características
educativas, ocupacionales y tecnológicas de la sociedad en la
que lleva a cabo su actividad8. Con todo, una definición particularmente
interesante, es aquella formulada por la Conferencia de Sociedades de
Ingeniería de Europa del Oeste y los Estados Unidos de América
en los años sesenta. Según esta definición:
Un ingeniero profesional es competente por virtud
de su educación
fundamental y entrenamiento para aplicar los métodos científicos
y perspectivas para el análisis y solución de los problemas
de Ingeniería. Él está capacitado para asumir la
responsabilidad personal por el desarrollo y aplicación de la
ciencia de la Ingeniería y el conocimiento, notablemente en la
investigación, diseño, construcción, manufactura,
supervisión, gestión y en la educación de los ingenieros.
Su trabajo es predominantemente intelectual y variado y no de rutina
mental o de carácter físico. Este requiere del ejercicio
de un pensamiento original, juicio y habilidad para supervisar el trabajo
técnico y administrativo de otros. (...) Su educación y
adiestramiento debería haber sido tal que él habrá adquirido
una extensa y general apreciación de las ciencias de la Ingeniería
así como también a través de una reflexión
dentro de las características especiales de su propia rama. A
su debido tiempo, él será capaz de dar consejo técnico
autorizado para asumir la responsabilidad por la dirección de
importantes tareas de su rama (Venables, 1959:60).
No obstante el alto grado de generalidad de esta
definición,
muchos sociólogos han observado que mientras en algunos países
los ingenieros reúnen una buena parte de estos atributos y características
ocupacionales, en otros, los ingenieros tienen serias dificultades para
satisfacerlos, calificando por ello a la Ingeniería como una "cuasi
profesión". Lo anterior ha abierto, al menos en ámbito
de la Sociología, una fuerte discusión acerca de hasta
qué punto, la Ingeniería debe ser considera como una profesión.
Más allá de los problemas derivados de la aplicación
del término sociológico de "profesión",
los ingenieros son poseedores de un saber técnico-profesional
especializado (vale decir, expertise), diferente al de los científicos,
adquirido a través de un largo y honeroso proceso de educación
en instituciones (universitarias o no) de enseñanza superior.
Educación de científicos
e ingenieros
Los ingenieros no sólo difieren de los científicos en su
actividad profesional, sino que sus procesos educativos son bastante
diferentes. Por ejemplo, al contrastar los valores y las orientaciones
de carrera de los estudiantes (no graduados) de las carreras de ciencias
e Ingeniería, Krule y Nadler9 han encontrado que:
[Los estudiantes] que escogen ciencia tienen
objetivos adicionales que los distinguen de aquellos que se preparan
para carreras de Ingeniería
y Administración. Los estudiantes de ciencia ponen un valor más
alto sobre la independencia y sobre el conocimiento por el conocimiento
mismo, mientras que en contraste, muchos estudiantes en otros curricula
están preocupados con el éxito y la preparación
profesional. Muchos estudiantes de Ingeniería y Administración
esperan que sus familias sean más importantes que sus carreras
como mayor fuente de satisfacción, pero el patrón inverso
es más típico para los estudiantes de ciencia. Más
aún, hay un sentido en el cual los estudiantes de ciencia tienden
a valorar la educación como un fin en sí mismo, mientras
que otros la valoran como un medio para un fin.
En cambio, según los mismos autores:
Los estudiantes de Ingeniería están menos preocupados que
aquellos en ciencias con lo que uno hace en una posición determinada
y más interesados con la certeza de las recompensas a ser obtenidas.
Es significativo que ellos pongan menos énfasis en la independencia,
la satisfacción de la carrera y los intereses inherentes a su
especialidad, y ponen más valor sobre el éxito, la vida
familiar y evitando trabajos de bajo nivel. En el fondo, uno sospecha
que estos estudiantes desean por encima de todo para ellos mismos y sus
familias algún estatus mínimo y un grado razonable de éxito
económico. Ellos están preparados para sacrificar algo
de su independencia y oportunidades por innovación a fin de realizar
sus objetivos principales. Están más dispuestos a aceptar
posiciones que los involucren en complejas responsabilidades organizacionales
y asumen que el éxito en tales posiciones dependerá del
conocimiento práctico, la capacidad administrativa y la habilidad
para las relaciones humanas (Allen, 1985:36-37).
