ALGUNAS NOTAS SOBRE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN VENEZUELA.

 ORLANDO ALBORNOZ*
* Universidad Central de Venezuela.

 Contenido del Artículo:
INICIO
LA EDUCACIÓN SUPERIOR: NUEVAS REALIDADES, NUEVOS PARADIGMAS
NUEVOS CONCEPTOS EN EL ANÁLISIS DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR
LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LOS MODELOS DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR VENEZOLANA
RETÓRICA Y TECHNE EN EL ANÁLISIS DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR
LA INFORMACIÓN ACERCA DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR
EL ETHOS DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR VENEZOLANA
EL MAPA CUANTITATIVO-CUALITATIVO DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR VENEZOLANA
CONCLUSIÓN
NOTAS


Es más que obvia la necesidad de analizar periódicamente el espacio que llamamos educación superior. Dada su complejidad en este ensayo vamos a examinar algunos elementos que caracterizan este nivel escolar del sistema educativo venezolano, que nos permitan observar la actual situación de la misma, advirtiendo al inicio que no se trata de un análisis completo, pues obviamos ciertos aspectos esenciales, como el área de postgrado, que ha crecido tanto en los últimos años, pero atendemos a las líneas generales que explican la operación y funcionamiento de este sistema de educación superior en Venezuela. Esto es, la educación superior, entendida como el complejo mundo académico que se traduce en comportamientos de sus diversos actores: estudiantes, profesores, empleados, obreros y que es, al mismo tiempo, un importante mercado económico, porque la educación superior genera actividades económicas y financieras inherentes a la sociedad. Ello supone que la educación superior venezolana satisface diversas funciones, tanto las típicamente académicas, como aquellas de índole económica, pues en este sentido es un aparato, en donde interviene el sector público a través de los subsidios que el Estado otorga al sector de la educación superior y el sector privado. En todas las situaciones, las instituciones de educación superior son un elemento instrumental, en unos vale para acceder al poder académico, en otros al poder en la sociedad abierta, en unos más para lucrar y por ello ocurren casos de corrupción administrativa y académica.

En todo caso cabe señalar al inicio de este ensayo que la educación superior es una actividad académica, pero también una parte importante del área económica de los servicios, un espacio interesante para la actividad política e ideológica, un conjunto de instituciones que a veces son manejadas en forma personal e inconsulta, caso en el cual, como señalábamos, ocurren numerosos casos de corrupción administrativa, algunos de ellos debidamente registrados por los organismos competentes de la administración pública. Formas de corrupción y de negocios abiertos que operan tanto al nivel de las instituciones financiadas con dineros públicos, como en aquellas financiadas por el sector privado, caso este último en donde a veces en vez de instituciones académicas estamos hablando de instituciones que ingresan en el mercado escolar por los amplios márgenes de lucro que tiene un mercado a veces cautivo, no solamente por el prestigio o reputación de las credenciales académicas, sino porque este entrenamiento es básico para el ingreso al mercado laboral, aparte del hecho de que los estudiantes de las familias de altos ingresos e influencia están exentos de las búsquedas para ingresar al mercado laboral, por razones obvias del control que tienen sus padres en el movimiento y circulación en este mercado de empleos y ocupaciones.

LA EDUCACIÓN SUPERIOR: NUEVAS REALIDADES, NUEVOS PARADIGMAS

Contenido

El propio Khun insistía en que el concepto de paradigma no era explicativo, en modo alguno, y rechazaba su uso en la forma como se interpretó en el mundo contemporáneo, pero aun así todos entendemos que un paradigma es una forma de consenso con relación a un conjunto de conceptos que nos permiten analizar una determinada parte de la realidad y sobre lo cual si no todos la mayoría parece estar de acuerdo con esa manera de analizar una porción de la realidad. En el caso de la educación, aparecen a finales de siglo nuevas maneras de enfocar esa porción de la realidad que es la educación superior. En todos lo casos, obligados porque esa realidad aparece ante los ojos de los analistas con una perspectiva común: su globalización, su universalidad, su internalización.

En el ámbito mundial, entonces, nos topamos con el discurso unesquiano, que si bien pasa por el eje de una burocracia internacional busca nuevos caminos interpretativos, ya sea por fuerza de las circunstancias se trata de un enfoque que por conciliatorio permanece a menudo en la periferia de los fenómenos, haciendo consideraciones y propuestas que útiles e interesantes pagan el tributo del falso consenso, que es como llamo a todo aquel consenso al cual se llega después de eliminar todo posible conflicto. Es decir, esos consensos acerca del cual todos estamos de acuerdo, en forma artificial. Paralelamente nos hallamos frente al discurso crítico, que parte del enfoque científico y que permanece autónomo e independiente de bases burocráticas que, por lo tanto, puede expresarse con mayor libertad, porque básicamente no acepta el consenso como principio sino que se halla abierto al consenso y a la discusión, aceptando que la realidad no admite consensos falsos sino que se comporta tercamente al margen de esos consensos interesados y manifiesta su brutal fortaleza en forma tan semejante a los fenómenos de la naturaleza, a menudo indetenibles e irreversibles.

En el caso del análisis de la educación superior venezolana, asumiendo como propio el discurso científico, nos proponemos examinar la evolución que ha sufrido este sistema educativo, frente al cual nos colocamos en forma objetiva y procurando neutralidad valorativa. En ese sentido cabe apuntar, que frente a las nuevas realidades de la educación superior surgen entonces nuevos paradigmas analíticos. Por ejemplo, en los primeros años de la década de los cincuenta, cuando se reabre la universidad bajo el régimen militar de entonces, el problema de la institución era, primero, cómo mantener el control político de la misma; esto es, cómo garantizar la fidelidad o al menos la neutralidad política de los profesores y estudiantes. Los odiosos desfiles del 2 de diciembre, en nombre de la patria, eran una vitrina para observar como muchos de los que fueron posteriormente héroes de la resistencia caminaban pasivos y humillados las cuadras de la ciudad en donde debían colocarse los académicos, en aquella organización militar artificial en donde los venezolanos vestidos del liquilique de la vergüenza prestaban una especie de juramento fascista a la figura del dictador de entonces. En aquel momento la universidad era exclusivamente un empleo y la gerencia de la misma, eliminada la gestión institucional, era el manejo de personal.

