LA EVALUACIÓN DIAGNÓSTICA COMO MECANISMO PARA ESTIMAR EL ÉXITO O EL FRACASO EN LA LICENCIATURA DE MÉDICO CIRUJANO
A. MARTÍNEZ-GONZÁLEZ,*
A. GIL-MIGUEL,**
J. REY-CALERO,***
A. CABRERA VALLADARES,*
R. PONCE ROSAS,*
R. RODRÍGUEZ****
* Dirección General de Estudios de Posgrado, UNAM.
** Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública, Universidad Complutense.
*** Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública, Universidad Autónoma de Madrid.
**** Departamento de Farmacología, Facultad de Medicina, UNAM.
Contenido del Artículo:
INTRODUCCIÓN
MATERIAL Y MÉTODOS
RESULTADOS
DISCUSIÓN
REFERENCIAS
FIGURAS Y CUADROS
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DISCUSIÓN
El análisis de los resultados del examen premédico revelaron una población estudiantil de primer ingreso heterogénea (rango de 19 a 80) en cuanto a su nivel de conocimientos y, en general, con preparación insuficiente para acceder a los estudios de la licenciatura de Médico Cirujano. Como se puede observar en este estudio y considerado por otros autores (Sánchez, Blum y Piñeyro, 1990; Téllez-Villagra, y cols., 1990; Rodríguez, y cols., 1990), el bajo dominio de los conocimientos básicos que corresponden a las materias que se imparten durante el bachillerato representa un obstáculo para el aprendizaje de los contenidos académicos del curriculum de medicina; esto, a su vez, da lugar a experiencias negativas en los alumnos durante los primeros años de la licenciatura, lo que influye sobre su persistencia escolar (Horn, 1998). La mayoría de los alumnos que suspenden o abandonan definitivamente sus estudios los hacen durante los dos primeros años de la licenciatura
Los resultados de la evaluación biomédica, que indican un aumento significativo en el promedio global de aciertos en relación a lo observado en el examen premédico, sugiere una mejoría substancial en la preparación académica de los alumnos que no abandonaron sus estudios o sufrieron un rezago académico.
Los resultados de este estudio confirman el valor predictivo del examen diagnóstico. Se encontró que el desempeño académico de los estudiantes durante la licenciatura tiene relación directa con el nivel de conocimientos determinado por la evaluación premédica. Destacan las diferencias observadas entre los grupos conformados por alumnos de alto (IV) y bajo (I) desempeño académico, que marcan los extremos entre el éxito y el fracaso escolar.
Por otro lado, es importante subrayar que los alumnos del grupo IV (promedio más alto en el primer examen diagnóstico) no observaron mejorías substanciales a lo largo del proceso educativo y que, al igual que los alumnos de los otros tres grupos, tuvieron un desempeño relativamente bajo, aún cuando superior a los otros grupos, en el examen profesional. Ello parece indicar que los esfuerzos educativos se centran en la mayoría de los estudiantes. Situación que parece justificada si se considera la heterogeneidad en el nivel académico de los alumnos de primer ingreso. También parece indicar escasa atención a los alumnos de alto rendimiento, que no se les proporciona el ambiente intelectual apropiado para el mejor desarrollo de sus potencialidades académicas. Este hallazgo favorece la idea de conformar grupos de excelencia, como ocurre ahora en esta Facultad de Medicina.
El hecho de que no existan diferencias significativas entre los promedios de los exámenes biomédico y clínico, confirma el escaso impacto del proceso educativo del área clínica sobre el desempeño de los alumnos (Rodríguez y cols, 1994). En el caso del Plan A-36 esto puede atribuirse a un sistema de enseñanza clínica poco uniforme (los alumnos reciben instrucción clínica en muy diversos centros asistenciales) y a la falta de criterios para actuar como centros de enseñanza.
A pesar de que los alumnos que aplicaron los exámenes biomédico y clínico representan una población relativamente seleccionada, ya que son aquellos que lograron los objetivos académicos no sólo de conocimientos sino de habilidades y actitudes contempladas en el plan de estudios durante la licenciatura, los resultados también revelan una insuficiente retención de los conocimientos básicos que se revisan a lo largo de los cuatro años de la licenciatura, y a los que se considera indispensables para lograr una competencia clínica profesional satisfactoria. El dominio insuficiente de tales conocimientos se confirma cuando se analiza el porcentaje de alumnos que obtuvieron puntuaciones aprobatorias en el examen profesional (Cuadro 1).
Podría argumentarse que, contradictoriamente, el rendimiento escolar muestra un promedio porcentual elevado que indica un adecuado nivel de conocimientos. Esta aparente contradicción puede aclararse si se considera el hecho de que tales exámenes evalúan aspectos diferentes. En el caso de los exámenes de diagnóstico, el hecho de que se les aplique sin previo aviso a los alumnos implica el dominio del conocimiento explorado, de conocimientos que bien pueden calificarse de permanentes; es decir, conocimientos asimilados. En el caso de los exámenes modulares una buena parte de los aciertos puede reflejar conocimiento retenido específicamente para ese fin (aprobar el examen).
En cuanto a la eficiencia terminal los resultados de este estudio muestran que, en promedio, el 56.8% de los estudiantes egresan en el tiempo establecido. Este promedio es inferior al encontrado en un estudio realizado en México con 15 generaciones (entre 1970 y 1984) en escuelas de medicina (64.7%), comparando el número de estudiantes que ingresan y aquellos que después de seis años logran egresar (Narro, 1990).
El hecho de que los estudiantes de los grupos de nivel medio superior (III) y alto (IV) obtuvieron una eficiencia terminal de 75% y 96.1% respectivamente (Figura 4), sugiere la conveniencia de realizar estudios sobre las causas que impiden el progreso del resto de los estudiantes y orientar los esfuerzos hacia el logro y mejoramiento de estos resultados.
Finalmente, los hallazgos de esta investigación sustentan la idea de fortalecer el proceso educativo en el nivel medio superior a través de una serie de medidas que favorezcan una educación más sólida, mejor orientada y más enlazada con los programas académicos que los alumnos habrán de enfrentar durante la licenciatura, particularmente durante los dos primeros años. Asimismo, sugieren la conveniencia de continuar aplicando evaluaciones diagnósticas periódicas con el fin de establecer programas de apoyo especiales para los alumnos de alto y bajo desempeño académico.
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