Otro estudio realizado por Ritti (en Ibid: 38-39)
sobre ingenieros graduados destaca, como una de sus principales conclusiones,
que por encima de
todo, la diferencia fundamental entre científicos e ingenieros
radica en su nivel de educación. Los ingenieros se caracterizan
generalmente por situarse al nivel de licenciatura, aunque algunos obtienen
grados de maestro en ciencias y otros no obtiene el grado de licenciatura,
en tanto que los científicos requieren casi siempre poseer un
doctorado. Más aún, el largo y complejo proceso de socialización
académica involucrado en la formación de científicos
e ingenieros hace que trate de personas que difieren considerablemente,
incluso en su visión de la vida.
Tanto el estudio de Krule y Nadler, (en ibid) como el de Ritti arrojan
suficiente evidencia de que muchos estudiantes de ingeniería -a
diferencia de los de ciencias-, tienden a valorar más sus realizaciones
prácticas y ven su carrera como una etapa de transición
que conduce a los niveles altos de gestión. También demuestran
que los ingenieros son exitosos para conseguir sus objetivos de carrera
a largo plazo, aunque ello implique perder un poco de su autonomía
profesional a cambio de un mayor éxito económico dentro
de una empresa.
Aunque algunos de éstos planteamiento pueden ser discutibles y
estar sujetos a ciertos cuestionamientos, es una hecho que la formación
académica y las pautas de socialización dentro de las comunidades
de científicos e ingenieros es ciertamente diferente.
Implicaciones de la distinción para
el curriculum de Ingeniería
Muchos y de diverso tipo fueron los factores que influyeron para asimilar
la Ingeniería a la ciencia durante el pasado siglo XX. Entre ellos
se puede mencionar, en primer término, el influjo que ejerció el
positivismo lógico sobre las ciencias básicas (particularmente
sobre las Matemáticas y la Física), presentándolas
como ajenas o inmunes al pensamiento filosófico, moral o religioso,
trasladando también su discurso sobre el rigor, la objetividad
y la neutralidad científica y valorativa a la Ingeniería.
En segundo lugar destaca la creación, a principios del siglo XX,
de las nuevas industrias basadas en el conocimiento (Química,
Eléctrica, y posteriormente, Electrónica), cuyos departamentos
y laboratorios de investigación y desarrollo (R&D), absorbieron
a un número cada vez mayor de científicos e ingenieros
trabajando estrechamente en la generación de nuevos conocimientos,
sistemas y dispositivos aplicables a la industria.
En tercer término sobresale la influencia que, en el contexto
de la "Guerra Fría" y el "shock del Sputnik",
ejerció el Informe Grinter (Grinter Report) en los Estados Unidos
de Norteamérica a finales de los años cincuenta, el cual
recomendó hacer un mayor énfasis en las ciencias básicas
dentro el curriculo de ingeniería y acelerar la preparación
graduados para la investigación. Este hecho, aunado a un sustancial
incremento de los fondos federales destinados a investigación
básica en ese país, propició que muchas escuelas
de Ingeniería compitieran con las facultades de ciencias por dichos
fondos.
Finalmente, cabe mencionar la indeclinable aspiración de los ingenieros
por alcanzar un estatus y un prestigio social similar al de otras profesiones
científicas, lo que ha contribuido a asemejar la ingeniería
con la ciencia.
Estos y otros factores parecen haber propiciado lo que Goldman (citado
por Johnson, 1996) denomina la "cautividad social" del discurso
de ingeniería, tanto intelectual como prácticamente. Según
este autor, intelectualmente la ingeniería es vista como la simple "aplicación
de la ciencia", esto es, como una actividad que ha asumido todos
los principios (éticos, normativos y valorativos de la ciencia).
Prácticamente, la ingeniería es vista como enmarcada y
gobernada por jerarquías administrativas más que profesionales,
influyendo así en la forma como ingenieros definen y resuelven
los problemas.
Lo anterior ha impedido que los ingenieros asimilen la naturaleza de
su trabajo en sus propios términos, y que ellos y los educadores
en Ingeniería sean capaces de situar el diseño adecuadamente
dentro de su discurso y de desarrollar esta habilidad fundamental. Sin
embargo, tal habilidad se ha vuelto fundamentales en nuestros días,
en virtud de la mayor diversidad, complejidad y creatividad tecnológica
y social que demanda el trabajo del ingeniero. Por esta razón,
en los últimos lustros muchos educadores han planteado la necesidad
de superar la concepción de la ingeniería como una simple "ciencia
aplicada" y de fortalecer las actividades prácticas, la comunicación
y, sobre todo, el diseño, como la tarea propia y específica
del ingeniero. Como Kimbell y Perry (2001) señalan en un Informe
reciente:
La ciencia suministra explicaciones de cómo el mundo trabaja,
las matemáticas nos dan números y procedimientos a través
de los cuales explorarlo; y los idiomas nos capacitan para comunicarlo.