La universidad era, en este sentido, el manejo de una nómina de pago. El gobierno de la institución, por supuesto, era por designación del gobierno nacional y la gerencia de la educación superior se basaba, casi exclusivamente, en el control político del régimen, que solía instalar como alumnos a miembros de la siniestra seguridad nacional, para verificar la rectitud política de profesores y estudiantes. Curiosamente, valga decirlo, para muchos esa universidad del periodo de la dictadura fue una paradoja que resultó en uno de los episodios luminosos de nuestra universidad, académica e intelectualmente hablando, porque de manera milagrosa quienes estudiábamos, al menos en la entonces Facultad de Filosofía y Letras, disponíamos de condiciones para el proceso de enseñanza-aprendizaje que hoy resultarían excepcionales y difícilmente repetibles.

Para el momento en el cual la mano sabia de Francisco De Venenzi, introduce en la universidad venezolana las bases de un proceso de modernización de la misma, cambia completamente la situación y si bien la administración del personal seguía siendo el eje esencial, el mismo era manejado en otra forma, de manera meritocrática, puesto que se instalaron los mecanismos propios de esa universidad moderna, según el patrón norteamericano y canadiense, de examen de ingreso a la docencia, del concepto de la carrera académica, incluyendo los beneficios sociales que entonces eran desconocidos. Al mismo tiempo, se instaló el principio de la democracia académica y las autoridades de las mismas comenzaron ser electos por el claustro; un proceso que encontramos hoy en día un ejercicio de clientelismo perverso, pero no nos adelantemos en la lógica secuencial del análisis, sobre lo cual retornaremos; pero de momento es oportuno enfatizar que ahora nos hallamos en tiempos de reforma, de adecuación de la universidad al mercado laboral y a las exigencias de la sociedad. Nos hallamos, en términos conceptuales, dentro y al amparo de un nuevo criterio doctrinario, el neoliberalismo, lo cual debemos de asumir y analizar, sin emitir disposiciones ni emocionales ni de tensión política ni ideológica, sino como una manera de ver el mundo, esto es, según criterios de eficiencia, productividad, competitividad, privatización institucional, rendimiento, selección del talento y, en una palabra, según criterios de costo/beneficio. Ahora bien, ¿cuáles son esos nuevos conceptos que integran este paradigma contemporáneo, que se halla en la punta del estado del arte en materia del análisis de la educación superior, incluyendo por supuesto a la educación superior venezolana?

En primer lugar, un cambio total del enfoque de la institución desde el punto de vista de la gerencia, ya que si antes la misma era una nómina de personal, una cuestión tangible y cuantificable, ahora hallamos que el concepto esencial es la gerencia del conocimiento, que es, evidentemente en su forma pura, un intangible. Clark había ya incluido el saber como uno de los cuatro conceptos esenciales de un sistema educativo pero ahora no se trata cómo producir saber, sino el dedicar a toda la institución a que sea una unidad de carácter intensivo destinada a aumentar la productividad en la producción del saber. Pero antes de iniciar esta parte del análisis sistematicemos cuáles son esos nuevos conceptos del nuevo paradigma:

Cuadro 1
Los conceptos del nuevo paradigma
de la educación superior

  • La educación superior es una unidad de producción intensiva de saber, la nueva ética del saber abandona su estética liberal y se asocia a una nueva noción, la institución como un apéndice de las necesidades del mercado
  • La educación superior acepta como patrón tecnológico la virtualización en el proceso de comunicación y producción del saber
  • No es solo menester hablar de la sociedad del conocimiento, sino que este concepto es obsoleto ya que es indispensable hablar del capital intelectual como un sector y factor de la economía y del aparato productivo
  • La productividad signa la función de la profesión académica, como ocurre en los casos del PPI.
  • La selección del talento se impone como el patrón en cuanto al ingreso y egreso de los estudiantes
  • Se hace más complejo el entrenamiento de los estudiantes, que deben poder acceder a idiomas universales, como el inglés y la informática, en este último caso para poder adaptaste a la virtualización de las universidades y de la educación superior en general.
  • Se incrementa el costo del saber y su adquisición y producción.
  • Surge como esencial el problema de la gestión (regestión/reingeniería) de la educación superior y se plantea el problema de la gerencia desde un nuevo punto de vista, ya que no se trata de gerenciar personal y una nómina, estudiantes y un curriculum, sino que en ambos casos se trata de manejar la gerencia del saber, del conocimiento, ya que la gerencia es de intangibles y de externalidades.
  • Se abandona la noción de la existencia de las unidades independientes y autónomas, sino que se va a la noción de sistemas, de multicampi, de la universidad global sobre la base de los network como el grupo de los 21, el primer grupo de excelencia en el ámbito internacional
  • En términos de calidad académica se puede hablar del manejo de dos conceptos antagónicos que he aplicado a la sociedad venezolana y a su educación superior: hyperlearning e hypolearning, contrastando realidades de diferencias cualitativas abismales, como son las que ocurren por ejemplo, entre universidades como la Simón Bolívar y la Simón Rodríguez o en el caso único y espectacular de San Fernando de Apure, en donde se halla operado el concepto del hypolearning.
  • En general la aplicación a todas las instituciones de la educación superior de los conceptos ya mencionados de los principios doctrinarios del neoliberalismo, especialmente la competitividad intra y extra nacional, habida cuenta que el poder como tal escapa del entorno del campus, de su autonomía, de su indispensable ivory tower, para trasladarse a las necesidades del mercado, para cerrar así un círculo iniciado en este esquema, el predominio del mercado por encima de los objetivos del Estado.
  • Aceptar nuevas formas de la gerencia académica (Balance Score Card) y sobre todo la universal inclusión del concepto de evaluación (accountability) para medir cómo funcionan los diversos actores de la educación superior, en busca de afirmar los diversos conceptos mencionados de la doctrina neoliberal y desarrollar nuevos mecanismos de gestión, aplicados del mismo modo a los mismos actores diversos, internos y externos a la educación superior, que por fuerza de necesidad debe operar como un sistema, tanto al interno en sí como hacia el resto de los otros niveles de la escolaridad y con la sociedad abierta en general.
  • En esencia, la nueva educación superior se aborda como un problema de KM (Knowledge Management), gerencia del saber y no en la forma tradicional de gerencia de la institución; es decir, es menester pasar de gerenciar lo tangible y concreto a manejar lo intangible y abstracto, de alto riesgo y de incertidumbre cada vez mayor en la medida en que el criterio de ocio disciplinado cabe sólamente en esta poderosa institución que el hombre ha ideado para generar y reproducir el conocimiento humano, la universidad.



