LA SOCIEDAD Y LA EDUCACIÓN:
UNA CUESTIÓN FILOSÓFICA

ARMANDO RUGARCÍA*

* Universidad Iberoamericana Centro Golfo.

Contenido del Artículo:


INTRODUCCIÓN
LA SOCIEDAD
LA EDUCACIÓN
SOCIEDAD Y EDUCACIÓN
CONCLUSIONES
TABLAS
REFERENCIAS


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CONCLUSIONES


Estamos sin duda lejos de comprender la eficacia potencial de la educación como agente constructor del perfeccionamiento de la sociedad. No comprendemos que el desarrollo social es una consecuencia inherente de las personas educadas. Esta inconsciencia se puede atribuir, en parte, al concepto inadecuado de educación que se tiene y que fuerza a hacer lo que se hace en salones de clase y otros ambientes educativos.

De aquí la relevancia de que la sociedad, incluyendo a la universidad y a la escuela, resuelva el problema educativo con pertinencia, es decir, cuáles son los rasgos fundamentales en un egresado y, posteriormente, cómo lograrlos en la tarea educativa.

Educando de la manera propuesta sí sería valido el adagio que "camina" por aquí y por allá: "a los pobres no les des pescado, enséñales a pescar" o de mejor manera: "a los pobres al mismo tiempo de ayudarles a satisfacer sus necesidades básicas, edúcalos".

Kolvenbach (1990) lo pondría de esta manera: "Más allá de esto, se nos pide que proveamos de medios intelectuales a quienes sufren la injusticia y los estragos de la pobreza, y que les ayudemos a articular razones de orden académico, legal, social y espiritual para que tengan la posibilidad de justificarse a sí mismos y de asumir sus propios proyectos".

Poco puede hacer la universidad para solucionar directamente los problemas sociales. Son los hombres y mujeres educados quienes habrán de realizar tal faena o no. La educación no quita el hambre, pero sí puede dar los elementos para salir de ella.

El problema fundamental de la educación no es ni financiero, ni político, ni de otra cosa que no sea de su significado o noción operativa. Lo que verdaderamente importa para un pueblo, después del alimento, es decidir qué quiere que le pase a los niños y jóvenes en la tarea educativa.

Parece que la sociedad va siendo fruto de la educación de la gente y al revés: la educación va siendo lo que la sociedad quiere. En tan dramático dilema estamos entrampados cuando la sociedad está en crisis. Pero dejemos clara una cosa, cuando todo en la sociedad está en crisis, es el hombre quien lo está y si esto se acepta es tiempo de la educación, pero de una educación diferente a la que recibimos y en general estamos otorgando.

Espero que este escrito allegue una luz en el escurridizo vínculo sociedad-educación, pues del tipo de este abrazo depende no sólo el destino de la sociedad, sino del hombre mismo.


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