LA FUNDACIÓN NACIONAL PARA LA CIENCIA
DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA

Carlos María de Allende*

* Profesional Académico de la SGE, ANUIES.

Contenido del Artículo:


PERFIL DE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA EN EUA
FUNDACIÓN NACIONAL PARA LA CIENCIA
Misión
Organización
Políticas
Financiamiento
Criterios para la selección de propuestas
Procedimientos de selección de propuestas
Programas internacionales
Epítome
APÉNDICE I
APÉNDICE II


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Procedimientos de selección de propuestas

La Fundación considera las propuestas presentadas por individuos o grupos en muchos campos de la investigación, como puede observarse en la lista de Programas en el Apéndice 2. También recibe, y en su caso acepta, proyectos de investigación de carácter interdisciplinario. Científicos, ingenieros y educadores generalmente elaboran una propuesta, la que debe ser oficialmente presentada a la NSF por la institución a la que pertenecen. Previamente a la presentación formal, el anteproyecto puede ser analizado entre su responsable y el funcionario que corresponda de la Fundación.

Como ya se mencionó, la NSF presta particular atención, entre otras condiciones meritorias, a las propuestas que favorecen la participación de la mujer y científicos pertenecientes a minorías. Tiene en cuenta la calificación del responsable del proyecto —Investigador Principal (PI)— y no alienta que presenten proyectos estudiantes de postgrado; no obstante, éstos pueden actuar como asistentes de la investigación.

La NSF reconoce diversas categorías de proponentes. La primera de estas categorías está constituida por universidades y "colleges", públicos o privados, que figuren en el Directorio de Instituciones Postsecundarias publicado por el Departamento de Educación del Gobierno Federal. Por lo tanto, son elegibles para el apoyo financiero más de 2,000 instituciones de educación superior de EUA; en la práctica, sin embargo, casi todos los fondos son otorgados sobre una base competitiva a los PI de aproximadamente 170 universidades que cuentan con poderosos departamentos de ciencias e ingenierías. Existe, también una jerarquización de las instituciones: a) a la cabeza, un conjunto de 25 universidades y centros de investigación, entre los que se encuentran el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), la Universidad de Stanford, la Universidad de California en Berkeley y la Universidad de Washington (esta última, por tener sólidos departamentos en geociencias, oceanografía y otros campos es a menudo el líder en la competencia anual por los fondos de la NSF); b) alrededor de 50 universidades, ubicadas en la parte media de la escala, que poseen varios departamentos bien desarrollados, tales como las Universidades de Arizona y de Maryland; y c) un grupo de aproximadamente 100 instituciones que cuentan algunos departamentos muy competitivos, tales como la Universidad Estatal Wayne de Ohio (sólida en Química) y la Universidad de Delaware (fuerte en Ingeniería Química).

En síntesis, con la excepción de unos pocos estados con baja población, puede decirse que cada estado de EUA tiene al menos una universidad pública altamente competente, y, algunos, tales como los de Nueva York, Texas y California, tienen varias. Si se agregan las muchas y poderosas universidades privadas que existen, no resulta difícil imaginar cuán intensa es la competencia por los fondos federales para la investigación.

La segunda categoría beneficiada comprende a organizaciones no académicas sin fines de lucro (asociaciones profesionales, museos, laboratorios de investigación, observatorios), vinculados directamente con actividades educativas o de investigación.

La tercera categoría abarca a organizaciones con fines de lucro, particularmente empresas pequeñas. La NSF cuenta para estos casos con un programa específico llamado Investigación para la Innovación en la Pequeña Empresa. Además, presta especial atención a propuestas de proyectos de colaboración que involucren a universidades y el sector privado.

Una cuarta categoría de posibles beneficiarios agrupa a gobiernos estatales y locales. Éstos pueden presentar propuestas cuyos resultados presuntamente signifiquen un incremento de la eficacia de la educación en ciencias, matemáticas e ingenierías en el nivel postsecundario.

La quinta categoría que puede solicitar fondos a la NSF se refiere a personas (científicos, ingenieros o educadores) de los EUA que no son empleados de una organización o están afiliadas a ella, cuya propuesta, presentada en forma individual, es suficientemente meritoria.

Una sexta categoría la constituyen organismos extranjeros. La NSF raramente proporciona fondos a organizaciones foráneas. Considera proyectos en colaboración que involucren a entidades de los EUA y extranjeras, y otorga subsidios sólo a la parte estadounidense del esfuerzo conjunto.