NUEVOS CONCEPTOS EN EL ANÁLISIS DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR

Contenido

Naturalmente, el análisis acerca de la educación superior no acepta sugerir que un modelo académico es mejor o más ventajoso que otro, excepto en la medida en que cada modelo, independientemente de su diseño institucional, acoja los principios básicos elementales y esenciales de lo que es una institución de educación superior, cuyos objetivos descansan en las necesidades de la sociedad, esto es, entrenar recursos humanos, prestar servicios a la comunidad y buscar nuevo saber, nuevo conocimiento, a través de la investigación científica, tecnológica y humanística.

Cabe acotar como la universidad no ha cambiado sus obejtivos, desde que fue creada hasta ahora pero, ciertamente, se ha adaptado a las nuevas tecnologías aplicándolas de forma tal de hacerse eficiente y andar a la marcha del tiempo. Dos tendencias se observan en el diseño de la universidad contemporánea: por una parte la generación de un network académico de carácter universal, gracias a los enfoques de la globalización, la educación superior y en especial la universidad, puede ser, efectivamente, una institución universal y adaptada a las nuevas tecnologías, como ocurre con la aparición de la virtualización de las universidades. Por la otra el hecho de que comienza a operar en el mundo la unidad de sistema, más que de institución.

El nuevo paradigma de universidad y de educación superior, que observamos a finales del Siglo XX, que en genérico podemos denominar el modelo neoliberal, no es otra cosa que la adaptación de las instituciones escolares, de cualquier nivel, a las exigencias de la sociedad, porque es la sociedad la que dicta las pautas a las instituciones, no éstas a aquélla. La sociedad latinoamericana ha visto mermar sus ingresos de capital, al mismo tiempo que debe atender las demandas de una población en expansión, que reclama satisfacer diversas necesidades, una de ellas el entrenamiento en el nivel superior de la educación.

La tendencia actual es reducir el papel de los sistemas públicos y estimular aquellos del sector privado, a través de la reducción del aporte presupuestario al sector público y la participación creciente de las instituciones privadas al subsidio estatal, como ocurre en las instancias de la Iglesia Católica en algunos países de la región.1 Estos objetivos se logran a través de los procesos de descentralización, que trasladan la responsabilidad del Estado a los usuarios, que terminan privatizando los servicios escolares. Se exige mayor eficiencia de los dineros públicos invertidos/gastados en la educación superior y se impone el criterio de destinar más fondos a la escuela básica que a la superior. El aparato escolar opera bajo los principios de rendimiento e incluso de rentabilidad, caso en el cual aparecen mecanismos permanentes de evaluación y supervisión de los procesos escolares del sector público, mientras que el sector privado logra mantenerse al margen de estos mecanismos, como se puede observar en el ejemplo venezolano; así que, al referirse a la educación superior, se hace con los conceptos típicamente empresariales como el de costo/beneficio y el sentido del lucro en la prestación del servicio escolar y educativo. La teoría pedagógica subyacente habla, entonces, no del estado docente, desmontado por el neoliberalismo, sino de la sociedad docente, un eufemismo para racionalizar el desmontaje del aparato público en educación, acusándole de ser un Estado hipertrofiado, el famoso Ogro filantrópico de Octavio Paz. Aparece, entonces, un proceso descentralizador de carácter populista conservador, que arguye otorgar a los usuarios de los sistemas escolares la responsabilidad de dirigirlos, obviando las necesidades de la ciencia y de la técnica en el manejo de la cosa escolar, sobre todo, como expresa Puiggros-: la descentralización puede tener efectos perversos, porque "existe incapacidad de las provincias para financiar las escuelas que se les transfiera, incumplimiento por parte del gobierno federal de los compromisos de ayuda financiera a los gobiernos provinciales, (pero, sobre todo) la inexistencia de una sociedad civil en condiciones económicas y culturales para hacerse cargo de suplantar al Estado en materia de educación".2

El discurso neoliberal, sin embargo, afirma que es a través de la educación como se logrará el progreso social; una ecuación incorrecta, sin duda, porque la escuela no genera diseños sociales estructurales, sino que estos contienen los elementos que diseñan a las instituciones, en este caso la escuela. Sociedades desiguales sólo pueden generar instituciones que se comporten de la misma manera como históricamente lo ha hecho un país como Venezuela, más aun, como sociedad petrolera que es, genera mayores niveles de desigualdad, que se observan, del mismo modo en cómo se organiza la escuela y la educación, la cultura y la ciencia.
En la era neoliberal surgen nuevos actores, entre otras causas por el vacío ideológico dejado por el desplome del marxismo como doctrina. Estos nuevos actores no lo son tanto, pero es el fenómeno mediante el cual, por ejemplo, la Iglesia Católica ocupa espacios que de hecho probablemente consideraba perdidos.