Pero únicamente el diseño y la tecnología nos dan
poder para cambiar la hechura del mundo.
En consecuencia, no es extraño que en numerosas propuestas para
modificar el currículo en muchas escuelas y facultades de Ingeniería,
el diseño aparezca al lado del análisis y la comunicación,
como una de las habilidades fundamentales que deberá fortalecerse
en la educación de los futuros ingenieros.
Conclusiones
A lo largo de este trabajo, he intentado analizar las estrechas relaciones
que subyacen entre ciencia, tecnología e Ingeniería,
aportando diversos argumentos que permitan esclarecer en qué consiste
la especificidad de ésta última como disciplina y de
los ingenieros como grupo socio-profesional.
Se destacó que aun cuando la ingeniería se encuentra indisolublemente
ligada a la ciencia y a la tecnología, ella no debe ser considerada
simplemente como "ciencia aplicada". La discusión sobre
las semejanzas y diferencias entre ciencia e ingeniería, pone
de manifiesto que lo que caracteriza a ésta (y la deslinda claramente
de la ciencia), es la actividad del diseño, entendido como un
proceso en el cual el ingeniero, apoyándose en las llamadas ciencias
de la Ingeniería y una metodología iterativa, además
de su intuición y creatividad, desarrolla nuevos dispositivos,
estructuras y sistemas que funcionan para beneficio de la sociedad. Así,
pues, el diseño no es simplemente una tarea más de qué hacer
del ingeniero, es su actividad fundamental.
Otro aspecto de la discusión giró en torno a las dificultades
que plantea el tratar de definir a la Ingeniería y a los ingenieros
sin tener en cuenta el contexto histórico, social, geográfico
y cultural, en el cual tales definiciones tiene lugar. El problema no
es ni académica ni sociológicamente irrelevante, porque
mientras que en algunos países (por ejemplo, Gran Bretaña),
un ingeniero es un técnico altamente calificado, en otros (como
Francia) forma parte de la elite del Estado. Más aún, en
el caso de los Estados Unidos, un ingeniero con doctorado está muy
cerca de confundirse con un científico. Sin embargo, como se expone
en el trabajo, tanto el proceso de socialización académica
como las expectativas ocupacionales y aspiraciones personales son bastante
diferentes entre ingenieros y científicos.
Lo anterior remite directamente al último punto de trabajo, relacionado
con las implicaciones que esta reflexión/precisiones teórica,
conceptual y sociológica sobre el currículo de Ingeniería.
En este punto me parece conveniente señalar que si bien, por distintos
factores, durante la segunda mitad del siglo XX predominó una
orientación cada vez más científica de la Ingeniería,
las transformaciones económicas, sociales y tecnológicas
experimentadas en las últimas décadas, han planteado la
necesidad de formular un currículo que establezca un mayor equilibrio
entre los aspectos teóricos, prácticos y sociales de la
Ingeniería y situé al diseño como un de los ejes
centrales de la formación de los futuros ingenieros.
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1La tradicional distinción entre
ciencias puras y aplicadas fue formulada por Mario Bunge hace más
de treinta años. En su clásico artículo “Technology
as Applied Science” (1966:329-347), Bunge propuso entender
la Ingeniería como una especie de “ciencia aplicada”.
Para él, no es la orientación hacia la satisfacción
de necesidades lo que hace la diferencia entre ciencia pura y ciencia
aplicada, sino el límite entre el investigador que busca nuevas
leyes de la naturaleza y el que las aplica al diseño de un
objeto útil. Con todo, en este trabajo yo asumo la posición
de que la Ingeniería es más que simple “ciencia
aplicada”. «volver«.