Generalmente, la NSF otorga en realidad subsidios a entidades que asumen la responsabilidad financiera, legal y contable por los fondos que reciben y el desarrollo de las actividades así patrocinadas, más bien que a investigadores principales o directores de proyectos que son responsables de los aspectos científicos y técnicos de la propuesta.

El proceso de evaluación por pares de los proyectos de investigación ha constituido, desde 1951, la columna vertebral del mecanismo de selección para el otorgamiento de subsidios por la Fundación. Los evaluadores no reciben remuneración, todo su esfuerzo es voluntario; muy pocos de ellos tienen tiempo para revisar y evaluar más de unas pocas propuestas. La NSF cuenta con una base de datos que incluye a alrededor de 220,000 académicos que actúan como evaluadores externos, de los cuales aproximadamente unos 50,000 son convocados anualmente para participar en el proceso de selección. Este banco de evaluadores está en proceso permanente de actualización: desde 1992 se han agregado los datos de más de 40,000 nuevos expertos para cumplir con esa misión.

El modus faciendi varía según se trate de propuestas que correspondan al área de la investigación o de la educación. En las divisiones programáticas de la institución involucradas con la investigación, en que generalmente los proyectos presentados no responden a una particular convocatoria y, por consiguiente, tienden a ser muy diferentes entre sí, se emplean dos procedimientos distintos. En el caso de las matemáticas, física, ingeniería y computación, los directores de programa solicitan la evaluación empleando exclusivamente el servicio postal. En cambio, en ciencias biológicas, ciencias sociales y geociencias, las propuestas son tratadas por grupos de expertos, después de que algunas de ellas han pasado por una evaluación individual mediante el uso del servicio postal.

En cuanto a las divisiones que corresponden al área de Educación y Recursos Humanos, en la que los proyectos presentados tienden a encuadrarse en un tipo previsto de propuestas y son, por lo tanto, muy similares, se utiliza exclusivamente la evaluación mediante la reunión de un grupo de académicos.

En general, el método empleado más frecuentemente consiste en una combinación de la vía postal y la convocatoria de un grupo de expertos: en 1996, alrededor del 60% de las propuestas se evaluaron de este modo. Cada programa, por otra parte, tiene su estilo propio de evaluación.

Aproximadamente 160,000 evaluaciones son devueltas cada año por los expertos a la Fundación; en las divisiones responsables de los programas de

investigación, cada propuesta es analizada, en promedio, por cinco evaluadores externos.

El porcentaje de propuestas evaluadas que son devueltas a la NSF varía según el campo del conocimiento: de 90% para la astronomía (un sector académico relativamente pequeño y cerrado), a alrededor del 50% para ciertas disciplinas de las biociencias (comunidades científicas más grandes, en las que los evaluadores son también convocados por los Institutos Nacionales de Salud y otras instituciones con actividades similares). La tasa de retorno de las propuestas se vincula en cierta medida con el tipo de relación que el director de programa haya establecido con los evaluadores externos cuando se utiliza la vía postal, que fluctúa entre consultar previamente con el experto para asegurar su disponibilidad o remitir la solicitud de colaboración a ciegas con la esperanza de que el evaluador responderá en forma positiva.

Corresponde al director de programa identificar la idoneidad de los evaluadores mediante la revisión de la literatura científica, el conocimiento personal adquirido en las reuniones académicas y las referencias sobre sus antecedentes en la disciplina en cuestión.

Cada evaluador recibe, junto con las propuestas, un instructivo con los criterios que orientan la selección y la información concerniente a la declinación de

la responsabilidad en caso de conflicto de intereses u otro tipo de incom-patibilidad.

Ha sido muy controvertido el procedimiento de asignar puntajes a las propuestas sujetas a evaluación, pues el director de programa tiende, en ese caso, a guiarse sólo por los puntos sin tener cabalmente en cuenta las observaciones de los evaluadores. Actualmente, ciertas divisiones desechan la técnica del puntaje y solicitan a los evaluadores ubicar las propuestas dentro de tres categorías básicas: (a) financiar el proyecto, cualesquiera sean las circunstancias; (b) financiar, si se dispone de suficiente dinero; y (c) no financiar.

Los resultados de la evaluación por pares tienen sólo el carácter de recomendaciones. Si bien esos dictámenes tienen un gran peso, el director de programa puede elaborar y recomendar una decisión basada en una amplia interpretación de las políticas de la Fundación (por ejemplo, si en igualdad de condiciones, uno de los proyectos fomenta la participación de mujeres investigadoras en un campo científico en que son poco numerosas). Por otra parte, en el caso de proyectos de muy alta o buena calidad sucede con frecuencia que no coinciden las opiniones y puntajes de los evaluadores; al director de programa corresponde resolver estas situaciones, en ciertas ocasiones mediante evaluaciones adicionales o, en otras, solicitando información complementaria al responsable del proyecto.