Por ello hablamos en el caso venezolano de un neo-clericalismo, entendiendo por la redimensión del papel de la Iglesia Católica en el país, por varias razones: el debilitamiento de las izquierdas, la agresividad ideológica de los jesuitas, la privatización del servicio escolar caso en el cual esta institución del sector privado interviene con más fuerza en la disputa por fondos estatales y, por último, el hecho de que el gobierno venezolano entre 1994-99 ha sido presidido por un líder socialcristiano, si bien dicho gobierno haya resultado de una alianza entre este líder y diversos grupos políticos, entre ellos la antigua izquierda. Del mismo modo aparece un actor que es visto desde otra perspectiva, cual es el caso de los Estados Unidos de América, que simultáneamente con la desaparición de la URSS como una contrapartida hegemónica se constituye como una hegemonía única.3 En efecto, el "antiimperialismo" dejó de ser una bandera legítima y más bien hoy en día, en la era neoliberal, ser pro-norteamericano es parte del "paquete ideológico" de la región. sobre todo de los estudiantes que aspiran seguir estudios profesionales en ese país.4

Las posturas neoliberales discriminan en el plano de las políticas públicas a la escolaridad de la educación y ésta de la cultura de masas. En un enfoque lógico es menester asociar en un solo criterio la escuela, la educación, la cultura y sobre todo los medios de comunicación, así como los ejes sociales que son transversales al proceso escolar. Cabe decir, entonces, que la escuela es consecuencia de la organización de la sociedad y no a la viceversa. Por ello, no es posible un cambio en la forma de organización social de la escuela, incluyendo lo pedagógico en sí mismo, si no hay un cambio en la organización de la sociedad. Un buen ejemplo de ello es cuando se quiere que la escuela eduque (entrene) para el trabajo, sin tomar en cuenta la necesidad de redefinir el concepto de trabajo, porque de otro modo la escuela es una institución meramente instrumental. Pero según las posturas neoliberales la reforma escolar es ajena a la reforma de la sociedad y, en esa reforma, se privilegia lo pedagógico formal, sin tomar en cuenta, por ejemplo, el poderoso papel de los medios de comunicación social, que tiene su propio discurso, dirigido a estimular el consumo, no la reflexión crítica acerca de los productos que anuncia, incluyendo, ciertamente, los productos políticos que se ofrecen en las oportunidades en las cuales se abre el mercado electoral, ergo elecciones. En este discurso neoliberal se margina el debate social. En estos casos se hace énfasis en el diseño curricular, pero se marginan las variables sociales, como aquellas referidas a la violencia urbana, la explotación social rural, la situación de los servicios públicos sobre todo de la salud, las enfermedades endémicas y flagelos como el SIDA, el elevado consumo de alcohol, los embarazos juveniles y otras situaciones que afectan la calidad de vida de quienes reciben menos del ingreso nacional, puesto que se expande la brecha social entre ricos y pobres, con aumentos descomunales de la riqueza y empobrecimiento acelerado de la población.5

Habida cuenta de estos factores la desigualdad del desarrollo económico y social, entre los países y el interno de los mismos, nos permite, sin duda alguna, hablar de sistemas escolares (educativos) profundamente desiguales, desigualdad que incluso aumenta en los últimos años, como consecuencia del alto costo de las nuevas tecnologías, que hace que éstas sean prácticamente inaccesibles a las masas de la región, excepto que sus miembros se convierten en activos manejadores de esas tecnologías, cuando las mismas acceden a la vida laboral cotidiana, en el área de los servicios, cuyos empleados y obreros son miembros de las clases populares. En consecuencia, el análisis de la escuela, de la escolaridad y en general de la cultura, en América Latina y el Caribe, pasa por el eje de un enfoque pedagogizante de la educación, que omite los problemas sociales, las diferencias étnicas, el papel de las minorías y que mantiene una situación de imperialismo interno y no obstante suene extraño mencionarlo, en estos años de la hegemonía norteamericana, del imperialismo externo, que mediante la inevitable instrumentación de la globalización construye un discurso unidimensional, de pensamiento único, autoritario, en el sentido marcusiano de la palabra, tal como éste expresó su pensamiento en One-dimensional Man (1964).

LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LOS MODELOS DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR VENEZOLANA

Contenido

En la era industrial surge, efectivamente, la universidad liberal. Esa universidad desarrolla un modelo, expresado este concepto en términos de los principios filosóficos y pedagógicos que apoyaban y sustentaban tanto la concepción como la praxis del caso. Este modelo de universidad concebía a la universidad como a una institución dedicada a la búsqueda del saber por el saber mismo, una institución pública autónoma cuyo papel era regular el ocio disciplinado y creativo; dedicada al cultivo de todas las áreas del saber unas idénticas a las otras en importancia y era la evolución de la universidad medieval adaptada a los tiempos en los cuales era posible hablar de un excedente, de capital, para adquirir los bienes del saber, de tiempo para poder dedicar ese recurso para las tareas desinteresadas del pensamiento. La universidad liberal se caracterizaba entonces, por las siguientes cuestiones:

