En la edición del 14 de junio del año en curso “La Revista”, suplemento semanal del periódico El Universal, publicó un reportaje sobre las universidades públicas bajo el título “Universidades públicas. Las mejores, las peores”, el cual contiene una interpretación equivocada sobre el sentido de los diversos instrumentos de evaluación de la educación superior existentes en nuestro país. Dado que en el reportaje se hace alusión a la ANUIES, el Secretario General Ejecutivo de esta Asociación, mediante una carta enviada al director de dicha publicación, hizo las siguientes precisiones:

1. La ANUIES, en acuerdo con la SEP, desde 1990 viene impulsando la constitución de un sistema nacional de evaluación y acreditación de la educación superior. La ANUIES, en el documento La Educación Superior en el siglo XXI, expresó claramente que el objetivo de dicho sistema es contribuir al mejoramiento y aseguramiento de la calidad de los programas y servicios que ofrecen las instituciones de educación superior.
2. En tal virtud, los distintos instrumentos diseñados para evaluar y acreditar la educación superior persiguen de manera central el propósito del mejoramiento de la calidad educativa y no tienen un carácter clasificatorio que “aprueba” y “reprueba” a las universidades.
3. En el reportaje se asume esta última perspectiva, al asociar que un programa impartido por una escuela o facultad universitaria que no esté acreditado por algún organismo especializado de acreditación (reconocido formalmente por el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior), tiene el resultado de “no aprobada”, lo que distorsiona el carácter de la acreditación.
4. Los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior y el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior (COPAES) no son instancias de “auditoría” de la calidad de las universidades mexicanas. Los primeros están formados por comités de pares académicos y tienen como objetivo coadyuvar al mejoramiento de la calidad de la educación superior en México, a través de la evaluación diagnóstica de las funciones institucionales de los programas que se ofrecen en las instituciones de ese nivel de estudios. EL COPAES promueve la superación constante de los umbrales de calidad de los programas de educación superior y provee información a la sociedad sobre los indicadores de la calidad de la educación superior. La superación de estos umbrales ha sido lograda ante el aumento del número de programas evaluados como de buena calidad o que ya cuentan con su acreditación formal.
5. De los resultados de las acciones de dichos organismos no se deriva la conclusión que se sostiene, de que “de 60 instituciones públicas de educación superior, tan sólo ocho cuentan con un nivel óptimo de calidad en sus programas académicos y 40 universidades públicas no alcanzan ni siquiera los mínimos estándares de calidad en la enseñanza”. Cabe señalar que las acreditaciones que se realizan son sobre programas académicos y no sobre instituciones, y que la investigación se evalúa por otros mecanismos.
6. La ANUIES participa en los procesos de evaluación y acreditación en el seno de las instancias especializadas para ello, y la información sobre la educación superior que ha manejado es de carácter público, misma que se puede consultar en sus publicaciones y en su página electrónica. La información sobre los programas acreditados por organismos reconocidos por el COPAES y los ubicados en el nivel 1 de los CIEES (nivel que indica su cercanía a la acreditación) son de acceso público y se pueden consultar en la página electrónica de estos organismos y en la página de la Subsecretaría de Educación Superior e Investigación Científica de la SEP. En este sentido vale destacar que ANUIES no maneja información “confidencial”. Estamos a favor de la transparencia y la rendición de cuentas.
7. Reiteramos que si bien los resultados de la evaluación y la acreditación deben de ser del conocimiento público, como lo son, y que los medios de comunicación juegan un importante papel en su difusión, es necesario realizar un mayor análisis de sus resultados y evitar juicios que descalifiquen a universidades públicas que en los últimos años han transitado hacia procesos de mejora continua que, de manera gradual pero sostenida, se ven reflejados en mejores indicadores de calidad.