Las recomendaciones del director de programa son sometidas a la supervisión de un funcionario de nivel superior, en muchos casos el director de la división, quien verifica que el proceso ha sido manejado en forma apropiada y si los dictámenes son congruentes con las políticas de la Fundación. En los casos que involucran subsidios de magnitud considerable (más de un millón de dólares), la creación de nuevos programas u otra circunstancia especial que lo justifica, es necesaria la aprobación del Director Asistente y, aun, la del Consejo Nacional de Ciencia.

Al Director de Programa corresponde escribir un oficio al Investigador Principal responsable de cada proyecto, con el fin de comunicar la decisión adoptada en relación a su propuesta, explicar las razones del dictamen y proporcionar el acta del proceso de evaluación, en la que sólo se ha excluido el nombre de los pares involucrados. El postulante cuyo proyecto fue rechazado puede usar esta información para reorientar y reestructurar la propuesta y presentarla nuevamente. Los responsables de los proyectos aprobados también consideran que la información recibida puede ser útil para la elaboración de posteriores propuestas de investigación.

El Director de Programa, asimismo, debe informar al IP del proyecto rechazado que tiene el derecho a solicitar la reconsideración de su propuesta. En ese caso, el IP debe dirigirse por escrito al Director Asistente correspondiente, el cual dispone que un funcionario del programa distinto del anterior revise la forma en que se manejó la propuesta y dictamine si la decisión que se tomó anteriormente fue "razonable" y de acuerdo con los criterios de evaluación y políticas de la Fundación. Si el IP no está satisfecho con los resultados de esta gestión, la autoridad de la institución a que pertenece puede solicitar una nueva reconsideración, esta vez dirigida al Director Adjunto de la NSF.

El número de pedidos de reconsideración presentados anualmente es muy pequeño comparado con el de las propuestas rechazadas. Por ejemplo, en 1992 se analizaron en un primer nivel 33 solicitudes de reconsideración, de las cuales en tres casos se modificó la decisión del Director de Programa; y en el segundo nivel se recibieron sólo seis solicitudes, y en todas se confirmó el dictamen realizado en el primer nivel de reconsideración.

El sistema de evaluación por pares de la NSF garantiza la confidencialidad en cuanto a los nombres de los evaluadores. Tal confidencialidad es considerada "la pieza clave para el éxito operativo de esta competencia nacional destinada al apoyo de la investigación científica". Existe una buena razón para mantenerla, pues permite que los evaluadores proporcionen a los directores de programa opiniones absolutamente sinceras. Los funcionarios de la NSF están convencidos de que cualquier cambio a esta política podría inducir cautela en los evaluadores para emitir comentarios y se reduciría seriamente la plena validez de sus opiniones.


Programas internacionales

La Fundación Nacional para la Ciencia reconoce cabalmente los beneficios que se generan por la cooperación internacional en materia de investigación. Por consiguiente, el organismo fomenta las interacciones en el ámbito internacional proporcionando oportunidades y estímulos a científicos e ingenieros de los Estados Unidos para mejorar sus programas de investigación y educación a través de la colaboración con otros países. Permite así que futuras generaciones de científicos e ingenieros estadounidenses realicen experiencias laborales y culturales en sociedades diferentes, otorgando becas para viajar e investigar en el exterior.

El apoyo financiero que la NSF presta a instituciones e investigadores de los EUA para realizar actividades conjuntas en ultramar, está orientado por los aspectos disciplinarios de las propuestas que se consideran importantes para las políticas del organismo.

La División de Programas Internacionales, que integra la Dirección de Ciencias Sociales, Económicas y del Comportamiento, mediante los subsidios que otorga se propone también promover nuevas asociaciones entre científicos e ingenieros de los Estados Unidos con sus homólogos de otros países, organizadas sobre bases regionales o nacionales. Las actividades que fomenta abarcan la realización de investigaciones conjuntas, la participación en seminarios y talleres, visitas recíprocas, premiar tesis, y programas especiales que se refieren, por ejemplo, a los Institutos de Verano en Japón y Corea, que ofrecen oportunidades de investigación de investigación en diferentes lugares a estudiantes de posgrado.

Son elegibles aquellas propuestas para actividades internacionales que se ubiquen en las áreas de la ciencia y la ingeniería y que sean presentadas por una institución universitaria o centro de investigación de los Estados Unidos de América.