Cuadro 2
Características del modelo liberal de educación superior

  • Una institución dedicada al entrenamiento de los profesionales, con escaso papel de la investigación científica, tecnológica y humanística, excepto en el sentido de satisfacer las necesidades del aparato productivo.
  • La institución elabora un discurso esotérico simbolizado en el especialista y en consecuencia en las profesiones así llamadas liberales
  • La universidad es autónoma, en capacidad de enseñar los contenidos del saber sin ninguna otra limitación que la acordada por los miembros de la profesión académica; esto es, prevalece en la universidad la libertad académica
  • La universidad es una entidad universal y cada institución debe acomodarse a establecer sus niveles de evolución en la medida en que se acerque a un nivel teórico de punta, que a su vez está determinado por un consenso universal de tipo conceptual acerca del saber, lo que hoy en día llamaríamos un paradigma.
  • Cónsono con el periodo de modernización de la humanidad, como consecuencia de la revolución industrial, el mundo se expandió, frente a las necesidades de hallar nuevos mercados y materias primas para alimentar la maquinaria del mundo industrial, la universidad asume ese criterio de universalidad, no solo del saber sino de los hombres y mujeres que pueblan el mundo, esto es, un proceso de globalización iniciado por la expansión europea
  • Ello nos lleva a señalar que dos características esenciales de la universidad bajo el modelo liberal son su función democrática, abierta a todos aquellos competentes para seguir estudios, así como la universidad liberal hace énfasis en el cultivo de las humanidades, en forma tal que proporciona ese autentico humanismo propio del liberalismo como doctrina política, un humanismo abierto al periodo de los descubrimientos y las invenciones.
  • Universal como plantea su ethos la universidad liberal se propone, por una parte, asumir la universalidad del hombre, pero, del mismo modo, construye la dimensión histórica del mismo a través del estudio de los clásicos, de sus lenguas, costumbres y características, en general.

Esta es la universidad que hemos tenido en Venezuela, desde 1828 hasta 1958, con las modificaciones habidas en ese largo trecho histórico como, por ejemplo, la fase positivista del siglo XIX, pero en general una institución liberal, en el pleno sentido de la palabra. El siguiente cambio fundamental no va a ocurrir hasta 1958, cuando emerge la universidad moderna. De acuerdo con esta concepción, la universidad asume nuevas tareas y nuevas funciones. Este modelo de universidad se propone adecuarse a las necesidades del mercado, al menos sintonizando el entrenamiento de los profesionales según las necesidades del mercado laboral. Fue la época de los estudios de los recursos humanos y de la universidad como una institución instrumental, que abandona el laissez faire de la universidad liberal para comportarse más como una unidad de entrenamiento, formando las élites profesionales y políticas, para dirigir, en ambos sentidos, a la sociedad; esto es, el aparato productivo y la organización política de la sociedad. Ello supuso cambios dramáticos en la organización de la propia institución. Así surge en la universidad venezolana una concepción profesional de la misma, en términos de sus programas de formación de los estudiantes, aparece la investigación científica como una obligación institucional y la extensión como un deber social. No solo profesionaliza a la profesión académica, introduciendo ese perfil, tal como lo conocemos hasta hoy en el papel, sino abriendo los canales de la participación política, a través de las organizaciones políticas de los profesores, empleados y estudiantes, estos últimos el eje del movimiento político universitario entre 1958 y la intervención de la universidad en 1970, en el lapso del primer gobierno de Rafael Caldera (1968-1973).

Este modelo de universidad es el que caracteriza el proceso de expansión de la educación superior desde 1958, y que se pone de manifiesto ante el hecho de que a partir de ese lapso se bifurca el sistema de educación superior, ya que en forma paralela a las universidades autónomas existentes, se crea todo un subsistema compuesto, por una parte, por universidades experimentales, ergo, dependientes directamente del gobierno nacional y, por la otra, la creación del sector de colegios e institutos universitarios, así como, un tercer elemento: la expansión de la participación del sector privado en el lucrativo mercado académico correspondiente a la educación superior.

Es decir, la universidad moderna transforma su papel al interior de la misma, pero del mismo modo, y si bien mantiene su autonomía, la creación de nuevas universidades, experimentales, así como la bifurcación del sistema de educación superior y la propia participación del sector privado disminuyen el sentido de la autonomía de la universidad venezolana; autonomía que en la práctica es hoy un concepto que parece obsoleto, porque las formas de gobierno de las diversas instituciones permiten un manejo gerencial de las mismas, ajenas a los mecanismos reguladores del Estado.

El modelo de la universidad moderna padeció desde su creación con los efectos propios de las organizaciones políticas y gremiales de sus actores. Durante la década de los años sesenta el papel predominante lo tuvo el movimiento estudiantil, posteriormente en la década de los ochenta fueron los gremios de los profesores y de los empleados los que han movilizado a la universidad, en busca de mejoras salariales, sin ahondar mucho en su papel político, que nunca ha ido obviado, ciertamente.

Un modelo de universidad que se coloca en un momento dado de la evolución de la universidad moderna, es la universidad populista, una interesante manera de ver a la universidad, basada en postulados que es oportuno plantear en este ensayo, en donde no estamos tratando, obviamente, de hacer una historia de la evolución de la educación superior en Venezuela, pero si es menester elaborar este esquema, a fin de poder interpretar el estado actual de la institución en el país, bajo el entendido de que las instituciones son la consecuencia de acciones y reacciones de índole histórica y como el ethos de la educación superior en el país no es un valor abstracto que pueda definirse a partir de una experiencia contemporánea, sino que es la consecuencia de una evolución histórica que para que sea debidamente interpretada, debe contener el examen de los diversos modelos de educación superior que hemos tenido en Venezuela.