2En este sentido David Layton ha señalado: “No deberíamos
sorprendernos de tales diferencias. No es difícil aceptar que
los conceptos de ciencia y de tecnología están sujetos
a cambios históricos y que en épocas diferentes se han
manejado significados diferentes para ambas disciplinas. Esta relatividad
histórica del significado conceptual está apareada con
su dependencia cultural. La “science” inglesa no es exactamente
lo mismo que la “wissenschaft” alemana y “technology” no
corresponde exactamente a “technik”, y “la educación
tecnológica” no significa, necesariamente, “educación
politécnica”«volver«
3En este sentido, Rosenblith (1980) ha destacado que la ambigüedad
del término “Ingeniería” -que abarca desde
cualquier actividad técnica parecida a ventas y servicio hasta
aquellas actividades difíciles de distinguir de las que realizan
los científicos- no ha hecho las relaciones interprofesionales
más fáciles. «volver«
4De acuerdo con Savioti, (1998a: 41 y 1998b: 845) “conocimiento
tácito es aquél que puede ser usado por individuos y
organizaciones para alcanzar algunos propósitos prácticos,
pero que no puede ser fácilmente explicado o comunicado”.
El conocimiento local es aquel que sólo puede ser entendido
en el contexto de un tipo de conocimiento determinado (por ejemplo,
conocimiento científico, tecnológico u organizacional).
El carácter local del conocimiento esta dado por la extensión
o amplitud de una pieza de conocimiento (por ejemplo, teorías
generales tienen una más grande amplitud que piezas específicas
de conocimiento aplicado).«volver«
5 Así, por ejemplo, C. R. Young (1946) la ha definido como: “(...)
el arte, basado principalmente en el adiestramiento en las ciencias
matemáticas, y físicas de utilizar económicamente
las fuerza y los materiales de la naturaleza en beneficio del hombre.” Por
su parte, H. Cross la ha definido como “(...) el arte que trata
sobre la aplicación de los materiales y de las fuerzas materiales.
El uso de la ciencia es un medio para ese fin. El objeto de la ingeniería
es dar servicio a la humanidad”.«volver«
6Por ejemplo, El Consejo de Acreditación para Ingeniería
y Tecnología de los Estados Unidos (ABET), define a la Ingeniería
como “(...) la profesión en la que el conocimiento de
las ciencias matemáticas y naturales, obtenido por el estudio,
la experiencia y la práctica, se aplica con buen juicio al desarrollo
de medios para utilizar en forma económica los materiales y
las fuerzas de la naturaleza para beneficio del hombre”.«volver«
7 No
obstante, como ya se mencionó, desde el punto de vista sociológico la caracterización
de la ingeniería como una profesión resulta sumamente problemática,
ya que no sólo depende de la extensión y profundidad del concepto
sino también del contexto histórico, geográfico y socio-cultural
al cual se aplica.«volver«
8Si bien a nivel internacional el ingeniero es considerado como el personal
técnico de mayor calificación intelectual, con formación
universitaria en la que predomina la formación teórica
sobre la práctica, un análisis más detallado
demuestra que existen grandes variaciones en cuanto a la educación,
la posición ocupacional y el estatus social de los ingenieros
en los diferentes países. Así, mientras que en Alemania
el término ingeniero está protegido por la ley, en
Gran Bretaña cubre una extensa gama de ocupaciones que abarcan
desde la de un plomero hasta la de miembro de una asociación
profesional reconocida por carta real. En el origen de estas diferencias
se encuentra un conjunto de factores históricos, sociales,
culturales y aún políticos, que van más allá de
meras equivalencias lingüísticas o académicas.
Para un análisis más detallado de esta problemática
véase (Meiksins, et. al., 1996)«volver«
9E”«volver«
.
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O Fundo Público de um país reúne os recursos financeiros
colocados à disposição dos seus dirigentes-poderes
executivo e legislativo – para implantarem políticas públicas.
Alejandro Canales
Edna Luna
¿Cuál política
para la docencia?
Frida Díaz Barriga
Marco Antonio Rigo
Realidades y Paradigmas
de la Función Docente: Implicaciones sobre la Evaluación Magisterial en ducación
Superior
Benilde García Cabrero
La Evaluación de la Docencia
en el Nivel Universitario: Implicaciones de las Investigaciones acerca
del Pensamiento y la Práctica Docentes
Mario Rueda Beltrán
Leticia Elizalde Lora
Alma Delia Torquemada González
La
Evaluación de
la Docencia de la Docencia en la Universidades Mexicanas
José María García Garduño
Los Pros y los Contras del
Empleo de los Cuestionarios para evaluar al Docente
Edna Luna Serrano
Maria Consuelo Vañlle Espinoza
Guadalupe Tinajero Villavicencio
Evaluación
de la Docencia: Paradojas de un Proceso Institucional
María Isabel Arbesú García
Javier Loredo Enríquez
Miguel Monroy Farías
Alternativas
Innovadoras en la Evaluación
de la Docencia
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