Conviene señalar que recientemente se impulsa en la NSF una nueva política en lo que concierne a las vinculaciones internacionales. Así, en el documento "U.S. Science and Engineering in a Changing World", elaborado por el Consejo Nacional de Ciencia en 1996, este cuerpo colegiado que gobierna los destinos de la Fundación afirma que "la colaboración internacional abre el camino a nuevas posibilidades en la investigación y permite la coparticipación en el empleo de costosas instalaciones."


Epítome

Desde 1789 el gobierno federal de los EUA había desempeñado un papel muy discreto pero moderadamente creciente en la solución de los problemas nacionales. Sin embargo, esta participación se aceleró en la década de los 30, cuando en la administración de Franklin D. Rooselvelt se intensificó el activismo gubernamental con diversas medidas destinadas a corregir el deterioro económico y social generado por la crisis desencadenada en 1929. Pero fue durante los años de la Segunda Guerra Mundial cuando se produjo una espectacular expansión de los organismos federales orientados —en estas circunstancias— a desarrollar la economía e impulsar el esfuerzo bélico; el gobierno intervino en múltiples funciones, desde proporcionar empleos a movilizar industrias y universidades. En este período no sólo apoyó decididamente el desarrollo de la investigación científica sino que creó la base de relaciones interactivas perdurables entre las agencias gubernamentales, las universidades, las fundaciones privadas y el sector industrial. En este contexto nació la NSF. Su desarrollo fue regularmente progresivo —como lo indican los montos crecientes de sus presupuestos anuales— hasta llegar a ser, en la actualidad, una de las instituciones con más prestigio en el campo de la promoción de la investigación científica y tecnológica. El hecho de recibir y considerar anualmente unas 30,000 propuestas de universidades y centros de investigación, y de financiar aproximadamente la tercera parte de ellas, sugiere la dimensión e importancia de sus actividades. Puede afirmarse que durante casi medio siglo la NSF ha cumplido con las responsabilidades que le encomendó la ley del Congreso que estableció su creación.

Sin embargo, no toda la trayectoria de la Fundación se deslizó sobre un lecho de rosas. Durante el período denominado como macartismo, el líder de la cruzada, un senador llamado Joseph McCarthy, cuestionó la lealtad de científicos que solicitaban subsidios para investigación a los Institutos Nacionales de Salud. El Consejo de Ciencia de la NSF, temiendo que la institución sería la próxima en ser objetada dado el clima general persecutorio de la época, declaró en 1954 que la política de la Fundación para el otorgamiento de subsidios a la investigación seguiría basándose en la competencia de los investigadores y los méritos de las propuestas. Anunció, asimismo, que no se establecerían verificaciones basadas en razones de seguridad entre los futuros beneficiarios porque la NSF sólo apoyaba investigaciones no clasificadas y los subsidios se otorgaban fundamentalmente a instituciones y no en forma directa a científicos. Y, para "calmar a las fieras", estableció, como única condición, que no concedería subsidios en forma deliberada a comunistas declarados.

Esta declaración constituyó —dadas la atmósfera de ese momento y la situación de McCarthy en la cúspide de su poder— una táctica audaz, que, sin embargo, funcionó: la NSF siguió adelante y sin intromisiones políticas con sus programas.

También se enfrentaron y solucionaron aspectos controvertidos relacionados con el campo de competencia o los procedimientos de la institución. Así, en el transcurso de su devenir institucional, se discutió qué tipo de investigación se apoyaría (básica, aplicada, desarrollo tecnológico); se debatió asimismo si exclusivamente se otorgarían subsidios a la investigación o si se apoyaría también a la educación de postgrado en ciencia y tecnología; se polemizó sobre si se incluirían en la política institucional el apoyo financiero a disciplinas del área de las ciencias sociales y humanidades; se deliberó acerca de si era preferible otorgar subsidios o establecer contratos; etc. Un vistazo a la lista de programas que mantiene actualmente la Fundación revelará con claridad que estas cuestiones se resolvieron sobre la base de una estrategia que incluyó todas las actividades de investigación congruentes con la misión asumida por la NSF.

Por otra parte, se tomaron en cuenta ciertas objeciones formuladas al proceso de selección de las propuestas; algunas de éstas cuestionaban la falta de equidad en cuanto a la distribución geográfica o institucional de los subsidios concedidos; otras señalaban la subjetividad que predominaba en la consideración de los proyectos. Éstas y otras dificultades se superaron mediante la adopción de evaluaciones y ajustes que se realizaron en forma permanente, para lograr procedimientos más eficaces y resultados más lógicos y justos en la revisión de las propuestas.

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