Lo que podemos llamar el modelo populista de universidad es la obvia consecuencia de los movimientos del mayo francés y sus repercusiones. En Venezuela esta revuelta se expresa a través del movimiento universitario denominar la renovación. Este movimiento tiene fundamentos bien explícitos en la obra de los líderes ideológicos de la renovación, como Héctor Silva Michelena, Heinz Rudolf Sonntag y J. R. Núñez Tenorio.6

Roa y Núñez Tenorio enfatizaban cuestiones referidas a, por ejemplo, al neocolonialismo norteamericano: "La metrópoli norteamericana tiene ideas muy claras acerca de lo que nos conviene en el plano universitario y cultural y promueve sus movimientos y personeros para ganar conciencias neocoloniales en nuestro país. No podemos mantener una simple actitud de indignación moral ante estas interferencias extranjeras y menos aun predicar que el fatalismo de nuestro atraso nos obliga a aceptar aquella intromisión. Detrás de esa penetración imperialista, de esas donaciones, de esas fundaciones internacionales que patrocinan la investigación y la docencia, detrás de esos préstamos dadivosos, de esos intercambio de profesores, de esas becas y cursillos, existe toda una maquinaria bien aceitada para la formación de una conciencia neocolonial enajenada".7 Roa y Núñez Tenorio aspiraban a que el movimiento estudiantil "...debe ir hasta el pueblo con su mensaje de transformación difundiendo y enseñando en forma extra-cátedra y para las grandes masas una visión científica del mundo y el hombre y una cultura nacional y popular que eleve sustancialmente el nivel ideológico del pueblo, que le imprima un nuevo tipo de educación formativa ante la explotación imperialista de nuestras riquezas, en fin, que lo estimule para una conducta ciudadana de unidad, organización y combatividad en la lucha por realizar la revolución venezolana".8 Por otra parte, definían a la renovación (reforma) como: "...un problema político real de todo el país, como un sacudimiento serio de la lucha ideológica que se desenvuelve a escala nacional, como una cuestión que se proyecta en concreto en la problemática pedagógica en torno a la doctrina y organización de la educación nacional... en fin como una elevación sustancial del nivel científico y técnico y de la capacidad cuantitativa y cualitativa para impartir la enseñanza y ejercitar la investigación", todo ello en una universidad "... de masas y no de élites".9

El pensamiento de Roa y Núñez Tenorio nos permite observar con precesión los objetivos de la universidad que estamos llamando modelo populista: "En esta lucha necesitamos atacar ideológicamente las tendencias prácticas que subyacen en los modelos teóricos que se diseñan para reorganizar la Universidad. A nuestro modo de ver, las más importantes son las siguientes: el humanismo (como residuo de la universidad colonial). El cientificismo (como reducción todavía del positivismo o bien de los modelos neopisitivistas), el tecnicismo (como expresión de la penetración neocolonial norteamericana) y, en fin, el filosofismo universalista (la influencia de los modelos europeos). En cada una de estas tendencias se exagera el aspecto de los distintos fines de la universidad: humanidades, ciencia, técnica y en todas ellas subyace una concepción empírica o teoricista que impide encontrar el verdadero sendero para forjar nuestro modelo nacional".10

El modelo populista de universidad, en la versión de Roa y Núñez, plantea revisiones drásticas en la práctica pedagógica, como por ejemplo: "La obligatoriedad de la asistencia a clases no puede seguir existiendo... la libre escolaridad debe ser un principio elemental de la enseñanza superior... El contenido temático expuesto por el profesor en su cátedra se encuentra en los libros. Cualquier estudiante puede perfectamente prepararse en el mismo y dominarlo tan igual como el profesor". Este igualitarismo entre estudiantes y profesores es interesante, como lo es el retorno al cogobierno propuesto en Córdoba: "Nosotros planteamos un gobierno a partes iguales entre profesores, estudiantes y egresados" y en el párrafo final de su documento Roa y Núñez Tenorio expresan lo siguiente, en consonancia con lo anterior: "Las fuerzas revolucionarias y progresistas en la universidad tienen que concertar una estrategia común pro-reforma universitaria y una táctica inmediata que haga viable las primera medidas de renovación universitaria y académica en los próximos meses. En esta perspectiva, presentamos estas ideas a toda la población universitaria a fin de oír sugerencias y opiniones, confrontar ideas y marchar unificados en la lucha por la renovación. Llamamos pues a profesores, estudiantes, egresados, obreros y empleados de nuestras universidades, a participar activamente en los trabajos y luchas que conduzcan a la realización de la Reforma Universitaria. Todos unidos, por una Universidad de servicio a la nación venezolana",11 añadiendo que: "En el plano ideológico, los revolucionarios tenemos la obligación de la defensa, difusión, enseñanza y aplicación creadora del marxismo-leninismo... Por eso, para poder realizar los planes de renovación universitaria, los revolucionarios necesitamos en la universidad cumplir un conjunto de tareas ideológicas, políticas y organizativas, que permita diseñar una nueva imagen de nuestra actividad, en consonancia con la nueva situación y las nuevas exigencias planteadas".12

En cuanto al pensamiento de Silva Michelena y Sonntag estos expresan la doctrina de la renovación de la siguiente manera:

Queremos expresar con absoluta claridad que no opinamos que la universidad sea o pueda convertirse alguna vez en un nuevo "foco" de irradiación revolucionaria que se propague por toda la sociedad; también opinamos que toda transferencia positiva de las estructuras internas de la universidad, sea ella radical (revolución universitaria) o tímida (reforma), será siempre parcial si la estructura socioeconómica en la cual esta inscrita la universidad no es totalmente subvertida; por ello igualmente no pensamos que las nuevas estructuras universitarias que puedan conquistarse bajo el empuje de la Renovación garantizaran o aseguraran la formación de un verdadero revolucionario, de un hombre que no se incorpore al sistema establecido; en ese sentido pensamos más bien que las organizaciones políticas revolucionarias deben cumplir el papel decisivo. A nuestro juicio, el lugar de la universidad en la revolución puede compararse al de una institución revolucionaria que por su contenido y formas especificas puede anticiparse a la revolución misma y, por lo tanto, contribuir, mediante sus instrumentos particulares al pleno "advenimiento" de la revolución.13

Al interior de la institución, Silva Michelena y Sonntag proponían medidas efectivamente radicales, que suponían un cambio institucional cónsono con la propuesta de un cambio total, que llegaba al punto de hablar de un "hombre nuevo", instrumentado a través de cómo "El movimiento universitario muestra una clara tendencia a profundizar el extrañamiento positivo. Esto se manifiesta en el desarrollo de los movimientos de renovación universitaria, que al volcarse sobre las estructuras internas de la universidad persiguen reconstruirlas de manera que facilite la formación técnica y del desarrollo del espíritu crítico en las universidades autónomas".14 En el área interna de la universidad era en donde se iban a producir los cambios esenciales de la renovación, especialmente referido a los estudios de las ciencias sociales, porque, en efecto "El programa se circunscribe (la renovación), por ahora, a la Facultad de Ciencias Economices y Sociales". Por cierto, la universidad populista era concebida como parte de un proyecto latinoamericano, ya que como expresaban Silva Michelana y Sonntag: "Actualmente, una conmoción recorre los pasillos y jardines de las universidades latinoamericanas",15 e incluso al hablar de la reforma curricular, se afirmaba que el científico social era, en esencia, "un revolucionario", aunado ello al hecho de hacer desaparecer las disciplinas sociales y unirlas en un solo haz de conceptos, la ciencia social genérica.16 El modelo populista de universidad se podía observar en el hecho de que la nueva facultad iba a estar dirigida por 21 miembros, 7 profesores, 7 estudiantes y 7 empleados, advirtiendo que éstos, reunidos en un Consejo, gobernarían la facultad dirigida así: "El consejo tendrá un presidente-coordinador; este nombramiento podrá recaer indistintamente sobre un profesor, un estudiante o un empleado, con la única condición de que tenga 18 o más años". La nueva facultad estaría dividida en unidades y no en escuelas y una de esas unidades es de "carácter permanente, irremplazable por la naturaleza de la función que esta llamada a cumplir. Esta unidad es la unidad de la nueva sociedad y del hombre nuevo. Todo estudiante debe trabajar al menos un año en esta unidad que, para disipar todo malentendido, no es una unidad de futurología sino del desarrollo de lo antes hemos llamado utopía-concreta". Los elementos más importantes de la renovación consistían en la eliminación de la llamada clase magistral, porque estas solo formaban "seres pasivos", pero en donde se presentaba una propuesta radical era en el terreno de la evaluación. Sobre este particular expresaba la universidad populista que los exámenes eran una propuesta "obsoleta" y establecían los siguientes principios:

El examen será evaluado por el profesor de la siguiente manera: revisará cuidadosamente, con la asistencia de un estudiante, la prueba escrita. Las calificaciones son solo dos: APROBADO o APLAZADO (esperamos que ningún estudiante resultara aplazado dentro de nuestro plan). Una vez asignada la calificación, el profesor discutirá con el examinando su prueba escrita, en presencia de otro estudiante; después de esta discusión la calificación podrá ser modificada. Una cosa debe quedar absolutamente clara en este proceso: el profesor es un compañero del estudiante, y este siempre tendrá derecho de apelación sobre la calificación obtenida, ante un cuerpo que se compone de dos profesores y dos estudiantes de la respectiva unidad. Este cuerpo será designado cada año por el Directorio de la Unidad. También podrán estar presentes, si así lo solicitasen, dos empleados administrativos de la Unidad.17


Estas posturas no tuvieron éxito pero de alguna manera permearon la educación venezolana y desde entonces quedó lesionada la idea de la clase y se ha impuesto, al menos en las ciencias sociales, esta especie de profesor-compañero, a menudo convertido en una "facilitador", en una persona que establece una relación igualitaria, de "amigo", una relación planteada en términos afectivos, de hecho. La clase magistral en verdad, tal como se la concebía, ha visto disminuida su influencia, en parte porque al hacerlo se elimina un compromiso y se facilita el trabajo de aula. Los exámenes cayeron en desuso, del mismo modo y la sola palabra examen despierta sospechas de "autoritarismo", en la educación superior venezolana, sobre todo en las áreas mencionadas de las ciencias sociales y educación. Por ello examinamos la substancia de la universidad populista, un modelo que no logró imponerse en sí mismos, pero que tuvo un impacto que no puede ser negado, en la organización del trabajo académico venezolano. De hecho, la universidad populista se oponía al modelo de "la universidad funcionalizada" y proponía que fuesen los estudiantes "el único motor de hacer remontar el vuelo revolucionario: la masa de estudiantes progresistas" y planteaba que "... la acción para llevar a término la construcción de una Nueva Universidad debe concebirse con extensión continental. Las más recientes agresiones a diversas universidades latinoamericanas son prueba fehaciente de que la alienación positiva tiene ante sí un enemigo, poderoso aunque no imbatible, también de extensión continental. Este enemigo no es otro que el imperialismo norteamericano y sus aliados locales de clase... por eso esperaremos que la acción de la masa estudiantil venezolana conquistará inevitablemente su Nueva Universidad: la Universidad crítica, racional y revolucionaria".18

Cuadro 3
Características del modelo populista
de educación superior

  • Coparticipación de los diversos actores en el manejo y gobierno de la institución
  • La universidad convertida en instrumento de cambio revolucionario
  • Subsidio total del Estado, sin limitaciones, para el funcionamiento de la institución
  • Gratuidad absoluta del pago de matrícula y servicios estudiantiles y seguridad social para los profesores, bajo el principio de la necesidad de la estabilidad laboral
  • Mantenimiento de la autonomía en forma completa, incluyendo el concepto de territorialidad
  • Manejo académico y administrativo sin control externo, caso en el cual se omiten fórmulas dirigidas a la evaluación, de cualquier género
  • Intenso papel de la universidad y del movimiento político generado en la misma para estimular la revolución y el antiimperialismo
  • Supresión de los exámenes y de las clases magistrales
  • Creación de una verdadera comunidad universitaria, con los profesores, estudiantes y empleados con los mismos derechos académicos; esto es, no solamente populismo sino igualitarismo.
  • Los estudiantes y su movimiento político e ideológico como instrumento de la revolución, cuyo objetivo era el de construir un "hombre nuevo".

La universidad neoliberal, por su parte, es la universidad que vivimos actualmente en Venezuela, cuyas características pugnan por imponerse, sin dejar de advertir que tal como ocurre con otras instituciones que generan varios modelos, éstos coexisten en la sociedad venezolana actual y así podemos identificar universidades liberales, modernas, populistas y por supuesto neoliberales, pero ningún modelo se produce en "estado de pureza," sino que las características de los distintos modelos suelen sobreponerse unos a otros en híbridos que a veces ocultan sus verdaderas características, bajo el entendido, como añadido, que la universidad ha sido, es y será una institución en el centro de las presiones ideológicas y políticas, independientemente del modelo que asuma en un momento dado.

La universidad neoliberal se halla comprometida con las necesidades del mercado, como nunca antes, obligada a generar recursos propios para aligerar la carga financiera por parte del Estado y aparece, de hecho, una visión mercenaria de la universidad y los profesores tienden a aparecer como consultores y asesores o ejerciendo paralelamente sus actividades profesionales, al mismo tiempo que mantienen sus cargas académicas, livianas, ciertamente, pero conservando un empleo tan atractivo como el empleo académico venezolano, hablando de las instituciones financiadas por el sector público.

La universidad neoliberal disminuye su papel político y aumenta su vinculación con el mercado productivo y laboral. Por ello el modelo se expresa con mayor nitidez en las universidades privadas del país, especialmente de aquellas creadas por la empresa privada para que cumplan una función instrumental. La universidad neoliberal se caracteriza por una serie de elementos conceptuales derivados de la concepción doctrinaria del neoliberalismo, que a su vez significa una versión radical del capitalismo expansionista, según el venezolano Carlos Ball.

En efecto, Ball propone que las ideas del mercado prevalezcan en el funcionamiento de la educación superior, eliminando cualquier participación del Estado, que denomina "Estado Frankenstein".19 Una universidad bajo el modelo neoliberal aplica a la institución las reglas de operación de una empresa, eliminando el ocio, por ejemplo, y todas las características de la universidad moderna. El estudiante se convierte en un "cliente" y el profesor prácticamente abandona su papel como intelectual para asumir aquel de un "facilitador", así como los dirigentes académicos se convierten en "gerentes" y en todos los casos se produce un esfuerzo despolitizador, procurando eliminar las asociaciones de estudiantes, profesores y empleados. Así como en la universidad bajo el modelo populista vincula a la institución según los objetivos de cambio de la sociedad, la universidad neoliberal se plantea como una institución de cooperación con los objetivos del aparato productivo. En general, se aplican a la universidad los principios doctrinarios del neoliberalismo:

Cuadro 4
Características del modelo neoliberal
de educación superior

  • Globalización de la economía y de las instituciones, a través de las posibilidades de la virtualización de la universidad, unidas a través del cable de las nuevas tecnologías. El concepto de aula es sustituido por el de aula virtual y todo el lenguaje de los criterios de enseñanza-aprendizaje son transformados, estableciéndose nuevas formas de interacción entre los actores del proceso de enseñanza-aprendizaje.
  • En lo posible se aplican los conceptos del mercado: privatización, rendimiento, eficacia, competitividad y cancelación del costo del servicio por parte de los usuarios, así como pago de los de los profesores según su rendimiento por hora de servicio prestada.
  • Creación de empresas universitarias (científicas y tecnológicas) que permitan la participación de la institución en el mercado, caso en el cual la universidad se convierte en un agente de gestión empresarial, con todas sus consecuencias.
  • Se introducen en la mecánica de la vida académica todos los elementos propios del control de calidad y los miembros de la vida académica en sí, estudiantes y profesores, pasan por el tamiz de la productividad, así como en todos los casos se impone la ideología de la selección del talento como el mejor mecanismo para usar los recursos escasos en forma óptima, según las expectativas del mercado, obviamente.

La universidad neoliberal, entonces, es el último modelo en incorporarse a la coexistencia de varios de ellos, originados y desarrollados en los 500 años de existencia del país, desde las primeras instituciones creadas en Venezuela para entrenar clérigos, pasando por la universidad nacionalizada a través del proceso emancipador, el surgimiento de la universidad moderna con sus antecedentes en la reforma universitaria argentina, el interregno de la universidad populista consecuencia de las revueltas parisinas y finalmente la universidad creada bajo el prisma de la tecnocracia y de una visión del mundo que distinta, no es ni mejor ni peor, sino una manera diferente de ver a la universidad, que en sus diez siglos de existencia ha ido cambiando con los tiempos, adaptándose a las nuevas circunstancias y con sus momentos de florecimiento y decadencia, en ciclos spenglerianos que no dejan lugar a dudas de cómo la institución avanza progresivamente a estadios más elaborados, en la búsqueda del saber, infinita y compleja como es.

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